Y ahora sí, luego de un buen tiempo que se me pide esto, finalmente me doy a la tarea de cumplirlo. Hablar con Dream Run no fue tarea fácil, pero conseguí su respuesta, y me dijo que efectivamente estaba bien que me dé a la tarea de completar este fanfic que empezó él. De todos modos estaría genial que él, aprovechando que de vez en cuando aparece, terminase de igual modo su historia. En fin, a lo que toca, no soy due?o de Lucky Star y esas cosas.

Capítulo 1.

─ ?Eres insoportable! ─ exclamó la chica de las coletas sumamente enfadada ─ ?Eres molesta, vaga e irresponsable! ─ hizo una breve pausa para recobrar el aliento ─ Simplemente ni siquiera sé porqué somos amigas ─ su hermana y otra amiga escuchaban sus palabras sin creer aún lo que estaban escuchando.

─ ?Pero Kaga...! ─ intentó replicar la peliazul pero fue cortada de golpe de nuevo por su amiga.

─ Nada de peros ─ dijo molesta ─. Sólo eres una molestia ─ volvió a hacer una pausa y a recobrar el aliento ─, puede que sea mejor que no seamos amigas ─ casi inmediatamente después de haber dicho estas últimas palabras se sintió sumamente arrepentida, se giró para retirar todo lo que había dicho pero esta vez fue ella la que fue interrumpida.

─ Entiendo... ─ contestó lentamente, se podía notar claramente cómo su voz se iba quebrando a medida que hablaba ─. Si eso es lo que quieres ─ dijo y salió a toda velocidad del aula.

Un profundo silencio invadió el aula, que de por sí ya había estado lo suficientemente callada, ya que en ese momento las clases habían finalizado. Kagami se quedó mirando fijamente la puerta por donde su mejor amiga había salido tan sólo segundos antes. Levantó lentamente su brazo derecho, como si tuviera la intención de alcanzar algo.

─ Espera... ─ dijo casi murmurando.

─ ??Qué rayos pasa contigo?! ??Por qué le has dicho todo eso?! ─ exclamó su hermana menor llena de furia, las lágrimas estaban empezando a aparecer en sus ojos.

Miyuki puso sus manos en los hombros de Tsukasa con la intención de calmarla, cosa que funcionó. La respiración de la menor empezó a normalizarse. Después de haber logrado su objetivo Miyuki desvió la mirada y la posó en Kagami, le dedicó una mirada severa a la mayor de las gemelas.

─ Kagami-san... ─ empezó la pelirrosa, parecía como si estuviera escogiendo sus palabras cuidadosamente ─ No sé en qué clase de desacuerdo estás con Konata-san, pero no creo que fuera lo suficientemente grave como para que le hablaras de esa forma.

Kagami no supo qué responder, su amiga tenía razón, ?maldición que la tenía! Konata no merecía aquellas palabras tan hirientes, pero ella se las había dicho. Miró hacia el suelo como si estuviera buscando algo que se le hubiera caído, apretó sus pu?os todo lo que pudo hasta el punto en el que estos se pusieron pálidos. Unas diminutas lágrimas empezaron a brotar. Aquello estaba mal, endemoniadamente mal, ?cómo había podido ser posible que en tan sólo unos segundos ella hubiera destrozado por completo la amistad que probablemente era la que más apreciaba?

─ Creo que deberías arreglar las cosas ─ volvió a hablar Miyuki ─. No creo que esté lejos si te vas ahora.

Kagami desvió su vista del suelo y la clavó en su amiga, una ligera sonrisa se esbozó en sus labios. Cogió sus cosas y se despidió de su amiga y a la vez consejera y de su hermana menor mientras salía del aula.

Para poder explicar el comportamiento de Kagami, por así decirlo, tenemos que retroceder en el tiempo. Desde hacía ya un par de semanas Kagami había empezado a sentirse sumamente extra?a cuando estaba cerca de la peliazul. Era algo completamente nuevo para ella, cada vez que Konata le hacía algún cumplido o algo por el estilo una dicha inmensa la invadía. Cuando la peliazul se pegaba a ella y empezaba a abrazarla ella sentía que su cara ardía como si fuera un horno, hasta ahora había sido capaz de evadir preguntas relacionadas con esto alegando que se encontraba indispuesta en ese momento. A pesar de todo lo anterior dicho, esa no era la verdadera razón de la repentina explosión de Kagami, una de las razones era que desde hacía unos días Konata se había vuelto más cercana a una de sus compa?eras de clases, una chica muy guapa que Kagami no conocía de nada. Aquello hacía que su sangre hirviera de rabia.

Otra de las razones era que se encontraban cerca de la época de exámenes, y como era de esperar Kagami se había puesto a estudiar como si no hubiera un ma?ana. Llevaba varias noches sin poder dormir como es debido. Su falta de sue?o se había ido acumulando a lo largo de los días y esto era notable en su humor. Para empeorar las cosas justo aquella misma ma?ana había tenido una gran discusión como nunca antes se había visto con una de sus hermanas mayores. Todo esto sumado al hecho de que cuando había ido a encontrarse con sus amigas se encontró a Konata hablando animadamente con la chica antes mencionada, aquello sólo empeoró su humor.

Cuando la chica se marchó Kagami se acercó a su grupo de amigas, las instó a apresurarse ya que quería llegar rápido a casa para poder ponerse a estudiar lo antes posible. Ante esa excusa su mejor amiga le dijo:

─ Siempre serás una amargada si sólo te empe?as en estudiar, Kagamin ─ le había dicho con su usual tono de voz burlón.

Sólo aquello fue necesario para iniciar la discusión entre las dos amigas. Más que discusión era Kagami quejándose de todo lo que le molestaba de Konata. Pero había sido más que eso, había soltado todo el estrés que se había venido acumulando en ella a lo largo de los días y como resultado la peliazul pagó las consecuencias de ello.

Ahora Kagami se encontraba corriendo a toda velocidad a través de los pasillos de la preparatoria, con la esperanza de poder alcanzar a su amiga y disculparse como era debido. Llegó hasta el final del pasillo y se dispuso a bajar las escaleras, a medida que descendía un pensamiento se repetía una y otra vez en su cabeza:

"Aún estoy a tiempo... ?Aún hay esperanza!"

Cuando llegó al giro en "U" que las escaleras describen su pie resbaló ligeramente haciéndola perder el equilibrio. Su cuerpo se precipitó hacia el vacío, todo aquello lo sintió pasar en cámara lenta, era como si la realidad se hubiera detenido. Pudo ver cómo se acercaba al suelo lentamente, su cuerpo se tensó para tratar de protegerse del inminente impacto, aunque sabía que lograría protegerse poco. Sus ojos se cerraron, y antes de impactar contra el suelo una única palabra pasó por la mente en ese momento, esa palabra fue el nombre de su mejor amiga.


Kagami despertó sumamente agitada, el sudor cubría su rostro, pero había algo más, se llevó su mano a uno de sus ojos y lo tocó suavemente: eran lágrimas. Kagami miró alrededor y se dio cuenta de que se encontraba aún en su habitación. Miró hacia su despertador y vio que se habia despertado cinco minutos antes de lo previsto. Decidió dejar de dormir, se levantó lentamente y se quedó sentada en su cama por un par de minutos, pensando en la horrible pesadilla que había tenido esa noche.

─ Se sintió tan real... ─ murmuró para sí misma.

Sacudió su cabeza violentamente, decidió no pensar más en eso. Se levantó de su cama y procedió a prepararse para ir a clases.

Una vez lista bajó las escaleras donde toda su familia la recibió con unos "buenos días" muy cari?osos. Kagami avanzó lentamente hasta que alcanzó la mesa, se sentó y empezó a comer el desayuno que su madre le había preparado.

Una vez todo completado ella y su hermana menor se dispusieron a irse a clases. Kagami miró a su hermana durante unos segundos recordando cómo había actuado en aquel horrible sue?o, esta dio cuenta de la intensa mirada de su hermana y le dedicó una sonrisa, Kagami intentó devolverle el gesto. Una vez en la calle ambas hermanas hablaban de temas varios, sin relevancia alguna. Así siguieron durante un rato.

Llegaron hasta la estación donde se supone que tenían que esperar a Konata, pero para sorpresa de Kagami su hermana no se detuvo a diferencia de ella a esperar a la peliazul. Esto hizo que la mayor se sintiera confundida ante el extra?o comportamiento de su hermana menor ya que era ella quien usualmente hacía esperar a Kagami a que Konata llegara.

─ Tsukasa, ?adónde vas? ─ preguntó Kagami mientras veía a su hermana alejarse. Esta por su parte se giró hacia su hermana mayor con una expresión de clara confusión.

─ ?A qué te refieres onee-chan? Voy a clases por supuesto ─ dijo con su usual tono de voz.

─ Pero ?qué pasa con Konata? ?No la vamos a esperar?

─ ?Konata...? ?Quién es? ?Alguna amiga tuya, onee-chan? ─ preguntó con evidente confusión mientras ladeaba su cabeza hacia la derecha.

Kagami sintió que un nudo se le formaba en la garganta. Su hermana no sabía quién era Konata, no, no era posible. Seguro que era alguna broma que ella y la peliazul habían planeado para molestarla. Sí, tenía que ser eso... ?verdad?

─ Venga Tsukasa ─ dijo Kagami mientras soltaba una risita de incomodidad ─. Esa broma no es graciosa. Sé que es una broma que tú y Konata han planeado para molestarme.

─ ?Konata y yo...? No sé de qué estás hablando onee-chan ─ contestó nerviosa.

Kagami caminó hasta donde ella se encontraba y puso sus manos en sus hombros.

─ Tsukasa, te lo diré una vez más: esta broma no es graciosa. Konata y tú no pueden enga?arme ─ dijo con expresión seria, se estaba cansando de aquello.

─ ?O-onee-chan! ?No sé de qué me estás hablando! ?Te lo juro! ─ exclamó ahora con miedo, aquella actitud no era normal en su hermana mayor.

Para terror de Kagami, pudo comprobar que su hermana menor decía la verdad. Sus ojos la delataban, normalmente no era muy difícil para Kagami saber cuándo su hermana la enga?aba, ella era una pésima mentirosa. Pero ahora ese no era el caso, su hermana no mentía. Kagami cogió su teléfono móvil y buscó el número de Konata, no le tomó mucho encontrarlo ya que lo tenía en marcación rápida. Pero algo iba mal: el número de la peliazul no estaba por ningún lado. Miró su lista de contactos varias veces antes de dejar de hacerlo. Miró a su hermana menor, le pidió prestado su teléfono, ella se lo pasó y Kagami empezó a buscar el número de Konata: tampoco estaba.

Kagami sintió que el mundo le estaba cayendo encima ?Qué estaba sucediendo? Era una pregunta que se repetía constantemente en su cabeza. Kagami se quedó pensativa durante varios minutos hasta que su hermana la sacó del trance en el que había entrado. Esta dio un ligero salto al ser sorprendida, miró a su hermana y esta le insistio en que se hacía tarde. Decidió dejarlo pasar por el momento, por ahora iría a clases de manera normal, tal vez pudiera sacar algo de Miyuki.


Llegaron a la preparatoria con el tiempo justo, tanto que Kagami no tuvo tiempo para hablar con Miyuki, tendría que buscarla a la hora del almuerzo. Las clases se hicieron una eternidad para la chica de las coletas, quien deseaba con todas sus ganas que las clases terminaran y que llegara la hora del almuerzo. Después de un litigio que parecía no tener fin la hora del almuerzo llegó, casi inmediatamente después de que la campana sonara Kagami salió disparada de su clase a toda velocidad y se dirigió a la clase de su hermana.

Cuando llegó a la puerta vio que Tsukasa le estaba diciendo algo a la pelirrosa con un aspecto preocupado. Ambas notaron la presencia de la mayor de las gemelas y su semblante no hizo más que intensificarse aún más. Esto no le dio un buen presentimiento a Kagami, pero a pesar de eso se acercó con paso seguro hacia sus dos amigas. Se sentó frente a Miyuki y le empezó a hablar:

─ ?Sabes dónde está Konata? ─ preguntó lo más seria que podía.

Miyuki consideró la respuesta que ella creía más apropiada, después de todo no sabía a quién se estaba refiriendo su amiga.

─ Lo siento mucho Kagami-san, pero no sé de quién me estás hablando ─ optó por decirle le verdad directamente.

─ ??Cómo no puedes conocerla?! Si siempre te está acosando y haciendo bromas sobre tu cuerpo ─ dijo casi desesperada. Miyuki, al oír esto, no pudo más que sentirse incómoda.

─ No creo haber conocido a alguien así jamás ─ aseguró la pelirrosa.

Kagami se levantó lentamente de su asiento, miró a sus dos amigas, quienes a su vez la veían con cierto temor, como si se hubiera vuelto loca. A continuación Kagami salió a toda velocidad de la clase de sus dos amigas. Fue hasta la suya, donde estaban Misao y Ayano, se les acercó rápidamente, y estas al verla le dedicaron un saludo. Kagami no les devolvió el saludo, en vez de eso preguntó por Konata.

─ ?Quién? ─ preguntó Misao confundida.

Kagami decidió no perder más tiempo allí, salió de su clase y se dirigió a un lugar en el que seguro la recordarían: la clase de Yutaka. Detrás de ella venían Miyuki y Tsukasa, quienes estaban preocupadas por la actitud de Kagami y las preguntas acerca de esa chica. Kagami corrió a toda velocidad a través de los pasillos, a medida que avanzaba se estrallaba de lleno con más de un alumno, quienes enojados le gritaban pero ella no les prestaba atención, ni siquiera se disculpaba con ellos.

La chica de las coletas vio a lo lejos el aula de primero, llegó a la puerta y empezó a mirar alrededor: vio a varios alumnos en varios grupos. Al fondo vio a Hiyori, Patricia y a Minami, pero no vio a la prima de Konata. Se acercó hasta el grupo de chicas y empezó a hablarles.

─ ?Dónde está Yutaka? Normalmente está siempre con ustedes ─ dijo mientras miraba alrededor.

Las tres amigas se miraron confundidas las unas a las otras, no sabían a qué se refería.

─ Creo que se equivoca de persona ─ contesta Hiyori un tanto nerviosa ante la inesperada pregunta de aquella chica.

─ N-no seas ridícula Hiyori ─ dijo Kagami nerviosa ─. E-ella es la prima de Konata, ?recuerdas?

─ No sé de qué me está hablando, ?y cómo es que sabe mi nombre?

─ Te lo dije, tú eres una de las amigas de Konata. Siempre se encuentra contigo en las convenciones, ?no es así?

─ Esto se está volvienco extra?o ─ dijo Hiyori mientras se levantaba de su sitio ─. Debo ir al ba?o.

─ ?Espera! ─ exclamó Kagami y puso su mano en el hombro de Hiyori para impedir que se fuera ─ ?No sabes dónde está Konata?

─ ?Le he dicho que se equivoca! ─ exclamó enojada e hizo un movimiento brusco para librarse del agarre de Kagami. Ambas amigas de Hiyori se levantaron para ayudarla.

─ M-Minami, tú sí sabes de quién te hablo, ?verdad? ─ la chica en cuestió hizo un gesto negativo con su cabeza. Kagami cayó al suelo, apoyó sus manos contra el suelo mientras lo miraba directamente.

Todo estaba mal, muy, muy mal. Ninguna de ellas conocía a Kagami, y lo que es peor, no sabían quiénes eran Yutaka ni Konata. Kagami sentía que se estaba volviendo loca. Por la puerta de la clase entraron Tsukasa y Miyuki, quienes habían seguido a Kagami. Se encontraron con una escena, varios alumnos habían rodeado a Kagami y a las otras chicas, curiosos de lo que estaba pasando. Ambas se colocaron al lado de Kagami y procedieron a levantarla para llevarla a la enfermería. Tsukasa escuchó un sonido extra?o, al principio no sabía qué era pero luego de prestarle la suficiente atención se dio cuenta de que era su hermana, quien estaba repitiendo la misma frase una y otra vez.

─ Esto no puede estar pasando... Esto no puede estar pasando ─ se repetía para sí misma sin apartar la vista del suelo.

Desde luego, aquello parecía irreal.

CONTINUAR?...


Si prestaron la suficiente atención a este capítulo (y de paso intentaron contrastar con el capítulo original), podrán notar que llevé a cabo algunos cambios puntuales para adaptarlo a mi manera de escribir, pero obviamente sin querer deformar mucho el estilo de escritura de Dream Run. Correcciones peque?as también realicé, cosa que fácilmente se pasarán por alto si no prestan la suficiente atención, pero igual son cosas que me importan mucho a la hora de hacer la transcripción. Y así finalizo el capítulo, y recuerden la lección que nos deja este capítulo: De cada cuatro personas hay una que no está precisamente bien desde la torre de control. Por lo tanto, si alguno/a de ustedes tiene tres amigos/as y notan que ninguno/a tiene nada fuera de lo normal, entonces los que están jodidos de la cabeza son ustedes xD.

Hasta otra