LIFEBOAT

La noticia de la muerte de Heather aún flotaba como una tenue niebla en la escuela. Era como si su poder aún se extendiera entre todos aquellos sobre los que James había puesto su influencia, pero había algo más, y le quedó confirmado cuando se encontró con Heather McNamara.

Le asustó de sobremanera el casi no reconocerla, había adelgazado de forma imposible para solo día, pues en el funeral definitivamente no se veía así: su pelo rubio, rizado y largo era como una plasta cayendo opaca y ceniza. Su rostro pálido tenía manchas y estaba segura de que incluso se había encorvado un poco.

—?Cielo santo, Heather! —exclamó —?Qué diablos te pasó?

Heather McNamara levantó la mirada esbozando una débil sonrisa.

—?Tan malo es?

Vivi la tomó por los hombros, notando que estaba helada. La condujo a una de las mesas techadas del patio y le hizo sentarse.

—?Qué sucede?

—Es Heather —susurró, refiriéndose a Heather Duke —. Sus ri?ones están fallando, y la anemia se agravó.

—?Qué?

Vivi sabía que Duke tenía problemas de anorexia, pero no la había visto como los casos clínicos que se podían ver en Internet. Sin embargo, frunció el ce?o al darse cuenta de que una cosa no tenía que ver con la otra.

—?Cómo es que tú has acabado así? —preguntó, si bien no estaba segura de querer saber la respuesta.

Heather la miró, sin duda, era la única de las tres que podía transmitir cierta honestidad en sus facciones, y en ese momento, había una mezcla de tragedia y la más profunda de las tristezas.

—Toda mi vida me he esforzado por ser y hacer lo que otros esperan. Mi familia, los profesores… Heather…

Vivi pensó primero en Duke, pero su intuición le dijo que se trataba de Chandler.

—Pero nunca sentí que realmente encajara, en ningún lado. ?Has tenido esa sensación? ?De que no importa cuánto te esfuerces, todo es más como un barco a la deriva?

Vivi sonrió de medio lado, pensando en sus primeros a?os descubriendo la naturaleza de sus poderes, siendo rechazada por sus compa?eros debido a su extra?o comportamiento.

—Sí —respondió, con total empatía, algo que Heather apreció, sonriendo aún más.

—Se nota que encontraste tu sitio, que sabes quién eres —le dijo —. Estoy feliz por ti, más ahora que yo también he encontrado el lugar al que pertenezco, mi propósito en la vida.

—?De qué estás hablando?

Heather McNamara la tomó de las manos enlazando los dedos.

—?Le daré mi vida a Heather! —exclamó, embargada por una extra?a felicidad —?No pude hacer nada por Heather! ?Pero puedo hacerlo por Heather! ?Es lo que ella hubiera querido!

Vivi se quedó en blanco, no por la repetición incesante de un mismo nombre que identificaba a las tres chicas, o quizás sí, quizás ahí recaía el significado, el verdadero propósito por el que Heather Chandler había reclutado a dos chicas sin mayor gracia particular más que compartir el mismo nombre.

Había leído infinidad de veces sobre el poder de un nombre, y seguramente Heather Chandler también, y tenía el corazón tan helado que no dudó ni por un instante que todo el dominio que ejercía sobre sus dos compa?eras tenía como único propósito, usarlas como chivos expiatorios. Ahora que estaba muerta, la jerarquía había avanzado un pelda?o, y Heather Duke, asumiendo el poder, iba a sacrificar a Heather McNamara para recuperar la salud del cuerpo que ella misma había atrofiado, manipulando sus sentimientos de apego por Heather Chandler.

—No… no puedes hacerlo… es imposible…

—?Claro que es posible!

El entusiasmo que mostraba resultaba inaudito.

—?James ya hizo el hechizo! ?Fue maravilloso! ?Heather empezó a sentirse bien de inmediato!

Vivi sintió que había rechinado los dientes. Sabía que Duke lo había llamado para negociar el nuevo statu quo, pero no se imaginó que llegarían a eso.

—??Qué fue lo que hizo?!

—Bueno, exactamente no sé, pero usó dos mu?ecas, en una metió cabello mío y en la otra el de Heather, luego las unió con unos hilos, y las puso en dos recipientes, el de Heather tenía agua, el mío no.

Vivi se puso de pie poniendo las manos en sus hombros.

—Todo va a estar bien.

Salió corriendo, sin importarle que le faltaban las clases del último periodo. De hecho, eso era demasiado conveniente ya que James estaría en la escuela y le daría tiempo antes de que sospechara lo que estaba sucediendo. Llegó a su casa, subió por la pérgola y abrió la ventana.

Se sintió repelida casi al momento, el ambiente de la habitación se había enrarecido considerablemente, tanto que moverse estaba siendo tan difícil como ir bajo el sol de medio día en el desierto.

Fue directamente a la mesa de trabajo, encontrando enseguida lo que Heather le había descrito.

El agua en la que estaba la primera mu?eca se trasminaba por los hilos de algodón que la ataban a la segunda, era cuestión de tiempo antes de que quedara completamente empapada también.

Fue al dispensario para tomar unas tijeras, solo se le ocurría una cosa y estaba dispuesta a arriesgarse.

—Yo rompo este contrato —repitió una y otra vez mientras cortaba los hilos, que se mostraban inusualmente resistentes.

Para cuando terminó, apenas podía respirar, pero aún no terminaba. Fue hacia la alacena donde James guardaba los frascos, yendo directo hasta el cajón inferior que estaba completamente lleno con tierra de cementerio, algo que James le había explicado que era mucho más cómodo que colarse en los camposantos a riesgo de que, por accidente, alguien encontrara uno de sus trabajos.

Removió la tierra directamente con los dedos, sintiéndola húmeda, con un olor desagradable, pero no se detuvo sino hasta que sintió al ave muerta. Con algo de asco por los gusanos y el cadáver putrefacto, cortó el listón rojo que mantenía las fotografías unidas y al despegarlas, confirmó lo que sospechaba, James había unido a Heather McNamara a Heather Chandler.

Rápidamente encendió una de las muchas velas blancas que tenía y empezó a quemar las fotografías, repitiendo el hechizo de liberación.

Cuando se hubo consumido por completo, simplemente se quedó sentada en el medio de la habitación.

Tenía que hablar con James.


Comentarios y aclaraciones:

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Y más que nada, quiero desearles ?Felices fiestas!

Este a?o logré alcanzar el centenar de historias publicadas y nada de esto tendría sentido sin ustedes los lectores.

?Mis mejores deseos para todos! Especialmente en estos tiempos tan difíciles, espero poder cooperar en algo, aunque sea un minúsculo aporte para hacer más llevadero el asunto

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