Hola Pandora! En verdad te agradezco por la review, Honestamente fue la que me hizo terminar este capítulo. Espero sea de tu agrado!

Saludos!


Capítulo 7

Esta vez una mullida capa de tierra húmeda y hojas muertas amortiguó el violento golpe con el que fui lanzada en medio del bosque. Las ataduras apenas si me dejaban sostener el libro y esta vez elegí proteger la piedra y el grimorio a costa de golpear mi rostro contra el suelo. Como pude volví mi espalda para observar el sitio al que había llegado, reconocí unos cuantos montículos y piedras aquí y allá, algunos árboles parecían familiares. Con dificultad intenté ponerme de pie, pero tan solo fui capaz de sentarme. Lentamente mi adrenalina disminuía y el dolor punzante en el hombro me hacía rechinar los dientes, luego los oí: pasos vacilantes a mis espaldas. Giré mi cabeza bruscamente y abrí los ojos estupefacta al ver la escena que se desarrollaba ante mí.

Lo primero que captó mi atención fue el inmenso árbol que se cernía enorme e incomparable sobre el denso bosque de floresta desnuda. Jamás había visto árbol como aquel. Su tronco se retorcía en espiral y parecía ascender de forma siniestra hasta una altura desproporcionada. Sus ramas muertas parecían garras petrificadas por el tiempo. Mis ojos bajaron hasta llegar a las raíces gruesas y retorcidas y por alguna razón, un vestigio de afecto, de a?oranza me sobrevino dando una leve tregua a la masa de miedo, ansiedad y angustia que cargaba en mi pecho desde lo que ahora parecían siglos. El preciado instante de levedad fue cortado de inmediato al percatarme de las tres figuras que se acercaban con paso lento, la más alta de ellas apuntándome con un arma. Tuve que contenerme para no exhalar un suspiro de resignación e impaciencia.

-"No dispare, por favor." – Rogué en voz alta.

El hombre estaba tan desconcertado al verme como yo lo estaba de verlo a él. Su mano pálida temblaba mientras intentaba mantener la vieja pistola en alto. Tuve miedo de decir algo mas ya que me daba cuenta de que aquel hombre parecía incapaz de controlar sus nervios y yo no estaba dispuesta a recibir otro balazo en el cuerpo.

-"Ichabod, no hay necesidad de armas. Es una mujer indefensa."

La joven que intervino en mi ayuda puso una delicada mano en el brazo del hombre y este bajó su arma un tanto sonrojado.

La chica se acercó a mí, su largo cabello rubio enmarcaba un rostro amable e inocente, su rico vestido dorado denotaba su alta posición social. Una pizca de curiosidad cruzó su rostro al fijarse en el libro. Lo agarré con más fuerza aún si pude y sentí como perdía peligrosamente la sensibilidad en los nudillos.

-"No te haremos da?o." – Dijo ella sonriendo levemente. – "?Cómo llegaste hasta aquí? ?Fue el Jinete el que te ha hecho esto?"

- "?Katrina, no te acerques a ella!" – La voz temblorosa de Ichabod resonó en el silencio del bosque y entonces me fijé en la tercera persona, un joven de cabello corto y oscuro como el carbón, sus enormes ojos negros eran los mismos de aquel soldado que me miraban con pavor mientras recitaba el encantamiento hacía unos instantes. Agudicé mi memoria y recordé su nombre.

-"?Jonathan?" – Pregunté exaltada. –"Soy yo. ?Me recuerdas?"

El ni?o abrió los ojos como platos y sacudió su cabeza fuertemente de lado a lado. No, no era él, noté peque?os cambios en su semblante, en sus movimientos, además parecía ser unos centímetros mas bajo de lo que yo recordaba. Entonces comprendí.

-"?Qué a?o es?" – Los tres se miraron de reojo sorprendidos. – "?Rápido!, ??qué a?o es?!"

Una ráfaga de energía hizo que intentara ponerme de pie, pero el súbito movimiento también significó un punzante dolor en el hombro y una nueva hemorragia manchó aún más, la sucia camisa gris. Solté un quejido de dolor y Katrina se arrodilló junto a mí examinando la herida abierta.

-"Joven Masbath, libere a esta pobre mujer de sus ataduras."

El ni?o dudó un segundo, pero luego de ignorar la mirada de advertencia de Ichabod se dirigió con cuchillo en mano a cortar las cuerdas. Katrina me miró preocupada y no pude evitar sentir un tremendo agradecimiento con ella.

-"Gracias, miles de gracias." – Susurré atropelladamente mientras me ponía de pie y sacudía torpemente mi cuerpo dolorido por la falta de circulación.

-"1799-" – Dijo suavemente ella posando sus ojos cándidos sobre el libro. –"5 de noviembre de 1799"

-"20 a?os..." – Respondí sin darme cuenta.

La mirada que Katrina me dirigió fue de absoluto entendimiento. Busqué en la profundidad de sus ojos negros alguna respuesta válida a la maniática odisea a la que había sido arrojada. Estaba paralizada, inmovilizada por el miedo a revelar mi verdad y ser tildada de loca o por el contrario, a callar y perder la oportunidad de encontrar una aliada en la búsqueda del Hessiano. Katrina se acercó más a mí y en voz muy baja preguntó:

-"Está a salvo el Citrino de sol?"

Estaba estupefacta, abrí la boca para contestarle, pero me faltó el aire. Finalmente mascullé:

-"Sí, sí. Necesito ayuda, tengo que salvarle."

-"?Esta el Jinete haciendo estragos en tu línea de tiempo también?"

-"?No! Tengo que salvarle a él. Tengo que salvar a Klaus."

Katrina arqueó una ceja confusa y estaba a punto de preguntar más, pero una tos seca nos interrumpió.

-"Ahem." – Ichabod se acercaba hacia nosotras azorado. –"Siento interrumpir, Se?orita Van Tassel, pero debo recordarle que estoy en medio de una investigación. Si me permite, encuentro pertinente en ser yo la persona que interrogue a la dama."

-"Por supuesto, por supuesto." – La voz dulce de Katrina parecía derretir un poco la rigidez de los pasos de Ichabod. – "Mis disculpas, Constable Crane."

El Constable Ichabod Crane sacó pecho y con voz puntillosa se volvió hacia mí diciendo:

-"Claramente ha sido usted atacada en el bosque. Dígame en este momento si el culpable es alguien del pueblo o si fue victima del Jinete sin cabeza."

Miré a Katrina esperando ver alguna se?al acerca de lo que debía contestar y ella dijo rápidamente:

-"El Jinete no cabalga durante el día, Ichabod."

Las mejillas del hombre se ti?eron de un intenso carmesí. – "Katrina, por favor…"

-"No lo recuerdo." – Dije interrumpiéndole. –"No recuerdo como terminé aquí. Pero usted menciona al Jinete sin cabeza. Dígame por favor donde puedo hallarlo."

Ichabod me miraba como si estuviera loca. –"?Hallarlo? La mayoría de las personas en el pueblo se esfuerzan por esconderse de él. Intentar ir en su búsqueda es completamente irracional y suicida. Pero usted no es de Sleepy Hollow, ?no es cierto? No. El pueblo es tan peque?o que la Se?orita Van Tassel y el Joven Masbath la habrían reconocido en seguida." – Ichabod miró a ambos con recelo. –"Dígame: ?quién es usted? Una mujer vestida de esa forma, agarrando un libro viejo y desgastado… ?Quién le ha ense?ado a leer? ?Será usted familiar de esa bru… de esa mujer que vive en esa cueva en las profundidades del bosque? Ha adivinado el nombre del Joven Masbath, no me sorprendería que se dedicara a ciertas artes mágicas y no la juzgo por ello, hasta hace poco yo era un absoluto escéptico, pero viendo la situación ahora…"

El interrogatorio de Ichabod se había convertido en un discurso inconexo y en poco tiempo sus palabras dejaron de tener sentido. Mantenía mi mirada en él tratando de no parecer grosera pero poco a poco mis ojos fueron desviándose hasta el enorme árbol y fue como si un imán me atrajese hasta él. Con pasos rápidos llegué hasta su base y pude ver claramente las raíces retorcidas que sostenían un montículo de tierra y sobre este la espada de Klaus, clavada sobre su tumba. Noté como el metal se había envejecido, la afilada hoja estaba ahora oxidada y ennegrecida, la empu?adura había perdido todo su esplendor y los rubíes engastados en los ojos de la serpiente ahora estaban sucios y opacos. Quise acercarme más e intenté escalar el peque?o montículo, pero al agarrarme de las raíces mi mano se embadurnó de un liquido cálido, espeso y pegajoso. Miré mi mano incrédula. "Qué diablos… sangre? ?Es eso sangre?"

-"Es el árbol de la Muerte. La bruja nos indicó el camino."

La voz de Jonathan me hizo dar un respingo. No me había dado cuenta de que los tres me habían seguido.

-"Joven Masbath no es adecuado comentar los hechos de nuestra investigación con una desconocida.." – La puntillosa voz de Ichabod se paró en seco cuando vio mi mano manchada de sangre tras haber tocado las raíces del árbol.

-"Atrás."- Ordenó Ichabod mientras tomaba un hacha que guardaba en la silla de un caballo.

Di un paso atrás y esperé junto con Katrina y Jonathan mientras Ichabod levantaba el hacha y daba un golpe a las raíces. Solté un ruidito de asco al ver como un chorro de sangre salía despedido hacia su cara. Para mi asombro Ichabod, a quien había juzgado prematuramente como una persona remilgada y quisquillosa continuó tan horrible tarea sin proferir mayor queja.

Cada golpe que daba con el hacha hacía que más y más sangre brotara del árbol, empapándole la ropa. Finalmente tiró el hacha a un lado y siguió arrancando trozos de madera que más parecían trozos de carne, era como si aquel árbol fuera un animal vivo, un horroroso ser surgido de las entra?as del infierno. Mi curiosidad me hizo dar unos pasos adelante, justo en el momento en que Ichabod arrancó un enorme trozo de corteza que cubría una cavidad por la cual se filtraba un olor nauseabundo y entonces la visión de al menos cinco cabezas cortadas, todas en distintos grados de descomposición hizo que me temblaran las piernas. Tuve que agarrarme de Katrina para soportar tanta impresión. Cerré los ojos, pero aun continuaba viendo las cabezas deformadas, algunas con los ojos ya carcomidos por los gusanos, otras aún conservando la mueca de terror en sus caras hinchadas y verduscas.

En ese momento perdí absolutamente todas las fuerzas para continuar. Lentamente me dejé caer al suelo evitando a toda costa mirar hacia el árbol, sin embargo, el olor a putrefacción era imposible de ignorar. No me sentía capaz de lidiar con esto, ya había cometido el acto imperdonable de arrebatarle la vida a una persona. De repente recordé los ojos del hombre a quien había clavado una espada en el cuello, su mueca de sorpresa se parecía a las de los rostros de los pobres decapitados. Todo el peso de aquel acto infame se derrumbó sobre mí; fuese en mitad de una guerra o no, fuese él un soldado o no, había sido asesinado por mi mano y era en ese preciso momento, mirando cara a cara a la aterradora realidad de la muerte me di cuenta de que todo era demasiado para mí. Me sentí inmunda, perdida, condenada a tener que lidiar con algo que se escapaba de mis fuerzas. Entendí la gravedad del asunto. ?Era Klaus realmente aquel soldado alemán que gustaba del brandy y so?aba con volar de vuelta a Frankfurt? ?O era realmente un monstruo despiadado que atormentaba noche tras noche a personas indefensas? ?Había sacrificado mi integridad y mi cordura por alguien que era capaz de actos tan aberrantes?

"Regresa a casa, Alice" Su voz retumbaba en mi cabeza. Me llevé las manos al rostro y ahogué un quejido.

- "No puedo hacerlo, no puedo hacerlo."

Katrina y Jonathan posaron sus manos sobre mis hombros e intentaron calmarme. Ichabod me miró con lástima y pidió a Katrina que se quedara conmigo mientras él investigaba más a fondo. Miré de soslayo como trepaba con facilidad y se ponía en frente de la espada.

- "??sta tierra ha sido removida! ?Alguien ha estado antes aquí! ?Masbath, tráeme la pala!"

Sentí una extra?a sensación de déjà vu al verle sacar paladas de tierra húmeda. Veinte a?os. Habían pasado veinte a?os, pero para mí fueron apenas un par de horas. Sin embargo, la situación parecía calcada: La luz de las linternas iluminando la noche que se avecinaba, la misma roca fría en la que el soldado Jonathan se habia sentado a?os atrás, la misma sensación de incertidumbre… Volví mi cabeza hacia el otro Jonathan y vi que tenía la vista fija en un punto entre las raíces del árbol. Me esforcé por mirar allí y al cabo de un minuto lo distinguí. La cabeza de Jonathan, el Jonathan que inadvertidamente me había salvado la vida al devolverme el libro, sus enormes ojos negros ahora desprovistos de brillo eran iguales a los de su hijo. Era claro para mí que no era la única persona en ese sitio que cargaba con una enorme pena sobre los hombros.

- "Jonathan." – Le llamé con voz quebradiza por sobre el ruido de la tierra apaleada. - "Ven aquí."

Y al igual que su padre, el joven Jonathan no tardó en acercarse a mí.

–"No mires más hacia allá, Jonathan." – Dije tomando su mano entre las mías. –"Tu padre no querría que lo recordaras así."

- "?Conoció a mi padre?"

- "Sí, fue hace mucho tiempo, mucho antes de que tu nacieras. ?l era un buen hombre, inteligente. Seguro tu eres tan inteligente como él."

Jonathan me miraba con intensidad, sus ojos se humedecieron, pero él los secó rápido con la manga de su abrigo y asintiendo levemente salió corriendo hasta donde estaba Ichabod para ayudarle a excavar.

- "Es un buen chico." – Dijo Katrina acomodándose en la roca junto a mí para poder hablar en voz baja. –"Es una pena que ahora esté huérfano. No es justo que alguien tan joven tenga que pasar por eso."

Dejó escapar un suspiro y se volvió hacia mí.

- "Siempre pensamos que era una leyenda." -Susurró Katrina, vigilando que Ichabod y Jonathan estuvieran los suficientemente ocupados para no escucharle. –"?El Citrino de sol, por Dios!

Supuse que mi rostro revelaba mi ignorancia e incompetencia porque ella arqueó una ceja y preguntó lentamente:

- "?Sabes de que estoy hablando, no es cierto?"

A modo de respuesta le ofrecí el libro y ella lo ojeó maravillada.

- "?Es muy antiguo! ?De donde lo has sacado? ?Ah, aquí está! Hymnus Kronus. Mi madre me contaba historias acerca de las pocas brujas que lograban ejecutar este encantamiento. ?Aún no me lo creo!"

Katrina releía el hechizo una y otra vez emocionándose cada vez más, sin embargo, al volver a mirarme su sonrisa se desvaneció.

-"Lo siento." – Dijo un poco abochornada devolviéndome el libro. –"Puedo ver que no ha sido fácil para ti."

-"Katrina, seré honesta contigo, hasta hace un par de días jamás había escuchado, so?ado siquiera que los viajes en el tiempo fueran posibles. Aún entiendo muy poco de esto."- Se?alé el libro. –"Y mucho menos de esto."- Dije sacando la peque?a piedra amarilla de mi bolsillo.

Al ver la piedra, Katrina soltó un gritito que afortunadamente fue ahogado por el jaleo que Ichabod hacía con la pala.

-"Parece un guijarro común y corriente."- Susurró para sí mientras lo hacía girar entre sus dedos. –"Pero aun así…"

Y súbitamente apoyó el citrino sobre mi hombro herido pronunciando:

-"Remedium vulnere, carnis vinctum."

Sentí como si brazas ardientes surgieran de mi herida abierta, ahogué un gemido de dolor y sentí el olor de piel quemada. Agradecí que fuera tan solo por un instante, sin embargo, Katrina se puso de pie con el rostro crispado de dolor sosteniendo su mano hinchada y enrojecida. Vi con horror como peque?as ampollas empezaban a surgir en la palma de su mano y rápidamente arranqué la piedra que se fundía con su piel. Ella apenas gru?ó entre dientes y cerró los ojos con fuerza tratando de controlar el dolor.

- "Lo siento, Katrina. No pensé que fuera a causar tanto da?o." – Dije mientras le tomaba por los hombros y la hacia sentar nuevamente. Katrina apenas negó con la cabeza y cubrió su mano ampollada con un pa?uelo.

- "Gracias."- continué diciendo. – "Por curarme. Siento mucho que haya pasado esto…"

Estaba muy nerviosa, me preocupaba que Katrina hubiese sido tan afectada por el citrino, rogaba porque la quemadura no fuera tan grave como parecía.

- "Es mi culpa. No debí precipitarme a usar mi magia con un objeto tan poderoso como el citrino. Estaré bien." - Katrina esbozó una débil sonrisa. –"Al menos ahora sé que las historias de mi madre eran reales."

Solté un respiro y me senté junto a ella.

–"Mi nombre es Alice, por cierto." – dije mirando hacia donde estaba Ichabod. La tierra excavada ya formaba una gran pila. –"El Jinete sin Cabeza, el Hessiano, su nombre es Klaus; fue por él que tengo esta piedra y el libro, buscaba volver a la vida, ?sabes? Ya no podía soportar más el vivir como fantasma, deambulando solo por el bosque."

Katrina me miró sin entender y preguntó

- "?Pensé que lo conocías cuando aún estaba vivo? Hace veinte a?os, ?no?"

- "Bueno sí, pero la primera vez que lo vi fue en el a?o 2017. De allí provengo realmente."

Katrina estaba boquiabierta y me miró aprensiva esperando por mi relato. No sabía como explicarle el asunto, pero si había alguien en el mundo que entendiera y creyera en la situación en la que estaba esa era Katrina Van Tassel. Así que empecé a relatarle las peripecias por las que había pasado.

- "Así que decidiste venir a este tiempo, en vez de volver a casa." – Dijo ella tras exhalar un suspiro. –"Pero ?Por qué ahora? ?Por qué no un día antes de que sucediera? Ahora es un poco tarde para salvar su vida, ?no? ?Lleva veinte a?os muerto!"

- "No lo sé, no pensé en una fecha específica, no podía pensar con claridad en ese momento. El citrino me trajo a una fecha aleatoria, supongo."

- "No, nada es casualidad. El citrino te trajo por alguna razón. Serás de mucha ayuda ahora. Y vaya que el pobre Ichabod necesita ayuda."

Ambas miramos en dirección al árbol donde Ichabod finalmente salía de la fosa que había excavado. Me apresuré y llegué junto a él, viendo dentro de la tumba los huesos desnudos del difunto comandante Klaus, pero algo faltaba…

- "El cráneo no está. Se lo han llevado. Por ese motivo el Jinete abandona su tumba. Cortará cabezas hasta que la suya le sea devuelta."

Ichabod observaba la tumba tratando de descubrir si la persona que la había profanado habría dejado algún objeto que pudiera identificarla. La luz de las linternas proyectaba largas sombras en la oscuridad de la noche. Me aproximé a la espada de Klaus y arranqué las raíces secas que la envolvían. Con fuerza tiré de ella y la sostuve con mi mano con dificultad ya que era bastante pesada.

- "Oye, ten cuidado con eso, no es un juguete."

Estaba a punto de replicarle, pero de repente un viento helado atravesó el bosque y el estruendo de algunos truenos lejanos nos sorprendió a todos. Sentí como la tierra temblaba y vi con horror como las raíces del árbol se abrían con un ruido repulsivo.

Estaba ante mí, Klaus. Lucía exactamente igual como la primera vez en esa carretera solitaria. Daredevil se paraba en sus patas traseras mientras su amo desenvainaba una espada exacta a la que tenía yo y la mecía en el aire. Me quedé helada pensando en que debía huir para salvar mi vida ya que aquel monstruo poseía un aura siniestra, muy diferente a la que Klaus poseía en vida. Sin embargo, no hubo necesidad, el Hessiano salió a todo galope ignorándonos por completo. El rápido movimiento de Ichabod fue el que me hizo reaccionar. Corrió hacia su caballo y yo fui tras él y sin importarme su expresión de desaprobación me subí detrás de él.

- "?Rápido, cabalga!

Fuimos a todo galope tratando de alcanzar a Klaus pero la rapidez de Daredevil era sobrenatural. Finalmente alcanzamos el pueblo y me tiré del caballo antes de que Ichabod lo detuviera por completo y eché a correr hacia el centro del pueblo.

- "?Espera, es peligroso!"

Los gritos de Ichabod se perdieron entre los estruendos de la tormenta que se avecinaba. Corrí con todas mis fuerzas arrastrando la espada, esperando que un milagro sucediera, esperando que, así como fui capaz de reconocer al citrino entre una horda de cachivaches en aquella cueva, fuera capaz de encontrar a Klaus entre la inmensa oscuridad del pueblo. No fue un llamado mágico lo que me hizo dirigirme a una caba?a al otro extremo del pueblo, fue el grito de una mujer. Sentí que los segundos se transformaban en horas hasta alcanzar la puerta derrumbada y ver a Klaus alzando su hacha, dando golpes sobre el suelo de madera. Un grito infantil me reventaba los oídos.

-"?KLAUS! – Grité con todas mis fuerzas. - ?KLAUS, DETENTE!"

El Jinete introdujo su mano enguantada en el agujero y sacó a un peque?o ni?o que lloraba gritando y sacudía sus piernas.

-"?NO!"

Clavé la espada en su espalda con todo el peso de mi cuerpo y le atravesé el pecho. Ni una sola gota de sangre surgió de la herida, pero dejó caer al ni?o y rápido lo levanté en mis brazos y salí como un rayo de la caba?a. Escuché espantada el sonido de sus espuelas mientras se montaba en su corcel y empezaba a darme caza. Corrí en dirección a un puente y di las gracias por ver a un joven rubio que venía al trote en su caballo, seguramente alarmado por los gritos.

-"?El Jinete!"- Grité. – "El Jinete sin cabeza!"

El joven apuntó con su mosquete y el impacto de bala fue tan fuerte que Klaus cayó de espaldas. Pensé por un momento que ese había sido el final. El Jinete sin cabeza fue derrotado… El llanto del ni?o me empapaba el pecho y un ardor en mi garganta indicó que también yo estaba a punto de llorar, pero un segundo más tarde el Hessiano se levantó y siguió caminado como si nada hubiese pasado. El joven apresurado intentó recargar su mosquete nuevamente pero el Jinete pasó de largo ignorándolo. Me volví para seguir corriendo y choqué de frente con Ichabod.

- "Corre y ocúltate en la iglesia." – Ordenó. –"No parará hasta acabar con la vida de ese ni?o."

Y sin decir más, Ichabod corrió en ayuda del joven que ahora peleaba mano a mano con el Hessiano.

No tardé mucho en encontrar la peque?a iglesia. Aliviada divisé a Katrina y al joven Masbath esperando por mí.

-"?Alice!"- Exclamó Katrina abrazándome. –"Entra, estarás a salvo."

Entré en la iglesia con Katrina y Jonathan cerró las puertas asegurándolas con pesadas vigas. Me dejé caer en el brillante piso de madera, abrazada al peque?o ni?o y traté de detener mi llanto.

-"No se detendrá." – Pensé. –"No hay nada que pueda detenerlo."