Entre Odios y Amores

Por Marce-chan

Introducción

Caía la noche en un Edo que estaba muy diferente de lo que Kagura recordaba, se había separado de Shinpachi poco después de su llegada y había estado caminando desde entonces, recorriendo la ciudad que la había acogido cuando más sola estaba; el cambio en la ciudad era natural, habían pasado 2 a?os desde que había partido en la búsqueda de un método para regresar a Sadaharu a la normalidad, observó al peque?o perro en la esfera que llevaba en la mano y no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas, le angustiaba pensar en lo poco que había avanzado, Shinpachi le había dicho que estaba muy cambiada pero no era cierto, seguía siendo la misma, sólo su exterior había cambiado y no tanto como pensaba, ese molesto sujeto la había reconocido de inmediato, suspiró con fastidio mientras observaba alrededor, a pesar de su desaliento no podía evitar preguntarse si el puente seguía ahí, si el río aún seguía su cauce y si cierto agujero en las rocas seguiría siendo notable a la vista, pero sabía que no podía ir a ese lugar, el riesgo era alto y en su estado emocional actual lo último que necesitaba era que ese sujeto la molestara y más aún que la viera en un estado vulnerable.

Pensar en la posibilidad de que Utsuro estuviera vivo le hacía pensar en lo inútil que se sentía y le hacía darse cuenta de lo poco que había avanzado, estaba segura que Gintoki ya había encontrado pistas sobre ello, y que sabría a estas alturas como encontrarlo y derrotarlo, en su ausencia Shinpachi había mantenido viva la Yorozuya y ella ?Qué había logrado en esos dos a?os?

-No creí que tuvieras el valor de venir.

Kagura se sobresaltó, estaba tan ensimismada en sus pensamientos que no se había dado cuenta que su caminata la había llevado justo al lugar que buscaba evitar, alzó la mirada y justo frente a ella estaba el molesto sujeto al que menos quería ver.

-?Qué haces aquí?-reaccionó de inmediato-?No estabas persiguiendo al Primer Ministro?

-Estuve, pero se escapó, como siempre-replicó Sougo-Creí que si sabías algo del danna vendrías aquí.

-Ya te dije que no sé nada de él-replicó Kagura.

-?Entonces a qué viniste?-replicó Sougo irritado.

-No sé, sólo caminaba-respondió Kagura.

-Si, puedo creerlo-suspiró Sougo con fastidio dándole la espalda-No es como si este lugar significara algo para ti…

-?Qué dijiste?-preguntó ella sobresaltada.

-Nada.

-Oye-exclamó enfrentándolo-Responde.

-No dije nada-replicó Sougo con terquedad sin mirarla a los ojos.

-Sigues igual de idiota-suspiró Kagura con desánimo y se dispuso a seguir su camino.

Sougo no pudo evitar seguirla con la mirada, nunca la había visto tan triste y esos ojos apagados lo inquietaban, pero cuando estaba por llamarla lo vio, como en cámara lenta una ráfaga de algo parecido a shurikens dirigirse directo hacia ella.

-?China!

Kagura alzó la mirada justo cuando la espada de Sougo se sacudió ante su cara dispersando todo lo que se dirigía hacia ella, pero eran demasiados y no eran shurikens, eran dardos, Kagura reaccionó abriendo su paraguas, pero al ser más livianos eran más rápidos y no pudo evitar que varios le impactaran en las piernas, ella gritó y se desvaneció, mientras caía al suelo observó a varios de los miembros de Naraku aparecer de todas partes, del cielo, de las calles y del río mismo, uno de ellos le sujetó la mu?eca que apoyaba en el suelo y le colocó un grillete y lanzó el otro extremo de las esposas hacia otro miembro que había aparecido justo encima de ella, Kagura alzó la mirada, eran demasiados, Sougo combatía contra todos los que podía, el miembro de Naraku alzó el extremo de las esposas con las que la habían atrapado levantándola a ella también y la apu?aló con rapidez en ambas piernas para inmovilizarla. El grito de Kagura hizo girar a Sougo que se quedó pasmado, ella no era una chica que se dejara apu?alar con esa facilidad, corrió hacia ella justo cuando el miembro de Naraku estaba por cerrar el otro extremo de las esposas en su propia mu?eca, querían secuestrarla.

-?El único que puede golpear a esa chica soy yo!-gritó Sougo mientras atravesaba al miembro de Naraku con su espada.

Entre el dolor de los dardos y las heridas, Kagura se sobresaltó mientras caía al suelo cuando el miembro de Naraku la soltó, era la segunda vez que Sougo decía eso cuando alguien la golpeaba, intentó moverse, pero no pudo, Sougo se agachó a su lado.

-?Oye! ?Puedes moverte?-le preguntó.

Kagura negó con la cabeza entre los chorros de sangre que le brotaban del cuerpo, Sougo, que al principio se mostraba molesto, se preocupó, no era común verla débil, se giró rápido y la levantó, echándosela a la espalda.

-?Agárrate, mocosa inútil!

Kagura rodeó el cuello de él con brazos temblorosos y él comenzó a saltar esquivando los ataques con ella en su espalda.

-Resulta que los Yato no eran tan fuertes como pensábamos-exclamó una voz maliciosa.

Kagura y Sougo alzaron la mirada, un hombre calvo y con gafas oscuras los observaba desde el techo de una vivienda.

-Hola Kagura, tiempo sin verte-saludó.

Kagura se sobresaltó, era Inoue, el jefe de Punch Perm la pandilla de los Yakuza para la que había trabajado cuando llegó a la tierra.

- ?Lo conoces?-murmuró Sougo.

Kagura asintió como pudo con la cabeza.

-Por fin te quitaste ese horrible afro, Inoue-le dijo Kagura.

-?No me lo quité, el cabello no me volvió a crecer por tu culpa maldita mocosa!-gritó él histérico.

-?Y sólo por eso te aliaste con Naraku?-replicó Kagura.

-No creas que vine sólo a vengarme-sonrió Inoue-En realidad son negocios. Entrégame al Inugami.

Kagura y Sougo se sobresaltaron, si quería a Sadaharu y estaba con Naraku no auguraba nada bueno.

-Oye sádico-murmuró Kagura intentando separarse de la espalda de Sougo-Déjame aquí, los distraeré, llévate a Sadaharu.

-?Estás loca?-replicó Sougo-Ni siquiera puedes pararte, no voy a dejarte aquí sola.

-?Vete!-gritó Kagura empujándolo hacia adelante y cayéndose de bruces al suelo.

-Eres tan tonta-se quejó Sougo.

-Debes protegerlo-respondió Kagura-Puedo pelear, los distraeré, llévaselo a Shinpachi, por favor.

Sougo la observó un momento, estaba decidida, no tenía sentido discutir con ella así que estiró la mano.

-Dámelo.

Kagura estiró la mano hacia él que con un movimiento veloz agarró el extremo de las esposas que le colgaban de la mu?eca y lo cerró en la suya, atándolos irremediablemente.

-Que lástima, ahora no puedo dejarte.

-?Qué hiciste, idiota?-gritó Kagura indignada.

-?Qué crees que diría la princesa si te dejo sola aquí?-replicó Sougo-Además, proteger al perro es tu deber no el mío.

Kagura lo miró desconcertada y volvió a guardar la esfera que contenía a Sadaharu, intentó pararse nuevamente, pero las piernas no le respondían y sangraban mucho.

-Súbete a mi espalda y quédate ahí-murmuró Sougo agachándose a su lado.

-?Cómo se supone que vas a pelear así?-replicó Kagura.

-Es verdad, no podré con una carga tan pesada-suspiró Sougo con sarcasmo-Tenemos que huir.

Kagura iba a golpearlo por llamarla "carga pesada" pero los brazos le temblaban descontroladamente, se subió a la espalda de Sougo con torpeza.

-Huyan si es que pueden-sonrió Inoue-De todas maneras, el veneno ya está en tu sistema, es sólo cuestión de tiempo, peque?a Kagura.

-?Veneno?-repitieron Kagura y Sougo a la vez.

-Te impactaron cinco dardos de un veneno elaborado específicamente para matar a los Yato-respondió Inoue-Tu hermano y tu padre no aguantaron más de 3, así que tú ya estás muerta chiquilla.

-No es posible-reaccionó Kagura.

-Míralo por ti misma-replicó Inoue riendo y lanzó a sus pies dos objetos.

Sougo giró la cabeza para mirarla cuando ella le estrechó el cuello, era una larga trenza pelirroja y un casco, el cabello de Kamui y el casco de Umibouzu respectivamente, ambos manchados de sangre.

-?Papi! ?Kamui!

-?Es imposible!-exclamó Sougo.

-Puedes esperar 24 horas y decírnoslo, la mocosa no durará más con cinco dosis-respondió Inoue-Sus heridas no dejarán de sangrar, así fue con esos dos fracasados.

Sougo no pudo evitar mirar a Kagura con inquietud, ella lo seguía estrechando fuerte, ocultaba la cara en su hombro y temblaba. De repente un escalofrío recorrió la espalda de Sougo, Kagura alzó la mirada y ya no era ella, tenía los ojos desmesuradamente abiertos y desorbitados, le caían lágrimas por las mejillas pero sonreía frenéticamente; Sougo había escuchado sobre eso pero nunca lo había visto, era la sangre Yato dominándola, antes de que se diera cuenta ella ya no estaba en su espalda y él se veía arrastrado por ella, era tal su velocidad y su fuerza que al arrastrarlo con ella le dislocó el hombro al instante.

-?Qué?-exclamó Inoue al ver que se elevaba hacia él con Sougo arrastrado tras ella.

No tuvo tiempo de reaccionar, Kagura llegó hasta él pateándolo y estrellándolo contra el techo de la casa, comenzó a golpearlo repetidamente con su mano libre, Sougo se incorporó como pudo intentando sostenerle la otra mano, pero su hombro dislocado no se lo permitía, ella estaba completamente fuera de control, si seguía así mataría al tipo.

-?Cálmate!-gritaba Sougo intentando sostenerla.

La sostuvo de la cintura, pero cuando se dio cuenta ya estaban rodeados nuevamente, la fuerza de Kagura a pesar del veneno que corría por sus venas era imposible de dominar y Naraku aprovecharía su ataque a Inoue para matarla.

-?Cálmate China!-gritaba Sougo una y otra vez intentando sostenerla pero ella no escuchaba, sólo golpeaba repetidamente.

Sougo observó alrededor buscando una forma de escapar, los miembros de Naraku se acercaban a ellos, cercándolos; miró a Kagura, sus piernas sangraban a chorros y además se había cortado la mu?eca esposada, la mu?eca de Sougo también sangraba por la brusquedad de los movimientos, además cada movimiento que ella hacía le lastimaba más el hombro, no parecía haber salida.

-?Kagura!-gritó Sougo a todo pulmón.

Y por un instante Kagura se detuvo, escuchar su nombre la regresó a la normalidad por un segundo y eso fue suficiente para Sougo, que tomó aire y le dio un certero cabezazo en la nuca dejándola inconsciente, se giró velozmente y se la echó a la espalda otra vez. Corrió arrasando con toda una multitud de miembros de Naraku y descendió hacia un callejón, corriendo todo lo que le daban las piernas, no había Shinsengumi ni Yorozuya donde acudir, sólo corrió con Kagura inconsciente en su espalda, saliendo de Edo y adentrándose en las monta?as aleda?as.