Irise: muchísimas gracias por los comentarios. y disculpen la demora, voy a tratar de ponerme al día con las actualizaciones, así que seguramente verán más capítulos pronto. Por favor. no dejéis de apoyarme si les gusta. Un abrazo enorme.

CAPITULO 5: Odio

Desde el primer momento que vio a la rubia supo que sería un problema.

Rebecca estaba acostumbrada a ser el centro de atención desde siempre. No solo sabía que contaba con una belleza natural, sino que su astucia en el deporte le habían otorgado una gran popularidad durante sus aos de colegio, por supuesto que hoy día en la facultad no sería problema.

Estaba casi terminando su segundo ao, cuando apareció aquella pequea novata queriendo participar en la selección del equipo… en primer lugar, no deberían haberlo permitido, ya que solo los de segundo ao podrían postularse, sin embargo el que le estuviesen haciendo pruebas en ese momento, estaba dando mucho de qué hablar.

-Becca, ven acá - se dirigió a trote a la persona que le llamaba, su entrenador, habían estado calentando dando un par de vueltas a la cancha - Qué tal si van a un uno contra uno?

Miró sin comprender. Era en serio?

-Así podré evaluar sus habilidades directamente. Las demás… - miró a las otras chicas del equipo que habían bajado el ritmo interesadas por la situación - unas tres vueltas más.

Rebecca vio a la capitana quien estaba a un lado del hombre con una hoja en la mano, escribiendo algo, sus ojos se cruzaron un momento y vio el leve asentimiento de la cabeza en dirección a la cancha como diciendo: "Qué esperas?"

No estuvo muy contenta, tampoco podía negarse a aquella petición, así que se colocó en su posición, dispuesta a dejar en ridículo a aquella novata… solo que no fue así.

Al poco tiempo de comenzar el partido se dió cuenta que sus sospechas eran ciertas, era rápida, parecía saber exactamente hacia donde iría la pelota, y la devolvía sin inconvenientes, cuando la otra hizo un remate que no podría alcanzar ni queriendo, escucho unos aplausos entusiastas del profesor más un silbido largo impresionado.

-Estás dentro definitivamente! Increíble… no hay porque ver más. Si está claro el por qué tu carta de recomendación.

-Gracias.

La sonrisa de la chica era de satisfacción, parecía estar muy contenta consigo misma… Rebecca ya sentía que estaba comenzando a odiarla, sin embargo, como toda buena competidora, decidió acercarse luciendo relajada, y estrechó su mano.

-Felicidades, buen juego.

Cuando vio a la rubia sonreírle como aquella que había jugado sin siquiera esforzarse, sintió el tono condescendiente que usaba el ganador.

-Gracias. Soy Helga. Me alegra que seamos compaeras…

"Compaeras"

Pensó un momento. Respiró profundo y devolvió la sonrisa de manera obligada.

La chica era naturalmente buena, era ridículo sentir envidia si estaban en el mismo equipo, debían apoyarse para ganar los partidos, eventualmente ambas podrían brillar, y por suerte, y quizás lo que calmó en ese primer momento el monstruo de los celos de ella, era que se sentía mucho más bonita, Helga podría tener algo que llamaba la atención a su persona, pero definitivamente carecía de feminidad.

La rubia mayor creyó que podría tolerarla… después de todo no parecía hacer las cosas a propósito (se refería al hecho de molestarla).

Hasta que un día sobrepasó el límite.

-Oye… Y quién es la chica nueva?

Anthony le había ido a ver en el entrenamiento. Habían estado saliendo un par de veces, Thony era de tercer ao y miembro del equipo de fútbol americano, debía admitir que el chico era extremadamente atractivo, y sino le había aceptado la petición de ser novios y rechazado sutilmente sus acercamientos, era por el simple hecho de que deseaba enamorarlo… después de todo, estaba el dicho "Déjalo pidiendo más y lo volverás loco" pues bien, ella llevaba trabajándolo unas tres semanas y esperaba que Thony volviese a sacar a colación el tema de salir juntos formalmente para aceptarlo, sin embargo, ahí estaba, preguntando por una chica que no era ella, y con el cuello estirado tratando de visualizarla.Trató de no hacer notar su enfado.

-La novata? Un nuevo ingreso nada más…

-Y como se llama?

Apretó con fuerza la chamarra en sus manos y la metió con brusquedad en su mochila, tratando de aparentar que no había notado el tono interesado.

-Helga - contestó con los dientes apretados - oye… Nos vamos o qué?

Preguntó golpeando al otro con su bolso justo en el estómago, era normal que el chico se ofreciera a llevar su mochila, ya lo había hecho antes cuando le acompaaba a su dormitorio. Gracias al golpe recibido, el moreno pareció salir de un ensueo.

-Ouch, si, si claro - contestó siguiendo su paso.

Fue en ese momento que olió el interés de Anthony, se preocupó cuando no recibió ninguna propuesta aquel día, ni al siguiente, en unos días, sus mensajes que antes eran frecuentes, le habían dejado de llegar.

-Oye… Aquel que anda con Pataki no era tu novio?

El comentario le hizo volver el rostro inmediatamente, y los vio, llevaba unos dos días sin saber del chico, y ahí estaba, sonriendo y caminando feliz en dirección a los vestidores, acompaando a Helga quien parecía indiferente, como si un perrito faldero le estuviese siguiendo. Sintió su sangre hervir.

-No puedo creerlo, Te lo ha quitado? - comentó la otra. Sintió vergüenza.

-No éramos novios… - contestó casi de inmediato. Era verdad después de todo - aunque es de mal gusto igual. En mi opinión.

-Completamente.

…. Un ao y cinco meses después…..

...ARNOLD...

Era el ser más torpe del planeta. No tenía duda.

Fue lo que pensó cuando estaba reponiendo el pastelillo que por su culpa había caído al piso Que estaba destinado a tropezar con todas las chicas del planeta y pasar vergüenza?

Como si de un deja vú se tratara, había vuelto a estar inclinado en el suelo limpiando su desastre, solo esperaba que otra cámara no hubiese captado ese momento y surgiera otro malentendido. Sería demasiado.

Su víctima esta vez, había sido otra chica rubia, casualmente, solo que esta vez, tropezó con ella e hizo caer su panecillo, aunque el desastre no había sido mayor, se había ofrecido a reponer su pedido, después de todo era su trabajo, En unos minutos ya estaba de vuelta en la mesa con la cliente.

-Lamento los inconvenientes, que lo disfrutes.

-Fue mi culpa - contestó de inmediato la chica rubia antes que pudiese retirarse - de verdad lo lamento. Esto será descontado de tu salario seguramente No?

-No, en serio no hay problema - sí que sería descontado, pero era un gasto mínimo en realidad.

-Hagamos algo para no sentirme tan mal - se apresuró a decir la chica en aire coqueto - Por qué no me acompaas un minuto y disfrutas de este café? - lo colocó al otro lado de la mesa donde esperaba que él se sentara - yo puedo tomar solo el pastelillo.

-No, no, tranquila….

-Me harías un favor en serio. - parecía realmente deseosa de su compaia, por alguna extraa razón - no me gusta estar sola. Pero no es un buen día para mí la verdad...

Arnold miró entonces con atención a la chica. Tenía un cabello rubio brillante casi de un tono blanco, largo en ondulaciones perfectas que caía sobre sus pechos, los cuales sobresalían un poco con un ligero escote, unos labios rosas pequeos pero definidos perfectamente, unos ojos grandes y de un tono gris bastante bonito, y unas pestaas largas que seguramente eran postizas, era muy bonita en realidad, y le parecía sumamente familiar, quizás le había visto por la facultad… se preguntó cómo una chica así, le estaría coqueteando a un chico tan común como era él, o quizás era su imaginación y no le coqueteaba, solo necesitaba a alguien que le hiciera compaía, y él solo se estaba inventando cosas...

En realidad no iba a aceptar la invitación, pero fue quizás la expresión triste y suplicante que tenía ella que le hizo ceder, de nuevo su instinto de ayudar a otros salía a relucir en momentos inesperados.

Suspiró con resignación. No podía cambiar quien era, y a veces en esas situaciones, una vocecita (muy parecida a la de Helga por cierto, pero no quería pensar en eso) le recitaba burlonamente: "San Arnoldo hasta la muerte" se resignó entonces. Bajo todo pronóstico, no había mucha gente. Cinco minutos no le haría dao.

-Creo que puedo tomar un descanso - hizo seas a uno de sus compaeros, la seal de "cúbreme un rato" y luego se sentó dejando la gorra con el logo del negocio sobre el asiento de al lado que estaba vacío.

-Gracias, eres muy amable… soy Rebecca, me puedes decir Becca - estiró la mano por encima de la mesa. Arnold hizo lo propio.

-Un gusto. Arnold.

La sonrisa que le dirigió la chica más el batir de las pestaas, le dió a entender que definitivamente le estaba coqueteando. Había tenido suficiente contacto con chicas como para notar cuando una se mostraba interesada. Tener la seguridad de aquello, más que un halago, le hizo sentir un poco incómodo.

…Helga…

Miró su reloj, por quinta vez. Estaba esperando a Jhon en el parqueadero, este le había asegurado que ya pronto bajaría, pero quince minutos después, aún no se divisaba por el horizonte...

Hizo la llamada.

-Y cuando piensas estar listo? - preguntó con aire irritado, un momento después escuchó una voz gritando.

-Te dije que pronto…!

El rubio se acercaba a paso relajado al auto. Helga colgó y le miró con fastidio.

-En serio Jhon? El día que llegues a estar listo…

-Será el día en que me darán mi título de hombre lo sé - recitó abriendo la puerta del auto, no era la primera vez que la chica se lo decía - en serio Helga No puedes tan solo llegar una hora tarde, como hacen las demás chicas? Por qué tanta puntualidad?

-Lo que me impresiona es por qué parece que tú eres chica y yo el chico…

-Pues eso podría ser porque yo soy muy elegante, atractivo y tu te ves muy marimacha la verdad - recibió un golpe en las costillas, lo cual afirmó lo que acababa de decir - aunque el mono se viste de seda…

Recitó tratando de respirar nuevamente con normalidad. Miró a la chica de reojo. Por supuesto que Helga no podría ocultar sus lindas curvas ni usando ropa de hombre, aquel día tenía una blusa holgada con unos shorts cortos. Su cabello en una cola de caballo con una gorra rosada, se veía hermosa como siempre. Y él debía recordarse el limpiarse la baba.

-Me levanté a las siete y treinta de la maana, fui al gym, luego a casa a ducharme, almorcé, ya son las tres de la tarde y lo único que te pedí era que estuvieses listo…

-Vale vale vale… me olvidé que hablo con el seor Pataki… digo, la seora Pataki. La anciana en cuerpo de joven - Helga viró los ojos y condujo a la salida del campus - Y a dónde piensas llevarme en nuestra cita?

La rubia entornó los ojos.

-Solo porque me rogaste que saliéramos y yo acepte no significa que sea una cita.

-Oh oh oh tengo una idea - Jhon pareció sumamente emocionado por lo que sea que su mente estaba maquinando, a Helga no le olía nada bien aquello -Me dijiste que Arnold trabaja en un restaurante no? vamos allá. Quiero ver a ese chico en persona.

La rubia soltó un bufido de burla.

-Muy buena esa casi me lo creo…

-Hablo en serio.

Helga detuvo el auto para verle seriamente.

-Bromeas.

-Esta es la cara de una persona que bromea?

Le miró con detenimiento tratando de buscar un pequeo atisbo de duda, pero el chico estaba reuniendo todas sus fuerzas para mantener la expresión seria.

-Pues que lástima… eso no pasará.

-Heeeelga…

-No.

-Dijiste que yo elegiría el lugar…

-No es cierto. Solo tienes la suerte de que sea tu turno de elegir…

-Pues elijo ese…

-Olvidalo…

-si…

-No…

-Si…

-No…

Y como era de esperarse. Después de varios minutos de lloriqueos incesantes, se dirigían al dichoso restaurante, y quince minutos después estaban cruzando juntos la puerta por la que se había prometido no entrar jamás. Todo sea por el bien de su salud mental. Jhon podría ser muy insistente e intolerable cuando se le metía algo entre ceja y ceja, y el querer conocer a Arnold personalmente era un capricho que estaba dispuesto a saciar, es más, algo le decía a Helga que aquella insistencia por salir en primer lugar, tenía por finalidad el poder ir a ver al chico.

Se sintió fastidiada por su supuesto mejor amigo. Había decidido dejar todo aquel malentendido en el olvido. Cinco días ya había pasado desde que salió aquel estúpido artículo, al parecer su amenaza había funcionado ya que no habían vuelto hablar sobre él en la página amarilla y tampoco escuchaba a las personas a su alrededor mencionándolo, pero el ir y cruzarse de nuevo a Arnold en el camino, era como revivir aquel momento incómodo.

Dios sabía que si no amara a Jhon como amaba a su hermana, hace tiempo que le hubiese dado una patada por el trasero. Esperaba que con esto su amigo pudiese saciar su extraa curiosidad.

….Rebecca…

Había decidido conocer a Arnold, no fue tan difícil en realidad, la red de periodistas de la universidad se trataba de un grupo anónimo de estudiantes de distintos aos, era de esperarse que alguno de ellos hubiese visto clases con algun rubio que tuviese cabeza de balón, al día siguiente que pidió la información, le habían contestado sobre el horario de estudios y del trabajo. Planear la forma de poder convenzar con él requirió algo de astucia... solo consistió en tropezar con su persona y el resto se dió por si solo.

Ahora se encontraba frente al chico tratando de ver si había algo interesante en su persona. Arnold se mostraba visiblemente incómodo, así que trató de actuar más sutilmente. Se veía que era un chico tímido y discreto que no estaba acostumbrado a que una chica guapa se interesara de pronto en él, era una persona de palabras prudentes, un buen conversador seguramente una vez que pudiese desenvolverse, en aquellos momentos, por educación había contestado sus preguntas y seguido la conversación un poco.

Rebecca aprovechaba los momentos en que hablaba para detallarlo, no se podría decir que era un chico muy sobresaliente ni muy atractivo, pero definitivamente tenía un algo que cuando hablaba atraía la atención a él, quizás era su forma de comportarse, que hacía alusión a un caballero, ella bien podía imaginarse al chico siendo protagonista de una película donde se quitara la chamarra y la colocara sobre un charco, una escena cutre, pero definitivamente aquel rubio lo haría sin dudar.

Estaba apunto de preguntarle si acaso no se habían conocido en otra parte solo para poder sacar el tema de haberlo visto en el artículo, cuando por el rabillo del ojo captó algo, y tuvo que ver sutilmente hacia la puerta.

No podía creer la mala… o la buena suerte quizás que tenía, porque ahí estaban Helga junto a su inseparable compaero, entrando al local.

Fue un instante, miró a Jhonatan justo cuando él vio en su dirección, sus ojos se encontraron y se reconocieron de inmediato, luego Jhon fijó sus ojos en su compaero e Instintivamente comenzó a dirigirse a su mesa, había pasado el brazo por los hombros de la chica para guiarla.

Rebecca plasmó su sonrisa perfecta y volvió a mirar a Arnold.

-...supongo que eso fue lo que hizo interesarme en el periodismo, es complicado de entender Y qué hay de ti? - Arnold justo había terminado de narrar el por qué había elegido aquella carrera sobre muchas otras de interés, cuando la pareja recién llegada se detuvo a un lado.

-Yo puedo caminar sola Jhon muchas gra…

-Rebecca que gusto verte!

La exclamación exagerada del rubio llamó la atención de ambos, sobre todo de la chica, ya se conocían por supuesto, asistían al mismo ao, pero no era nada común que el chico mostrara interés en ella. Bien sabía eso, no en vano Rebecca había estado su primer ao tratando de captar su atención, debía estar loca y ciega para no querer estar con él, aunque fuese de amigo, Jhon era tan atractivo que daba gusto tan solo verle. Cualquiera pensaría que ambos serían la pareja ideal, pero como no, él había pasado de ella completamente y había decidido ser el adorno de Helga Pataki, solo para variar.

La rubia mayor levantó sutilmente la ceja mostrando escepticismo. Aún así, creyó que sería interesante todo aquello y le siguió el juego.

-Jhon, que agradable sorpresa… - Luego miró a la rubia - y Helga, que genial verte.

La susodicha asintió en su dirección.

-Rebecca…

Y entonces pudo observar aquello que deseaba con tanto ahínco y de forma tan inesperada. Miró al rubio quien estaba con cierta tensión en el cuerpo, es más, el chico volvió su mirada a la ventana y se había llevado el café a los labios, como si tratara de ocultarse de la mirada ajena. Luego vio a la chica en cuestión y su expresión no fue mejor, por una fracción de segundo pudo ver el horror en su cara al reconocerlo, aún así ni un saludo, sus ojos se fijaron en la mesa frente a ella.

-Oh disculpa... Estás en una…? - Jhonatan estaba insinuando algo a lo que ella se apresuró a aclarar.

-Es un amigo que acabo de conocer… - entonces tuvo una idea de pronto, un impulso - Quieren acompaarnos?

La contestación fue casi de inmediato.

-Nos encantaría!

-No gracias!

No le sorprendió que la rubia se negara, es más, pudo ver cómo miró a su amigo con enojo, sin embargo Jhon, ignorando todo a su alrededor en un rápido movimiento acercó dos sillas cercanas y en menos de diez segundos ya estaban compartiendo la misma mesa. La expresión incómoda que se afianzó en el rostro de Arnold, mirando a uno y a otro, como no pudiendo creer lo que pasaba, le hacía querer reírse, pero lo disimuló en una pequea tos, definitivamente había algo raro en todo esto.

….Arnold…

No se lo creía.

Tan solo había planeado tener una breve conversación y luego regresar a su trabajo, pero todo en un dos por tres se había vuelto un ocho, ahí estaba de pronto, compartiendo mesa con Helga, su… al parecer novio, y una chica algo linda que al parecer conocía a Helga y a su… novio. Arnold estuvo apunto de levantarse para decir que debía volver al trabajo cuando escuchó que preguntaba...

-Y ustedes están en una cita? - era Rebecca quien parecía interesada en sus amigos.

Una vez más las respuestas fueron algo risibles.

-Si.

-No.

Arnold les miró a ambos sin poderlo evitar. Buscando una explicación a aquello tan peculiar, si eran novios, estaban bien disparejos. Parecían no lograr ponerse de acuerdo, definitivamente aquello era muy incómodo, y lo sentía en la boca de su estómago.

-No estamos en una cita - contestó entonces Helga con voz cortante.

Ya era entonces hora de irse... comenzó a mover la silla iba a disculparse para poder retirarse cuando una vez más sus planes se vieron interrumpidos.

-Jhonatan!

Y la mano salió volando tan rápido por encima de la mesa que todos quedaron sorprendidos. Más aún Arnold quien miró la mano como si esta estuviese apuntándole con un arma. Luego de un segundo entendió la situación y la estrechó.

-Ar… - carraspeó un poco - Arnold - se lamentó el haber sonado tan lamentable, más cuando viéndole fijamente, se dió cuenta que aquel Jhonatan era un guapetas en toda regla. l debería parecer un esperpento a su lado.

Ya lo había visto antes pero nunca había estado tan cerca para detallarlo, la mayoría del tiempo estaba con Helga, muchos creían (incluyendole) que era el novio de la rubia.

-Un placer Arnold. Eres estudiante de periodismo no? Me parece haberte visto por algún lado.

Se tensó.

-Si. Está en el mismo ao que Helga, seguramente se conocen habrán compartido clases…. No Helga? - la que habló fue Rebecca quien seguía mirandoles a uno y a otro con un interés inquietante, había algo que no le agrada de todo esto, se sentía como rata de laboratorio siendo observado, ya tenía las palabras en su lengua para excusarse cuando entonces escuchó lo que no había querido oír.

-Ya sé porque me parecías familiar… Qué no eres el que aparece en aquel artículo con Helga?

Todos se quedaron mudos ante la inesperada pregunta de Jhon, Helga había abierto sus ojos lo más que podía, Rebecca tenía la boca ligeramente abierta por la sorpresa.

Y Arnold solo tenía un pensamiento:

Listo. Estoy acabado.

…...Más tarde esa misma noche….

GreenEyes: Qué tal ha estado tu día?

Scarlet: pues digamos que ha Sido uno de esos días que quisiera borrar de mi memoria.

GreenEyes: no creo que haya Sido peor que el mío.

Scarlet: Ah sí? Qué sentirías si te das cuenta que una persona malvada anda con una muy buena persona pero resulta que no le puedes decir a esa persona lo malvada que es la otra?

GreenEyes: wow. Parece un trabalenguas pero extraamente te entendí. Y por qué no puedes advertir a esa persona?

Scarlet: no sé. Dudo que me crea si le digo algo.

GreenEyes: entonces si es un rollo eso. Supongo que esa buena persona se dará cuenta solo.

Scarlet: Y por qué tu día fue horrible?

GreenEyes: pues digamos que conocí en persona al novio de mi ex.

Scarlet: vaya que feo. Y qué tal es?

GreenEyes: la verdad es que es majo. Muy guapo, divertido, se ve buena persona.

Scarlet: jajajajaja. Y eso te molesta? suena como si te hubieses enamorado, nunca había escuchado hablar tan bien del novio(a) de un ex.

GreenEyes: Si. Un poco creo que me he enamorado. jeje. Creo que hasta yo saldría con él.

Arnold no pudo evitar reírse con el comentario. El siguiente sin embargo le puso en alerta.

Scarlet: Quiere decir que aún te gusta tu ex?

GreenEyes: no es que me guste. Ella es muy buena persona. Creo que se merecía a alguien mucho mejor que yo. Pero verme a su lado y pensar que parezco vómito de perro... queria que tuviese alguien mejor, pero esto es demasiado.

Scarlet: sí, creo que sé lo que sientes. Uno quisiera que su ex fuese feliz pero no esperamos que sea taaaaan feliz, jajajaja, me imagino que lo tuyo se sintió peor, pero realmente creo que exageras, no creo que sea mejor que tú.

GreenEyes: ja! Ojalá.

Scarlet: pues tú me agradas, no creo que tengas nada que envidiarle a ese chico perfecto.

GreenEyes: gracias. Que una chica como tú me diga esas cosas. Me hace sentir mejor.

Scarlet: pero estás seguro que no te gusta tu ex y estás celoso?

GreenEyes: es una buena persona. Pero fue hace mucho tiempo, ya no nos gustamos.

Unos segundos después agarró valor para escribir.

GreenEyes: Lo que más me gusta ahora es tener estas conversaciones contigo.

Helga sonrió al teléfono. Cuando leyó aquello de la ex novia, sintió un nudo en la garganta pero escuchar ese mensaje con la intención de mostrar un interés hacia su persona le hizo sentir cierto alivio. Contestó.Scarlet: A mí también.

Arnold miró la simple respuesta y sintió un vuelco en el estómago. El día había transcurrido con encuentros extraos y un descenlace perturbador, pero poder hablar con alguien en las noches, alguien que parecía comprender por la odisea que pasaba su vida, era en extremo reconfortante.

Recordó a Helga y a Jhon, en realidad lo había visto por mucho tiempo acompaando a la rubia y se llevaban perfectamente. Ella ya no le gustaba, alguna vez le había gustado la Helga de su pasado, había soado muchas veces con esa chica de su adolescencia, pero esa Helga, ya no existía en realidad, casi una década de separación le habían cambiado y él no la conocía realmente…

fin capitulo 5.

Irise: deseaba que vieran a Helga y a Arnold desde el punto de vista que le ven los demás. Siempre que hay cierta popularidad en una persona, o es una celebridad, comienzan a haber chismes sobre esa persona y un odio irracional por la envidia, espero no exagerar la situación. Y les siga gustando. Un abrazo.