Solo diré; los personajes aquí presentados le pertenecen a Snipther, yo solo los tome prestados para poder contar mi historia. Nada de lo aquí escrito es con la intención de ofender a nadie, ni a ningún personaje, simplemente es ficción, así que siéntete con el gusto de leerlo y disfrutarlo aunque no seas partidaria de esta shipp.

atte: Lucy3

FELIZ DIA DE SAN VALENTIN

En una cama sentado, con su mirada viendo el mundo a través de la ventana, yace la persona que juré amar hasta el final.

Con sus ojos de un bello color ámbar y piel tan blanca como la nieve. Igual a aquella blanca nieve que un día me contase ti?ó su interior, volviéndolo tan arrido y deshabitado como un desierto, a excepción de un peque?o oasis que él mismo crease a base de una ilusión.

Una ilusión que, para bien o para mal, terminó.

Suelto un suspiro antes de comenzar a caminar lejos de aquella habitación, disponiéndome a recorrer la casa. Perdiéndome más y más en mis recuerdos

?Quién lo pensaría? Que esto fuera a ocurrir ?Quién lo hubiera predicho?

Nunca, ni en mis sue?os más locos, podría haberme siquiera planteado esto.

Pero ?Sabes?

No me importa.

Como pasa el tiempo ?No es cierto?

Pensar que fuera ayer cuando, como un idiota (que soy) te marginaba junto al resto, llegando a ser hostil contigo. Te temía, no lo negaré, mas eso no quiere decir que no me arrepienta de ello, lo haré cada día de mi eternidad. Cada palabra fría y cruel que en un pasado pude haberte dicho, te la retribuiré con un beso y un te amo en el presente y a futuro.

Es gracioso. Tú y yo. Como las cosas pueden llegar a cambiar de un momento a otro, como el destino nos hace abrir los ojos con una simple pregunta, una pregunta que puede cambiarlo todo. Siendo sincero, el problema no es la pregunta en sí, ya que el destino pone en tu mano las posibilidades, el problema radica en tener el valor para contestarla. Porque incluso la respuesta correcta puede ser la incorrecta según la situación.

Ya sé. "?Que complicado!"

En mi caso, la primera pregunta que el destino me hizo, o a la cual preste atención, fue esta:

?Elegirás verte feliz frente a todos o ser feliz de verdad?

Eso fue lo que me dio para elegir ?Sabes lo que escogí?

Elegí ser feliz frente a los otros.

Lo sé. Soy un Idiota. Y de eso me percaté al paso del tiempo. Cuando tomé la costumbre de verte desde una distancia cercana, más cercana de lo que puedas creer, pero sin tener el valor de siquiera acercarme a ti. Siempre me pareciste interesante, siempre quise ver cuál era la realidad contigo y ?Sabes? cuándo me enteré de tu creación fui el más interesado en verte. Quería saber cómo serías y cuando te ví por primera vez, tan pulcro y elegante creí que podríamos llegar a ser buenos amigos. Fue al enterarme de cuál era tu propósito y particularidad de esencia qué cómo los demás me dejé guiar por el exterior. Al ver tú energía diferente y espeluznante, simplemente te di la espalda, no sin antes apuntar mi arma contra ti como advertencia a que no perdonaría ninguno de tus juegos.

?Ja! Es irónico que ahora apunte esa misma arma para protegerte, ahora más que nunca.

Aún recuerdo cómo me di cuenta de lo que sentía por ti.

Realmente, me entran ganas de meterme un tiro por el culo, cada vez que pienso en esos días.

Nunca olvidaré cuando Vida empezó a llevarte de acá para allá, procurando que todos llegáramos a conocerte mejor y dejáramos al fin de lado nuestra ignorancia y pendejez. Al principio fue difícil, pero poco a poco fuimos ganándonos confianza y como pensé desde un principio, eras muy interesante.

Recuerdo que las pocas veces que hablamos después de la primera charla civilizada que tuvimos, pudimos encontrar gustos parecidos y aunque tuviéramos diferencias, era muy refrescante escucharte. No intentabas cambiar mis puntos de vista, sino más bien con ejemplos claros y precisos, me dabas a entender los tuyos. Esos momentos eran los que más disfrutaba de todos. Por esa misma razón, empezó a desagradarme que Vida pasara tanto tiempo contigo, llegando a volverse muy íntimos, a mí ver en ese entonces, demasiado.

Pasado el tiempo, pude ver con alegría como Vida era más seguro de sí mismo y más sonriente. Sin embargo, de la misma manera escuché cómo según todos Vida se desvivía por ayudarte, dando comentarios ofensivos hacia ti y murmullos de cómo te creías mucho solo por ser el favorito del príncipe de ITHIS.

Nunca escuché a nadie siquiera comentar como tú ayudaste a Vida, pese a que era obvio. Nadie nunca te lo reconoció, nadie nunca admitió como tú te volviste la fuente de inspiración y valor para Vida, nadie nunca te lo agradeció. Pero eso a ti tampoco nunca te importo.

Ver la felicidad de Vida te era suficiente en aquel tiempo, pero a mis ojos era muy poco lo que él te devolvía a cambio y eso me enfadaba bastante, aun y sin saber el motivo de mi enojo. Me enojaba contigo muchísimo, llegando a hablar mal de ti, pero era a Vida al que prácticamente me lo comía vivo cada vez que tenía la oportunidad, bajando así la poca confianza que tú con esfuerzo le llegabas a construir.

Puedo sonar como un maldito y lo fui, no lo negaré tampoco, pero es que verlos juntos me enfermaba tanto. Y pese a que hoy me rió cada que hecho un repaso en mis memorias, sí que recuerdo como en esa época era realmente frustrante.

Al poco tiempo de conocernos, mientras daba una caminata por las parcelas flotantes de Ithis más apartadas, llegué a descubrir la causa de mi enojo al verte cerca de Vida.

"Celos"

?Por qué otra razón sino hubiera destruido un árbol, al ver a Vida sobre ti a punto de besarte? Y fue allí donde empezaron todos mis males.

Verte era difícil ahora, pero al mismo tiempo, me era imposible tratarte con la antipatía de antes. Y es qué ?Qué se suponía que debía hacer? ?Ignorarte y hacerte a un lado? ?Pelear por ti? ?Batirme en duelo con Vida reclamándote como mío?

Podría haberlo hecho, pero en ese tiempo hubiera sido inútil.

?Con que derecho lo haría? ?Qué derecho podría tener yo sobre ti?

Por esos mismos pensamientos y razones, en aquel tiempo, me hice a un lado y dejé que siguieras teniendo esa felicidad que hasta ese momento gozabas.

Cuanto me iba a arrepentir de esa decisión.

Intenté olvidarte, pero no pude, salí con alguien pero no funcionó. Por fortuna, no hubo rencores y quedamos como amigos. ?l, al igual que yo contigo, ahora está en pareja y ya tienen varios hijos. Irónicamente una vez rota la relación, fue él el que me aconsejó o mejor dicho me hostigó a que me acercara a ti de nuevo. Aunque ignoro si fue por mi aún latente deseo de estar contigo o porque había visto un cambio radical en ti. No lo sé, solo sé que nunca jamás olvidare como te vi derramar amargas lágrimas aquel día en tu habitación, hasta quedarte dormido, como me acerque a ti al día siguiente y como una especie de instinto protector nació de mí para ti desde ese entonces.

?Qué había pasado?

Sencillo.

Vida se enteró de tu función.

Con miedo de mi reacción me contaste la estupidez que habías hecho para mostrarle a Vida lo necesario que eras para el equilibro, como Médico no dejó que te quedaras junto a él por creerte una amenaza, ni tampoco permitió que le explicaras nada. También vi como al tiempo le suplicaste a ITHIS que te arrojara al Nim, solo para ya no ver el odio y despreció que Vida te dirigía cada vez que se acercaba a ti o tú a él. Por fortuna y sin que te dieras cuenta, había puesto un dispositivo de rastreo entre tus ropajes y antes de que el gran creador te lanzara, como era tu deseo, a la profundidad del abismo, llegué y apelé por ti.

Recuerdo con pasmosa claridad, como me dolió la mano al impactarla contra tu pálida mejilla dejándotela roja y por poco morada.

Gritándote, gritándome tú a mí. Al final te abracé, mientras te desasías en un mar de lágrimas. Acariciaba tu cabello con suavidad, como si fueras a destruirte si no lo hacía, como si te fueras a ir de este mundo si nadie te consolaba.

No negaré lo decepcionado que estaba de ti en ese entonces y lo mal que me sentía.

Decepcionado porque estuvieras dispuesto a romper semejante tabú, solo por retener a Vida a tu lado.

Y me sentía mal...

Porque muy en el fondo estaba feliz.

Me sentía feliz de que todo entre ustedes se hubiera acabado.

En ese momento, Destino me hizo otra pregunta.

?Eres lo suficientemente bueno para tenerlo a tu lado o lo suficientemente egoísta como para aprovecharte de él en esta situación?

Adivina que hice.

Millones de a?os pasaron y mi buen amigo no paraba de llamarme idiota cada vez que me veía.

―?Por qué simplemente no te confesaste cuando pudiste? ―Me consultó aquello en uno de sus momentos de lucidez.

―Simplemente, porque no tenía derecho de hacerlo ―respondí con total resignación y sintiéndome más miserable que nunca.

En el fondo sabía que no debía meterme, pues algo me decía que ustedes dos volverían a estar juntos de un momento para el otro.

Y pues bien.

No me equivoqué.

Juro que durante el baile de oto?o mi corazón se rompió por completo, al ver de reojo como tú y él bailaban juntos, como estaban cerca el uno del otro y como se iban solos a algún lugar que tanto yo como el resto desconocía. Recuerdo haberles gritado un impropio comentario justo antes de que se fueran, solo por no creer que me hicieran caso.

Dos horas después y con más alcohol en sangre que cualquiera, me retiré de esa maldita fiesta. Estaba exhausto de estar allí, de hablar, de reír, de actuar como si nada pasara, cuando en realidad mi corazón estaba roto y contenía el llanto desgarrador hasta llegar a mi alcoba. Podría haberme desfragmentado, mas quería disfrutar de la calidez y silencio de aquella noche, por lo que lentamente me encaminé hacia mi morada. Sin embargo, unos sollozos me hicieron detenerme de mi tambaleante marcha, haciendo que el enojo se apoderara de mi cuerpo. Cuando me di la vuelta para gritarle al idiota que lloriqueaba como nena libremente mientras yo me tragaba mi dolor, toda mi borrachera abandonó mi cuerpo de golpe.

Llorando desconsoladamente pero intentando contener sus sollozos, hecho una bolita en el suelo estaba la causa de mis males.

―Muerte ―El instinto protector nuevamente se activó y sin esperar respuesta corrí hacia él.

―Muerte ?estás bien? ?Qué pasó??por qué...

Pero mi frase quedo en la nada misma, al sentirlo abrazarme con desespero.

―Es mi culpa, todo es mi culpa. Soy un idiota. Ya estoy cansado de esto ―dijiste con apenas un hilo de voz antes de caer desmallado, asustándome.

Cuando noté como su respiración era calma y no se notaba herido, me tranquilice un poco. Esa noche lo llevé conmigo, recuerdo bien como dormimos juntos. ?l no se separaba de mí y yo no quería que lo hiciera. Nuevamente me sentí mal y enfadado.

Mal, porque me sentía feliz de sentir su frialdad y cálido aliento junto a mí. Y enfadado porque nuevamente había permitido que vuelva a llorar de esta forma.

Esta vez, sí destino me preguntó algo, no le preste atención.

Pasaron unos días, días en los que nuevamente hacía de soporte emocional para Muerte, sin tener el valor o el descaro de decirle lo que sentía. Vida en ese entonces estaba desaparecido según los demás, pero yo sabía que no era así. Vida no estaba desaparecido, lo que si estaba era desconcertado y perdido, sin poder recordar la que, constaba para todos en el Ithis, fue su mejor época. Una época de la cuál sólo Muerte sabia como había sido a profundidad.

Recuerdo como un día y ya desesperado, uno a uno nos consultó sobre el paradero de Muerte y aunque yo tuviera una idea de donde se encontraría, no se lo dije, pensando ingenuamente que así se daría por vencido en su búsqueda. Ja, me pregunto en que pensaba en ese entonces.

Muerte tenía razón, subestimábamos a Vida, lo subestimábamos y mucho.

Ese mismo día, ya caída la noche, Amor fue a verme a mi casa, para decirme asustada que Muerte se encontraba mal, muy mal. Y si mi memoria no me juega una mala pasada, antes de dejarla siquiera terminar la frase, me desfragmente hacia la casa del juez de ITHIS. Aun pese a los intentos de las parcas y las catrinas de impedirme el paso, entre azotando la puerta de su habitación.

Vaya vista la que tuve ese día.

Muerte aparentemente acababa de salir del ba?o y solo tenía una bata blanca corta (diminuta) tapando insatisfactoriamente su desnudez. Estaba desparramado en la cama, con sus cabellos mojados y sus largas piernas ligeramente abiertas. Quede en shock por un momento. Más cuando lo ví mirarme, sonrojándose hasta las orejas, para después juntar sus piernas y taparse con una almohada, reaccione de igual manera.

―?L-Lo siento! ?NO VI NADA! bu-bueno tal vez ?NO MENTIRA, NO VI NADA, NO VI NADA!

Grité saliendo de la habitación a la velocidad de la luz y rojo como un tomate, conteniendo a fuerza de voluntad la hemorragia nasal que me hubiera provocado verlo.

Seré Sincero, no vi cómo me hubiera gustado ver, pero si vi bastante en esa ocasión.

Luego de mi maravillosa idea, estaba batallando entre irme o no, cuando escuché desde su cuarto que con una voz rasposa me pedía esperarlo en la sala, no pude hacer más que acatar su petición. Una vez se cambió y bajó, me le quede viendo como el idiota que era, haciéndolo poner nervioso. Después de tantos a?os, había aprendido a ocultar mis sentimientos hasta el punto que ni siquiera Amor podía leerme. Aunque sospecho que por cómo había actuado los últimos siglos, ella ya lo sabía todo.

―Buenas noches ―saludó algo cohibido, yo solo podía medio fruncir el ce?o al sentir como su alma parecía gritar en agonía.

―?Qué ha pasado con Vida? Y no me digas que nada, sé muy bien que ha estado buscándote y que Amor allá ido a verme para decirme que estas mal, quiere decir que algo no está bien ―dije serio y frío, solo para tapar la preocupación y ganas de correr a abrazarlo que sentía.

Solo vi como soltaba un suspiro ahogado, conteniéndose para no quebrarse, pero yo ya no podía contenerme más. Me levanté rápidamente y sin esperar reacción suya, lo obligué a acompa?arme a uno de los sillones donde volví a sentarme, obligándolo a sentarse en mi regazo.

―?Pero qué...

?l forcejeaba conmigo y mi agarre, quería soltarse e irse, pero con un solo dialogo lo detuve.

―?Solo trato de consolarte, idiota! ?Así que cállate y déjame hacer, al menos, esto por ti! ―reclamé firme, pero no tan frío, dejando entrever la preocupación que sentía.

?l al escuchar mis palabras dejó de pelear y se sonrojo fuertemente. Tratando de esconder el color carmín que coloreaba su pálida faz, hundió su rostro en la curvatura de mi cuello, consiguiendo que agradables escalofríos recorrieran mi columna al sentir su fría piel y cálido aliento rosar con mi cuello.

―?Por qué siempre me consuelas? ―preguntó suavemente, mientras yo solo lo acariciaba suavemente desde la mitad de su espala y hasta sus suaves cabellos.

―Siento que te lo debo. ―Le dije simple, pero me arrepentí al sentir como bajaba un poco su cabeza ?Lo había desilusionado?

―Además, odio verte llorar.

Rápidamente aparte mi mirada de él, pero al sentirlo abrazarme más fuerte volteé a verlo encontrándome con la sonrisa más bella de la historia y un adorable sonrojo.

"Maldición, mides putos 2m 30cm ?Cómo puedes ser tan lindo?"

―Gracias, por todo ―fue lo último que me dijo antes de acomodarse en mi pecho y caer vencido por el sue?o, yo solo suspiré.

Nada podía hacer, estaba loco por el desde hace más de 500 billones de a?os y eso no cambiaría ahora.

―ahhhh tú eres mi perdición ―cavilé en voz alta cuando lo creí profundamente dormido.

En ese momento, quise aprovechar por una única vez en todo el tiempo que teníamos de conocernos, entonces me acerque a su bello rostro, y nuevamente Destino volvió a molestar:

?Tienes el valor a reclamar lo que quieres o solo eres un descarado?

Como un estúpido me arrepentí, sin embargo esa vez quise desafiar al destino un poco. Besé dos de mis dedos y los posé con gran cuidado sobre sus pálidos labios. Un beso indirecto.

Es tan estúpido que algo como eso consiguiera hacerme tan inmensamente feliz.

El día después de ese, me contó lo que había pasado con Vida a detalle. No miento al decir que quise golpearlos a ambos por pendejos, pero sinceramente era a Vida al que quería matar en este momento. No solo por lo de haber olvidado y pedirle un tiempo más a Muerte para pensar las cosas, eso me parecía lo más sensato que pudo haber dicho ese idiota.

Y que conste qué no lo digo porque con esto me dé a mí una oportunidad ?Qué va?

Lo que me molesta, en especial porque no sé todo sobre esa historia, es que haya despreciado el trabajo de Muerte, pero haya protegido al de Guerra. Entiendo que Muerte es el fin de sus creaciones, sin embargo, Guerra fue la razón de millones de muertes horribles y no solo en una, sino en dos ocasiones.

Muerte se equivocó, es cierto, pero ese error lo pagó con el desprecio y rechazo de parte del amor de su vida por billones de a?os, mientras que Guerra dentro de 500 a?os más estaría de nuevo en libertad y posiblemente causando nuevamente destrozos.

?Tan traumante fue lo que le mostró Muerte, qué superó a las atrocidades que científicos cometieron contra población inocente y por sobretodo aún viva?

?Por qué fue tan diferente el castigo? Mientras al dios que, supuestamente, el benefactor amaba, se lleva todo el peso de sus actos por un crimen cometido. Otro dios, con un crimen igual de atroz o incluso peor, recibe un castigo menor y una próxima reivindicación.

Tal vez ?Vida se sintiera traicionado por no ser informado por Muerte sobre su función en el balance? Pero de ser así, entonces Muerte no tendría la culpa, al menos, no toda.

Esas usualmente eran mis meditaciones en ese momento, meditaciones que constantemente estaban en mi cabeza molestando, hasta que Muerte me hablaba y se me olvidaba todo.

En esos días, él y yo pasábamos mucho tiempo juntos, hablábamos, reíamos, leíamos, veíamos películas. Esos momentos fueron los mejores para mí y los recuerdos de esos días son aun en la actualidad lo más hermoso que poseo. Yo estaba satisfecho y a él se lo veía más feliz y parlanchín que nunca, por decirlo de alguna forma se lo veía más vivo. Eso a mí me encantaba y mataba a la vez.

Pero no todo lo bueno es para siempre.

―Muerte.

En una ocasión Vida se apareció en la biblioteca mientras estábamos allí, interrumpiéndonos y poniéndose en todo momento cerca de Muerte, invadiendo su espacio personal y dejándolo tan nervioso, como desconcertado. Cuando al fin se fue, yo y Muerte nos aliviamos demasiado, sin sospechar, que ese solo fue el principio del martirio.

Después de aquel encuentro, le siguieron más, en algunas ocasiones con regalos escondidos de paso y cada vez era peor. Vida parecía sin exagerar el maldito acosador de Muerte y yo estaba hasta las pelotas con su presencia, hasta el punto de que me controlaba por no darle una patada que lo medio aturdiera para llevarme a Muerte conmigo y alejarnos del estorbo.

?Mierda! Si hasta Muerte demostraba que se sentía incómodo cerca de él. Al parecer, después de tantos desplantes, Muerte al fin empezaba a sentirse un poco receloso de la presencia de Vida. Y es qué era tan molesto que se notaba que el juez se quedaba a su lado más por respeto que por gusto. Sin embargo, la paciencia de Muerte solo duro hasta que Vida le dijo algo realmente horrible.

―Este libro es muy bueno, deberías leerlo Muerte.

Escuché que dijo mientras me acercaba con un libro en mis manos. Deteniendo mi marcha quise quedarme a escuchar lo que sea que planeara decir Vida para recuperar a Muerte. Pero lo que oí me hizo hervir la sangre.

―Trata sobre dos parejas muy enamoradas pero que debido a las circunstancias deben separarse. Ambas chicas prometen esperar a sus enamorados el tiempo que sea necesario, pero cuando los chicos se van a una de las chica al parecer se le olvida su promesa, ya que se la pasa jugueteando con otro tipo. Que zorra ?verdad?

A leguas se escuchaba el sarcasmo y rencor de sus palabras, provocando que Muerte se levantara de su asiento resuelto a irse, pero Vida de forma bruta se lo impidió.

―?Te he ofendido? Lo siento ?Qué tal si te lo recompenso?

Estuvo a punto de rosar sus labios en los pálidos de su contrario, hasta que no aguante más y coloque mi arma sobre su sien.

Hablando con voz de ultratumba, sin miedo, le dije:

―Vida te sugiero que no hagas escenas aquí y menos frente a mí.

Dirigiéndome una mirada atemorizada por lo que hacía y a quien, Muerte me miró mientras yo bajaba mi arma al ver cómo Vida lo soltaba. Con un tono serio pero más suave volví a hablar.

―Muerte, ve a casa por favor.

Vi que pensaba protestar y por esa razón lo vi directo a los ojos. Teniendo una especie de peque?a charla mental, logré convencerlo de hacerme caso. Comenzando a desfragmentarse, cuando estaba por desaparecer por completo, Vida volvió a parlotear sacándome de quicio.

―?Qué se supone que haga? Si estas coqueteando con otro.

Por suerte cuando dijo aquello Muerte ya se había ido por completo, así que no vio como le di un golpe en la cara mandándolo al suelo.

―??QU? DEMONIOS SUCEDE CONTIGO?! ?SAB?A QUE LO ODIABAS, PERO NO PENS? QUE LO HICIERAS TODAV?A! ―grité histérico, sobre todo enfadado, mientras lo veía ponerse de pie nuevamente.

Recuerdo con total claridad como su mirada reflejaba todo el odio y rencor que albergaba contra mí, pero en ese momento no podría haberme importarme menos.

―?Qué me pasa a mí? ??Qué te pasa a ti!? ?Maldición! Solo le pedí un tiempo para despejar y reorganizar mi mente ?y qué descubro cuando vuelvo? Que se ha pasado todo este tiempo moviéndole el trasero a mi supuesto "mejor amigo" ―Me escupió con sorna e indignación, mientras yo lo veía como si no lo conociera.

Realmente, aun hoy me pregunto si en verdad alguna vez, llegué a conocer alguna parte de él.

―?Qué estás diciendo? Solamente tonteamos juntos, así como tú y yo lo hacíamos antes, nunca hicimos nada ni remotamente sexual.

Con la misma indignación que él respondí a su acusación, aunque en el fondo no podía creer lo que oía.

―?Y qué tal sentimental? ―preguntó irónico y mordaz, haciendo que mi enojo aumentara y quisiera darle otro golpe.

―No ―manifesté completamente frío y cortante.

Su actitud ya me estaba cansando, pero al parecer Vida podía ver a través de mi mascara.

―Muy a tu pesar ?cierto? ―comentó mientras tomaba asiento en uno de los sofás de la biblioteca, viéndome con una sonrisa irónica.

Su mofa solo me hizo fruncir aun más el ce?o, aunque en el fondo, sintiera temor de que él se enterase de todo lo que guardo bajo llave.

―?Qué quieres decir con eso? ―pregunté haciéndome el desentendido, pero como me temía él podía ver a través de mí.

―No te hagas el tonto, que yo no caigo con esos jueguitos ―habló serio mientras se cruzaba de brazos.

Guarde silencio, no podía contradecirle en eso.

―?En serio piensas que podrás superarme? ?l me ha amado por millones de a?os y me amara por millones más. Resígnate, eres tú el que sobra en esta novela

Ante lo dicho con toda la frialdad posible, solo pude apretar los pu?os hasta dejarme los nudillos blancos y la mandíbula de una forma imperceptible, pero no por eso menos dura.

Simplemente le di la espalda dispuesto a abandonar el lugar. Ya no soportaba su presencia, pero antes de que me fuera el volvió a llamarme.

―Sabiduría, es solo una advertencia, por todos los a?os de amistad que tenemos. No quieras morder más de lo que puedes masticar.

Una vez terminó de intimidarme, se desfragmento a quien sabe dónde. También me desfragmente a mi morada, donde les ordené a mis playbots que me prepararan el trago más fuerte que estuviera al alcance de mi licorera. Subiendo las escaleras en forma de caracol para llegar al segundo piso, entraba a mi despacho, prácticamente pateando la puerta, escuchando como alguien se quejaba de dolor tras la misma.

―?Muerte? ?Qué haces aquí?

Pregunte casi en shock por verlo salir con una mueca de dolor desde atrás de la puerta, gracias a que el golpe de la perilla le había sacado el aire.

―Estaba perdido en mis pensamientos y solo escuché cuando abriste la puerta... ugh...cuando quise pararme la perrilla impacto en mi pecho ―Me explicó mientras sobaba un poco el área mencionada para intentar que el dolor desapareciera.

―?Y por qué me lo explicas? ―Le pregunté aturdido por cómo pudo captar mi duda en un instante.

―Tu cara te delata ―dijo simple con una suave sonrisa en el rostro, mientras yo dirigía mi mirada donde antes estaba sobándose el golpe, pero al ver lo que allí había me alarme.

―?Estas sangrando!

―?hmmm? Ah tienes razón, vaya fuerza que tienes ―comentó sorprendido de ver la peque?a manchita carmesí en su blanca camisa, no dándole mucha importancia.

Era como una picadura de mosquito para él, pero para mí era equivalente a casi haberle atravesado el pecho.

―Ven, vamos, voy a tratar la herida ―Indique, mientras, sin esperar su respuesta lo tomaba del brazo y nuevamente volvía a resistirse.

―Está bien, enserio no es nada

Siempre fue, es y será un terco.

―Eso no importa, yo lo cause, así que me haré responsable

Pero ITHIS, yo lo soy aún más cuando me lo propongo.

Aun bajo sus quejas, que no seguí escuchando, lo llevé a mi habitación y lo dejé sentado en un sofá de color negro, mientras me dirigía al ba?o por implementos que Médico me diera alguna vez en caso de emergencia. Aunque más que ser para mí atención o la de algún otro dios, estoy seguro de que me los había proporcionado para ayudar a Vida en caso de que lo encontrara herido en algún lugar, cosa que era de lo más habitual para mí y los demás dioses.

"Me pregunto que me diría si supiera que con el he tratado a su enemigo número uno." Un escalofrió me recorrió al siquiera pensar aquello.

No me diría nada, porque de seguro me mataría.

Volví a mi habitación, para verlo de pie junto al ventanal de mi habitación, el cual estaba revestido con blancas cortinas, que eran suavemente mecidas por una juguetona brisa, la cual también jugaba con sus largos mechones azabaches.

No sé, cuánto tiempo me quede observando embelesado aquella imagen. Solo sé que aun hoy la guardo en mi memoria como uno de los recuerdos más bellos que tengo.

―?Estás bien?

Su voz me devolvió a la realidad. Viéndome con curiosidad, sus bellas gemas ámbar parecían recibir todo el brillo del sol, adue?ándoselo para brillar aún más cálidamente, aun más magníficamente.

―S-sí, solo pensaba en algo ―Tartamudeé, ya que por un momento me había perdido completamente en él.

ITHIS que vergüenza, un poco más y de seguro hubiera empezado a babear. Le di la espalda por un segundo, para dirigirme hacia el sofá en el que antes había estado él, sin embargo, lo siguiente que dijo me dejó perplejo. No me esperaba para nada aquello.

―Tú, siempre me estas mirando ?no es cierto?

Mi corazón dio tremendo golpe en mi pecho al escucharlo, quedándome estático por un segundo, volteé viéndolo nuevamente confundido ?Realmente me había preguntado aquello?

―No sé de qué hablas ―dije tratando de escucharme frío y sin darle mucha importancia, aunque por dentro solo era un mar de nervios.

"??l lo sabe? Si Vida lo sabe ?Qué le impide a él saberlo?" Era lo que resonaba en mi mente mientras sacaba algunas gasas y desinfectante del botiquín.

―Supongo que no ―comentó y pude volver a respirar tranquilo.

Al menos hasta que lo vi sentado a mi lado abriendo la blanca camisa que llevaba ese día. Sin saco, ni corbata, ni guantes, solo una camisa blanca con detalles en dorado en los pu?os y algunos en el cuello. Lo ignoré completamente, mientras en una gasa vertía un poco de desinfectante y aunque mi cuerpo me exigiera voltear a verle, no lo hice. Ya que si lo hacía, no podría controlarme.

Procuraba mantener mi vista fija en su herida, la cual estaba en medio del pecho. No era nada, solo un rasponcito, pero aun así me sentí terrible por habérselo provocado. Pero más terrible me sentía, al saber que en esa situación, solo pensaba en abrir su camisa, así tuviera que rasgarla y empezar a jugar con su pecho, para luego con besos y acompa?ado de gemidos, descender hacia los pantalones y entonces...

Un suspiro frustrado escapó de mis labios ?Cuándo me convertí en un violador de jirafas?

―?Pasa algo? ―preguntó de pronto sacándome de mis animados pensamientos, haciéndome imposible mirarle a los ojos.

―Sí, solo pensaba...

Y vaya con lo que pensaba.

―?Sobre lo que a dicho Vida o problemas personales? ―consultó preocupado y un poco avergonzado.

Solo asentí, después de todo no podía simplemente decirle "En realidad, estaba filmando una porno en mi mente donde tú y yo lo hacemos como animales, duro y rico hasta el amanecer" ?OBVIAMENTE NUNCA DIR?A ESO, POR M?S VERDAD QUE FUERA!

―Lo siento ― Expresó en un suspiro, a lo que yo olvide mi bochorno para verlo― Lamento mucho todo esto, pese a que solo me estas ayudando, yo solo te causo problemas ― dijo con tristeza, haciendo una reverencia mientras se disculpaba.

En verdad, este idiota.

―?De que estas hablando? Por supuesto que me preocupo por ti, somos amigos después de todo.

"Estoy loco por ti después de todo" pero soy tan cobarde como para decírtelo.

―Si... tal vez, ese es el problema.

―?Eh?

Fue lo único que pude decir, al sentir como sus fríos labios se aferraban a los míos, mientras me veía a los ojos, dejándome sin saber qué hacer.

Sus labios tan suaves moviéndose lentamente sobre los míos, su aliento mezclándose con el mío. Era increíble. Mas cuando quise reaccionar y seguirlo, él se separó de mí, dispuesto a irse.

―Te quiero, Saby ―murmuró en mi oído antes de intentar levantarse― No te preocupes, no volveré a molestarte, yo...

No lo deje continuar. Aferrando mis manos a sus hombros para que no huyera, inicie con un hambriento beso. Vi la confusión en sus ojos, pero luego vi como simplemente me cedían el permiso para continuar, pasando sus brazos alrededor de mi cuello, mientras yo soltaba sus hombros y dirigía mis manos hacia su cintura.

Nos besamos como si no hubiera un ma?ana, nos abrazábamos como si quisiéramos fundirnos. Las palabras no hacían falta, no ahora. Luego podríamos poner excusas tontas o verdades dolorosas, ahora solo importaba el sentirnos juntos y nada más.

Tengo guardada en eterna memoria lo que ese día sucedió.

Una vez nos separamos, mientras nuestros alientos se confundían y nuestros ojos se encontraban. Pudimos deslumbrar el deseo oculto y encerrado en lo profundo de nuestras miradas. Sin pararnos a pensar, nos dejamos llevar, aunque no sin que antes destino volviera a meterse en el medio.

Esta es tu oportunidad ?Lo tomas o lo dejas?

Pero en esta ocasión, ya sabía que respuesta darle.

―?Solo me quieres? ―pregunté con una sonrisa coqueta a centímetros de su boca, sin dejar de verlo a los ojos.

?l estaba rojo, conmigo entre sus piernas, agitado y lo mejor de todo completamente entregado a mí. Sin dejarlo hablar simplemente continúe.

―No voy a parar. Si quieres escapar es momento de hacerlo ―se?ale serio, aunque en el fondo estaba dispuesto a rogarle que se quedara.

Mas sus ojos ámbar medio perdidos, medio afilados, me reprochaban lo antes comentado. Tomándome de mi corbata, acercándome a él, me dejó en claro que nuestros deseos eran los mismos.

―?Quién se supone que quiere escapar? Tal vez debí expresarme mejor, lo correcto hubiera sido decir: Me gustas, Sabiduría ―dijo sobre mis labios antes de comenzar un beso apasionado, haciéndome perder el control.

Dejando de lado su espalda, comencé a acariciar su vientre, su pecho y sus costados.

―?No me dirás nada? ―me preguntó una vez que nos separamos por unos centímetros, apartándome un poco para verme a los ojos serio, pero completamente rojo y jadeante.

―?Es necesario? ―respondí un poco ansioso y demasiado nervioso.

El pareció pensarlo un segundo y luego me contesto.

―Sí.

―Te amo.

Sin más que decir, volvimos a besarnos con la misma pasión que antes, pero de una forma más calma, estaba vez disfrutábamos del sabor del otro. Sin embargo, ya no era suficiente, no para mí y sé muy bien que para él tampoco.

Con bastante facilidad a decir verdad, lo hice abrazarse con sus piernas de mi cintura para luego levantarlo, sacándonos un gemido a ambos, por la deliciosa fricción que tuvieron nuestros miembros al levantarme del sofá.

No era fácil, pero hacia lo posible por sostenerlo hasta llegar a mi cama, donde lo recosté quedando encima de él. No obstante, antes de que pudiera continuar una nueva duda asalto mi mente, consiguiendo que frenara todo de golpe.

―?Esto está realmente bien? El que yo este contigo ?Me está permitido? ?Después de todo lo que hice en el pasado? ―consulte abatido.

Y es que, yo no sentía que mereciera todo lo que estaba recibiendo. Esa felicidad era algo demasiado bueno para ser verdad, y si ?solo era algo pasajero para él? O ?Solo soy el remplazo?

―Si eso piensas, te pregunto ?a mí me está permitido ser feliz? ―Seriamente y sin dejar de verme a los ojos prosiguió― Por medio billón de a?os amé a alguien que si bien me dio hermosos recuerdos, al saber la verdad sobre mí, me alejó. Cometí una falta terrible por recuperarlo y lo único que conseguí fue perderlo.

―Entonces...

―Escúchame bien ?NO ERES NI NUNCA SERAS UN SUSTITUTO DE VIDA, NO ERES PLATO DE SEGUNDA MESA! ?VIDA ES VIDA Y TU ERES T?! Tú eres el que ha estado por a?os a mi lado ayudándome, cuidándome, compartiendo conmigo y fue por eso, que fue construyéndose dentro de mí un sentimiento hacia ti muy fuerte y especial, del cual me di cuenta con claridad en este siglo que pasamos juntos. No estaba seguro al principio, pero ahora sí. Te quiero más que un amigo, me gustas demasiado y solo falta apenas un poco para que llegue a amarte al punto de no poder estar separado de ti ?no es suficiente? ―habló con firmeza y sinceridad.

Noté como poco a poco se llenaba de inseguridad gracias a lo que le fuera a responder. Por otro lado, quedé en un peque?o shock ante su respuesta, reparando solamente en sus bellos ojos los cuales no dejaban de verme con tal intensidad que me perdí en ellos. Fue la carga de adrenalina que recorrió mi cuerpo al procesar sus palabras, lo que me hizo reaccionar.

―Es más que suficiente.

Y eso fue todo, ya no quería pensar más. Era suficiente, ya era feliz y ya nada más importaba. Volví a besarlo, pero esta vez con una dulce sonrisa en mis labios y de una manera tan tierna que ambos nos estremecimos. Pero, esa ternura no duro mucho más, pues la pasión me reclamaba después de a?os de estar encerrada en mi interior, por lo que con mi lengua delinee sus labios pidiéndole permiso con la mirada, permiso que me fue concedido.

Beso tras beso, parecía que queríamos devorarnos mutuamente y realmente, no se alejaba mucho de la realidad. Bajando suavemente hacia su cuello, fui desprendiendo botón por botón su camisa, dejándole marcas y chupones por toda la curvatura del cuello hasta llegar al pecho. Mientras gemía bajo al sentir como su blanca mano acariciaba por encima de mi ropa a mi despierto "amigo", me separé por un momento de aquel cuerpo para sacarme la molesta ropa, sentándome en la cama, pero antes de poder sacarme la camisa que siempre uso, él me detuvo.

―?Puedo?

Sentándose al igual que yo y sin esperar una respuesta alguna, beso mi mejilla para luego dirigirse a mi cuello. Comenzando a desabotonar mi camisa, deslizando sus pálidos dedos por mi pecho, mi vientre, hasta llegar a mi pantalón, acariciando con uno de sus dedos el "caminito feliz" haciéndome desear aún más sentir su mano. Yo tampoco desaproveché la situación. Le quite aquella molesta camisa blanca y desabroché sus molestos pantalones. A diferencia suya yo no le di mucha atención a su frente, más bien me entretuve con su retaguardia.

―ah

Dejó salir un gemido, al sentir como introducía mis manos dentro de su pantalón, apretando sus glúteos con una y jugando con sus testículos, con la otra rosando de vez en cuando su entrada.

―ah ah ah saby... nnng

―nnnnggg

A penas pude reprimir el gemido que quiso escapar de mi boca, al sentir como mi miembro era dejado en libertad y acariciado por frías y húmedas manos.

No sé en qué momento la llevó a su boca para humedecerla, pero se sentía demasiado placentero.

Rompiendo un poco el contacto volví a recostarlo en la cama. Dejando su cadera un poco inclinada hacia arriba, le sacaba los pantalones y la ropa interior a la vez, al igual que sus zapatos y calcetines. Consiguiendo que el color rojo volviera a su rostro con más fuerza, no tenía ganas de burlarme, así que lo único que hice, fue comenzar a besar sus piernas. Aquellas blancas y largas piernas que eran mi perdición y adoración. Siempre quise tocarlas, morderlas y marcarlas con las huellas de mis manos. Pero antes de seguir, me detuvo de una forma original.

―?Qué haces? ―pregunté al ver cómo me despojaba de mis lentes, regalándome una sonrisa.

―Es lo justo. Yo estoy denudo, dejándote hacer lo que desees conmigo, al menos déjame cumplir un deseo a cambio ―declaro mientras hacía un sutil puchero

Allí mismo, el autocontrol salió de mi sistema.

―ah ya. Entonces tú también, déjame cumplir uno a mí.

Recuerdo decirle eso antes de elevar sus piernas, poniéndolas sobre mis hombros, hundí mi cabeza entre sus muslos. Mientras comenzaba a masturbarlo, degustaba su peque?a entrada, al mismo tiempo que dirigía una de sus manos a que me masturbara.

De allí en adelante, es todo borroso. Solo recuerdo con gran nitidez jadeos y gritos, mucho calor y demasiado placer. Sé que me volví un adicto a sus pezones y al néctar que emanaba de su cuerpo. Sus gemidos eran mi perdición. Sentir la estreches de su intimidad ce?irse exquisitamente a la mía, se convirtió en mi droga favorita y con la primera estocada de mi cuerpo al suyo, lo supe, desde ese momento, el sexo no sería lo mismo. Ya no sería algo meramente carnal, ni vano, un desfogue irracional, porque el mismo acto se había transformado en otra cosa. Se convirtió en un sentirse completo en cuerpo y alma. En una exploración partícula a partícula, que dejaba al descubierto todos mis defectos mientras descubría los de otra persona, otra persona que veía mis glorias e imperfecciones y los aceptaba completamente. El acto carnal se convirtió en hacer el amor. Esa noche mi pecho se llenó de una satisfacción y ternura inigualables.

Mientras nos besábamos, no dejábamos de vernos a los ojos. Cuando nos separábamos no dejábamos de suspirar el nombre del otro en nuestros oídos, ni de besar cada centímetro de piel que teníamos al alcance. Yo mordía y chupaba, el chupaba y me ara?aba. Acción que no hacía más que excitarme aún más. En especial cuando su voz siempre grabe y apacible, llegaba a un tono más agudo, más dulce, más desesperado, haciéndome desear escuchar aún más de esos magníficos sonidos, sonidos que ni la mejor sonata de Musa podría superar. Pero eso nadie más que yo lo sabría.

Estocada tras estocada. Cambiando la posición una y otra vez, la fricción de nuestros cuerpos, el latir acelerado en nuestros pechos y finalmente la liberación de nuestras pasiones, en un pronunciado gemido lleno de satisfacción. Para luego separarnos y comenzar a mimarnos como si fuéramos dos ni?os inocentes que nunca conocieron la lujuria y nuca lo harían.

El día siguiente fue igual. Parecíamos estar en celo, ya que apenas despertar volvimos a hacerlo y solo una vez que terminamos nos dispusimos a ba?arnos y desayunar. Y si, también lo hicimos en el ba?o.

El resto del día lo pasamos juntos como de costumbre. Aparte del sexo y los besos, nuestra relación no cambio un ápice, lo cual me agradaba y relajaba. ?ramos amigos y aun siendo pareja lo seguíamos siendo. Digo pareja, porque ese mismo día se lo pregunté a Muerte y él me dijo que si, que esperaba mi mejor esfuerzo para enamorarse cada día más de mí. Sin dudas, ese día fui extremadamente feliz.

Así el tiempo fue pasando. Cada día nos veíamos cuando Muerte terminaba sus obligaciones, cada día estábamos al menos una hora juntos ya fuera hablando o simplemente abrazados, eso daba igual, cada día nos queríamos más. Sin embargo, no todo era brillante en nuestro futuro.

―Muerte ―llamó el gran creador con voz firme y autoritaria.

Todos los dioses responsables de la creación, veíamos en silencio como el gran creador hablaba con el dios juez de las almas.

―Dígame, mi se?or ―respondió haciendo una reverencia, depositando una de sus piernas en el suelo, con su cabeza gacha y mirada perdida en el suelo.

―Has desobedecido a uno de tus dos propósitos en el balance, Muerte ?Lo sabes verdad? ―habló con reproche, mientras que yo apretaba los pu?os y era sostenido por Locura, para evitar hacer una tontería.

―Sí, mi se?or. Lo sé muy bien ―confesó con voz monótona, a lo que los murmullos venenosos no se hicieron esperar.

―Muerte, tienes dos opciones o renuncias a esta unión improductiva para el balance o realizas una haza?a suicida.

Escuché decir al se?or ITHIS, al tiempo que Muerte se ponía de pie aun con su cabeza gacha. Mientras del otro lado de la habitación, Vida veía todo con una sonrisa de satisfacción, para luego cambiarla por una de burla al dirigirme la mirada.

―Entiendo, mi se?or.

Ante su respuesta me quedé estático, solo observaba, sin poder hacer nada para impedir esa forzada separación, presionando mis pu?os hasta el punto de hacérmelos sangrar. Todo eso era demasiado injusto. Tal vez, sea por esa misma razón que sus siguientes palabras, desde ese entonces y hasta el final de los tiempos, iluminan mis días eternamente y al mismo tiempo eran una horrible pesadilla en mi memoria.

―?Me rehusó a dejar a Sabiduría! ―declaró con completa seriedad, haciendo que mi corazón latiera al punto del ataque.

Dejando salir su aura del Nim en su totalidad, sus bellas joyas ámbar se volvieron en rubíes infernales. Entonces ITHIS le otorgó una sonrisa.

―Que así sea entonces.

Luego de lo dicho por ITHIS, un agujero se abrió debajo de los pies de Muerte, engulléndolo completamente y cerrándose al instante.

Puedo asegurar que en ese momento nada me importo. Me solté del agarre de los sirvientes de ITHIS, que al ver mi intención quisieron detenerme, y sin miedo o duda alguna apunté mi arma contra él, ante la mirada atónita de todos, mientras el creador me miraba con lo que yo catalogue en ese momento como burla.

―?Te atreves a desafiar a tú creador, Sabiduría? ―Consultó de forma apacible y aun con esa maldita sonrisa en su rostro.

―?Dónde está? Dímelo, por que no me importa que me pase aquí y ahora ―exigí furico y mordaz, mientras me contenía por jalar el gatillo, liberando las balas de mis pistolas en su cráneo.

Bien sabía que eso no le haría da?o alguno, pero en ese momento no razonaba solo quería saber dónde estaba Muerte.

―Está en el Nim.

Es lo único que recuerdo, antes de sumirme en la oscuridad.

Desperté en mi habitación, donde Amor y Locura me veían preocupados. Yo no entendía la razón, hasta que me levante y vi como dos sellos restringían mis manos, incapacitándome a sujetar algo más pesado que un lápiz.

Estaba destruido. En ese tiempo dejé de lado todo, solo tres meses habían pasado desde que Muerte fue enviado al Nim y yo estaba muerto en vida. Sabía bien que Vida me echaba la culpa de todo lo ocurrido, mas a mí eso me tenía sin cuidado. Yo no le reprochaba nada, sabía que también lloraba cada noche la partida de su contraparte. Después de todo, todo lo que hizo no fue sino algo para recuperarlo.

"Para mala suerte de ambos, él me eligió a mí al final" pensaba una y otra vez en mi cabeza, sin poder entender porque lo hizo. Porque me eligió si significaba ser desterrado, si significaba estar de igual modo separados. No entendía nada en ese entonces.

Y Destino nuevamente me preguntó algo:

?Crees en lo milagros?

No

Mentiroso, si no creyeras no lo esperarías.

Al cabo de un a?o, todos fuimos llamados frente al gran se?or ITHIS nuevamente. Solo que esta vez el juzgado seria yo, o eso era lo que pedía, ser juzgado y ser arrojado al Nim. Aunque supiera que ese sería mi fin, no me importaba. Solo quería verlo una última vez y si es que ya estaba muerto, desaparecer en la misma tierra que él lo hizo.

Ignoré e ignoro aun en la actualidad todo lo que ITHIS me dijo ese día, solo reaccioné ante algo.

―Siéntete honrado, pues el príncipe del Nim te ha pedido como consorte para sellar de esa manera la alianza con las sombras.

Sé que habló con simpleza y emoción en su voz, mientras yo ahora si estaba boquiabierto.

―??ES QUE USTED NO TIENE CORAZ?N?! ?C?MO PUEDE PEDIRME QUE DESPOSE A ALGUIEN DEL NIM SOLO POR UNA EST?PIDA ALIANZA? ?ME NIEGO! ?ME NIEGO ROTUNDAMENTE! ?ME IMPORTA UN SOBERANO PEPINO EL BALANCE Y SI QUIERE DESTRUIME POR ESTO, PUES YA SE HAB?A TARDADO!

Recuerdo que intentaron callarme, no lo consiguieron. En cambio el creador solo me veía con una mirada comprensiva, mientras que yo quería arrancarle las venas el cuello antes de que me destruyeran.

―Lo amas demasiado ?No es cierto? ―comentó con toda la comprensión del universo, pero yo estaba demasiado segado por la rabia como para notarlo.

Por fortuna, antes de que pudiera contestar alguna barbaridad más, Locura me tapó la boca.

―Sin embargo, que te parece si primero vez a tu prometido y luego te quejas con él.

Me callé ante las palabras de ITHIS y también al ver como de una puerta diferente a la de entrada comenzaban a salir varios tipos de sirvientes para luego dar paso a los terrores del Nim, Los Siete Pecados Capitales.

Si las miradas mataran, el pecado de la Ira hubiera sido evaporizado ese mismo día. Aunque mi mirada pasó de ca?ón subatómico a curiosa de un momento a otro, puntualmente al verlo ocupar un lugar en la fila que formaban los demás pecados. Eso era extra?o, ya que aquella fila se hacía para saludar al destructor y al príncipe, ósea a él.

Tan perdido estaba en mis pensamientos que no noté cuando el gran destructor se hizo presente, hasta que los guardias que me retenían me hicieron inclinarme, al igual que el resto. No obstante a mí no me permitieron volver a pararme.

―?Es esto lo que exiges a cambio de la tregua? ―Escuche decir al se?or NIM con desprecio en su tono de voz, a lo que suponía se dirigía a mí.

―?Es en serio? Si sabes que hay más bonitos en el Nim ?No es cierto? Solo que aún no vas de barcos y putas con nosotros ―comentó tratando de convencer al que me pedía como consorte de desistir de la idea y realmente, yo también quería que se arrepintiera al verme.

Lejos de concederle la razón al destructor, pude oír pasos acercándose mí de manera lenta y pausada.

―No, no hay nadie más para mi excepto él, solo por él me arrojé al Nim.

En el momento en el que sentí como los sirvientes de ITHIS me soltaron, con total velocidad subí mi mirada, encontrándome con una careta blanca que cubría todo el rostro de aquel personaje. Con una lentitud agobiante deposité mis manos en su máscara, haciéndolo temblar ligeramente, sacándome una sonrisa ante aquel gesto tan conocido para mí. Con toda la delicadeza de la que era posible, saqué aquella mascarada que ataviada con velos también escondía su cabello.

Su cabello azabache, su piel blanca y sus grandes y expresivos ojos, una gema rubí como la sangre y una gema ámbar brillante como el atardecer. Lo quedé viendo como si estuviera en shock y en realidad lo estaba. Creo que me dijo algo o se disculpó por algo, no lo sé. Solo sé que en un punto de su disculpa o lo que sea, sonreí con toda la ternura que me era posible, para luego tenerlo sometido entre mis brazos comiéndole la boca de un beso.

Un beso que escandalizó por completo a todos.

―Yo entiendo que hace más de un a?o que no se ven...

Concedió el creador completamente abochornado, luego de haber mandado a sus sirvientes a separarnos, los cuales me tenían totalmente maniatado para evitar que escapara y fuera a intentar violar a Muerte, por tercera vez en el día.

―Pero tampoco era cuestión de que quisieran hacernos la porno aquí, pareja de pervertidos.

Nos reprochó, tanto a mi como a Muerte, mientras yo al fin reparaba en las caras desubicadas y sonrojadas de todos los allí presentes, las risas frenéticas de Locura, los intentos de Amor por no reírse con él, las miradas pervertidas de los pecados al recordar la escena, la cara roja del se?or ITHIS, la de molestia del se?or NIM y por ultimo pero no menos importante, la evidencia de la buena metida de mano que le pegué a Muerte cuando lo vi y después cuando conseguí librarme de los guardias.

―?Lo siento?

En realidad no lo sentía, pero bueno tampoco quería que me destruyeran ahora que había vuelto a encontrarme con mi poste de luz.

―tks ―un bufido fue lo único que dijo el destructor, para luego ver a ITHIS con molestia― Yo quería mi yaoi hard, pasiva de orto.

Luego de eso las cosas no fueron fáciles, pero no es como si fuera a darme por vencido solo por ello y menos al haberme enterado el porqué de la ida de Muerte al Nim.

―?Bo! ―sacado de mis pensamientos, pegue un épico salto de ni?a, que no les cuento.

―?Kya! ?Qué ocurre? ?Por qué me asustas así? ―pregunté algo enojado mientras él me veía serio.

―ummm no lo sé ?Por qué tú te diriges a tu inminente final? ―mirándolo sin entender, él suspiró.

―Mira.

Se?aló detrás de su espalda a lo que le hice caso y observé, encontrándome con un nido de plagas y de paso, con que me encontraba en el jardín de la mansión.

―ohhh

Es lo único que atinó a decir, mientras Muerte me dirige una cara de "es en serio" espectacular.

―Lo siento, estaba metido en mis pensamientos.

Me excusé apenado, bajando el rostro. Hasta que sentí como él me abrazaba, logrando que levantara mi cabeza para verlo, mientras acariciaba mis cabellos.

―Qué extra?o que tú te pierdas en tu cabeza, usualmente ese soy yo ―comentó para inclinarse y besar mis labios, mientras yo jugaba con sus suaves y largos mechones azabaches.

En este tiempo su cabello había crecido bastante, llegándole hasta los muslos, con delicadas y encantadoras hondas que al apenas salir de la ducha se convertían prácticamente en caireles perfectos, haciéndolo rabiar demasiado. No podía cortarse el cabello, ya que era inútil, pues para el día siguiente volvía a tenerlo largo. razón por la cual empezó a usar una corona hecha por los pecados. Estaba hecha de una especie de raíz junto con metal negro y recubierta en pieles, las cuales contenían a su cabello negro junto con su mechón ámbar, impidiendo que el mismo le molestara en su día a día.

―Solo recordaba, como empezó todo esto.

Le conté una vez terminó el beso, mientras él seguía abrazándome y yo besaba uno de sus mechones azabache.

―Ju, eso sí que fue una locura ―dijo con gracia y una sonrisa― ?Qué pasa, ya te estas arrepintiendo de tu promesa? ―Me preguntó burlón, mientras peque?os hoyuelos se dibujaban en sus mejillas. Con orgullo puedo decir que esas peque?as marquitas son mi culpa.

"No me arrepentiré de nada" esa fue la promesa con la que sellé nuestro juramento, el día que le confesé mis sentimientos y prometí enamorarle.

―?Eso te lo parece? ―pregunté mientras lo inclinaba en una posición similar al tango, sosteniendo una de sus piernas, mientras me acerco a su rostro lentamente―. Bueno, ya cumplí la mitad de la promesa y cuando estemos por desaparecer de la existencia junto al universo mismo, podré decirte con una sonrisa que he logrado mantener mi promesa hasta el final y allí te tragaras tus palabras.

Con una sonrisa respondió a mi comentario, dejándose atrapar en un dulce beso.

Resulta qué, para que yo y Muerte pudiéramos estar juntos sin ningún inconveniente y sin la molestia de terceros, él debía renunciar a su condición de dios juez de ITHIS, para reclamar su lugar original en el balance como príncipe de NIM. Puesto al que había tenido que renunciar, aun sin saberlo en ese entonces, para cumplir con su misión de ser la pareja de Vida, dejándole el puesto a uno de los pecados capitales. A los que me enteré, el mismo había entrenado y convertido en la guardia personal del destructor. Al parecer, todo fue planeado por ITHIS, ya que en el caso de que el plan de volver a las dos mitades del balance una pareja fallara, Muerte podría recuperar su condición como príncipe y volver al Nim. Claro, solo demostrando que aún era digno del trono y para eso tenía que volver a someter a las plagas, los pecados e incluso al mismo destructor a sus mandatos. Por esa razón, había tardado tanto en volver.

―Okey ya es suficiente.

Me dijo apartándome de él, antes de que ese beso nos llevara a algo más.

―Recuerda que hoy es el día en que prometimos reunirnos con Amor para ver a su bebé ―recordó con una sonrisa de esas que me emboban, poniéndose de pie rápidamente, pero sin zafarse de mi agarre.

―ju, Locura sí que le puso ganas ?he? Este ya es el cuarto ―opiné burlón, mientras posaba mi mano encima de su vientre.

―Yo voy lento, este apenas es mi primero ―comente con dulzura, mientras me acuclillaba, para besar el un poco abultado vientre de Muerte.

―Sí y si siguen doliéndome los pies de esta forma y continuo vomitando hasta mi alma, te juro que también será el último.

Me amenazó con una cara que de seguro le daría pesadillas al se?or NIM, pero yo como estaba en la quinta nube de felicidad, lo veía como la cosa más adorable del mundo haciendo un puchero.

―Bueno, bebé ya escuchaste a tu madre. Te espera con todo el amor del mundo aquí

Seeh, mis oídos también distorsionaban la realidad de manera admirable.

―ah olvídalo...

―?Nos vamos?

Sin decir más solo nos tomamos de las manos y fuimos con rumbo a la entraba al mundo humano, lugar donde nos reuniríamos con nuestros queridos amigos.

Tanto yo como Muerte tenemos la capacidad de transportarnos a gusto entre los tres reinos. La razón de no ir a Ithis para verlos allí es simple, el día que elegimos unir nuestras vidas, renunciamos a ser dioses de ITHIS.

?Por qué?

Nadie aceptaba que la posición de Muerte fuera igual de importante en el balance que la de Vida, además que como príncipe del Nim debía cuidar del Nim, prevenir los escapes de plagas, controlar a los pecados y evitar que las ansias asesinas del destructor se hicieran demasiado marcadas, sin contar el trabajo como juez y guía de las almas, reforzar junto con Tiempo las barreras que contenían a las tres realidades, cuidar de la gran biblioteca prohibida y como si todo lo anterior fuera poco, cuidado y protección de Ithis la tierra en lo alto. Era demasiado como para que le hiciera quedarse conmigo allá, por eso me vine con el aquí.

Para eso tuve que convertirme en lo que se conoce como un dios neutro, así como era Muerte en el pasado, siendo de Nim cumpliendo tareas en Ithis, yo siendo de Ithis y cumpliendo mis obligaciones en el Nim. Realmente fue difícil al principio, pero ahora todo es más sencillo una vez aclimatado a la atmósfera y con la compa?ía de los pecados y mis playbots, básicamente yo soy el que los comanda ahora, quitándole un poco de peso a Muerte. Por supuesto que también debo hacer mi parte del trabajo como dios de ITHIS, pero ya estoy acostumbrado y puedo lidiar con ambas cosas.

―?mmm? ?Muerte, Sabiduría van a salir?

Nos consultó un ni?o de apenas 7 a?os, que vigilaba a un lado de la escalera que nos llevaría hasta la entrada al mundo humano quienes pasaban al otro lado. Se encontraba descalzo, de pelo negro y con ojos azules, todo normal, hasta que veías sus dientes afilados, similar a los de un tiburón y garras manchadas en sangre en sus dedos y te convencías de que era un pecado capital.

―Así es Gula, iremos al mundo humano ―respondiéndole suavemente, Muerte le acariciaba la cabeza con cari?o, mientras el peque?o mierda se aferraba a su estómago.

―Informa al resto ?de acuerdo? ―Por mi parte hablé frío y sin expresión, todos sabían lo que me enfermaba verlos tan cerca de MI Muerte y aun así los muy bastardos seguían haciéndolo.

―Espero que el bebé saque el carácter de Muerte, porque si llega a sacar el tuyo, el pobre se quedara solo por la eternidad ―replicó con seriedad mientras me veía fastidiado, haciéndome sacar una vena.

―Peque?a mierda ―Rega?e mientras lo levantaba a una altura considerable, para empezar a hacerle cerrillo en las cienes con mis manos en pu?o.

Luego de eso nos despedimos de Gula y empezamos a subir para llegar al mundo humano, podríamos desfragmentarnos, pero no queríamos perder la oportunidad de pasar un rato solo nosotros dos... lo siento, solo nosotros tres.

De seguro ahora se preguntaran ?Por qué Muerte no se fue dese un principio si podía hacerlo? Pues bien, eso es simple, si volvía en el estado psicológico deplorable en el que estaba antes. De seguro solo hubiera hecho que lo maten o se hubiera corrompido. Cuando yo me entere de esto, me alegre inmensamente por haberlo hecho entrar en razón aquella vez en que se lo pidió a ITHIS.

Pude perderlo, realmente eso me hace pensar, que tal vez no siempre tome las decisiones correctas, pero al menos elegí bien al final, todo por no acobárdame y seguir luchando.

―?Amora, Lowel! ―Les llamó Muerte al entrar al café en el que nos reuniríamos y verlos.

―?Hey Des, Samuel! ―Devolvió el saludo con emoción la peque?a Amor, mientras amamantaba al menor de sus hijos, por su parte Locura solo se dedicaba a mover una mano mientras en su brazo tenía a su segundo hijo más peque?o.

―Por aquí fideo súper-desarrollado, casamentera. Los estábamos esperando.

Comento con una sonrisa, cuando llegamos a la mesa donde ellos estaban y los saludamos, al tomar asiento, no paso ni medio segundo para que los dos ni?os mayores se apegaran a Muerte como garrapatas, haciéndome rabiar, pero luego simplemente suspire. Ya debía resignarme. Puesto que, dentro de unos cuantos meses más, llegaría a nuestra familia un peque?o que necesitaría de las atenciones de Muerte y también de las mías.

No puedo evitar esbozar una sonrisa al pensarlo.

Caí con él al infierno, o mejor dicho me arroje con él a un nuevo inicio ?Qué importa si me habían arrojado al Nim? Lo agradezco, con verlo allí a mi lado todos los días lo agradezco.

Pese a que he escuchado que me han llamado traidor por esto. Solo los ignoro y no les hago caso.

Pero, siempre tendré presentes las memorias de las preguntas que me hizo el destino. Ya que es gracias a ellas que logre este camino contigo.

Un camino del que nunca me arrepentiré haber escogido.

Fin

Bueno, esperare aquí a que decidan que hacer conmigo. Solo les diré que no me arrepiento de nada y les agradezco a todos los que han leído este lindo one-short de una nueva pareja crack. sin mas que decir me despido.

bay bay

Atte:Lucy 3