Hay un canal bastante interesante que está en Youtube, el cual es protagonizado por un joven hombre que al parecer desea compartir su historia, el canal se hace llamar "Cosas de Garu".

El youtuber no posee ningún sobrenombre para ser identificado por la comunidad, es muy serio en lo que desea hacer.

Su primer video no es tan largo, es un blog sencillo en el cual aparece el frente a la cámara hablando a la misma, con el rostro más frío del mundo, una mirada punzante permaneció en su rostro casi todo el metraje.

El material se reprodujo: —Me llamo Garu, tengo 23 a?os de edad, vivo en una isla de Corea del Sur llamada Sooga… La intención de esta serie de vídeos que planeo subir es relatarles una historia por la que estoy viviendo de la cual no tengo idea por qué decidí hacerla pública.

Está pasando algo realmente extra?o en toda la isla, y es que, es un tema del cual no veo a nadie quejándose, no sé si es porque se hayan acostumbrado o porque les avergüenza, o bien les chuparon el cerebro y no lo recordarían, pero es algo que deseo denunciar.

Esta historia empieza hace unos días, concretamente una semana atrás, estaba trabajando junto a mi esposa en su restaurante como de costumbre, y pues, usualmente cierra a las 10, pero ese día era festivo y mi esposa cerró más después, y suelo ser yo quien atiende la casa y recoge al ni?o a la hora de salida de la escuela en la tarde…

Ese día estuve algo preocupado ya que tenía la incertidumbre de cómo estaría ella, cómo estaría Pucca entre tanta gente a tan altas horas de la madrugada. La tensión no me dejó dormir, aunque cené muy tranquilamente con Pong Gyo, mi hijo, ni pude dormir, así que entre tantas veces que la ansiedad carcomiente me obligó a ir al ba?o decidí llamarla por teléfono. La llamé una vez, dos veces, cinco veces, no contestó; pensé que estaría muy ocupada así que le envié un mensaje.

Ni siquiera le llegó. Por lo que esperé dos horas más de trasnocho a ver si llegaba, aún no había rastro de ella. Le volví a llamar, insistí e insistí, pero en ningún momento tomó el teléfono.

En mi cabeza ya habían ocurrido mil y un escenarios de las cosas malas que le hubiera pasado, de hecho, ya la habían secuestrado una vez, y temía que le pasara de nuevo.

Llegué al restaurante en mi auto gris, me bajé y noté que no había nadie al rededor, así que llamé a varios de mis contactos a ver si la habían visto y todos me respondieron lo mismo: No, no la he visto.

Llamé a la policía, estaba aterrado, nunca había estado en un momento tan tenso; el policía al ver la escena dijo unas palabras que me dejaron en blanco. "Otro caso más, no me sorprende, es la tercera madre desaparecida de la que ha sido denunciada su desaparición".

Por lo que me hizo hacerme una pregunta. ?Qué pasa con las madres de Sooga?

El vídeo corta en negro, así acaba el primer tomo.