Disclaimer:

Los personajes, trama y detalles originales de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, Shūeisha y Shūkan Shōnen Jump (manga), Hayato Date, Pierrot y TV Tokyo (anime).

Advertencias:

Basado en la obra del manga, no del anime.

La clasificación indica temas que no son propiamente para menores o personas sensibles a asuntos relacionados con la violencia física, psicológica, o contenido de índole sexual en determinado momento, además de uso de lenguaje vulgar. Queda a discreción del lector el contenido.

Notas introductorias:

No sabíamos que lo necesitábamos hasta que la idea surgió.

Sifu Sihaya había perdido toda esperanza de que pudiese salir a la luz, y quedara muy en el olvido como ese crossover de Naruto y Harry Potter que nunca acabó de cuajar. Sin embargo, aquí estamos.

Por cierto, este fic puede considerarse, aunque no de manera excesivamente estricta, una continuación de Dioses Oscuros, historia de su servidora, que relata un poco de la juventud de Madara, desde la perspectiva de su hermano Izuna.

Dedicatorias:

Para Sifu Sihaya, con todo mi amor.

Fic para el foro Desafío Shinobi Hi-yah!, en la campaa "El valor de los extras"


La luz que toca la tierra

Tan acostumbrado estaba a las penumbras, a la guerra y la muerte, que cuando un rayo de luz penetró en su fortaleza, toda resistencia fue inútil…


Claro de luna

Emergió lentamente al sentir la presencia de su esposo entrando a la habitación. Solo dejo los ojos y la nariz apenas por encima de la superficie del agua, aún poco visible debido al vapor, sus doncellas se habían ido, y el hombre de la armadura roja estaba ahí mismo, tan solo esperando.

—Hubo una situación con Iwagakure. Ishikawa es un poco testarudo.

—Es una roca —respondió mientras avanzaba hacia la salida de la gran baera, inevitablemente reduciendo la altura a la que el agua llegaba en su cuerpo.

l inclinó el rostro y ella solo pudo fruncir el ceo. La única relación que tenía con ella era la de ser su esposa y, sin embargo, ni siquiera podía mirarla como tal.

Aquello solo hacía crecer el enfado en ella, la forma en la que gustaba de humillarla, aparentemente sin ser consciente de ello, por ser la única esposa virgen de toda la aldea y, quizás, del mundo.

—Me temo que debo irme, de nuevo.

—Entiendo —dijo mientras caminaba hasta alcanzar la tolla para empezar a secar su cabello—. Ya me he puesto la bata —agregó en voz baja para que Hashirama levantara el rostro y la mirara, o solo continuara hablando, sin embargo, solo quedó el silencio hasta que se armó de valor para hacer la pregunta que llevaba días intentando hacer:

—Tanto te desagrado?

El ninja se puso de pie rápidamente y caminó hacia ella quedando de frente.

—Sabes que no es eso.

La mujer chasqueó la lengua pese a lo mucho que había sido educada para considerar eso como poco adecuado para una dama.

—Te obligaron a casarte conmigo, Mito, pero no voy a tomarte a la fuerza.

La mujer miró el piso húmedo con desasosiego.

—Haré que preparen tu habitación

Cuando su esposo tenía que salir temprano, dormía en una habitación privada en la que nadie le molestaba. Aunque, a decir verdad, no se trataba de un sitio con uso esporádico, esa era su recámara en realidad y el concepto de alcoba marital era algo verdaderamente inexistente.

Para cuando estuvo completamente arreglada fue directo al comedor notando un invitado recurrente de la casa, y le reverencio con todo el respeto que merecía un hombre que pasaba más tiempo con su esposo que ella misma.

—Madara-dono, siempre es un honor recibirlo.

El hombre inclinó la cabeza, correspondiendo el gesto escuetamente.

Mientras los platos eran servidos, los dos hombres se enfrascaron en una conversación respecto a lo que había sucedido y lo que pensaban hacer para resolverlo. En toda esa conversación, ella solo pudo mirar a uno y otro, los dos eran demasiado complicados, la cosa podría resolverse más fácilmente pero su esposo era idealista y el otro demasiado dado a la fatalidad, aunque con una practicidad innegable que, sin embargo, distaba completamente del sueo de vida y paz por el que la gente seguía a Hashirama.

Pasadas un par de horas, se sintió completamente incapaz de seguir escuchándolos, así que solo se excusó para retirarse.

Iba por el pasillo que tenía vista al jardín, con la luna iluminando el camino, cuando una presencia le obligó a detenerse.

—Por qué no has estado presente en la cena? —preguntó ella en voz alta.

—No compartiré la mesa con Madara.

Tobirama emergió de las sombras para caminar a su lado.

—No sé cómo tú tienes valor para sentarte a su lado.

—l no sería capaz de matarme.

—Hashirama no lo permitiría.

—Yo no lo permitiría. Aún soy una kunoichi.

Levanto un poco la vista. l era más alto, y la expresión ruda de su rostro era el principal motivo por el que absolutamente nadie le contrariaba, pero no por eso se sentía intimidada. Todo lo contrario, su compaía era tranquilizadora, sobre todo por la forma en la que era tratada desde su matrimonio; como si fuese una mueca frágil a la que había que cuidar.

La luna iluminaba vagamente el pasillo y no haber nada más que decir, Tobirama le dio la espalda para marcharse de ahí.

—Tobirama…

Se detuvo al escucharla, mirándola por sobre su hombro. Notó que sus labios temblaron levemente, pero no se animó a decir nada.

No era la primera vez que hacía eso, que se quedaba con la idea y se preguntó qué sería eso que una mujer como ella no era capaz de expresar.

—Buenas noches, Mito.

—Buenas noches, Tobirama.


Comentarios y aclaraciones:

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