Capítulo anterior.

— ?Una Gran Estrella! — se levantó y le hizo reverencia a los campistas que rieron ante la bobada de la hija de Zeus — No firmo autógrafos, gracias — se volvió a sentar.

— Bien, ya hemos terminado el capítulo y también el libro — Apolo cerro el libro — Así que ya hemos terminado el segundo libro —

Apenas esas palabras salieron de la boca del Dios un gran estruendo se escuchó afuera del Coliseo y una luz intensa se percibió por la puerta.

— ?Qué ha sido eso? — se atrevió a preguntar Atenea, todos se habían quedado inmóviles en sus lugares atónitos porque el ruido fue fuerte como si algo cayera.

— Vamos a ver — dijo Apolo poniéndose de pie, muy curioso por saber que sería ese ruido y ansioso por saber si de verdad las Moiras cumplirían con lo prometido.

Fin del capítulo anterior.

Pronto todos salieron del coliseo de los juicios, afuera había un murmullo. Artemisa reconoció que eran unas cuantas de sus cazadoras, entre ellas estaba Zo? parecía que todas tenían un ligero dolor de cabeza por alguna razón, atrás de algunas de ellas había la razón del estruendo, una de ellas no había caído del todo bien.

— ?Soy un dios! ?Me las van a pagar! — gritaba la cazadora, una chica que no pasaba de los trece a?os de pelo casta?o y ojos azules. Estaba sucia y con la chaqueta de las cazadoras algo raida. Era fácil para los presentes saber quien era. La nueva cazadora Lina Adara, el ex dios Hércules.

Ares le vio con desprecio y tenia ganas de ir ahí y golpearlo hasta que no quedara ni un gramo de oxígeno en su cuerpo mas se abstuvo de hacerlo solo porque algunos de sus hijos se estaban riendo de la forma en que había caído al suelo.

Lina tenía una mejilla aún pegada al suelo como si no pudiera despegarla por más que quisiera, sus caderas estaban estaban levantadas dejando ver que su trasero estaba con hermoso dibujo de una diana de tiro al blanco y esto era lo que causaba más risas.

Bueno no todos reían. El rey de los fantasmas estaba paralizado viendo a una cazadora en especial, una que él conocía demasiado bien. Estaba como el día en que se fue, su cabello negro trenzado a un lado dejando ver su rostro de piel olivacea, esos ojos tan oscuros como los de él, un sombrero verde guardado en su bolsillo, la chaqueta de las cazadoras.

Sus ojos se encontraron prontamente, ella también lo reconoció, ya no era el ni?o que acababa de dejar en el campamento, estaba más alto pero también con ojeras. El mismo cabello negro de él pero más largo, sus ojos ya no brillaban con la inocencia de un ni?o, su mirada estaba rota.

— Nicolo — susurro la cazadora que por supuesto no era otra que Bianca Di' Angelo.

Nico no sabia que hacer, el maldito de su primo si que se la había hecho en grande. Su hermana. ?Había traído a su hermana! Estúpido Percy que cumplió su promesa. Estúpido sentimiento que crecía en su pecho. Estúpidas lágrimas que escapaban de sus ojos cuando solo debía tener odio por su hermana.

Bianca se acercó despacio, la voz le había dicho que era posible que Nico este molesto con ella. No lo dudaba, cuando lo dejo en el campamento ya lo estaba y más cuando estaba saliendo de misión. Extendió su mano hacia él pero él no se quedó quieto, hizo un viaje en sombras y desapareció por la sombra de ella en el suelo.

Hazel que les estaba mirando no sabía que hacer exactamente, Nico apenas y hablaba de Bianca, no le gustaba recordarla para nada. Sabia que su hermano la quería pero aún odiaba que ella no estuviera ahí en los campos del inframundo para revivirla, eso aún le dolía a ella porque se sentía como un reemplazo de Bianca en la vida de Nico.

— ?Estás bien Haz? — susurro Frank a su lado limpiando su rostro y haciendo que abra la palma de las manos. Había estado apretando los pu?os, tal vez indignada por que Bianca estaba ahí, también estaba llorando pero no sabía si de tristeza o de odio hacia quien abandonó a Nico a su suerte.

Porque dicha sea la verdad, eso era lo que había hecho Bianca, ella lo había dejado en el Campamento solo. Se suponía que los hermanos estaban juntos, al menos hasta que el menor se pudiera valer por si mismo pero no ella había dejado a un peque?o ni?o de diez a?os solo. Un ni?o que no sabia de la vida sin ella. Un ni?o de diez a?os fuera de su tiempo en un mundo totalmente nuevo.

— Si, Frank, iré por Nico — respondió ella después de un momento de silencio, paso las manos por su rostro y se fue caminando hacia el templo de Poseidón presintiendo que ahí estaría su hermano.

Frank solo la vio marchar, era mejor que ella hablara con él, Will se quedó ahí a su lado él no era partidario de odiar a la gente pero si odiaba a Bianca Di' Angelo ella había dejado a Nico en el campamento y se había ido con las cazadoras sin importarle su peque?o hermano. Eso era algo que no podía perdonar.

— Zo? Belladona — dijo Thalia poniéndose firme delante de la antigua teniente de las cazadoras, las demás del grupo de Thalia se colocaron detrás de ella mientras que las de Zo? le ayudaban a Lina a ponerse de pie.

— Thalia Grace, si no me equivoco — menciono Zo? sus ojos refulgian en curiosidad, las dos se estaban examinando con la mirada — Algo me dijeron de ti las voces —

— Y algo se de ti te lo aseguro — sonrío de lado Thalia y Zo? le dio una vaga sonrisa, pero la mirada de ambas seguía analítica.

— Las voces dijeron que tenías algo para mí — pronuncio despacio.

— ?Sucias cazadoras! ?Soltadme! — gritaba la ex Dios mientras dos la tenían de los brazos.

— Han escuchado a su hermana, sueltenla — dijo Zoe volteando a ver a sus cazadoras igual que Thalia y vieron como Lina cayó de nuevo al suelo con la mejilla pegada a este. Todas las cazadoras rieron ante esto — Nunca me cansaré de eso —

— No se pero yo apuesto que es algo de Percy — ladeo la cabeza Thalia mirando a la ex dios en el suelo. Hubo un brillo en los ojos de Zoe por un instante y se tocó la frente.

— Me imagino que hablas de la voz masculina — mascullo Zoe sonando su sien — Escuchar cuatro voces en tu cabeza no es agradable —

— Tampoco es bueno escucharlo en persona pero te acostumbras — se encogió de hombros Thalia y Zo? negó con la cabeza.

Artemisa solo vio de lejos la reunión de las cazadoras pero al igual que su hermano no se acercó y como muchos dioses, y algunos del Argo II solo se quedaron viendo al grupo de recién llegados, entre ellos había algo que no cuadraba y eso eran dos ni?os, uno peque?o y otro más grande.

Había un ni?o entre las cazadoras, peque?o no más de siete a?os de edad, tenía una maleta y una mochila a un lado, en sus manos sostenía un tiburón de peluche. Su cabello negro revuelto, una camiseta del campamento mestizo de su talla, pantalones cortos azules, zapatos deportivos. El otro de aproximadamente diez estaba más lejos y sostenía en sus manos una caja junto con una tela que tenía algo envuelto.

Pero el gran parecido con Poseidón del más peque?o y sus enormes ojos verde mar no era lo que mantenía inmóviles a los dioses y campistas. Era el hecho de que esos ojos estaban llenos de lágrimas, cristalizados y morados. Si, uno de sus ojos tenía un gran morado, raspones en sus mejillas, sus manos estaban mal vendadas, sus rodillas mostraban más hematomas y no querían imaginarse que habría debajo de la camisa.

— E... ese... — trato de hablar Orión pero las palabras no le salían. Estaba entre el odio, la tristeza, la sorpresa y la felicidad. Todos estaban hechos un manojo de emociones encontradas.

— Percy — susurro débilmente Annabeth acercándose un poco al ni?o, mismo que soltó un hipido y retrocedió un paso.

— No me lo creo — dijo Grover captando la atención del peque?o, el verlo con patas de cabra solo hizo que el ni?o se asustará más y pronto salió corriendo junto con su peluche hacia lugar incierto.

— ?No! ?Espera! — Apolo trato de ir por él pero el ver que un instante estaba ahí atrás y al otro delante del ni?o solo consiguió que se asustará aún más y se terminó metiendo al bosque.

Perseus no había tenido una buena ma?ana, había ido a la escuela y los ni?os no habían sido buenos con él, le habían llamado de muchas formas solo porque no podía leer bien y muchas cosas más, cuando llego a casa su mami no estaba. Había tenido que irse a trabajar temprano. Así que se había quedado solo con Gabe el apestoso. Que no hizo más que empeorar su día.

Corrió lo más rápido que sus peque?as piernas se lo estaban permitiendo, tenía que alejarse de esa gente ?No los conocía! ?Ni siquiera sabía dónde estaba! Quería irse de ahí ?Por qué estaba ahí en primer lugar? ?Era su mente jugandole bromas de nuevo? Seguramente era eso.

Vio a su alrededor, su pecho subía y bajaba desenfrenadamente, estaba aterrado, quería salir de ahí, sus piernas ya dolían de correr y las heridas de su cuerpo igual. Las hojas de los árboles se movían y eso solo lograba asustarlo más, pronto vio un hueco en un árbol y como era peque?o pudo encajar perfectamente ahí.

Se acurruco junto con su peluche de tiburón, trataba de detener las lágrimas que le cegaban la vista pero era imposible hacerlo, en cuanto las limpiaba otras más las reemplazaban y comenzaba de nuevo el proceso.

— ?Lo asustaste! — acusaba Artemisa viendo mal a su mellizo y él solo se encogió en su lugar, no había sido su intensión asustarlo.

— Tranquila sobrina, lo mejor será buscarlo — toco su hombro Poseidón y ella respiró hondo.

Pudiera ser que ella odiaba a todos los hombres pero aquel era un ni?o, solo era una criatura indefensa que estaba lastimado, asustado y solo ahora en el bosque. Un bosque al que solo los dioses iban porque no era un lugar cualquiera. Los mestizos lo habían estado visitando pero solo una parte y lo que les preocupaba era que él se haya metido más al fondo de eso.

Apolo encabezó la búsqueda del peque?o, él lo haría desde arriba, aunque él era peque?o así que no sabia si vería demasiado desde el cielo. Los demás comenzaron a repartirse por tierra debían encontrarlo pronto pues estaba por anochecer y el bosque seria aún más peligroso.

— ?Percy! — era el nombre que resonaba por el bosque, sus hermanos y padre estaban preguntando a las nayades del lago. Los demás estaban en el bosque andando a ciegas para encontrarlo.

Thalia y sus cazadoras se habían sumado a la búsqueda igual que Zoe y las suyas, todos en búsqueda de un peque?o ni?o que no sabia que lo buscaban.

— ?Percy! — gritaba Jason que había sido el que más se había adentrado al bosque, se detuvo un momento a descansar había volado buena parte del camino hasta donde estaba y entonces en el silencio lo escuchó.

Un sollozo.

Un peque?o llanto infantil, se alertó enseguida y trató de andar despacio hasta reconocer de dónde venía el llanto, se acercó poco a poco a un gran árbol. El llanto se hacía más fuerte y junto con este algunas palabras poco entendibles excepto por una. Mami.

Perseus estaba llorando acurrucado en el tronco de aquel árbol, rogaba que su mami venga por él, prometía portarse mejor si su mami venía. Prometía no gritar cuando Gabe le castigara y no morderlo por esto. Prometía muchas cosas con tal de que su mami aparezca.

— ?Percy? — susurro una voz cerca de él y enseguida paró sus súplicas y su llanto, se aferró a su peluche y comenzó a tener espasmos por el llanto contenido — No, no, no, no te asustes — el rubio trató de sonar lo más tranquilo que podía.

Hace como una hora o más que el peque?o se había perdido en el bosque, todos le estaban buscando excepto por supuesto Octavian y Perseo. Pero el segundo tenía un buen motivo y eso era cuidar del hijo de Poseidón que aún reposaba en el templo de Apolo.

— Hemos acabado el segundo libro Teseo — acomodaba el cabello de su amigo con una mano — Y han aparecido cazadoras y un ni?o que parece ser tu peque?o hermano Percy, pero ahora anda perdido. Aunque no hay de que preocuparse, estoy seguro que lo hayaran pronto — se acomodó en un asiento a lado de Teseo y besó su mano.

Por otra parte como Hazel había predicho Nico había ido cerca del templo de Poseidón, se había sentado a uno de sus lados con las rodillas contra su pecho y la cabeza hundida entre ellas. Estaba llorando, se sentía tan impotente, tan molesto y a la vez tan malditamente feliz que solo podía llorar. La chica al verlo así hizo lo único que podía en ese momento, se sentó a su lado a esperar que se calmara.

— Ella, esta aquí Haz — susurro Nico, un sonido apenas audible — ?l cumplió —

— ?Qué cumplió Nico? — ella se acomodó el cabello detrás de una de sus orejas y Nico levantó el rostro.

— Estoy seguro que el maldito aún se culpaba... hasta hoy, lo sé — seguía diciendo Nico mientras se?alaba hacia donde habían estado con las cazadoras hace un momento.

— Tranquilo Nico, a todos nos sorprendió su llegada — paso su mano por la espalda de él, este limpio sus mejillas con ambas manos.

— La busque tanto y ahora esta aquí — susurro más tranquilo que antes — Termino cumpliendo —

— Percy siempre cumple lo que promete ?no? — ella asumió que era de él de quien hablaban. Nico asintió apoyando la cabeza sobre sus rodillas todavía muy cargado de sentimientos como para afrontar el verla y Hazel solo se quedó a su lado haciéndole compa?ía. Porque a veces eso era lo que más se necesitaba, la compa?ía de alguien mientras te deshagogabas y dejabas salir parte de tu dolor.

— Todo estará bien Percy, ven conmigo — el rubio extendía sus manos hacia el peque?o pero este solo retrocedió más asustado.

— No me llamo Percy — murmuró pasando una de sus manitos por sus ojos, el rubio podía ver más de cerca el da?o en esta. Una muy clara huella de mano color rojiza en todo su brazo, eso solo lo indignaba.

— ?Entonces, cómo te llamas? — susurro Jason aunque estaba claro que era Percy, no podían estar mal en eso.

— Perseus — susurro dejando de llorar apenas y mirando al rubio — Perseus Jackson — el rubio asintió despacio, al parecer aún no le llamaban Percy todo el tiempo.

— Bien Perseus ?Por qué no vienes conmigo? Te llevaré a un lugar seguro — le extendió una vez más la mano y el ni?o se abrazó más a su peluche.

— Mamá dice que no hable con extra?os — musitó frunciendo el ce?o y Jason río ligeramente.

— Bien, mi nombre es Jason Grace, ahora no soy más un extra?o ?Ya vienes conmigo? — pregunto de nuevo aún con la mano extendida hacia él.

— Sigues siendo un extra?o — era un ni?o listo aunque todos los demás (excepto su mami) dijeran lo contrario.

Ve con él se escuchó el ni?o susurrar al viento y le dio en el rostro a Perseus como si intentara secar sus lágrimas más rápido.

— Solo quiero ayudarte, lo prometo — dijo Jason y con temor aún el peque?o tomo su mano. ?l lo ayudó a salir del tronco del árbol y lo cargó en sus brazos, era ligero.

— Auch — se quejó el peque?o cuando Jason apretó sin querer una de sus piernas mientras lo acomodaba. El rubio contuvo un gesto molesto por todas las heridas que cargaba y comenzó a caminar con él en brazos.

— Todo va a estar bien Perseus — decía el rubio mientras caminaba a las afueras del bosque, las ninfas con sus ramas le indicaban el camino a seguir.

— Lo han encontrado — anuncio Apolo bajando de su carro del sol después de ver al hijo de Júpiter caminar con el ni?o en brazos en medio del bosque.

— Le diré a las ninfas que avisen a las demás para que todos salgan de ahí — dijo Grover y pronto se encaminó ahí.

Cuando el rubio salió con el peque?o Perseus en brazos más de uno se acercó a verlo, este se aferró a su peluche y al cuello de Jason que trataba de avanzar entre la gente.

— Les presento a Perseus Jackson — anuncio el rubio haciendo que todos se queden viendo al ni?o de cabellos negros que tenía en sus brazos. Aquel era su héroe, el gran hijo de Poseidón, el terror de muchos monstruos.

— ?Ese es su gran líder? — se mofó Octavian con desdén — Un ni?o cobarde y asustado es lo que es —

— Al menos no parezco espantapájaros — repuso el peque?o inflando las mejillas, bastante había soportado las burlas de sus compa?eros como para aguantar las de ese chico.

Octavian murió de iras ante la risa de los demás, el peque?o era incluso más molesto que el más grande.

— Bien Percy, vamos a que te curen — decía Jason pero Perseus negó rotundamente con la cabeza aferrandose a su cuello.

— Anda peque?o, lo mejor es que curemos esas heridas — decía Apolo con voz tranquila tratando de convencer al ni?o pero él se volvió a negar.

— No — murmuró — Si se curan solas él se va a enojar — tembló ligeramente en los brazos de Jason, lo que hizo al otro abrazarlo más.

— Esta bien, nadie te hará nada sólo por curarlas — susurro tratando de convencerlo pero el solo se negó una vez más.

Todos se vieron un momento ?Qué podían hacer si él se negaba? Capaz que si le obligaban salía corriendo una vez más y no les convenía. Poseidón solo veía de lejos a su hijo, recordaba que el de doce a?os aún estaba resentido con él hasta que llegó al Olimpo, algo le decía que el peque?o lo estaría aún más. Así que Percy solo estaba junto a los campistas y Apolo que pasaba fácilmente por un adolescente más.

— Esta bien, no las curaremos ?ok? — le dijo Jason al oído. Percy se había pegado a su cuello y no tenía contemplaciones de salir de ahí.

— Ok — murmuró en respuesta, estaba asustado, no conocía a nadie ahí, ahora solo conocía al rubio. Recostó su cabeza contra el hombro del rubio negándose a ver a nadie mientras este le llevaba a quien sabía dónde.

— ?A dónde lo vas a llevar Jason? — pregunto Thalia acercándose a ellos. Percy se aferró a la camisa de Jason con sus peque?as manos.

— A las mesas por algo de comer, debe tener hambre y sed de correr tanto — respondió el rubio acomodando a Percy, no le agradaba la idea de que siga lastimado pero no quería que lo obligaran a algo, tenía miedo de que se vaya a lastimar aún más.

Apolo solo lo vio marchar, las heridas que traía el ni?o le preocupaban demasiado, podía tener alguna herida interna y eso lo asustaba. Estaba distraído mirando hacia donde Jason se llevaba el peque?o que casi no sintió el tirón a su brazo que hizo alguien. Hasta que la voz le hizo reaccionar.

— Papá — dijo una voz detrás de él que conocía muy bien, se dio la vuelta inmediatamente topándose con un par de ojos verdes claros, muchas pecas en su nariz y cabello casta?o rojizo.

— Hal — susurro su nombre mientras un gran sentimiento se formaba en su ser, lo sostuvo entre sus brazos sintiendo su calor — Mi peque?o Hal —

— Lo siento papá... me lo advertiste y aún así — murmuró contra el pecho de su padre, este lo apartó un poco y pudo ver que su hijo estaba llorando, limpio sus mejillas con ambas manos.

— Todo esta bien peque?o — le sonrío a su hijo — Aunque igual tendrás tu castigo — Hal bajo la mirada al suelo.

— Para mi no es un castigo — musitó sin mirarlo. Apolo sonrió, claro que no lo era para su hijo siempre había sido como una maldición eso de ver el futuro de los demás solo con tocarlos.

— Lo sé pero ey al menos eso ya no está y no te preocuparas por intentar cambiar lo inevitable — levanto el rostro de su hijo con una mano y este limpio las nuevas lágrimas que tenía asintiendo.— Me alegra tanto que estés aquí — Hal sonrío.

Luke solo miraba todo de lejos ahora que habían encontrado al peque?o ni?o, miró a Zo? aún la recordaba de su tiempo, se habían topado con ella mientras huían de algunos monstruos le parecía increíble que Thalia haya hablado con normalidad con ella. Después de todo en su tiempo solo se ladraban como perros y gatos.

— Espiar a la gente esta mal — murmuró una voz a sus espaldas haciendo que brincara y golpeara su cabeza contra la rama baja del árbol tras el que estaba escondido. Hermes no pudo evitar reír por esto.

— Reírse de los golpeados también está mal — mascullo Luke sobando su cabeza y mirando mal a su padre.

— No lo está cuando el golpeado hace una mueca tan graciosa — se?aló el Dios de los ladrones y Luke gru?o, el dios solo sonrió.

— ?Qué deseas...padre? — la última palabra le costó decirla pero Hermes se alegraba tanto de que la dijera.

— Deseo hablar contigo — el rubio suspiro y se sentó en el suelo — Se que tengo que haber hecho una estupidez muy grande para que me guardes tanto odio pero te aseguro que si lo hice no fue con la intención de arruinarte la vida — Luke solo escuchaba y miraba el suelo — A veces hacemos cosas incorrectas sin saberlo pero — se agacho hasta estar a la altura de su hijo y paso su mano por su mejilla — Siempre hay oportunidad de corregir o al menos intentarlo — beso su frente y luego desapareció.

Luke se quedó ahí solo mirando el pasto y sintiendo un calor agradable sobre el lugar que su padre había besado. Era verdad que el Dios había cometido un error, aunque él sabía que más lo cometió su propia madre, también recordaba que Hermes si intentó hacerse cargo de él pero él no se lo permitió. Debía pensar aún en muchas cosas.

Hal le entrego a su padre una caja, misma que contenía el tesoro que había en su casa. Apolo suspiro mirándola y recordando los sue?os que había tenido, debía entregarle esa caja a Hermes para que él la tenga y que sus hijos la abrieran cuando fuera el tiempo debido. Pero eso no era lo único que había traído Hal consigo.

— ?Tú eres Luke? — pregunto el chico cuando se topó con este detrás de un árbol, el rubio alzó la mirada. Esos ojos verdes que lo veían él sintió que los conocía pero no con ese brillo e inocencia. Así que se limitó a asentir ante su pregunta.— Me han dicho que tu podrías cuidar esto por mi — saco del cinto un objeto envuelto en una tela.

El ni?o abrió la tela despacio, los ojos de Luke se abrieron con sorpresa al reconocer lo que él sostenía en sus manos. Una daga. La daga que Halcyon Green le había regalado antes de morir. Miro fijamente al ni?o que no pasaba de los diez a?os, piel blanca y sin arrugas, ojos verdes, pecas, vestía una camisa de tela con un pullover verde y pantalones de tela café junto con zapatos de suela negro. Una ropa muy de la época en la que estaban ahora.

— Hal — logro susurrar. El ni?o sonrió de lado y un brillo fiero como el de todo griego creció en sus ojos, ese que vio por última vez en aquella vieja casa antes de que su existencia terminara.

— Ese es mi nombre — asintió el ni?o — Y te traje esto, me la dio una ni?a hace unos días — le extendió la daga y el rubio sólo se la quedo mirando — Me la dio en agradecimiento por salvar su vida pero yo no soy de dagas — la puso en el regazo de Luke — Me dijeron que tu conocías a la ni?a que protegería ahora — ahí lo entendió debía dársela a Annabeth — Espero que la proteja muy bien — sonrío y luego se fue de ahí.

Luke solo se quedó estático, sobre sus piernas ahora reposaba la misma daga que le había dado a Annabeth cuando la conoció, la misma con la que le hizo una promesa. Ellos eran familia. Una promesa que estaba seguro que no había cumplido en el futuro.

— ?Quieres más jugo? — preguntaba Jason con el peque?o Percy sentado a su lado, los demás solo estaban mirando aún extra?ados por todo esto.

— Si, por favor — sonrío el peque?o levantando su vaso para que el rubio le ponga más jugo de naranja. La comida estaba deliciosa.

— Bien y que ha pasado sin nosotros — pregunto Hazel cuando llego a lado de Frank junto con Nico que ya había dejado de llorar y sus ojos de estar rojos.

— ?La verdad? Demasiadas cosas — contesto Frank mirando hacia Percy que tomaba su jugo como si no hubiese un ma?ana. Hazel y Nico vieron hacia donde él veía.

— Ese renacuajo se parece a Percy — soltó Nico sin poder evitarlo y haciendo que Perseus lo mire.

— Nico — rega?o Hazel y le dio un ligero golpe en el brazo, él se lo sobo.

— Pero es que eso es — se?aló él de nuevo al ni?o que solo lo veía con sus enormes ojos verdemar aún lastimados.

— No le hagas caso — Hazel le sonrió al ni?o y se atrevió a acercase más a la mesa hasta estar enfrente del ni?o — ?Tú eres Percy? — pregunto y comenzó a esconearlo con la mirada, no le agrado lo que vio.

— Mami me dice Percy pero solo a veces — aclaro él después de todo su mami solo le decía así de cari?o, los demás todos le llamaban Perseus mismo nombre que era causa de sobrenombres y que los otros ni?os le molestaran.

— ?Me dejas llamarte así? — pregunto ella dulcemente y el ni?o asintió sonriendo para después bostezar y cubrirse la boca con su peque?a manito.

— Bien, creo que es hora de que alguien duerma — Jason le sacudió el cabello haciendo que el peque?o ría.

— Deja que mamá Jason te vaya a acostar — se burlo Leo que estaba en una esquina de la mesa y se río cuando Jason lo miró mal pero Percy no prestó atención, sus ojitos habían captado algo que llamó su atención y pronto se escabulló de ahí.

— No, Percy, ven aquí — llamo Jason en cuanto lo vio correr pero se detuvo al ver que el ni?o lo hacía y lo hacía delante de Annabeth.

— Se?orita — Percy captó toda la atención de la rubia, misma que sólo lo había estado viendo de lejos en la mesa donde estaba sentada. Ver a su novio así de peque?o no era fácil.

— Dime peque?o — sonrío triste porque el ni?o que seria su novio aún estaba lastimado y el yo actual de él no estaba.

— ?Usted es una princesa? — pregunto acercándose más a ella y casi susurrando mientras la veía a los ojos. Annabeth se sonrojó sin poder evitarlo y Piper a su lado tuvo que aguantar la risa.

— No — logro responder la hija de Atenea mientras él se acercó más pesta?eando.

— Entonces ?Por qué pareces una salida de un cuento? — pregunto mirándole a los ojos y Annabeth solo río y lo abrazo. ?l ya olía a mar. Lo acomodó en sus piernas y besó su mejilla.

— No soy una princesa pero si quiero ser tu amiga — le dijo haciéndole cosquillas despacio en su pancita. Percy río.

— Y en un futuro más que su amiga — hablo Piper con una sonrisa pícara haciendo que la rubia se sonroje hasta las orejas y que el ni?o se quede mirando a la casta?a.

— ?Mi mejor amiga? — pregunto inocente Percy ladeando la cabeza y Piper se lo quedo mirando.

— Si cari?o, ella será tu mejor amiga — aguanto la risa sabiendo la verdad y la rubia la empujo con su hombro.

Jason solo se había quedado del otro lado de la mesa mirándolos. Nico estaba siendo rega?ado por Hazel pues seguía diciendo que ese no era Percy sino un renacuajo, Will le había servido comida y escuchaba el rega?o mientras que le daba de comer cada que intentaba protestar.

Poseidón y los demás dioses solo podían observar ?Cómo le explicabas a un ni?o de siete a?os que su padre era un dios? ?Cómo le explicabas de todo este mundo mitológico sin que se asustará y quisiera huir?

— ?Como te sientes cari?o? — susurro Anfitrite a su lado una vez que la demás dioses decidieron ir con sus demás hijos.

— No lo sé ?Feliz? Bueno, una versión de mi hijo está aquí — sonrío viendo como el hijo de Júpiter lo cargaba de nuevo en brazos a su peque?o — ?Molesto? ?Has visto sus heridas? — vio su esposa, la angustia estaba pintada en los ojos de Poseidón.

— Si, las vi — ella acarició su brazo tratando de reconfortalo — Ya se las curaran y pronto también cambiaremos eso —

— Seguro me odia — suspiro el Dios de los mares y lastimosamente para esa afirmación no había nada que hacerle. Anfitrite solo pudo abrazarle.

Tritón por otra parte estaba junto con sus hermanos y Aquiles afuera del templo de Apolo, el mensajero de los mares daba vueltas de un lado a otro. A ninguno le había gustado la forma en que había aparecido Percy.

— Seguro fue ese ser — soltó con desprecio Belerofonte y los demás solo rechinaron los dientes con odio. No les cabía dudas de que el casta?o tenía razón.

— Tranquilo — Aquiles abrazaba por los hombros al casta?o — Estoy seguro que él estará bien, ya se dejará curar y todos podremos hablar con él — froto sus manos contra los hombros de su amigo buscando que se calmara y que dejara de estar tan alterado.

— ?Hey! ?No van a entrar? — pregunto Perseo saliendo del templo y viendo a todos reunidos ahí afuera. Ellos simplemente se detuvieron a mirarlo.

— ?Cómo sigue? — Tritón lo miraba fijamente, los ojos azules de Perseo le devolvieron la mirada, se le hacía raro que el inmortal le este preguntando acerca del estado de Teseo.

— Dormido, muy quieto y dormido — logro responder y después suspiro cerrando los ojos — Espero que no duerma mucho más — Tritón solo asintió y desapareció.

— Esta un poco raro ?no? — murmuró Belerofonte muy cómodo entre los brazos de Aquiles.

— Algo — sonrío Orión — Debe ser todo el cansancio por curar a Teseo — desestimó el tema aunque sabia que no era por eso.

— Debe ser eso — acepto Perseo aunque el sentía que era más por preocupación por Teseo que solo el cansancio, pero tal vez estaba mal. El mismo estaba cansado con todo lo de Teseo. — ?Vamos a comer? — estiro los brazos por encima de su cabeza, ahora que sabia que Teseo no empeoraría se tomaría las cosas con más calma.

— Vamos — alento Aquiles poniéndose de pie y ayudando a Belerofonte a hacer lo mismo, Orión siguió sus pasos. Mientras caminaban le contaron a Perseo lo sucedido con el peque?o Percy.

— ?No crees que debería dormir en el templo de su padre? — Jason escucho que susurro alguien a su lado mientras el revisaba la gran maleta que había aparecido junto a Percy, en esta había ropa y zapatos para Percy.

— Bien, tienes que ba?arte — El rubio sabia que lo mejor sería que lo cuidara su padre pero estaba seguro que a esta edad presentarle a Poseidón no sería de ayuda y menos en el estado que se encontraba Percy. Estaba herido y asustado en un lugar nuevo, con gente que lo conocía pero él no a ellos.

Busco un pijama entre la ropa de la maleta, había una de color celeste con peque?os dibujos de animales marinos en color azul, la tomo y llevo a Percy a ba?arse. Jason se resignó a ba?arlo porque cuando lo dejo solo se estaba demorando demasiado.

— Dije ba?arse, no jugar con el agua — rega?aba el rubio mientras lo secaba con mucho cuidado.

— Pero es que me encanta el agua — contestaba el ni?o que estaba sentado de espaldas al rubio sobre la cama. Ya tenía puesto un par de boxers y el pantalón del pijama.

— Por mucho que te guste, no debes estar mucho ahí. Te puedes resfriar — seguía con el rega?o mientras buscaba algo para curar las heridas de la espalda del ni?o.

Will le había dicho que al menos las desinfecte él debido a que Percy solo dejaba que el rubio se acerque lo suficiente a él. Jason curo las heridas lo mejor que pudo, vendo su espalda y pecho, también sus brazos y piernas, puso crema desinflamatoria sobre los hematomas. En especial los de su rostro.

— Esta listo, ahora a dormir — El rubio levantó las mantas y Percy se acomodó, él lo arropó, le dio su tiburón — Buenas noches — se despidió.

— Buenas noches — contesto Percy y lo vio marchar. Se abrazó a su tiburón mientras las luces se apagaban.

— Padre — saludo Tritón cuando apareció muy de noche en la oficina que este tenía en su templo. Poseidón estaba viendo en una pantalla como estaban las cosas en su reino, al parecer las únicas personas o seres en movimiento eran los inmortales y los que estaban en el Olimpo.

— Tritón, hijo — devolvió el saludo desapareciendo la pantalla, se volteó a verlo. Este estaba delante del escritorio — ?Cómo sigue tu hermano? — Tritón gru?o.

— Dormido pero de mejor semblante, su cuerpo tiene una temperatura normal — respondió — Pero eso no es lo que me trajo aquí —

— Déjame adivinar ?La reunión de las moiras? — se reclino en su asiento el dios de los mares mientras su hijo asentía.

— Aceptaras — fue lo único que pronunció, no era una pregunta, era una afirmación y Poseidón lo sabía, solo asintió eso era más que seguro, no necesitaba de las visiones de su hijo para saber que eso se trataría en el juicio de esos.

N/A: de la emoción olvide la nota XD.

Bien aquí está el porque de la votación donde había ganado el Superman rubio.

A él es a quien Percy estará más apegado.~

La segunda será con Annabeth ~

Y aquí vamos de nuevo con el libro wuuuuu ~