Disclaimer: "The Powerpuff Girls" no me pertenece.

Este fanfic es parte de una dinámica hecha entre autores, el conocido "ficker secreto". En este caso, me ha tocado, con gran honor, dedicar esta historia a una gran eminencia de este fandom, cuya elección fue un cuento infantil.

Número de palabras: 2625.

Espero que os guste, especialmente a ti.

Dedicado a... al final el nombre.

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CUENTO
de princesas

XX

rase una vez, en un hermoso reino llamado Utonidom, donde encontrabas los árboles más altos, las flores más lindas y escuchabas el canto más lindo y armonioso de las aves, un rey que había anunciado que quería que sus tres hijas se casaran con tres príncipes. Todos los hombres del reino comenzaron a pedir una oportunidad para poder casarse con las princesas, quienes habían nacido dotadas de gracia y belleza. Los hombres del parlamento dijeron: "Queremos una oportunidad para casarnos con las princesas!"

Pero las princesas estaban prometidas a otros príncipes, de un reino cercano, Rowdom, que no lo estaba pasando muy bien por la sacudida que les había dado la tierra. Aquellos príncipes eran valientes y apuestos. Eran diestros en montar a caballo y habían leído muchos libros, eran los más instruidos de todo el lugar. Los mejores para casarse con las princesas! Sin embargo, ellas no querían casarse.

Las princesas pensaban que no tenían por qué casarse, porque ellas podían gobernar su hermoso reino, pero el rey decía que no.

"Esta corona solo un hombre la puede portar. Es muy pesada, sus cabezas, este peso, no podrán soportar. Dios ha dicho que vosotras no sois capaces de gobernar. Ninguna de vosotras usará esta pesada corona. Sois princesas, sois mujeres, no un reino no sabréis manejar".

Así que, con eso en mente, las tres hermanas decidieron dejar de lados sus vestidos y hacer su propia revolución. Ellas no se iban a casar, pero sí iban a gobernar. No penséis mal, a ellas no les molestaba la idea de casarse con un príncipe, les molestaba que no se las considerara igual de valiosas e importantes que uno. Acaso no son siempre las más hermosas? Por qué es que no les daban más importancia como a un "apuesto príncipe"?

Los tres príncipes iban camino al palacio del reino Utonidom, en su elegante y gran carruaje, trayendo consigo muchas ilusiones del nuevo reino que habrían de adquirir luego de desposar a las princesas. Cuando ya se iban acercando, se dieron cuenta de que la gente del pueblo les estaba esperando con suma alegría. Los pétalos de flores se alzaban sobre ellos, como si fuera una lluvia de ellos. Los tres hermanos sentían que no merecían un recibimiento menor, después de todo, serían los nuevos reyes.

Pero no contaron que, al llegar al gran palacio y al encontrarse con el rey, les esperaría una sorpresa por parte de las princesas con las que pretendían casarse. Las tres chicas aparecieron en el salón, sus vestidos no parecían tan arreglados como de costumbre, no llevaban peinados, solo sus cabellos sueltos cayendo por sus espaldas. Adoptaron una postura desafiante nunca antes vista en una mujer.

"Nosotras, las tres princesas de Utonidom nos negamos a contraer matrimonio con vosotros", dijo la mayor.

Y la Corte Real se puso patas arriba. Nunca antes una princesa se había negado al matrimonio. Por qué lo habían hecho ahora? El rey no podía creer lo que sus hijas estaban haciendo, así como los tres príncipes. Pero las princesas estaban firmes con la decisión que había tomado. Los príncipes no podían creer lo que estaban escuchando, y es que habían viajado por muchas horas para llegar a ver a sus futuras esposas y les recibieron de una manera bastante informal y agresiva para cualquier monarca.

"Oídnos bien: A partir de hoy, yo, la princesa Blossom, declaro que si algún hombre se siente con el honor suficiente para tomarme a mí o a mis hermanas como esposa, un desafío ha de vencer. Si quiere la mano de Bubbles, debe ganarle en tiro al blanco; si su deseo es la mano de Buttercup, ha de atravesar un duelo de esgrima; pero si mi mano desea tener, en una partida de ajedrez me debe vencer. No es complicado, no lo creéis?"

Nadie le respondía, tanto el rey como quienes trabajaban a su servicio estaban estupefactos por las decisiones que estaba tomando la princesa mayor.

"El duelo se llevará a cabo en una semana. Os recomiendo que empiecen a entrenar, porque ninguna de nosotras mostrará piedad. Es un decreto hecho por la primogénita y heredera directa de la Corona, la princesa Blossom, a quien no le ha de pesar la corona".

Las tres hermanas dejaron el gran salón, no sin antes desearles a los príncipes una agradable estadía en su palacio, sus frentes estaban en lo alto mientras que las de los hombres estaban en lo más bajo. Se les hacía difícil creer que una mujer fuera capaz de pronunciar tales palabras. Pero un decreto es un decreto, y el rey no tuvo otra opción más que aceptar lo dicho por su hija, sobre todo porque el rumor ya se estaría esparciendo por cada rincón del reino.

Se hizo un revuelo en el pueblo cuando se enteraron de la noticia. Las princesas querían defender su honor, su mano y su valor como monarcas. "Qué atrevimiento!", "No puedo creer que rechacen el matrimonio con un príncipe", "Deber ser porque se creen mejores que cualquiera, no comprenden cuál es su lugar", "Una mujer no debe gobernar o tendremos estos tipos de berrinches", esos comentarios eran los que más se repetían entre aquellos pueblerinos adultos, pero no sabían que, entre las nias y jóvenes, crecía cierta ilusión de, algún día, tomar el mismo valor que las princesas.

Los príncipes estaban confundidos, no podían creer el atrevimiento que tuvieron las princesas. Ellos necesitaban casarse para poder ayudar a la gente de su reino. Cómo es posible que existan princesas que no quieran casarse con un príncipe? Qué era todo eso del honor? Las mujeres no habían nacido para gobernar, solo para darle herederos al rey. Pero ellas no pensaban así. Es más, se decían a sí mismas "monarcas".

El príncipe Brick debía ganarle a la princesa Blossom en una partida de ajedrez. El príncipe Butch debía vencer a la princesa Buttercup en esgrima. Finalmente, el príncipe Boomer debía conseguir más puntos que la princesa Bubbles en el tiro al blanco. El duelo se llevará a cabo en una semana, por ende, los seis participantes comenzarán a entrenar. Sin embargo, para los príncipes el entrenamiento no era más que una distracción, así que mejor espiaban a las princesas "entrenar".

El mayor, Brick, veía cómo Blossom jugaba contra uno de sus sirvientes. Se dio cuenta de que era bastante habilosa. Entró a la habitación y el hombre, pasmado por su presencia, se disculpó y salió del lugar. La princesa pareció molestarse, pero el príncipe no le dio la oportunidad de hablar.

"Por qué ajedrez?", le preguntó a su prometida.

"Porque el ajedrez es un juego digno de probar la valentía e importancia de una mujer", respondió la princesa con mucha seguridad.

Al príncipe no le pareció muy buena esa respuesta

"El rey no puede hacer nada sin la reina. Seamos sinceros, el rey es un inútil y es ella" tomó la pieza de la reina y la rodeó con sus delicados dedos, "quien tiene que hacer todo el trabajo. Es la pieza más valiosa del tablero por su funcionalidad, ella ataca mientras que él" y botó la figura del rey con la pieza de la reina, "es un cobarde que no hace nada más que huir".

El príncipe Butch paseaba por los jardines hasta que vio a la princesa Buttercup con una espada, la que agitaba con mucha destreza. Se acercó a ella, curioso y ansioso, para ver con mayor claridad cómo es que se estaba moviendo la princesa.

"No sabía que las mujeres podían moverse así", le dijo el príncipe.

La princesa, de un pequeo brinco, se volteó hacia él y le apuntó con su espada.

"Se nota que no sabes nada de las mujeres", respondió la princesa.

"Te equivocas, yo sé mucho de las mujeres".

"Cómo qué?"

"Te lo plantearé con una pregunta: Cuántas pueblerinas crees que harían de todo por un segundo de mi atención? Las mujeres se mueren por la atención de un hombre, y de seguro, esto que estáis haciendo, es para ello".

"Te equivocas", respondió muy molesta Buttercup. "Nosotras no necesitamos llamar vuestra atención. Solo una persona que ignore su valor como persona digna estaría rogando por la atención de un bueno para nada como tú".

Al príncipe Butch no le pareció aquella respuesta, es más, se molestó bastante, su ceo fruncido lo dijo todo. La princesa, en cambio, sonrió triunfante porque había logrado lo que se propuso, hacerle enojar.

"Si tanto es lo que queréis desposarnos, os aconsejo que entrenéis porque no tendremos piedad con vosotros".

En otro de los patios, la princesa Bubbles apuntaba al blanco, pero demorara en lanzar sus flechas por miedo de lastimar a algún ave o planta que estuviese por ahí. Mas cuando tiraba, la punta roja de su flecha daba en el círculo más pequeo del tablero. Sonreía y su rostro se iluminaba. No sabía que estaba siendo observada por el hombre que debería tener como esposo, si es que les ganan. El príncipe Boomer era bastante detallista y miraba, detenidamente, la posición y altura de los brazos de la princesa y la precisión con la que lanzaba.

"Fascinante. Os ensearon a todas a hacer este tipo de cosas tan masculinas?", preguntó el príncipe.

Estaba molesto por la humillación que habían tenido que pasar, así que pensó que sería bueno devolverles la mano de esa forma, provocando un enojo y posible berrinche de su parte. Pero la princesa Bubbles solo se giró hacia él y le sonrió.

"Puedes creerlo? Y las tres manejamos a la perfección estas disciplinas", dijo con orgullo.

"Pero no es propio de las mujeres. Sabes cómo criar hijos?".

"No, porque nunca he tenido uno, y tú?"

La sonrisa y expresión de amabilidad no se iba del rostro de la princesa, ocasionando que el príncipe se molestara un poco más.

"No es mi labor".

"No es tu hijo también?"

"Yo no soy mujer, no tengo que saber criar hijos. Tú, sí".

"Tampoco se supone que sepa leer, escribir, hablar, lanzar al blanco, jugar ajedrez ni esgrima, pero aquí me tienes", le sonrió con suficiencia. "Vosotros y nosotras hemos sido educados de la misma manera. Sabemos cómo gobernar un reino. Ambos tenemos las mismas facultades. La única diferencia es nuestro género, pero nada más".

Hubo un silencio, el príncipe Boomer no sabía cómo responderle, porque no dejó arista por dónde abordarla.

"Espero que tengamos un duelo interesante, sería aburrido ganarte con los primeros tiros".

Luego de una semana, donde las princesas entrenaron duro y los príncipes las observaban a la distancia, llegó el día del duelo. Todos los miembros del reino estaban reunidos en la plaza principal para presenciar los duelos entre las princesas y los príncipes.

La princesa Blossom había practicado lo suficiente, el príncipe Brick había invertido su tiempo en solamente mirarla y jugar un par de partidas contra uno de los caballeros. Ninguno de los dos pensó que Blossom le ganaría dos partidas en poco más de media hora. La princesa Blossom había ganado el honor de su mano y, en ese momento, rechazó casarse con el príncipe Brick, frente a todo el mundo.

Cuando llegó el turno del duelo entre la princesa Buttercup y el príncipe Butch, ella hizo dos movimientos con su espada y él la perdió de sus manos, quedando acorralado al instante. No pensó que eso podía pasar, es decir, fue muy rápido, ni cinco minutos había durado el duelo. La princesa Buttercup era más fuerte de lo que su delicada apariencia dejaba ver, y le ganó sin ningún tipo de dificultad al príncipe Butch. Frente a su pueblo, ella declaró haber defendido su mano y su honor, y rechazó casarse con el príncipe.

Al final, el duelo de la princesa Bubbles y el príncipe Boomer fue el más reido. El tablero tenía seis divisiones. La del exterior valía un punto, la que le seguía valía dos, la siguiente cinco y continuaban múltiplos de este último hasta el centro que equivalía veinte. Tenían cinco tiros cada uno. Partió el príncipe. El primer tiro obtuvo dos; el segundo, dos; el tercero, cinco; el cuarto, quince; y el quinto, veinte. El puntaje final del príncipe fue de cuarenta y cuatro puntos. Cuando fue el turno de la princesa, todos los presentes guardaron silencio. El primer tiro tuvo diez puntos; el segundo, quince; el tercero, dos; el cuarto, volvía a tener dos puntos; todo dependía del quinto punto, debía obtener, por lo menos, quince puntos para igualar al príncipe, sin embargo, ella estuvo entrenando su puntería durante una semana, apostó todo de sí para conseguir los veinte puntos. Una vez que la flecha llegó a esa circunferencia, sonrió orgullosa y se volteó hacia su pueblo. Ella, al igual que sus hermanas, defendió su mano y rechazó casarse con el príncipe.

Nadie esperaba que la reacción de las mujeres del reino fuera aplaudir a sus altezas. El rey, en tanto, guardaba silencio mientras sus hijas eran ovacionadas. Los príncipes, en tanto, se mantenían al margen. No estaban decepcionados, es más, luego de haberlas visto sabían que esas tres mujeres eran capaces de muchas cosas. Como el matrimonio no se iba a realizar, los tres se disponían a irse de vuelta a su respectivo reino para pensar en algo para ayudar a su propia gente.

Cuando se dirigían a su carruaje, las princesas los detuvieron. Las tres les saludaron con una pequea reverencia que fue correspondida por los tres príncipes.

"Lamentamos que no podamos casarnos", dijo Blossom. "Pero nos gustaría que nos entendierais. Nosotras hemos vivido en este reino desde que nacimos. Nos educaron para ser reinas algún día, por eso el tener que casarnos con vosotros para poder acceder a esa corona nos pareció una falta de respeto".

"Sentíamos que, si aceptábamos vuestras manos, toda nuestra educación estaría en los establos", aadió la princesa Buttercup.

"No tenéis que darnos ninguna explicación", dijo el príncipe Brick. "La culpa desde siempre fue nuestra. Llegamos altaneros y no consideramos que vosotras tres también fueron educadas como nosotros: futuros monarcas del reino".

"Fuimos egoístas", suspiró el príncipe Boomer. "Solo estábamos velando por nuestro beneficio".

"Y el de nuestra gente", aadió Butch.

"Qué bueno que mencionáis eso", habló la princesa Bubbles con suma emoción. "El rey quiere hablar con vosotros. Por qué no os quedáis a cenar?"

El rey asumió frente a todo el reino que tiene a tres hijas lo suficientemente valiosas y que, cualquiera que asumiera el rol de monarca, lo haría de maravilla. También anunció que existirían cambios en lo que respecta a las leyes de sucesión para que, cualquier mujer de linaje real pueda asumir su rol de reina sin la necesidad de casarse, así como lo hacen los hombres.

Luego de aquella reunión de los príncipes con el rey, se determinó que el reino de Utonidom ayudaría al reino Rowdom a reconstruir las viviendas caídas y que harían acuerdos con respecto al movimiento del capital, de ese modo, se generaría una alianza que beneficiaría a ambos reinos. Mientras Rowdom se desempearía en la agricultura, Utonidom desempearía la pesca, haciendo un trabajo en conjunto para el crecimiento parejo de dos de los siete reinos más importantes de la región.

Al final, los príncipes entendieron que las princesas tenían sus propias voluntades y eran igual de respetables y valiosas que las que ellos podían tener, que tenían una habilidad que les sería útil cuando asumieran la cabeza del reino, sin tener que ser vistas como "las esposas de", y que entre ambos reinos podía crecer una relación de respeto y apoyo mutuo sin tener que someter ni anular el poder de un otro. Y que las mujeres no son simplemente un complemento, es más, son igual o más hábiles que un hombre para algunas disciplinas que no son propias de ellas.

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fin

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Esta historia significó un desafío importante para mí. Nunca había escrito un cuento infantil y se me hizo un tanto complicado, pero no me rendí, sobre todo porque la autora a quien le dedico esta historia es alguien demasiado genial en el fandom.

Espero que os haya gustado, en especial a Lenore's Tears.

Muchas gracias por vuestra atención y tiempo.

Felices fiestas.