Capítulo 1

Y una vez más, fiel a su estilo, los problemas fueron resueltos gracias a una increíble canción. Las voces mezcladas, las dulces melodías; provocaron una reacción inesperada en Golb y que fue rápidamente usada a favor.

Pronto, solo quedaba el conocido silencio provocado luego de haber pasado por eso, pero siguieron las risas; junto con suspiros agradecidos, abrazos y besos repartidos para demostrar la clara felicidad de haber, de alguna manera, acabado con una deidad milenaria.

–Eso fue… increíble!

Ese día había acabado con el grito excitado del perro amarillo mientras estiraba su cuerpo para poder abrazar a más gente.

Y sin más, el espacio en que se llevó a cabo esa guerra volvió a convertirse en un desierto, pero ahora con una carga emocional terrible para todos. Pero, hasta en las peores condiciones, por lo menos una pequea semilla puede crecer y convertirse en su mejor versión. Todos los involucrados, con sus propias perdidas y dolencias, pueden sanar. Cada quien merece y provecho su propio "final feliz".

Pero se necesita de cambio. La planta tiene que adaptarse a las feroces condiciones para subsistir y poder seguir creciendo, visto de otra forma: un conflicto de tal magnitud no solo dejaría muertos y tierra; necesita de alteraciones en su ecosistema para que la misma pueda ajustarse a los nuevos problemas. Y esto pasó.

La magia de Golb no solo crea engendros deformes. Golb, durante el atentado (y de forma desinteresada) estableció nuevas condiciones de vida para sus creaciones, ahora todos iban a estar condicionados por su naturaleza elegida. Una forma sutil de esclavizar a los que ya poseer la superioridad sobre otros (razón, pensamiento, etc.)

Esto principalmente no fue notado por nadie. Ninguna especie funcionó algo raro, todos aún estaban reparando los errores que dejaron la guerra y otros pocos reparando su propia vida, por lo que ninguno notó algún cambio u problema nuevo. No hasta que el olor en los seres cambió. No fue hasta que el comportamiento de algunos, era completamente errático, dudoso. Pero al parecer, había una razón de ser.

Hubo un aumento de peleas en las cercanías del Dulce Reino, y que, gracias a ello, Bonnibel pudo captar los nuevos percances. Un ao después de la guerra con Golb.

Pero este nuevo olor solo era percibido por algunos tantos, para otros simplemente era la "fragancia" de aquel individuo. Y claro, aparecieron olores mucho más fuertes que otros y que eso provocaba muchas más peleas de repente. Lo peor fue un olor en particular, que la misma reina del Dulce Reino tuvo que suprimir de su sistema olfativo. El olor más dulce nunca antes olido, y es decir mucho para alguien que está permanentemente rodeada de golosinas.

Era como si aquel perfume particular entraba sin permiso en tu nariz y hacia estragos tu sentido común. No ayudó, tampoco, que cuando quisieras respirar por la boca (para evitarlo involuntariamente) ese mismo podía ser degustado como si fuera algo tangible; como si se tratase de algún dulce y la reacción pasaba a ser muchísimo más pesada en el individuo: algo que fue confirmado por el humano rubio en una de sus caminatas.

Simon Petrikov fue el encargado de salir del castillo (donde se estaban refugiando tanto la Dulce Princesa, como Finn y miembros reales de las tierras allegadas) y estudiar el nuevo fenómeno. A pedido del dulce mayor, y teniendo en cuenta que Simon no parece reaccionar ante el nuevo desarrollo de los hechos, la tarea encargada no fue más que hablar y anotar todas las situaciones insólitas.

–Entonces… Usted dice que su mejor amigo simplemente golpeó a su otro mejor amigo?

–Exactamente, seor. –Habló el pequeo chocolate.

Simon anotó enérgicamente sobre la tableta proporcionada por la princesa y asintió al enano. Ya iba contando en total unos 13 casos singulares y todavía seguía vagando por el reino dulce, si esto sigue así, lo más probable es que se registren más de doscientos entre las demás tierras a las que se le fue asignadas.

Despidió al dulce con un movimiento de mueca y siguió murmurando para sí mismo sobre algunos cálculos. Echó los hombros hacia atrás y enderezó su espalda, era el momento de buscar la ayuda de cierta vampira.

Mientras pasaba por las calles, mantuvo su mirada curiosa en todos los que se movían o estaban haciendo algo. Tenía la certeza de que se trataba de alguna influencia "psicológica" producida por el buen final que tuvo la guerra, podría tratarse de un miedo arraigado que trata de esperar siempre algo peor luego de haber ganado de milagro.

Pero no solo era este reino, sino todos los otros.

Había reportes del reino grumoso con exactamente los mismos episodios. En el reino de fuego era casi igual, salvo que allí todo fue reprimido rápidamente por la autoridad de turno. Pero había algo que se cumplía al cien por ciento acá, en el territorio dulce, y en todos los demás; dominación.

Ahora dichos individuos que comenzaron las peleas, buscaban fervientemente dominar sobre otros y mantener un espacio para ellos solos: en ciertos casos, este ser "dominante" dejaba únicamente cerca de lo que parecía ser su "pareja". Y dominaban, sobre todo; su espacio era celosamente cuidado al igual que su compaero de "casa".

Cerró su puo y golpeo suavemente sobre la madura rasposa de la puerta, esperando encontrar a Marcie dentro.

–Espero que sea algo importante, Simon… –Murmuró la vampira una vez abierta la puerta. Recibió una sonrisa tranquila de su gran amigo, que fácilmente fue contagiada en ella. - Algún problema?

–Lo es, en realidad. –Contestó cruzando el umbral y caminando hasta la cocina, con la pálida flotando detrás suyo. - Verás, como habrás escuchado; están sucediendo cosas raras en casi todos lados. –Dejó sobre la mesa algunos papeles escritos / garabateados y continuar divagando sobre lo que había recolectado hasta ahora. - Lamento no venir antes, pero tú tampoco te acercaste y la princesa me entretuvo con este nuevo proyecto de campo…

–Oye, no hay rencor. No me acerqué al castillo porque a Bonnie no le gusta. –Rio. - Parece que a ella tambien le afecto este nuevo virus y no quiere que me contagie yo tambien

–Lo sé, pero tal vez deberías ir al castillo. Yo tampoco estoy influenciado bajo esta nueva "peste" –Recalcó moviendo sus dedos. - Pero, vine aquí porque necesito ayuda. En unas semanas realizare un viaje largo, y al parecer este proyecto tomará mucho de mi tiempo, necesito que; junto conmigo, registremos la mayor cantidad de casos…

–Eso suena a…

–Si, mucho trabajo; soy consciente de eso. –Volvió un sonreír. De la mesa, tomó el papel de registro más nuevo. -Mira esto, conté cerca de 15 solamente en esta maana. Eso significa que podría ser algo mucho más grande que una simple viruela o enfermedad contagiosa, tal vez un virus completamente…

Marceline miró con indiferencia la hoja, jugueteando con sus labios y tambien con la hoja que ahora era doblada por esas manos pálidas. No le importaba, ella no estaba siendo afectada por ese mal (aunque si a Bonnie, eso la inquietaba y la ponía muy nerviosa). No queriendo pensar mucho en eso que siempre la agobia, desde ya unos dos meses, abandonó el papel y flotando se dirigió hacia donde estaba limpiando su bajo. Tarareando comienza otra vez a mojar un pao. Simon se acerca sin cortar el discurso.

-… infeccioso, porque al parecer todo tipo de ser puede ser afectado, desde una llama viviente hasta un slime… aunque todavía no entiendo cómo puede pasar eso. –Dados sin gracia.

–Y a donde te vas de viaje? –Preguntó inclinando su cabeza al joven castao. Eso provoca que detenga su monologo interno, eso hace que deje de pensar un segundo el nuevo problema y se center completamente en su vieja amiga.

–Oh… ya sabes, –Rio nervioso acomodándose los anteojos. - cosas de viejos historiadores como yo…

La vampira sostuvo su mirada fija en él. Sabía que probablemente iría en busca de Betty, que de alguna manera cruzaría cielo y mar para obtener respuestas y eso la entristeció demasiado. Había escuchado mil y una vez su historia, mil y un sentimiento nuevo siempre al recordad la inmensa felicidad en los ojos de Simon cada que pronunciaba su nombre.

No quiso indagar más, no lo haría. No sería capaz de corregir la locura que estaba por emprender, tal vez; el resultado que obtenga de eso, pueda ser mejor que nada.

Así que sonrió, como siempre hacia cuando se trata de él. Pero algo bueno siempre sale de estas cosas raras e impredecibles, podrá encontrarse con su rosa "amiga". Habían sido dos meses largos, comenzados por una profunda promesa de regresar a la normalidad y una cantidad vulgar de besos y toqueteos. No podía quejarse de esa despedida.

–Está bien, haré esa cosa que quieres. –Concluyó, dejando su bajo en el suelo y procedía a levantarse hasta la altura de su amigo. - siempre y cuando me garantice un tiempo con Bonnie…

–Por supuesto! No dudes de mi palabra, además dudo mucho que te afecte eso, solo mírame –Bromeó apuntando sus pulgares hacia el mismo con una gran sonrisa. - aunque, probablemente PB no esté de acuerdo con ello

–Pff, seguramente ella estará encantada de verme allí. –Se mofó. - Podría decirse que soy su salvavidas

Pero estaba mintiendo. Cuando la pálida llegó al castillo, luego de pasar toda la tarde con Simon analizando y anotando todas las anomalías del prado cercano; la poca calma que estaba sintiendo la princesa, se esfumó completamente cuando la vio levitar sobre los demás individuos que estaban refugiados en la enorme entrada / salón del castillo. Claro, uno pensaría que era por la preocupación de que ella se contagiase; pero la incomodidad enorme que sintió no era de preocupación únicamente.

Verla cerca de otros la puso de una manera nunca antes pensado. Claro, la pálida desde el primer momento solo la buscó a ella, que inconscientemente sabia eso, pero algo sobre verla rodeada de posibles "candidatos" la enfureció divinamente. Sus oídos solamente recibieron el sonido fuerte de sus pisadas andando, su vista se nubló y solo se enfocó en la hermosa sonrisa que le estaba obsequiando la milenaria vampira.

Una vez que estuvo a solo centímetros de la otra, aspiró en busca de algo que ella no sabía. Sostuvo su mirada con ella, midiendo cualquier reacción que su pareja estaba dispuesta a demostrar, además de la tranquila mirada y sonrisa que ahora sostenía. El dulce, descubrió también una suave sonrisa, cuando notó que no existía peligro alguno sobre su pareja.

–Sígueme. –Ordenó Bonnibel. La vampiresa soltó un pequeo resoplido gustoso, dejándose llevar por la princesa.

Pasaron por incontables habitaciones, cruzaron más de tres pasillos y demás escalones, Marceline se contentaba con murmurar divertida sobre algunas cosas ya jugar con el cabello de la dulce. No fue hasta que la princesa llegó a sus aposentos que se tranquilizó, una vez cerrando la enorme puerta con un seguro especial. Lanzó un suspiro y volteo para quedarse mirando a su contraparte.

La vampira sonrió dulcemente, contagiando en la otra para que largase otra más pequea pero igual de linda; mostrando un poco su dentadura acaramelada. Cerró el espacio tirando de ella hacia un tierno beso totalmente casto, más como un beso de reencuentro.

–Glob… te extraé muchísimo, Marcie. –Murmuró la princesa aun sobre sus labios. Su cabeza fue a descansar sobre el hombro de Marceline y pronto se encontró oliendo fervientemente su cuello, tratando de aspirar todo sobre la otra.

–Oye! Eso hace cosquillas, Bonnie… –Murmuró divertida, casi riéndose cuando la nariz frenética de su amante se movía por todo el largo de su terso cuello; incluso prestando cierta atención a la herida de colmillos. - Hmh… si sigues así creo que tendrás que ocuparte de otras cosas…

Con esa súplica pesada y llena de humedad, la princesa detuvo su olfateo y miró con grandes ojos a su pareja. Algo en su interior rugía orgulloso, orgulloso de controlar a la chica e involuntariamente la apretó contra su cuerpo aún más. Quería eso, quería que ella respondiese de esa manera únicamente con ella, se sintiera orgullosa de provocar esa reacción en su pareja.

–Oye Peebs… Estás ronroneando?

Oye! tamos de vuelta! espero que todos anden de diez y que no hayan sufrido demasiado con esta pandemia. Si es que queda alguien por estos lares, me encantaría recibir mensajes suyos eligiendo el destino de Marceline; si va a ser omega u otra alfa como lo es Bonnibel! preferiría no tocar al estado beta porque eso siempre me pareció lo "normal" :) estoy leyendo sus mensajes.

Muchas gracias por visualizar este capitulo, (espero y se suba sin errores).