Prólogo

La llamaron Nordlys por sus ojos, de un color entre ambarinos y verdes y azules. Unos ojos peque?os para toda la diversidad que poseían.

Cuando Yggdrasil le concedió la vida, hacía apenas diez a?os, causó conmoción por todo el Observatorio con sus lloros en primer lugar, y su marcado ce?o después.

Nunca antes un Celestial había actuado así tras cobrar primera conciencia de sí mismos, y pese a los intentos de muchos, ella jamás explicó el porqué, prefiriendo alegar que no recordaba nada, irritándose cuando la presionaban demasiado.

Pronto destacó entre los Celestiales más jóvenes, siendo la más aplicada pese a su peque?o tama?o y sus inútiles alas, todavía en proceso de crecimiento hasta que pudiesen sostener su peso.

Nordlys era, por así decirlo, particular. Carecía en gran medida de la pacífica disposición con la que muchos Celestiales se desarrollaban, independientemente de si la perdían por el camino, y no gustaba de relacionarse con otros.

Era común verla en la Biblioteca leyendo, incluso si a juzgar por su rostro más de una vez habría querido arrojar al suelo el tratado de turno, o si no tratando de subir tantas escaleras como pudiera, corriendo. Llegaba a trabajar sus brazos y piernas más que sus alas, estúpidamente, y a veces era capaz de mirar tan venenosamente que alejaba a cuantos hubiesen querido hablarle en primer lugar.

Dependiendo del día era una contradicción andante: despótica, irritable, solitaria por lo general -estresada-, paciente, calmada, pensativa de vez en cuando. Variaba según el día, pero la constante era su entrenamiento personal, la lejanía con la que trataba a otros ángeles, sin establecer una sola relación de importancia con otros Celestiales en la década que ya había pasado.

Sin embargo, era probablemente la que mejor miraba a los humanos del Protectorado. Cuando se trataba de ellos, empatía y compasión, comprensión le llegaban fácilmente.

Ese fue uno de los motivos por los cuales Engel decidió tomarla como su aprendiz. Cierto es que mucho de su tiempo lo pasaba en el Protectorado, pero nadie había en el Observatorio que no supiera de la Celestial que llegó llorando y creció con determinación y mal carácter a partes iguales reflejados en sus ojos; ella era demasiado diferente como para no destacar.

Nordlys vivió media década como su Aprendiz, aprendiendo de él el manejo de la espada a la par que el cuidado de los humanos, fortaleciendo su cuerpo hasta que Engel estuvo seguro de que podría realizar el camino de ida y vuelta entre el Observatorio y el Protectorado.

Como alumna superó sus expectativas, siendo diligente en sus deberes, entregada a los humanos a su cargo, incluso limando parte de sus asperezas.

Aún así no le había confiado, a él o a cualquier otro, la magnitud del peso que cargaba desde su creación, pero sí parecía que lo llevaba mejor y eso era bastante para él, de momento.

ooo

Tras media década siendo su Aprendiz, Nordlys estaba lista para sucederle, o mejor dicho, no había nada más que él pudiese ense?arle, siendo experiencia lo único que le faltaba.

Nordlys pasó a ser el ?ngel de la Guarda de Salto del ?ngel con su beneplácito y Vetustel como testigo, y procedió a hacer un trabajo impecable en la medida de sus posibilidades.

Por un tiempo pareció que todo iría tan bien como podía, hasta el día en que la benevolesencia ofrecida por Nordlys a Yggdrasil dio origen a sus frutos, los yggos, que acabaron cayendo al Protectorado, y ella con ellos.