Advertencia: Este fic contiene escenas de violencia, contenido explicito, etc. Muertes de Personajes principales. Y también viaje en el tiempo.

Summary: Jon lucho tantas batallas y al final sintió que lo perdió todo. Cuando los Dioses le dan una nueva oportunidad intenta hacer nuevamente lo que es correcto, solo que ya no es la persona que fue cuando abandono Invernalia, lleno de ilusiones sobre el honor y el deber. Podrá seguir siendo el hombre que una vez fue cuando vea que puede reclamar todo el mundo para si mismo y esta sed de venganza y revancha lo dominaran, sin mencionar lo posesivo que comienza a volverse con quienes lo rodean.


"Eres mi reina, ahora y siempre lo serás"

Fueron las ultimas palabras que le dijo, mientras sus labios acariciaban suavemente los de ella, mientras la miro profundamente antes de que el frio acero de su daga quedaba incrustado en el pecho de ella.

Daenerys le miro con sorpresa, anhelo, amor, pero no vio traición alguna en su mirada. Solo pudo contener las lagrimas al verla caer en sus brazos mientras intentaba por todos los medios que su muerte fuera con la mayor dignidad posible.

Desde el primer día que aprendió a blandir una espada, pasando por su juramento por la guardia y su coronación como rey. Siempre había decidido vivir por otros, luchar por los demás, e intentar cumplir con un deber que no sabía que le correspondía.

Acaba de matar a la mujer que amaba por qué sintió que era su responsabilidad y el deber lo llamo, tal vez en el fondo solo fue un cobarde que siempre intento huir de todo hasta que se sintió acorralado y forzado a tomar una decisión que pudo haber evitado.

?Si hubiera escuchado a Varys la habría salvado de sí misma? Tal vez Sansa tenia razón, si la hubiera escuchado y no a su terco honor las cosas hubieran sido totalmente distintas.

Fue entonces que un fuerte y penetrante rugido resonó, volteando su mirada hay estaba él. Drogon quien le miraba con traición, con odio y antes que pudiera pensar en algo para salvar su vida una ráfaga de fuego le envolvió y con ello pensó que todo por fin había acabado.

Tal vez al final podría encontrar esa paz que tanto deseo.


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Jon despertó entre gritos agonizantes, le dolía fuertemente la cabeza, y su cuerpo parecía estar ardiendo no sabia si era por las llamas que lo envolvieron o si era la peor fiebre que alguna vez hubiera tenido.

Intento levantarse, pero sus piernas fallaron, cayo al suelo desde un lugar alto. Abrió los ojos con dificultad, noto una vieja cama, noto las paredes de madera e intento ponerse de pie nuevamente, estaba agotado, cansado y ante todo desconcertado.

Lo peor de todo es que este sentimiento que lo estaba consumiendo era demasiado familiar. Fue como aquella vez que regreso entre los muertos, cuando su guardia en el muro había terminado, fue traicionado en ese momento por mis hermanos por juramento, sin poder evitarlo llevo sus manos a su pecho, noto que era mas bajo, menos musculoso, pero, ante todo, que todas las cicatrices de las pu?aladas que lo asesinaron no estaban.

Ni las heridas, ni los moretones, no tenia cicatrices, tampoco tenia aquel sentimiento de agotamiento que le había estado acompa?ando por los últimos meses. Se sentía joven nuevamente.

?Dónde estaba? Fue su único pensamiento, este lugar no le resultaba para nada familiar, camino por todo el lugar, buscando algo que pudiera reconocer o le ayudara, entonces noto un balde con agua, parecía fresca. Aunque eso no le importo, tenía sed, demasiada sed.

Sumergió su cabeza, e intento tomar tanto como pudiera, cuando por fin sintió que se había refrescado, puso sus manos sobre el balde e intento recuperarse al pensar en que hace unos breves momentos, el estaba en Desembarco del Rey.

Le falle a ella, les falle a todos e intento no morder con fuerza su labio inferior ante la rabia que lo consumió.

Y cuando por fin se miro fijamente en el reflejo del agua, se dio cuenta de algo.

Jon se despertó con un rostro mucho más joven, cuando tenía dieciséis a?os, las heridas en su rostro tampoco estaban. No pudo evitarlo, pero se levanto asustado totalmente, intento buscar por todos los alrededores una salida y cuando la encontró no dudo en cruzar.

Abandono sin dudar aquella habitación, y cuando salió se dio cuenta que se trataba de una caba?a demasiado humilde, tal vez solo durante su tiempo más allá del norte del muro había dormido en algo tan rustico.

"Veo que has despertado, Mi Rey"

Escucho una voz familiar, una voz de una persona que claramente debería estar muerta, y volteo su mirada con sorpresa para ver a Melisandre delante de él.

La mujer roja, aunque estaba vez estaba cubierta por un simple atuendo gris, no parecía esa mujer que mostraba elegancia y coqueteo cuando alguien la veía, ni tenia los labios pintados con ese rojo intento, sin mencionar su collar rojo, ese precioso rubí ahora estaba totalmente apagado, era negro como la noche misma.

"?Estas viva?" Dijo sin poder creerlo, la mujer le miro con sorpresa y luego soltó una peque?a risa, era demasiado normal, para una mujer tan misteriosa y complicada se estaba riendo como si se tratara de una simple campesina.

"No realmente, no soy vuestra sacerdotisa, aunque he visto todo lo que ella hizo por medio de las llamas" Anuncio ella, mientras caminaba en silencio hacia Jon, este intento alejarse un poco, pero eso no impidió que ella pusiera sus manos sobre la mejilla del joven norte?o.

"Espere tanto tiempo por vuestro regreso, entonces una voz, la voz de mi otra yo comenzó a hablarme por medio de las llamas, me hablo de ti mi Rey"

Fue entonces que Jon vio a la Melisandre que conocía, a esa peligrosa fanática religiosa que había ordenado la muerte de una ni?a sin remordimiento alguno, por ello sentía que la mano que le acariciaba ahora, le estaba quemando, no dudo en retroceder.

"?Dónde estoy?" Pregunto, mientras la miraba fijamente, sin poder evitar llevo su mano a sus caderas y fue entonces que se dio cuenta que no traía su espada.

Ella solo suspiro mientras comenzaba a caminar alrededor de la zona boscosa.

"En un lago, vuestra gente lo llama el ojo de los dioses" Dijo con picardía

Jon entonces comenzó a girar bruscamente, buscando los arboles de sus Dioses, fue entonces que se dio cuenta que estaba rodeado por estos. Habían Arcianos en todos lados, en todas las direcciones algunos tan altos e impotentes como las torres de Invernalia, pero también noto una gran zona quemada, reducida a cenizas.

"Esta es la Isla de los rostros" Era la primera vez en toda su vida que se encontraba en esta tierra, se suponía que era sagrada para su gente, tal vez debería quitarse las botas, aunque fue un pensamiento que negó rápidamente.

"?Por qué me trajiste aquí?" Exigió con fuerza mientras caminaba hacia aquella mujer de forma agresiva.

"Porque fue la voluntad del se?or de la luz"

Otra vez con su maldito dios, esa mujer acaso no conocía otra respuesta, estaba cansado de su se?or, de ese dios rojo que solo traía más preguntas que respuestas.

"Ven Jon Snow, tenemos mucho de que hablar" Anuncio la sacerdotisa al ver la mirada desconcertante que le estaba dando el joven muchacho.

Y con un suspiro de derrota Jon camino hacia aquella caba?a.

Cuando ingresaron, Melisandre solo se sentó en un viejo tronco de madera y Jon intento sentarse lo mas lejos posible, en el borde de la cama donde hasta hace poco estaba durmiendo o al menos eso pensaba.

"?Qué esta pasando? Necesito una respuesta clara" Ya no quería escuchar mas acertijos o que era la voluntad de alguna deidad en la que no creía.

"Hace varios meses recibí la orden del sumo sacerdote de mi Orden, que viajara hacia el continente e intentara convertir a nuestra Fe a uno de los hermanos del Rey Robert"

Eso fue hace a?os pensó Jon, fueron a?os para él, pero esta mujer enfrente parecía que era un evento reciente, algo dentro del comenzó a levantar una leve teoría que le asustaba.

"Te dirigías hacia Stannis"

La mujer rápidamente asintió.

"Así es, pero en el viaje, las llamas comenzaron hablarme, con una voz que era demasiado conocida, fue desconcertante y consiguió asustarme"

Algo que asustaba a esta mujer no era algo bueno para el resto de la humanidad.

"?Qué voz escuchaste?" pregunto temiendo la respuesta.

"La mía, era mi voz y al mismo tiempo no lo era, me hablo del futuro, de tu futuro me dijo que esta era la voluntad de nuestro Dios, así que durante los últimos meses he estado reuniendo ciertos objetos para traerte de vuelta, creo que realmente he perdido la noción del tiempo, debo llevar incluso más de un a?o en esta búsqueda"

Melisandre parecía algo cansada de solo pensar en todo lo que tuvo que hacer, los huesos que tuvo que recoger y las vidas que tuvo que sacrificar, pero esa ultima parte era algo que su otra yo le advirtiera que no debería decirle a Jon.

"?Por qué? ?Qué quieres de mí?, ?qué quiere vuestro dios de mí?, ya no he luchado lo suficiente, peleé batallas, luche en la gran guerra y lo di todo" Su furia lo estaba consumiendo, sentía tanto enojo.

Pero entonces un rugido resonó por todo el lugar, y la tierra parecía moverse por si misma. ?l conocía esa sensación, y se levantó rápidamente asustado, camino, no, comenzó a correr hacia el exterior, fue entonces que lo vio.

Descendiendo el dragón mas grande que alguna vez hubiera visto, era unas tres o cuatro veces más grande que Drogo, era negro, tan oscuro como la noche que batallo contra el Rey de la noche.

"?Qué has hecho?" Susurro sin poder creerlo.

"El hueso del padre, el hueso de la madre, el hueso de un dragón, y este lugar donde la magia y el poder de tus dioses era fuerte, todo fue necesario para traerte y con ello tú lo trajiste a el" También la vida de un hijo del hombre que asesino a su padre Rhaegar, pero Jon Snow nunca conoció a Edric Storm, lo cual era algo bueno, pero no iba a correr riesgo alguno contándole que sacrifico al ni?o y ofreció su sangre, corazón a los dioses oscuros de este lugar, mientras que su cuerpo fue ofrecido a las llamas de R'hllor.

También esperaba que no preguntara más sobre si hablaba literalmente de los huesos de sus progenitores.

"?Qué has hecho?" Pregunto nuevamente esta vez con un fuerte grito de su parte.

"Te traje entre los muertos, pero no pertenecías a este mundo, sacrifique todo, incluso toda mi magia, la magia de este lugar, os traje de vuelta al pasado a un lugar donde podrías elegir tu propio camino, mi yo de vuestro tiempo me lo pidió, y yo acepte, durante meses utilice todo a mi alcance para conseguir todo lo necesario para traerte" Hablo Melisandre casi al borde del pánico, aquella criatura reaccionaba demasiado bien al estado de ánimos de joven.

"?Por qué, por qué? Dime porque más has traído de vuelta"

El enorme dragón comenzó a sobre volar el bosque, buscando un lugar donde aterrizar, e incluso en el lugar donde había renacido, era demasiado peque?o para su gusto.

"Para darte una ultima oportunidad, si no quieres luchar, no lo hagas, si quieres huir eres libre de hacerlo, no hay juramentos, ni honor alguno que te lo impida, si deseas conquistar y gobernarlo todo entonces hazlo, esta es tu oportunidad Daemon Targaryen, no como el bastardo de tu tío, no como el hermano jurado de la guardia o el Rey en el Norte, esta es tu decisión de ser quien quieras ser"

?Una oportunidad? Pensó Jon con desconfianza, pero entonces leves sentimientos de esperanza comenzaron a inundarlo, esta era su oportunidad para hacer tantas cosas.

"?Mi familia? ?Dónde están?"

Melisandre cerro los ojos con tristeza en ese momento.

"Las llamas ya no me muestran nada, solo se que tu primo Robb convoco a los estandartes, que marcho hacia el sur, sobre los demás realmente no se mucho, pero hay muertes que no puedes evitar, Ned Stark, el ya se ha ido"

Entonces esta era una oportunidad de mierda, Jon intento controlar su enojo, la furia que lo embargaba en ese momento nuevamente, fue como aquella vez que le notificaron que estaba muerto, y no pudo hacer nada para salvarlo.

El dragón rugió con furia, una gran llamarada de fuego negro salió dentro de sus fauces y dio un gran estruendo sobre la tierra cuando aterrizo.

"Mi rey debes controlarte, la bestia se guía por vuestros deseos" Y eso era algo malo, por lo poco que sabia sobre este joven, es que era demasiado introvertido, alguien que dejaba que el odio y la rabia lo consumiera por dentro, nunca expresaba realmente sus pensamientos o deseos.

"No es una bestia, es un dragón, pero no es Drogon, ni Viserion, tampoco es Rhaegal" No sabía que dragón era este que tenía enfrente, aquel dragón que parecía estar decidido acercarse a su persona e incluso comenzó a destruir el lugar sin darle poca importancia a los Arcianos y un breve sentimiento de tristeza lo embriago por esto, eran los dioses de su padre adoptivo y de su familia.

"Es Balerion mi rey, el Terror Negro ha regresado"


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La noche ya había llegado y las horas pasaron, las velas se habían apagado hace mucho, y se metió en su cama en medio de aquel campamento militar de su padre esperaba, deseaba que las noticias de la batalla nunca llegaran, pero Tyrion no pudo detener los pensamientos que se agitaban en su mente. Tenia miedo de luchar, tenia miedo de morir, era imperdonable que su padre aceptara realmente que fuera a luchar al lado de los salvajes de los clanes de la monta?a del valle.

Así que solo se quedó allí, escuchando la suave respiración de la prostituta que había contratado la noche anterior, que yacía a su lado. Sus largos mechones negros caían sobre su pecho, y una parte de él, encontró esto como algo adorable. Era la falsa sensación de ser amado por alguien, aunque fuera una mentira, que a veces le arrullaba hasta que finalmente conseguiría que se durmiera.

Pero no esta noche. Esa vez parecía que nada iba a conseguir que pudiera dormir, así que solo se dio por vencido cuando finalmente se dio cuenta de que el sue?o nunca llegaría, se sentó en su cama, aparto a la mujer lo mejor que pudo, a pesar de las breves quejas de esta, solo volteo su mirada y siguió durmiendo.

Tyrion se puso su peque?a vestimenta, caminando en silencio hacia las afueras de su tienda, tal vez observar las estrellas y la luna lo inspirarían, no era un poeta, pero haría cualquier cosa para intentar ocupar su mente de la inevitable batalla.

Vio a un par de soldados caminando, a los guardias en las altas torres observando, y a un par de vigías dormidos en las cajas de suministros, nada de esto era algo que conseguí despejar o ayudar a su mente a relajarse.

Al final solo pensó en caminar hasta la maleza donde orinaría para regresar a la cama, pero un soldado grito, luego otro y los hombres despiertos comenzaron a se?alar el cielo.

Fue entonces que todo se oscureció, la luz de la luna acaba de desaparecer, fueron unos breves segundos, pero definitivamente los mas aterradores de toda su vida.

Y alzo la mirada con temor, entonces vio una silueta, una gran bestia acaba de pasar sobre ellos y oscureció la luz luna, era una luna llena. Esto era imposible pensó Tyrion.


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Es el amanecer en Rocadragón la joven princesa Shireen se sentía aun viviendo un sue?o, su padre se proclamo rey, antes de marcharse a la guerra le dijo sin vacilación alguna que sus primos, eran en realidad falsos, nunca lo fueron realmente, que los ni?os de su tío Robert eran bastardos. Algo que iba contra la creencia que desde ni?a le ense?aron por parte de su Septa.

Solo quería que su padre regresara, que no tuviera que pelearse contra su tío Renly, ojalá pudieran realmente solucionar juntos todas sus diferencias como la familia que se supone deberían ser.

Por otro lado, su madre realmente parecía estar totalmente dichosa con esta nueva situación. Shireen no entendía porque era tan importante todo este asunto, bueno, tenia un cierto conocimiento y los motivos de ello, pero ella solo pensaba en que iba a comenzar una guerra donde podría perder a su padre.

El era lo que mas amaba entre todo el mundo.

Así que se levanto en silencio, para no poner en alerta a las sirvientas y marcharía hacia la parte alta del castillo, donde podría ver el amanecer y esperaría con algo de suerte el regreso de los barcos de su padre.

Ojalá esta ma?ana fuera ese día, todos le decían que era algo estúpido lo que hacía, porque las guerras podrían durar a?os, pero ella no le importaba, sabia que su esperanza, su fe y amor por su padre ayudarían a que regresara a salvo hacia ella.

Así que solo salió en silencio de sus habitaciones y de su lado del castillo, camino hacia lo alto de la muralla, y observo en silencio mientras el viento de las brisas del mar golpeaba suavemente su rostro.

Fue entonces que noto como el sol comenzaba a surgir, con esa tonalidad rojiza digna de un lienzo, deseaba tanto poder pintar como los grandes maestros de Essos.

Pero entre mas se elevaba el sol, entre mas observaba las lejanías de las costas, pudo observar una extra?a figura negra acercándose a gran velocidad.


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Balerion era distinto a cualquier otra criatura que haya conocido, montarlo era una sensación mas magnifica que la que sintió en el pasado, no era lo que esperaba, era algo mucho mejor.

Así que cuando subió a los lomos del dragón, no puso resistencia alguna a que este le guiara.

Vamos a casa le dijo, pero el dragón tenia un hogar muy distinto al de Jon, entonces volaron por medio poniente, durante toda la noche, Balerion aleteo sus grandes alas y Jon solo podía pensar en que era la decisión que debía tomar a partir de ahora.

En lo único que pensó fue en enviar a Melisandre en busca de Robb con un mensaje que tuviera cuidado con los Bolton, estos aún no habían traicionado, ni siquiera sabia cuando comenzaron a conspirar.

Pero necesitaba un tiempo a solas, para poder enfocarse en sus pensamientos, entonces cuando el amanecer comenzó a surgir, noto a la lejanía una isla, que le trajo varios recuerdos.

Rocadragón estaba a tan solo unos minutos de distancia.

Este era su hogar, el de Balerion, pero no era el de Jon, sinceramente ni siquiera sabía a qué lugar pertenecía. ?Invernalia? ?El Muro? Sinceramente no sabía si quería regresar a estos lugares.

Pero tenia que tomar una decisión, para estas alturas la presencia de Balerion debió ser vista por muchos, no puedes ocultar un dragón que era simplemente mas grande que muchas fortalezas.

La isla ancestral de los Targaryen no era una mala opción para establecerse mientras planeaba que hacer a futuro, primero era una fortaleza construida para albergar dragones, sus largas y profundas cavernas le facilitarían resguardo oportuno a Balerion, además de ello.

El castillo en sí, podría ofrecer una buena resistencia con pocos hombres defendiéndolo, sin mencionar que todo ataque necesitaría una gran flota, para ello se necesitan barcos, muchos, los cuales serían un fácil objetivo para Balerion.

?Qué estoy haciendo? Pensó sobre la montura, realmente quería tomar el castillo, y luego que haría, comenzaría una guerra. Bueno el mundo ya estaba en guerra, pero quería ser parte de esta locura.

Prefieres regresar a ser el bastardo de Invernalia Y ese pensamiento lo enfureció, no, se negaba a ello, no iba hacerlo, ya pasé demasiado tiempo siendo algo que no soy.

Pero esa voz, ?Fue suya?

No, no iba a pensar en eso, solo se fijo como Balerion dio dos grandes vueltas sobre la isla. Las campanas sonaron con fuerza y podría ver a la gente peque?a corriendo con desespero y desconcertados.

Y comenzaron a descender a gran velocidad, una fila de soldados comenzó a llenar las calles, y Jon deseaba que estos huyeran, que se marcharan para no tener que derramar su sangre.

Pero sus arqueros le dispararon, fue una lastima pensó. Cuando las grandes garras de Balerion se extendieron atrapando a muchos de ellos, siendo alzados en el aire para ser arrojados sobre las cabezas de sus compa?eros.

Los arqueros sobre las murallas tuvieron una muerte menos misericordiosa cuando el gran dragón exhaló con alegría sus llamaradas negras sobre todos ellos. Y Balerion como si fuera un gran rey se posiciono sobre la torre mas alta de todo Rocadragón y rugió con tal fuerza que pudo escuchar al mismo cielo resonar ante tal declaración.

Pero no podía tomar el castillo, solo con matar a unos cuantos soldados. Intento indicarle a Balerion que alzara vuelo nuevamente y este obedeció gustoso, nuevamente dieron un gran giro sobre toda la isla, muchas peque?as aldeas costeras, comenzaron a sonar sus campanas, Rocadragón no era una gran isla, pero tenia una serie de peque?os asentamientos de al menos una centena de habitantes.

?Cuántas personas viven en la isla? Unos dos mil, aproximadamente pensó, debió haber prestado más atención a las clases del maestre Luwin.

En este momento Stannis debe estar enfrentándose a Renly, este era su momento, podría tomar la isla con facilidad, luego podría pensar con más calma.

?Balerion fue quien lo trajo aquí o fueron sus deseos íntimos?

Así que mientras nuevamente descendía sobre la aldea principal, aquella que rodeaba las murallas del castillo. Recuerda que cuando visito aquel lugar, todas las casas, todo el lugar estaba abandonado por las guerras de Stannis y luego la llegada de Daenerys.

Entonces cuando sus pies tocaron el suelo, cuando recordó que no portaba espada alguna, se sintió como un completo tonto.

Aun así, observo a los pocos soldados que seguían de pie, observaron con temor su presencia, algunos aldeanos, pescadores y artesanos comenzaron arrodillarse, esto le sintió algo incomodo, pero una parte interna le gustaba.

Y fue entonces que las grandes puertas de Rocadragón se abrieron, con una bandera blanca a la cabeza de un hombre viejo y cansado, al lado suyo iba a una ni?a, cuyo rostro parecía marcado por la enfermedad, y un septo, además de una Septa. Estos últimos nunca le agradaron, demasiados malos recuerdos de su mal trato cuando eran los perros de ataque de Lady Catelyn.

"Soy…" Comenzó hablar la ni?a, pero parecía que ni sabia como comenzar, pero había valentía en sus ojos, honor en su rostro, "Yo soy Shireen Baratheon" Anuncio con voz fuerte, algo que le sorprendió.

Entonces se dio cuenta que esperaba su respuesta, que debería decir, como se tenía que presentar.

?Todavía era Jon Snow?

Un simple suspiro, eso fue lo único que hizo y muchos parecían a punto de caerse de rodillas, los miro fijamente a muchos, luego a la ni?a.

"Yo Soy Daemon Targaryen, hijo del príncipe Rhaegal Targaryen y de la princesa consorte Lyanna Stark" No iba a tolerar que nadie desacreditara a su madre como una simple amante, nadie lo haría.

Al escuchar esas palabras, algunos soldados, tomaron entonces a Shireen, la arrastraron a pesar de las quejas de los Septos, y el anciano que parecía ser el maestre del castillo.

Fue el grito general pidiendo piedad, los soldados soltaron sus espadas, los arqueros bajaron sus arcos, muchos ofrecieron rápidamente su lealtad, la ni?a los miro desorientada, claramente no esperaba que sus soldados la abandonaran tan rápido.

Así que al final grito con fuerza, observo con traición a los soldados de su padre y solo se arrodillo.

"Rocadragón es vuestro, solo pido que le perdones la vida a mi madre y a mi gente, hacer conmigo lo que quieras"

Una ni?a valerosa pensó Jon, no, Daemon, y ahora entendía por que Davos se encari?o tanto con ella.

"No os hare da?o, no asesino a ni?os inocentes" Tampoco iba a permitir que alguien la lastimara, se lo debía a Davos, al menos al hombre que recordaba.

"Larga vida a su alteza Daemon Targaryen, primero de su nombre, Rey de los ?ndalos, los Rhoynar y los Primeros Hombres, Se?or de los Siete Reinos y Protector del Reino". Gritaron con fuerza los soldados Baratheon, quienes no dudaron en cambiar de lealtad.

Jon no confiaba en estos hombres.