Hola! Bueno, soy nueva por aquí pero acabo de ver el final de Chrno Crusade y no he podido evitarlo. Ha sido tan tierno y triste que he tenido que hacerlo.

La verdad es que muy imaginativo no es pero... Espero que os guste.


One-shot: No llores por mi

Lloras.

O, al menos, lo intentas.

No has sido capaz de soltar una lágrima, es demasiado para ti. Lo que ves, lo que sientes ahora, es demasiado quizá para cualquiera.

Por eso no lloras. Pero te gustaría poder hacerlo tan bien como tus compa?eras. Algo falla, algo te impide llorar aunque notas que duele más que cualquier cosa que te haya dolido en tu corta existencia.

No lo soportas más, duele y te dueles por no llorar pero no puedes evitarlo, estás seca, así que huyes pero no llegas más allá de la puerta abierta de esa caba?a al borde del derrumbe. Esa caba?a donde Rosette y Chrno han muerto.

Rosette, muerta. Y Chrno.

Es real, la pesadilla es real y te preguntas por qué, Dios, has dejado que los encuentren tan tarde. Por qué, Virgen, no has dejado que se dijeran adiós una vez más. Por qué, Magdalena, la estás haciendo sufrir.

Y sigues sin poder llorar.

Oyes la voz de Rosette en tu alma y alzas la vista, esperando despertar de una pesadilla. Miras dentro de la casa, si acaso se le puede llamar así, donde tus amigos, tu familia, se han dormido para no despertar nunca más.

Y te quedas helada.

Los estás viendo.

Breves destellos de ese medio a?o perdido. Ese medio a?o donde no pudiste decirle a esta atípica hermana que la querías más que a nadie. Esos seis meses donde no pudiste decirle a ese demonio angelical que le apreciabas por encima de los demás.

Y ves felicidad. Ves calma y paz.

Y ves amor.

Y no puedes seguir mirando, porque eso es demasiado para ti, peque?a Azmaria, y vuelves con ellos, con los de verdad. Con los muertos que son reales y dejas atrás las alucinaciones llenas de vida que ha imaginado tu mente febril herida.

Y vuelves a congelarte porque comprendes que lo que has visto es real. Porque has visto qué es lo que te impide llorar.

Sonríen. Los dos tomados de la mano como no pudieron hacerlo bajo la atenta mirada de la hermana Kate sonríen felices.

Y tú, que arrastrabas contigo la desgracia, que hacías a la gente sufrir, entiendes que es genuina. Y tú, que eres un Apóstol, que ves más y más allá, entiendes que lo que has visto antes fue real. Y hermoso. Y comprendes que eso fue amor.

Y tú, que también amas, les comprendes y sonríes.

Y lloras.


Fin