Esta historia tiene la finalidad de entretener. Los personajes y el contexto no son de mi pertenencia. La cronología de cada personaje tiene una explicación breve dentro de la historia pero si por si acaso te interesa saber un poco más sobre ellos, esta SECUENCIA sigue la misma idea que utilicé para la de trama de PSIC. Una historia con un proposito diferente pero con las mismas bases en los personajes cuyo enlace podrás encontrar al final de este capitulo ya que aunque guardan poca relación yo las considero historias hermanas y a veces hasta paralelas. Espero que alguien pueda disfrutarla tanto como yo lo hice al escribirla. Gracias.


Doce aos antes.

Sucedió en el último día de enero de una nueva década para Wisconsin; una que trascendería por la historia como el lazo de la modernización de la sociedad americana y el nacionalismo sincrético. The Smiths, el estéreo, millones de litros de laca, casetes y mocasines, Prince y Madona, e incluso antes de todo eso "La amistad." Pero entonces la familia Forman todavía no lo sabía y las primeras nociones de la nueva ERA se habían arremolinado en la cabeza del más joven de sus miembros.

Eric Forman había vuelto triunfante de una de las más arriesgadas pero reflexivas sumersiones hacia el mundo profesional en frica. Tanto tiempo lejos de casa le había provocado una especie de nostalgia melancólica por el pequeo pueblo de Point Place, el lugar de los secretos de su infancia. Durante el primer mes de los 80 se había dedicado a controlar el impulso de idiotez que le nacía por la garganta cada vez que el tema de la universidad llegaba a los labios de su novia. Pero en esta ocasión había algo diferente. Y es que su madre había organizado una fiesta de despedida para Donna y los tragos habían terminado en algunos malos entendidos.

En primer lugar, Steven Hyde, el genio criminal que sus padres adoptaron a los 16 y su mejor amigo de toda la vida, estaba tan ebrio que había comenzado a cantar en espaol. Eric no se hubiera preocupado si el chico no hubiera estado hablando de su molesta exnovia durante toda la velada. Una nia mimada de buen regazo que había crecido para convertirse en la versión americana del diablo azafato, y que había pasado de boca en boca a probar a cada uno de los miembros del grupo. A pesar de todo, Eric consideraba que Jaqueline Burkhart era una de sus amigas más cercanas, aunque por su puesto nunca lo hubiera admitido abiertamente en público.

El segundo problema era que las toallitas de desodorante del bao se habían terminado y el maquillaje de Kelso se había corrido con el fervor de su sudor, avanzada la noche. Con una de las más preciosas estructuras óseas que el mundo haya tenido la oportunidad de conocer en vez alguna, Michael Kelso hubiera sido más estúpido de lo que fue cuando persiguió a aquel zorrillo si no hubiera aprovechado sus maravillosos pómulos y desfasados glúteos para ese disfraz de Cindy Wendell.

Su amigo extranjero había conseguido impresionar a todos con sus profesionales movimientos de cadera en la pista y su nueva víctima, Jackie, había tenido que beber más agua que vodka para compensar sus detrimentos; cualquiera hubiera dicho que estaba exhausta, pero no su novio, que todavía tenía energía para lo que él llamaba "merengue." Donna no podría estar más feliz ante la perspectiva de la celebración, y era precisamente aquello lo que le molestaba tanto a Eric.

— Está todo bien?— le pregunto ella cuando por fin lograron escapar del barullo de la fiesta— Luces aburrido. Todos los demás se están divirtiendo.

Eric levantó una ceja, irónico.

—Si por "divirtiendo" quieres decir "embriagando" entonces si Donna, creo que todos se están divirtiendo mucho. La están pasando de maravilla.

—De acuerdo, no te estas divirtiendo. No tienes que ser un idiota. — Donna se cruzó de brazos.

Eric vaciló.

— Lo siento sí? Es solo que, verte aquí… siendo feliz porque te vas, sabiendo que no volveremos a vernos en mucho tiempo es…

—Eric, ya hablamos de esto recuerdas? Podremos vernos en días feriados y algunos fines de semana, podrás visitarme en Nueva York cuando quieras y cuando termines el P.A.E.S, puedes solicitar un empleo en la secundaria de Manhattan. Tenemos un plan, Eric, todo va a salir bien.

—No lo sé Donna, a veces parece que sabes que no va a funcionar pero que de todas formas no te importa.

— De qué estás hablando? No te parece que he sacrificado demasiado tiempo ya? Aplazando todo esto para poder estar contigo unos días más.

—Oh, bueno. Si ese es el gran problema tal vez deberías recordar que Yo no te lo pedí!

— No puedo creer que me estés diciendo esto ahora, este podría ser nuestro último día juntos, lo estas arruinando por completo!

— Yo soy el que lo arruina? Tú fuiste la que hizo un drama por esto la última vez, yo no te pedí que te quedaras. Incluso sacrifiqué mi futuro para que fueras feliz Qué es lo que de verdad quieres de mí, Donna? Porque ya no lo sé. No quieres casarte pero tampoco estas feliz si cancelo la boda. No pudiste aceptar la vida de una mujer normal. No pudiste casarte conmigo y tener a mis hijos porque eso es "muy inferior para la grandiosa Donna" "Mírenme todos, soy diferente a todas las demás, voy a trabajar como los hombres!"

— Eso es lo que de verdad piensas de mí? Yo te di la oportunidad, yo no fui la que se acobardó. Yo sí sacrifiqué mi futuro… y todo para que cuando tú tuvieras la oportunidad de ir a pelear por el tuyo te fueras sin siquiera preguntarme. Qué futuro sacrificaste? Tu visión de la familia perfecta donde llegas a casa con tu sombrero y tu portafolio y te espera la cena caliente de una devota esposa que estuvo todo el día cuidando de tus retoos? Ese futuro sacrificaste? Lamento que vender Topperware no me fuera tan atractivo a nivel profesional.

—Es un oficio honrado, Donna, y está hecho para mujeres emprendedoras que quieren trabajar pero no descuidar a sus hogares. Ser periodista no te hará mejor mujer que a las amas de casa, Pero estas tan ocupada en tu burbuja de perfeccionismo y colegios profesionales que a veces se te olvida lo que eres!

— Y qué soy, Eric? No creo que tú puedas decírmelo Y sabes qué? Yo si se lo que soy, y nunca voy a ser la mujer que quieres que sea porque tú no eres el hombre que yo quiero, tal vez nunca lo fuiste y desde ahora cada vez que tu honrada ama de casa te reciba con la cena caliente, te sentarás en la mesa y comerás la perfecta comida de esa perfecta mujer y lamentaras que yo solo fui la mujer que perdiste. Eso es lo que soy! — Eric la miraba con los parpados en sorna, con la boca entreabierta y conteniendo el aliento. Esperando por una oportunidad para debatir con el maravilloso argumento que nunca se le pudo ocurrir. —Adiós, Eric…

Donna se dio la vuelta y comenzó a caminar. Mientras se alejaba, Eric pudo percibir un ligero sollozo pero no alcanzó a escucharlo porque su cerebro estaba paralizando tratando de decirle que hacer. Se le ocurrió que si la detenía de nuevo la situación solo empeoraría, por otro lado, si la dejaba ir se arrepentiría por el resto de su vida. Entonces corrió, corrió como solo había corrido cuando ese monstruo bajo la escalera lo había perseguido por el sótano con sus enormes manos de pinza, y aunque entonces había descubierto el crudo humor negro de su padre, para un nio de cinco aos, esa era una velocidad impresionante.

Sin embargo nada hubiera podido prepararlo para el desastre que se avecinaba. Tan pronto como entró en la casa escuchó la soez de una acalorada discusión y se apresuró a la ria olvidándose de Donna por completo. Sus amigos estaban todos arrumados en un círculo contra la consola del bar de Red y dos de ellos parecían encontrarse bajo el efecto de algún magnetismo de tensión que los mantenía quietos pero con una mirada penetrante como la de un gato a punto de cazar.

— Qué está pasando aquí?— Donna se acercó preocupada y Jackie se paró junto a ella con una mirada de desesperación.

— No pasa nada, roja. — La voz de Hyde había adoptado ese rasposo tono vagamente sarcástico y cortante propio de cuando estaba ebrio, y el peligroso acento vicioso de cuando estaba enojado. — Solo estamos aquí entre amigos no?

La risa de Hyde era un imago preocupante. Casi siempre que se reía, sucedía algo trágico al instante, o si no, ya estaba sucediendo; pero aquella no había sido una risa como las demás, esa era una risa sin tono, como de quien se ha quedado sin aire suficiente para carcajearse. Una risa que Eric no supo interpretar.

—Está bien, solo suéltalo viejo quieres?— oyó decir a Kelso

Eric se acercó más, desde donde estaba pudo ver al extranjero entre una especie de forcejeo y abrazo con el chico del afro.

— Por qué no nos calmamos todos? Eh? No es una fiesta?— animó alguien desde atrás. Si, si! Surgieron otras voces

—Nadie está peleando — continuó Hyde — Mi amigo y yo solo estamos pasando el rato

—Steven, déjalo ir— amenazó la poderosa y agudísima voz de Jackie quien se acercó para susurrarle — stas borracho Qué crees que haces?

—Descuida, cario— dijo Fez tratando de descolgar a Steven de su chaqueta — Está tranquilo, solo quiere que charlemos.

—Sí, JA—CKIE, Solo quiero pasar el—rato con mi amigo Fez— consiguió decir Hyde entre eructos; manifiesto vagamente superficial para quien que no encuentra de qué lado poner la cabeza cuando alguien le abraza.

—Solo… suéltalo sí? Déjalo que se vaya

— Por qué la prisa?— Insistió él. Y aunque sonreía, su rostro había cambiado. Ya no parecía una broma.

—Vamos, amigo. Es una fiesta. — Hyde dejo escapar el humo de su boca.

— Se están peleando? —Yo creo que sí.

—Déjalo, Hyde. — urgió Kelso viendo que su amigo se estaba acercando peligrosamente al extranjero. Durante un instante a Eric le pareció que iban a besarse pero solo se quedaron ahí, respirando el aliento amargo del otro. Hyde bufaba y estaba enrojecido por el alcohol mientras que Fez apenas parpadeaba, le estaba temblando el mentón.

— Qué pasa?

— Se van a pelear o no?

—Nadie se va a pelear— espetó Donna y agarró a Hyde para sepáralo del otro. — Vamos, déjalo ya.

Cuando Donna se dirigió a él, el hombre perdió el interés por el chico del acento durante un momento, fue mínimo pero sirvió para que Kelso pudiera jalar a su amigo del otro lado. Los ojos de Jackie estaban húmedos, aunque Eric no habría podido determinar si era rabia o angustia lo que asomaban. Fez se acomodó la camisa, arrugada por el agarre de su amigo y se dispuso hacia la puerta. Hyde siguió a Donna dando pasos bamboleantes hacia atrás y volvió a beber de su vaso.

— Qué pasa contigo?— Eric interfirió. — Qué fue todo eso? Estás bien?

Hyde apenas si le prestó atención a su hermano, en lugar de eso se acercó a Donna con una mirada diferente. La mirada de un perro hambriento que está dispuesto a moverle la cola a cualquiera por un poco de las sobras de la merienda.

— Qué pasó?— repitió Eric.

Donna alejó el rostro para evadir el de Hyde, su intenso aliento a alcohol estaba quemándole las cejas.

— Qué pasa contigo?

—Estaba jugando. Fez sabe que estaba jugando No es cierto amigo mío?

Fez escuchó y esbozó una sonrisa falsa desde el otro lado de la sala.

—Vamos, Hyde, es una fiesta no puedes sufrir cuando se vayan los demás? —Insistió Eric— todos sabemos que estas celoso, solo trata de no perder la dignidad.

— Celoso?!

— Chsst!

Donna chistó, la voz de Hyde se había escuchado por toda la sala.

— Celoso de Fez?! — Hyde se burló — Celoso de mi amigo extranjero? Cómo puedes pensar eso? Celoso por qué? Por Jackie?

Jackie se volvió molesta, con lágrimas en los ojos.

— Por qué estás haciendo esto? Con que derecho crees que puedes enojarte?!

Hyde tosió rápido para poder contestar.

—Nadie dijo que estoy enojado, mueca, no te creas tan importante.

—Eres un idiota.

— Por qué no nos vamos ya?— Fez trató de llevarse a Jackie pero solo consiguió que el otro volviera a poner su atención en él.

— A dónde van tan temprano? Por favor… Vamos… Nos estamos divirtiendo aquí!

Eric resopló frustrado.

—Hyde— le susurró al oído mirando receloso a la pequea audiencia— Vamos hombre, estás haciendo una escena, esta era una fiesta para Donna recuerdas?

—No te quiero arruinar esto, Donna, perdóname. — Se disculpó levantando la voz — Pero creo que es muy temprano para que se vayan Otra ronda para todo el mundo!

Algunos vitorearon el atrevimiento, pero la música no volvió al volumen suficiente. Donna rodó los ojos.

—Creo que deberían irse. — sugirió Kelso y Fez asintió pero en cuanto tomó a Jackie de la mano Hyde le sostuvo la otra.

—Por favor, estamos divirtiéndonos, quédense un poco más.

—Hyde, por el amor de dios, deja que se vayan. — le ordenó Eric.

—Das pena— dijo Jackie— Vámonos Fez, suéltalo.

—Oye, ya sé porque te urge tanto irte pero mejor vete despacio, todavía le falta Forman.

— Eres un hijo de perra! — Fez se cabreó e intentó golpearlo.

— No! Fez! — Kelso agarró a Fez, Eric puso a Hyde detrás de él y Donna quitó a Jackie.

— Me vas a golpear?— Altanero, Hyde acercó la cara. Fez volvió a estirarse para golpearlo pero Kelso se interpuso. — A MI? TU GRAN AMIGO Y MENTOR…? Yo te enseé todo lo que sabes, galán! No serías nadie sin mí, bodoque!

—Yo te voy a golpear si no te callas — advirtió Kelso

Eric empujó a Fez contra la barra pero Kelso lo empujó a él de regreso. Aunque intentaba calmarlos, no tenía la fuerza para detenerlos.

—Ya basta, tranquilo.

Kelso estaba enojado.

— Por qué lo defiendes? Cuando tú no estabas, se tiró a Donna!

Donna se desgallotó. — Kelso!

Eric sintió una jarra de agua helada cayéndole en la cabeza. Miró a Hyde, Hyde apenas se inmutó pero Donna estaba injustificablemente alterada por lo que acababa de escuchar.

— Qué?

—Eso es lo que hace, hombre. Te das la vuelta y te apuala por la espalda.

— Eso no es cierto! — Hyde lo empujó. Kelso lo empujó de vuelta. Entre tanto contacto Eric permaneció a la deriva; su mente era incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. — No le creas, Forman.

—Eso es lo que me hizo a mí con Jackie.

Eric volvió a mirar a Donna, la mujer se había cubierto la boca con ambas manos y estaba sollozando con una mirada difícil de interpretar. Qué era? Culpa? Era todo verdad entonces? Harto y con prisa por escapar de sus pensamientos Eric negó meneando la cabeza con tanta fuerza que sintió dolor en el cuello. El alboroto había dejado para entonces a los seis anfitriones solos, los invitados se disolvieron en cuanto la situación comenzó a calentarse más de lo que se podía disfrutar. Kelso y Hyde forcejeaban sin ningún contacto todavía, y Jackie trataba de separarlos mientras Fez la jalaba para alejarla de ellos. Donna movió los labios pero el sonido del caos de sus compaeros la enmudecía. Eric alcanzó a leer en sus labios un "Lo siento" y el corazón se le cayó a los pies.

De repente todo estaba claro. Hyde; su amigo, su hermano, su cómplice de toda la vida, lo había traicionado. Se había negado a creerlo durante todos estos aos. Había discutido en su favor e intercedido por él con sus padres, con sus amigos y con las autoridades locales. Le había procurado un techo y una familia cuando su madre lo hizo a un lado. Ese que tanto había defendido con su sudor y su sangre, era malvado. Malvado como todos decían, malvado como él solo creía que podía serlo un villano de las caricaturas, malvado hasta la medula. Un criminal potencial que se reía de su suerte y atropellaba a los débiles. Un sinvergüenza…

— HIJO DE PUTA!

Eric se abalanzó contra Hyde. En su cabeza estaba seguro de que perdería, pero su cerebro no pensaba con claridad, o nunca había pensado con tanta. Steven Hyde era una especie diferente, un sucio parasito de la sociedad que debía ser castigado con la muerte. Eric estaba tan enojado que no se le ocurrió detenerse a meditar sobre sus propias capacidades físicas. Cerró el puo y lo asestó en la cara de su hermanastro con la mejor precisión que consiguió y cuando estuvo en el suelo se sentó en su torso y continuó golpeando. Una y otra vez levantó la mano. La sangre corrió por el suelo, y entre varias gotas se asomaron esas joyas tan azules que tenía su amigo bajo las gafas. Sus ojos lo miraron tranquilos, analíticos, descaradamente indiferentes, como si no pudiera sentir dolor.

Aquel balance de los hechos enfureció a Eric todavía más, pero antes de que pudiera continuar golpeando, Jackie le araó el rostro. Fue un segundo del más profundo ardor que hubiera escocido jamás en su piel, cerró los ojos. En un intento por librarse de la amenaza lanzó un golpe sin ver a donde atinaba. Jackie cayó del otro lado y entonces Eric abrió los ojos. Kelso atrapó a la chica antes de que su cuerpo rebotara con el suelo. Pero era demasiado tarde para Eric, Hyde estaba de pie, sus ojos ya no eran azules. La sangre de su rostro parecía haberse secado y estaba enojado, muy enojado. Hyde habría recibido una paliza que se merecía sin titubear, siempre era consciente de las consecuencias de sus actos y Eric lo sabía, así como sabía que meterse con Jackie casi siempre suponía un fatídico desenlace.

Hyde dijo algo. Eric ya no escuchaba nada. Las pesadas botas de cuero de su amigo golpearon en su pierna. El dolor le arrancó un gritó y lo obligó a retroceder arrastrándose como cangrejo sin perder de vista a su hermano. El pánico lo invadió de repente, Steven pisó su mano, levantó la pierna. La punta de la bota se dirigía a su cara, Eric pudo ver su propia nariz rompiéndose en cámara lenta. Pero Kelso saltó sobre Hyde y los dos rodaron por el suelo. Fez lo ayudó a incorporarse y el sonido volvió a sus oídos.

— SUELTAME! — ERIC! — LEVANTATE, ERIC! — STEVEN, BASTA!

Entre tantos chillidos y gritos fue incapaz identificar al dueo de cada oración. Se levantó y observó a sus amigos caer contra una mesa de vidrio. La lámpara se cayó y se rompió, luego se volteó el sofá y cuando Donna entró en la pelea Hyde trataba de asfixiar a Kelso y el otro tenía un cuadro de una foto familiar de los Forman sobre la cabeza de su compaero.

— SUFICIENTE!— clamó Donna y le agarró la mano a Kelso. Hyde bajó la mano hasta los testículos de su amigo y los apretó. Kelso se agachó, y golpeó a Donna en la nariz con su cabeza. Donna retrocedió y empujó a Hyde, los dos cayeron al suelo y el cuadro cayó al lado sin romperse.

— STEVEN!— Jackie corrió al encuentro de su exnovio. Fez se quedó inmóvil castaeando los dientes en una orilla.

Donna se sentó y se apartó de Hyde, a quien le había caído encima. El otro parecía perturbado y sin aire. Kelso se sentó en el piso y trató de recuperar la respiración mientras se sobaba los huevos.

— Aléjate de él, Jackie! A este sujeto no le importa nadie!— espetó Eric

Jackie se ocupaba en revisar el estado de salud de Hyde y optó por ignorarlo.

— Por qué no te callas, Forman?

— Estoy mintiendo? Eres un abusivo despreocupado que piensa que siempre puede salirse con la suya! Pues adivina qué? Ya no más! No te quiero más en mi casa! Lárgate!

— CLMATE

— Ya cállense los dos!

— LARGATE DE MI CASA!

—Déjame explicarte… yo no…

— LARGATE DE MI CASA!

— Eric! — clamó Donna, suplicante.

— Vete de mi casa!

—Escúchame, Forman, si quieres echarme…

— Me apualaste!

—Tú no estabas… ustedes no estaban juntos…

— Cállate!

—No hagas un circo de un asunto familiar…

—Esta no es tu familia, nunca ha sido tu familia… T NO TIENES FAMILIA! Tú familia real te abandonó porque no te querían! Y no te querían porque eres un perdedor bueno para nada! Crees que puedes ir por ahí burlándote de todos, haciendo lo que sea que te dé la gana y lastimando a otros sin ninguna clase de consecuencias, Pues se terminó, huérfano! Vuelve al agujero de ratas del que te recogimos porque ahí es donde perteneces! A la puta calle!

— ERIC!— Donna protestó.

Hyde lo miraba fijamente cuando comenzó a decir esas palabras, pero a medida que su discurso fue avanzando el odio de sus ojos se transformó en algún líquido vidrioso. Steven Hyde nunca lloraba. El llanto le habría dolido menos a Eric. Al principio entreabrió la boca, suspiró, emitió un gruido desde la garganta y luego volvió a calmarse. Cuando habló lo hizo con tanta frialdad, que el hielo de su aliento fue palpable.

—Ahí fue donde me cogí a tu novia, en la calle.

Las piernas le flaquearon cuando lo escuchó. Kelso susurró un ligero quemón para sí mismo. Antes de que a Eric se le ocurriera algo más afilado para contestar Jackie se paró frente a él.

— YA LO ROMPISTE Y TE ROMPI! YA ESTAN CONTENTOS?

— No espero que lo entiendas! Estas hecha de la misma madera! Ya solo te falta coger conmigo!

— Cierra la boca! — saltó Kelso

Jackie lo abofeteó. Por un momento se hizo el silencio.

Eric se enderezó con la mejilla punzante.

—Todos ustedes son iguales— dijo mirando a Donna— Son todas sus putas.

— Eric!— Donna quiso ir tras él, pero se detuvo tras el crujir del cristal bajo su pie, donde yacía el cuadro roto de la familia.

Eric salió y azotó tan fuerte la puerta que el vidrio se cuarteó, subió a su auto y encendió el motor. Cinco kilómetros adelante, las imágenes comenzarían a borrarse. Los recuerdos de qué y cómo sucedió lo que sucedió quedaron suprimidos en su memoria durante aos. Durante doce largos aos. Hasta entonces Eric vivió, comió y respiró sin ninguna dificultad. Se graduó de la escuela de maestros, se convirtió en profesor, se mudó a los ángeles para trabajar en la empresa de su viejo amigo Buddy Morgan y comenzó a salir con una abogada del departamento jurídico de la compaía. Se mudó a un departamento más grande y hasta adoptó a un perro.

Durante doce largos aos vació la correspondencia con un rostro indiferente y sin escuchar o pronunciar alguno de los seis nombres. Durante doce aos, tarareó la misma canción en la ducha y no pensó en ese día. Entonces un día simplemente se le olvidó. Pero el olvido nunca viene con garantía y algunas cosas pasan solo por una casualidad incomprendida que se alimenta de nuestros mayores temores. Por eso cuando una maana se levantó con el recuerdo fresco de las últimas siete horas del 01 de febrero de 1980, mojó la cama.


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