Buenas Noches a todos amigos y amigas.

Aquí les traigo un nuevo capítulo, el último antes de la gran batalla. Veremos a Robb y como organiza sus fuerzas, su estrategia, sus propias dudas, pero también su confianza en su mismo.

Espero que les guste. Y como siempre espero sus opiniones en los comentarios.

Robb XII.

El tiempo habia empeorado. Aunque las lluvias habían pasado hace días por el Ojo de Dioses, el suelo aun se encontraba algo húmedo, y corrían vientos frios. Sus norte?os decían que eran los vientos del Norte que venían a vengar a Ned Stark. El ejército estaba animado, sabían que los Lannister tenían más hombres que ellos, pero aun asi ellos confiaban en su rey, y esa confianza era una losa más que inclinaba el peso con el que el Joven Lobo cargaba en su espalda.

Sus hermanas, su madre, sus se?ores, sus soldados, su gente, su reino…

Eran demasiadas cosas las que estaban en la cabeza de Robb. Robb necesitaba despejarse y por ello, mientras sus hombres armaban el campamento, el tomo su caballo y únicamente acompa?ado por Viento Gris se dirigió hacia los límites del campamento, internándose en la llanura que separaban a los campamentos de ambos ejércitos que en pocas horas se enfrentaban.

Llegado un momento Robb se bajo de su caballo y agarro un poco de tierra y hierba que aun se encontraba húmeda. Robb miro al frente, veía los estandartes de los se?ores sure?os que habían venido para destruirle, para acabar con su causa, con su vida…

Viento Gris daba vueltas, al igual que los pensamientos de Robb. Necesitaba encontrar la estrategia perfecta para ma?ana. Contaba con 40.000 hombres frente a los 100.000 que Tywin habia conseguido reunir. Su ejército estaba bien armado y alimentado, pero la diferencia numérica era abismal. Necesitaba un plan ofensivo, a pesar de las ideas de sus se?ores que aconsejaban reiteradamente ideas defensivas. Pero Robb sabía que una guerra de desgaste, una batalla larga era poco útil para sus esfuerzos. Necesitaba destruir al ejército enemigo el día de ma?ana y eso se encargaría de hacer. Entonces una fuerte ráfaga de viento vino del este y Robb miro hacia el Oeste, siguiendo el viento. Una idea se le habia prendido en su cabeza, quizás solo tenía que conseguir estirar el campo de batalla, y sabia como hacerlo…

Horas después…

-Aquí abriremos una brecha en el ejercito Lannister, golpearemos el centro- dijo Robb mirando a sus se?ores.

Se encontraban reunidos en su tienda, pero en vez de una mesa y un mapa, Robb habia instruido a sus criados de que recrearan lo más rápidamente posible la llanura de la batalla en el suelo de su tienda. Con su daga Robb se?alo el centro del ejército enemigo, que se encontraba representado por multitud de piezas, mientras que el ejercito Stark apenas eran una veintena de piezas.

-?ir a por Lord Tywin?- pregunto Lord Umber.

-los dioses por fin le han traído hasta nosotros- respondió Robb decidido. Sabía que sus se?ores no entenderían el conjunto del plan, al menos no sin persuasión, pero ellos debían confiar en él. Robb confiaba en sí mismo.

-Los soldados que componen el ejército enemigo no pueden moverse sin las órdenes de Tywin Lannister.

Robb apunto con su daga al centro enemigo, a la retaguardia más en concreto.

-aquí, justo aquí, cercenaremos la cabeza del ejercito Lannister.

Esta vez fue Ser Brynden quien respondió. Esta vez Robb no habia compartido sus planes con su tío abuelo, pues apenas habia tenido tiempo de prepararlo todo.

-es una locura, no podréis acercaros ni a cien pasos de él, nos aplastaran si les atacamos de centro.

Robb negó con la cabeza, sabía que el Pez Negro, cauteloso e inteligente, pensaría eso. Sabía que lo que opinaban la mayoría de los presentes.

-no si tu les contienes por el flanco izquierdo, con la infantería ribere?a y las fuerzas dornienses a pie. De esta forma solo necesitare dos horas para lanzar mi ataque.

Robb se?alo a Lord Umber.

-en cuanto a ti Gran Jon, te reservo el centro de nuestro ejército, compuesto por la infantería norte?a, junto a los se?ores Glover, Tallhart y Flint. Las fuerzas de infantería, tanto norte?as como ribere?as se organizaran a modo de falange: picas y escudos al frente, después lanzas y escudo y después los hombres armados con espada y escudo. Será un muro infranqueable, solido, impenetrable. Si los detenéis con vuestros muros de picas, lanzas y espadas aquí- se?alo Robb el centro de su formación, con piezas que representaban el Lobo del Norte, las ribere?as tenían la trucha de Aguasdulces- en el centro, yo con la caballería y el apoyo de los lacustres me dirigiré hacia la derecha. Los Lannister enviaran a su caballería a perseguirnos.

-cuando la caballería enemiga se acerque, los jinetes ribere?os y dornienses, liderados por Edmure y el Príncipe Oberyn realizaran un ataque frontal contra ellos, apoyados por los 500 lacustres que Reed dirigirá. Y cuando eso ocurra se abrirá una brecha en el ejército enemigo, que dará paso a la caballería norte?a, que girara de nuevo hacia la izquierda y regresara al campo de batalla. Los se?ores Karstark, Manderly y Mormont me acompa?aran. Entraremos por ese hueco y asestaremos el golpe mortal a la cabeza de Tywin.

-incluso con los dioses de nuestra parte, debemos dispersarlos ma?ana o nos veremos acosados por tropas de guerrilla en cuanto reanudemos la marcha- dijo el Pez Negro.

-Lo sé y eso haremos. Una vez que Tywin muera o sea capturado, los se?ores se rendirán o abandonaran a los Lannister. Esa es la clave de esta batalla. No tenemos que matar a todos los leones, solo a su líder- repuso Robb.

Edmure, que habia estado callado tomo la palabra.

-y que harán nuestros arqueros y las catapultas.

Robb se?alo con su daga la vanguardia y la retaguardia.

-al inicio de la batalla los arqueros se posicionaran delante de nuestra infantería y comenzaran a disparar, al igual que las catapultas que se situaran en retaguardia. Cuando el enemigo se acerque los arqueros, comandados por Lord Blackwood, se retiraran a retaguardia y continuaran disparando.

Edmure asintió, aceptando las ordenes, al igual que el mencionado Lord Blackwood, sin embargo habia un se?or que se levanto: Lord Norrey, quien lideraba a los 500 hombres de los clanes de las monta?as norte?os que habían venido desde el Norte.

-y que haremos nosotros Rey Robb- dijo Norrey en su habitual tono áspero y duro. Su padre siempre decía que los se?ores de los clanes eran orgullosos y directos, mucho más que la mayoría de norte?os.

Robb sonrió.

-vos y vuestros hombres os situare a la derecha del centro y en cuanto veáis la se?al, cuando el ejército enemigo haya avanzado sobre el centro y nuestro flanco izquierdo, avanzareis a paso firme hacia la retaguardia y os uniréis a mí para atacar la brecha que nos conducirá contra la retaguardia de los Lannister.

Norrey asintió complacido, era posiblemente una de las misiones más arriesgadas y a los clanes les gustaban las misiones difíciles. Aunque a decir verdad ninguna misión iba a ser fácil en la próxima batalla.

Robb miro a los se?ores esperando alguna pregunta mas, le intrigaba el silencio del Príncipe Oberyn, pero no le pregunto. Finalmente solo uno alzo la voz, Lord Vance, quien ya habia mostrado su reticencia ante la idea de una marcha ofensiva contra el Sur.

-mi rey, os jure lealtad y luchare por vos, pero si yo fuera el Rey en el Norte y el Tridente, haría las cosas de otra manera. Regresaría a Harrenhal, buscaría más hombres, mas fuerzas, aliados, podríamos recurrir al Valle…

Pobre necio. Vance era un buen hombre, pero sin duda algo temeroso del desequilibrio de fuerzas existente. Sin embargo Robb no podía culparlo, pero habia llegado muy lejos, estaba tan cerca de su objetivo, solo tenía que matar a Tywin y acabar con el ejército enemigo y Desembarco del Rey estaría a su merced.

-Lo haría mi se?or, si yo fuera Lord Vance, pero soy Robb Stark, el Rey en el Norte y el Tridente y dado que ni el Trono de Hierro ni Tywin Lannister aceptaran eso, tampoco yo me inclinare ante ellos ni me retirare. Ma?ana esta guerra acabara, y cuando acabemos con los Lannister, Poniente terminara de entender que ocurre cuando atacas a la Casa Stark.

Acto seguido Robb se marcho, pero oyó decir a Oberyn Martell.

-…por todos los dioses, ese hombre tiene coraje, admitámoslo mis se?ores. Comamos, bebamos y busquemos el placer, ya que ma?ana todos cenaremos en el infierno jajajajaj….

Durante la noche Robb recibió tres visitas: Ser Brynden, Harrion Karstark y Oberyn Martell.

El anciano Tully llego poco antes de la medianoche. El Pez Negro le insistió en reconsiderar su plan de batalla. Arriesgaba muchas tropas, su caballería podía ser rodeada, su ejército separado… Robb sabía perfectamente esa era la idea de Tywin. Seguro aprovecharía su gran número de soldados para avanzar y abrumar las líneas norte?as-ribere?as. Sin embargo Robb confiaba en sus hombres, cierto que eran menos, pero estaban bien entrenados. A pesar de las palabras de su tío abuelo, Robb le despidió asegurándole que su plan podría funcionar y que debía confiar en él una vez más.

El heredero de Bastión Kar se acerco apenas una hora después de que el Pez Negro se retirase a su tienda a descansar. Harrion se habia acercado como amigo y estuvieron conversando durante un par de horas, con unas copas de cerveza norte?a. Su amigo estaba intranquilo, temía por su padre, quien se encontraba ansioso por la batalla, sabía que su venganza estaba al alcance de su mano y Harrion temía que perdiera la razón y solo buscara a Jaime Lannister. Robb le tranquilizó recordándole que si bien su padre era impetuoso e impulsivo obedecería sus órdenes, Rickard Karstark era leal al Rey y no se atrevería a incumplir sus órdenes. Ademas le recordó que el propio Robb habia jurado que apoyaría a Karstark para cumplir su venganza y el era un hombre que cumplía sus promesas.

La última visita la recibió mientras caminaba por el campamento. Habia pasado algunas horas charlando con sus soldados, dándole ánimos y apoyos. Esos hombres estaban todos en su corazón. Habían dado tanto por el, por su padre, por su familia que jamás olvidaría a ninguno. Podía no conocer todos los nombres de sus soldados, pero sin duda los amaba como a sus propios hermanos. Mientras hablaba con algunos hombres de Invernalia, el Príncipe Oberyn se le acerco. Vestía una piel que habia ganado en una competición de beber con el Peque?o Jon hace unas noches en Harrenhal, y llevaba una copa de vino en la mano. Vino dorniense por lo que habia comentado.

-me alegro de veros Rey Robb. Os ofrecería vino, pero me deje la jarra en mi tienda.

-no os preocupéis Príncipe Oberyn. No es necesario.

Quedaban apenas unos instantes de noche, pronto saldría el sol y su ejército se prepararía. Esperaba que sus hombres hubieran descansado. No esperaba un ataque nocturno, al revés, imaginaba que los soldados del ejército de Tywin no habrían dormido mucho esperando un posible ataque norte?o. Al fin y al cabo Robb habia ganado varias batallas de esa forma y era temible en ese aspecto.

-Rey Robb, me gustaría pedir permiso para desobedecer una orden vuestra. Me gustaría que yo y una docena de mis mejores jinetes nos unamos a vos cuando carguéis contra la retaguardia enemiga. Me prometisteis a Tywin Lannister, y el no dirigirá la caballería contra la que lucharan mis hombres.

Robb le miro, tenía razón, el habia hecho una promesa y ciertamente el Se?or de Roca Casterly no iba a luchar en primera línea.

-está bien, pero que vuestros hombres que vayan con Ser Edmure sepan que deben hacer.

-tranquilizaos alteza, mis capitanes saben bien cuál es su trabajo: matar leones y pisar rosas. Jajajajaj

En ese momento el sol comenzó a aparecer en el horizonte. No hizo falta que nadie más hablara. Los hombres comenzaron a despertarse, desayunarían, tomarían un trago y marcharían a la batalla tras ponerse sus ropas, armas y armaduras. Robb miro a Oberyn Martell y le ofreció la mano.

-os veré en el campo de batalla Príncipe Oberyn. Llego el momento de cumplir con nuestras venganzas.

Martell sonrió y estrecho la mano del rey, para después marchar a su tienda para prepararse para la batalla. Robb hizo lo mismo y se encontró a su escudero Ryswell esperando para armarle con su armadura.

La armadura y las armas de Robb eran las mismas que habia usado en todas sus batallas. Desde el Bosque Susurrante hasta el Ojo de Dioses, Robb siempre habia usado las mismas prendas y armamento: una cota de malla, una armadura de cuero hervido tachonado con clavos, un pectoral y una armadura de brazos de acero; sin yelmo, solo con su corona, que ya se encontraba lista para ponerse. Su espada larga atada a la cadera, su daga al otro lado y por ultimo una larga lanza que usaba para cuando cargaran contra las líneas enemigas. Después de prepararse, Robb tomo su corona y se la puso sobre su cabeza. Salió de la tienda y su guardia de batalla ya se encontraba dispuesta, eran cincuenta hombres, compuesta de hombres de Invernalia, del Norte, del Tridente e incluso algunos de los miembros de las casas nobles como Harrion Karstark, Peque?o Jon Umber o Wendel Manderly. Todos inclinaron la cabeza mientras Robb subía a su caballo de batalla.

El caballo era de color negro, fuerte, robusto y veloz. El nuevo Lord Ryswell se lo habia entregado cuando le nombro se?or, seguramente aconsejado por el mayordomo o el maestre de los Riachuelos, sin embargo agradeció el detalle. Su corcel, al que habia llamado, Invierno, era fuerte y muy veloz y asi lo habia demostrado en la Batalla de Puerto Blanco.

El ejército ya se encontraba formado y en completo silencio. Robb avanzo hasta situarse al frente, pero lo hacía solo, únicamente acompa?ado por Viento Gris, mientras su guardia de batalla le esperaba en el flanco derecho. Entonces por primera vez, Robb pudo observar al ejército enemigo. Era un mar de hombres, hasta donde podía ver habia soldados y estandartes. Todo el sur habia venido para acabar con el Rey en el Norte. Robb sonrió para sí y pensó que debía haberse convertido en una gran amenaza para el Trono de Hierro pues nunca la Corona de los Siete Reinos habia reunido tan numeroso ejercito, ni siquiera en la Conquista de Dorne por el Joven Dragón.

Robb miro a sus hombres, reconoció a muchos y veía sus caras y la preocupación en ellas. Creían en el rey, pero ahora debían creer en la victoria. Robb se giro y comenzó a hablar mientras su caballo andaba al paso.

-Norte?os, Ribere?os. Mis hermanos. Toda mi vida me he guiado por una ley, una ley elemental: honra a los dioses, ama a tu familia y defiende tu patria. El Norte y el Tridente es nuestra patria. Luchad hoy por ella.

-Todos vosotros hacéis honor a nuestro pueblo. Tenéis más coraje que el ejército mejor armado. Que nadie ignore los fieros que somos. Sabéis lo que nos espera ahí-se?alo Robb hacia el ejercito Lannister- ?Nuestra Libertad!

-Hermanos míos, recordad, lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad. Cada espada enemiga que detengáis salvara cientos de vidas de nuestro pueblo, cada enemigo con el que acabéis será un a?o más que nuestro pueblo será libre.

-Norte?os, luchad por Ned Stark, vengad hoy su muerte. Ribere?os, luchad por vuestra tierra, vengad los crímenes que han cometido contra ella.

-Algunos de nosotros, quizás yo mismo, no vivamos para ver el sol ponerse tras esos campos, pero quiero deciros lo que todo guerrero sabe desde el comienzo de los tiempos: ?Venced vuestro miedo y os prometo que venceréis la muerte!

-Hoy, en estos campos, tenemos la oportunidad de poner fin a esta guerra y acabar con la tiranía del Trono de Hierro. Luchad por vuestros padres, por vuestras mujeres, por vuestros hijos y nietos. Luchad para que nuestro pueblo viva libre.

-Por la libertad, por la venganza.

Robb desenvaino su espada y el alzo al cielo. En ese momento miles de hombres comenzaron a gritar, a chocar sus escudos contra las espadas, lanzas o picas.

-? POR EL NORTE Y EL TRIDENTE!

Por primera vez en mucho tiempo, vio que su ejército no vitoreaba por sus regiones, solo gritaban una palabra, un apellido…

?STARK!

?STARK!

?STARK!

Robb comenzó a galopar por la línea de batalla hasta llegar al flanco derecho, donde se situó a la cabeza de su caballería. Habia llegado el momento. Dedico una última oración a los dioses, unos últimos pensamientos a su familia, a sus amigos, y entonces miro a su fiel amigo, Viento Gris, quien le habia acompa?ado en todas su batallas. Esta vez solo asintió y el Huargo entendió a la perfección.

Un sonoro y largo aullido recorrió el campo de batalla, llegando hasta las líneas Lannister. Y un pensamiento recorrió la mente de Robb, mientras tomaba su lanza en su mano derecha.

"Y ahora Tywin Lannister, veras como es la Furia del Norte"

Bien pues ya va a comenzar la batalla. Espero que les haya gustado el capitulo. La estrategia de Robb la he basado en la estrategia que uso Alejandro Magno en la Batalla de Gaugamela del 331 a.C. contra los persas dirigidos por el Rey Darío III Codomano. Una batalla similar en cuanto a números, por lo que espero que hayan entendido la estrategia de Robb para vencer a los leones.

Por último me gustaría saber que les pareció el discurso que hizo Robb. He visto muchas películas bélicas a lo largo de mi vida y cuando llegue al punto de preparar los capítulos referentes a la batalla, revise los mejores discursos, imagino que algunos les sonara. Espero que les guste el discurso.

Ya pronto veremos cuáles de las teorías acerca de la batalla se cumplen. Y por supuesto me gustaría leer más de sus teorías sobre que pasara en los comentarios.