Disclaimer: No soy propietaria de los personajes de Digimon ni de su historia que pertenecen a Toei. Por favor, no copiad esta historia en otro sitio sin mi consentimiento.

P.D: escribí inicialmente esta historia en francés ya que soy francesa. Pero la traduje al espa?ol porque soy bilingüe y que tengo un novio que es nativo que me ayuda. ?Así espero que la sintaxis no os parezca demasiado afrancesada! Podéis también encontrar esta historia en francés en mi perfil.

Cette histoire est également disponible en fran?ais. Si cela vous intéresse, vous pouvez la trouver sur mon profil.

La página web de Fanfiction no permite insertar imágenes dentro de una fanfiction, es una lástima porque inicialmente había a?adido imágenes de digimons para ilustrar la historia cuando se trata de un digimon nuevo. Así que no vacilad en buscar imágenes de los digimons cuando no les conocéis, ?es más entretenido!

Para inscribirse mejor en la continuación de la trama de Digimon Tri. 6 ? Nuestro futuro ?, esta historia empieza justo después de la destrucción de Ordinemon. Por lo tanto, descarta la escena final de Digimon Tri. 6 donde se ve a Taichi y a sus amigos llamar a Meiko para Navidad. Esta escena rompía demasiado con la acción de Tri., por eso no aparece en esta continuación.

?Os deseo una buena lectura! No dudéis en dejar un comentario si la historia os ha gustado :)


Capitulo 1

Mientras la luz se propagaba en ondas ligeras y alegres en las orillas de Odaiba, la victoria tenía para los Ni?os Elegidos el triste sabor de un amargo sacrificio. La Tierra y el mundo digital estaban salvados, pero Meicoomon había dejado de existir. Meiko había caído de rodillas; las lágrimas corrían por sus mejillas. Sora se arrodilló a su lado y la abrazó. Mimi la imitó, conteniendo sus propias lágrimas. Takeru también había abrazado a Hikari: la adolescente estaba todavía impresionada por la muerte de Ordinemon. Apretaba contra su pecho a Nyaromon, como si temiera perderla otra vez. Al lado de Yamato, Taichi miraba a Meiko con pena. Hubiera querido ser capaz reconfortarla, pero no sabía qué decirle. Koushiro miraba al cielo. Habían evitado el reboot de la Tierra, pero habían pagado un precio muy alto por ello. Joe se fijaba en el mar. Las lágrimas de Meiko le hacían sufrir. Perder su digimon tenía que ser una prueba terrible. Había estado a punto de perder a Gomamon una vez, y ni siquiera quería imaginar lo que podría sentir si desapareciera definitivamente. De repente, el móvil de Koushiro sonó. Descolgó:

– ?Dígame?

Todos dirigieron su mirada hacia él. Le vieron asentir con la cabeza. Cuando colgó, Taichi le preguntó:

– ?Quién era?

– El hospital. Les había pedido que me llamasen para darme noticias de Daisuke, Inoue, Iori y Ken.

– ?Y entonces?

– Parece que sólo Ken ha salido del coma. Lo que es ya es una buena noticia. ?Taichi, cómo les has salvado? Y tú, ?cómo has vuelto del mundo digital?

Todas las miradas convergieron a Taichi. El rostro del joven se oscureció: en su corazón la herida no se había cerrado aún. Todavía veía al profesor Nishijima perdiendo sangre, oía la alarma, la luz roja intermitente, estresante, la risa sádica de Gennai. Guardaba en su mente la sensación de sus manos que golpeaban la pared de la capsula, se oía gritar, percibía la voz de Nishijima que le decía que nunca abandonara, que tenía que so?ar en grande… Apretó los pu?os, lleno de rabia e impotencia.

– Cuando hemos caído en este precipicio con el profesor Nishijima, nos encontramos en un extra?o laboratorio. Daisuke y los demás estaban presos en capsulas que les mantenían dormidos. No sé exactamente que paso durante esta caída que nos condujo a este laboratorio. Lo único que sé es que no tenía ni un ara?azo mientras que… el profesor Nishijima perdía toda su sangre. Tenía múltiples heridas y yo no podía hacer nada. Fue cuando apareció…

– ?Quién? preguntó Takeru.

– El ser que toma la forma de Gennai o Ken... Detuvo el sistema de supervivencia de Daisuke y los demás. Para salvarlos, sólo había una forma: enviarlos a la tierra. Cuando se transfirieran, el laboratorio tenía que explotar... Y sólo quedaba una cápsula para mí y para el profesor. Busqué otra solución, pero el Sr. Nishijima cerró sobre mí la cápsula restante. Se había iniciado el proceso de transferencia a la tierra y cuando las cápsulas fueron expulsadas, ha...

Taichi no pudo terminar su frase. Las últimas imágenes, las últimas palabras de su profesor le perseguían.

– ?No pude hacer nada! casi gritó.

Meiko lo miraba fijamente y percibía su dolor. Todos la compartían. Yamato le miró y frunció el ce?o.

– También me dijo, dice Taichi con una voz quebrada, que la Sra. Himekawa fue cómplice de Yggdrasil y del reboot. Ella nos mintió y también había mentido al profesor Nishijima...

Yamato miraba a Taichi mientras pensaba en su profesor. Se acercó a su amigo y le puso una mano en el hombro:

– Nos aseguraremos de que su sacrificio no sea en vano. Vamos a ver a Ken y a los demás al hospital.
– Los digimons están agotados, dice Mimi. Koushiro, ?puedes meterlos en el espacio digital que creaste para ellos?
– Claro.

Abrió su portátil y el programa de la sala de los servidores: todos los bebes digimons saltaron dentro. Koushiro cerró su ordenador y todos se pusieron en marcha en silencio. Llegaron al hospital cuando el día amanecía. Taichi y sus amigos se presentaron en la recepción y pidieron al médico si podían ver a Ken.

– Sí, pero no más de media hora, les advirtió.

Una enfermera les condujo a través de unos blancos pasillos que olían a formol y productos de limpieza. El hospital, a esta hora temprana, estaba todavía tranquilo. Ken estaba solo en una habitación, al lado de la de Inoue, Daisuke e Iori. ?stos estaban todavía alimentados por una mascarilla de oxígeno. Un médico salió de su habitación.

–?Qué tal están? preguntó Joe al doctor.

– Sus funciones vitales no están deterioradas como su cerebro y su corazón, pero no se despiertan. Es como si algo les mantuviese en el coma.

Joe frunció el ce?o y alcanzó a los demás. Entraron en la habitación de Ken. Las persianas bajadas de la ventana filtraban la luz del alba, difundiendo rayos pálidos en la habitación todavía impregnada de obscuridad. Cuando Ken les vio su cara se iluminó:

–?No sabéis qué feliz estoy de veros!

–?Cómo te sientes? le pidió Takeru.

– Un poco raro… Tengo la impresión de que he dormido una eternidad.

– Tienes que dar a tu cuerpo el tiempo necesario para recuperarse, dijo Joe.

– ?Qué tal están los demás?

–Todavía están inconscientes, contestó Yamato.

– Estábamos presos… ?Cómo hemos salido de este laboratorio?

– Gracias a Taichi. Pero creo que te lo explicará todo más tarde.

– Sin embargo, dijo Koushiro, me interesaría saber cómo habéis sido capturados con Daisuke y los demás. Quizás nos daría más informaciones sobre Yggdrasil.

Ken fijo un momento las sábanas blancas de su cama, como si intentase acordarse.

– Siendo honesto, mis pensamientos son todavía confusos pero voy a hacer un esfuerzo. Todo empezó por una llamada, una tarde que salíamos de la escuela con Daisuke, Inoue e Iori… era una mujer. Decía que se llamaba Maki Himekawa, que era miembro de una agencia que conocía los digimons y que velaba por los Ni?os Elegidos. Confieso que nos intrigó, porque nunca habíamos oído hablar de esta agencia. Esta mujer quería vernos. Nos dio cita un día que no teníamos clase. Fuimos y la encontramos. Nos dijo que unos problemas habían surgido en el digimundo y que Gennai pedía que nos juntemos con él allí. Preguntamos si no sería mejor llamaros para que fuerais con nosotros. Nos dijo la Sra. Himekawa que solo lo podíamos hacer nosotros. La creímos y abrimos un portal hacia el mundo digital con nuestros D-3. Pero cuando llegamos sentimos algo anormal. Nos dimos cuenta que la Sra. Himekawa nos había seguido. Aunque todavía no sé cómo.

– Normalmente, reflexionó Koushiro, solo las personas que poseen un digivice pueden entrar en el mundo digital…

– ?Quieres decir… que la Sra. Himekawa es una Ni?a Elegida? se exclamó Mimi. ?Cómo es posible?

– ?Y si era esto lo que me quiso decir el profesor Nishijima? murmuró Taichi para sus adentros.

– ?Qué quieres decir? le preguntó Koushiro.

– Eh… nada. No estoy seguro de lo que pienso.

– De toda maneras, continuó Ken, una vez que llegamos al digimundo, fuimos inmediatamente atacados por un digimon poderoso, inmenso y negro.

– ?Alphamon? adivinó Yamato.

– Sí. Venció a nuestros digimons, aunque hubiéramos hecho la digievolución del ADN con Daisuke. Fue cuando un extra?o digimon apareció y quebró nuestra resistencia. No pudimos hacer nada. Cuando volvimos a la consciencia, estábamos presos en estas capsulas. Al lado nuestro estaba Gennai, también preso. Luego no desvanecimos otra vez.

– ?Gennai? se sorprendió Joe.

– El verdadero Gennai.

Todos se dieron la vuelta: Gennai, vestido de blanco como lo conocían, acababa de salir de un rincón oscuro de la habitación de Ken. Todos lo miraron, estupefactos.

– ?Gennai! se exclamó Koushiro ?Cómo llegaste aquí?

– Estuve también encerrado en una de las capsulas que Taichi envió a la Tierra. Cuando liberó a Daisuke y a los demás, me libró también del control de Yggdrasil.

– ?Qué querías decir cuando hablabas del verdadero Gennai?

– ?l que visteis solo tomaba mi apariencia. Por eso me capturó y capturó a Ken.

– ?A qué te refieres? le preguntó Yamato.

– El digimon que atrajo a Daisuke y sus amigos en una trampa es el más fiel sirviente de Yggdrasil. Pero a la diferencia de otros digimon, ya no posee cuerpo estable. Para venir al mundo digital y a la Tierra, necesitaba un cuerpo ficticio. Por lo tanto, usó mi cuerpo y el de Ken, valiéndose de una imagen oscura de nosotros. Además, el D3 de Ken permitía abrir un pasaje entre la Tierra y el mundo digital.

– Ahora que lo recuerdo, dijo Koushiro, la Sra. Himekawa utilizó un D3 negro para abrirnos un portal hacia el digimundo. Creo que era el tuyo, Ken.

– Me lo robó cuando Yggdrasil nos hizo presos.

– Pero, si el sirviente de Yggdrasil solo necesitaba a Ken, ?por qué también capturó a los demás Ni?os Elegidos? preguntó Sora.

– Para utilizar sus digimons, explicó Gennai. Poseyendo los digivices de Inoue, Iori, Daisuke y Ken, Yggdrasil quería controlar la digievolución para utilizarla a su beneficio. Cuando Gomamon y Lillymon lucharon contra Imperialdramon, estaban controlados por Yggdrasil y su sirviente. Habían sido infectados por Meicoomon antes. Yggdrasil sue?a con dominar la digievolución, porque no es capaz de hacerlo.

– ?Por qué? preguntó Koushiro. ?Porque no es humano?

– Porque poseéis algo que no tiene.

– Taichi, ?pudiste liberar a Wormon y los otros digimons? le pidió Ken de repente.

– No, lo siento, contestó Taichi. Vuestros digimons no estaban con vosotros en el laboratorio.

– Entonces, ?todavía están prisioneros de este monstruo, este Yggdrasil! exclamó Ken apretando los pu?os.

– Habrá que liberarlos, dijo Gennai.

– ?Pero Homeostasis no destruyó a Yggdrasil? preguntó Joe.

– Homeostasis no tiene este poder, dijo Gennai. Solo encerró a Yggdrasil en el Mar Oscuro.

– ?El Mar Oscuro? murmuró Hikari.

– Originariamente, este mundo ha sido creado para contener a Yggdrasil e impedirle acceder a otros mundos. Por desgracia, Yggdrasil es poderoso, y la parte oscura de Meicoomon le fortaleció suficientemente para que interactuase con el digimundo y la Tierra. Pero con la desaparición de Ordinemon, Yggdrasil ha sido debilitado y Homeostasis ha podido mantenerle en el Mar Oscuro.

– ?Sería… sería el Mar Oscuro que llovía sobre la Tierra, cuando todo desaparecía durante la batalla? preguntó Hikari.

– Sí. Cuando los mundos son permeables con el Mar Oscuro, corren el riesgo de desaparecer. Por eso Homeostasis lo rodeó de un Muro de Fuego.

– Espera, dijo Koushiro. ?Hablas del Muro de Fuego que había pasado Apocalymon, cuando lo combatimos hace seis a?os? ?Es este Muro de Fuego que encierra el Mar Oscuro?

– Sí. Apocalymon venia del Mar Oscuro y había sido creado por Yggdrasil.

– Y el sirviente de Yggdrasil que hizo presos a nuestros amigos, ?él también venia del Mar Oscuro?

– Sí.

– ?Sabes quién es?

– Hem… no estoy seguro.

Koushiro frunció el ce?o: ?realmente Gennai no lo sabía, o les escondía algo? En este momento, un digimon se materializó en la habitación del hospital. Todos reconocieron el perro con cuerno de rinoceronte vestido de una capa roja: Hackmon, el enviado de Homeostasis. Este se dirijo a Gennai:

– Homeostasis me advirtió que ya estabas libre. Gracias, humano, por salvarlo, le dijo a Taichi. Homeostasis quiere que vuelvas en el mundo digital, continuó a la atención de Gennai.

– ?Sirves a Homeostasis, Gennai? preguntó Takeru.

– Sí. Mi misión es preservar el equilibrio del mundo digital. Iba a volver, le dijo a Hackmon. Pero estos chicos merecían algunas explicaciones. Debéis tener cuidado, dijo a los Ni?os Elegidos. Homeostasis es poderoso, pero Yggdrasil es más poderoso aun. Su sirviente puede estar en cualquier sitio. Una última cosa: el reboot del mundo digital ha vuelto a sincronizar el tiempo real y el tiempo del mundo digital. Por lo tanto, un día allí es equivalente a un día aquí.

Con estas palabras desapareció y Hackmon con él. En ese momento, la puerta de la habitación se deslizó y una enfermera pasó la cabeza:

– La visita está terminada. Os voy a pedir que salgáis, por favor.

– No te preocupes, Ken, dijo Taichi. Te mantendremos informado de todo.

– Gracias amigos.

Mientras los demás se iban, Hikari se acercó a Ken.

– ?Te sientes bien?

– Sinceramente, siento muchas emociones a la vez. El alivio de que los demás no tengan nada... la ira que la Sra. Himekawa nos haya enga?ados y que nuestros digimons sigan siendo prisioneros. Incomprensión en cuanto a los planes del sirviente de Yggdrasil. Pero también esperanza, porque Yggdrasil está encerrado en el Mar Oscuro. No puede alcanzarnos todavía.

– El Mar Oscuro, murmuró Hikari como si fuera una palabra maldita.

– Creo que es porque fui allí que recuperé la conciencia antes que los demás.

– ?Qué quieres decir?

– Ya tuve que luchar para liberarme del mal en el pasado... Supongo que esto me reforzó. Los otros no tuvieron que pasar por esta terrible experiencia, pero ahora, tienen que luchar mucho más duro para superar este sue?o en el cual Yggdrasil les ha hundido.

– Entiendo. No te preocupes, se despertarán. Estoy segura de esto. Descansa bien, dijo mientras salía de la habitación.

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Todos los Ni?os Elegidos salieron del hospital, pensativos. Con las manos en sus bolsillos, Yamato dijo:

– No sé si estoy contento de saber que Gennai trabaja para Homeostasis. Después de todo, Homeostasis estaba dispuesto a lanzar el reboot del mundo real. ?Gennai habría dejado que eso sucediera?

– Es posible, asintió Koushiro seriamente. Pero siempre nos ha ayudado hasta ahora. Creo que es bueno que vuelva a estar libre.

– Ahora que Ken y el verdadero Gennai están fuera del alcance de Yggdrasil, ?eso significa que el sirviente de Yggdrasil dejará de tomar su apariencia? preguntó Sora.

– Con toda probabilidad, dijo Koushiro. Sin embargo, Gennai nos dijo que tuviéramos cuidado. Pronto tendremos que volver al mundo digital. Desde nuestro último viaje allí, estoy tratando de desarrollar un portal que nos permita pasar de un mundo a otro sin usar un D-3. Vuelvo a trabajar en él.

– Koushiro! ?No quieres descansar un poco?

– Ahora no. No sabemos lo que nos espera.

– ?Haz al menos una siesta! exclamó Joe.

– Lo intentaré, dijo, sonriendo.

Los otros decidieron irse a casa. La noche había sido difícil y necesitaban dormir. En el momento de la separación, Taichi le dijo a Meiko:

– ?Te acompa?o hasta tu casa?

– Si quieres, dijo incómoda.

Hikari vio a su hermano, y luego a Meiko. Ella entendió. No era el momento de intervenir.

– Takeru, ?puedo ir a tu casa? le preguntó. No quiero estar sola.

– Por supuesto, contestó con una sonrisa mientras ponía una mano sobre su hombro.

– Taichi, voy con Takeru, le dijo a su hermano.

– Vale. Cuídate. ?Hasta luego! lanzó a sus amigos. Koushiro, al mínimo problema, ?llámame!

– De acuerdo.

Taichi y Meiko comenzaron a caminar. El sol que amanecía estaba envuelto en una niebla difusa, como si su luz se filtrara a través de un velo de lino. Meiko caminaba en silencio. Después de un rato, Taichi le dijo:

– ?Cómo te sientes?

– Un poco... vacía. Estoy aliviada de que todo esto haya terminado y que Mei no sufra más. Al mismo tiempo me gustaría tanto despertarme, decirme que todo fue solo una terrible pesadilla. Despertarme y encontrar a mi peque?a Mei a mi lado...

Se detuvo, los sollozos la sacudieron. Se quitó las gafas para secarse los ojos. Las gafas estaban empapadas.

– Dámelas, dijo Taichi extendiendo la mano.

Tomó las gafas y las limpió con una esquina de su camisa. Luego se las devolvió a Meiko:

– Toma.

– Gracias.

– Sé cómo te sientes. Meicoomon fue la segunda persona que falleció hoy.

– El se?or Nishijima fue un buen profesor. Nos cuidó.

– Ya había visto desaparecer digimons, pero nunca había visto morir un ser humano. Yo también quisiera despertarme y decirme que todo era simplemente una pesadilla.

Taichi apretó los pu?os con el ce?o fruncido. Meiko bajó la mirada.

– Entiendo, dijo Meiko. Creo que llevará tiempo superar todo eso.

– Supongo. De todos modos, quería decirte que... puedes contar conmigo si sientes la necesidad.

Meiko sonrió, agradecida a pesar de la tristeza que inundaba su alma:

– Muchas gracias.

Terminaron el camino en silencio. Cuando llegaron al pie de su edificio, se saludaron con la mano y Meiko regresó a su piso, mientras Taichi subía al suyo.

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Koushiro había pasado por el supermercado antes de regresar a su oficina: había comprado té oloong y comida por los digimons. Luego se puso a trabajar. Tenía absolutamente que desarrollar este portal, pero la batalla contra Ordinemon les había agotado a todos y aunque se resistiera a admitirlo, se le cerraban sus ojos a cada instante. A medida que avanzaba la tarde el cansancio le venció. Cayó sobre su teclado.

Anocheció. Todos los Ni?os Elegidos habían pasado el día durmiendo. De repente Koushiro fue despertado por el pitido de su buzón. Se enderezó, se pasó una mano sobre el rostro y se frotó sus ojos pesados.

– ?Koushiro, un nuevo correo? dijo una voz que él conocía bien.

El joven miró hacia la pantalla de la sala digital que había creado para los digimons: todos sus compa?eros, después de una comida y varias horas de sue?o, habían alcanzado el nivel de principiante. Era Tentomon que había hablado a Koushiro: salió de la pantalla y se acercó a su amigo volando.

– ?Quién te envió este mensaje?

– No lo sé. El destinatario está ocultado.

Sospechoso, Koushiro procedió a un análisis.

– El correo no contiene virus.

– Entonces ábrelo.

Koushiro hizo un clic en el correo. Mientras leía el mensaje, sintió que su sangre se aceleraba en sus venas. Tan pronto como leyó la última línea, sacó su móvil y marcó un número:

– ?Taichi? Vete a coger a Meiko a su casa y reúnete a mí dentro de veinte minutos al borde del mar, frente al puente donde desapareció Meicoomon. Te explicaré todo.

Luego marcó el número de Yamato, Sora, Joe, Mimi y finalmente Takeru:

– ?Takeru? ?Hikari está todavía en tu casa?

– Sí, está durmiendo.

– ?nete a mí dentro de veinte minutos al borde del mar, frente al puente donde desapareció Meicoomon. Los otros ya están en camino. Date prisa, es muy importante.

Takeru colgó y miró el reloj de la cocina: las ocho de la noche. Su madre aún no había vuelto del trabajo. Tomó un papelito y escribió: "Todavía tenemos cosas que arreglar con los digimons. No te preocupes, todo irá bien." Luego fue a su habitación: había dejado su cama a Hikari y él había tomado el sofá. Se sentó cerca de ella y miró su rostro dormido. Sus parpados se agitaban: estaba so?ando. Takeru puso su mano sobre la de Hikari y le susurró:

– ?Hikari?

La joven abrió lentamente los ojos.

– Koushiro nos acaba de llamar. Parece importante. ?Cómo te sientes?

– Mejor, aunque tenga una impresión extra?a.

– ?Qué impresión?

– Una especie de presentimiento. Lo tengo desde la muerte de Meicoomon.

– No te preocupes, Yggdrasil está detenido por el momento.

– Pero, ?cuánto tiempo le tomará regenerarse?

– No pienses en eso. Ven, dijo sonriéndole y extendiendo su mano hacia ella.