En la antigua Grecia existió un guerrero, feroz, despiadado, frío y que a pesar de su juventud ya cosechaba muchas victorias y también una terrible reputación cometiendo carnicerías pero en ocasiones haciendo actos buenos.

Este guerrero era apodado Uno, porque siempre estaba solo, cuando se enfrentaba a sus enemigos acababa solo pues los había matado a todos. A sus enemigos les había dado muertes violentas y terribles.

A uno lo partió por la mitad, y a otros le arrancó las entra?as sin necesidad de cuchillo y se las mostró mientras agonizaba.

Si, no se podía decir que fuera un modelo a seguir o un héroe el mismo lo admitía.

Pero en ocasiones había matado a un grupo de bandidos que querían asesinar a unos ni?os, en otras salvó a una mujer de ser violada y también sentía respeto por aquellos que mostraban su valía.

Uno podía ser muchas cosas pero no caería tan bajo como para matar a ni?os o forzarse a una mujer eso era para él indigno y de cobardes.

Pero a pesar de todo había saqueado y atacado ciudades porque era su deber aunque también tenía un lado brutal y violento eso no lo negaría, llegó incluso a derrotar a un dios.

Fue mientras estaba a solas bebiendo mientras miraba las estrellas que en ese momento oyó un escándalo se volvió y vio allí al dios Apolo.

Era fácil de distinguir, su piel púrpura oscuro y esos ojos amarillos delataban su inmortalidad junto a esa arpa de oro y una túnica dorada y unos laureles dorados adornaban su cabello perfectamente ordenado, a veces el dios rondaba por allí.

A Uno nunca le gustó ese dios, era demasiado pretencioso y lleno de sí mismo, siempre rodeado de chicas y admiradores esperaba que todos se admiraran con él.

Además había algo en él que no le gustaba.

El dios de la música se centró en el soldado sentado afuera, era un mortal extra?o llevaba su capa roja ondeando al viento y su casco en la cabeza, tenía unos fríos ojos azules que hasta al dios lo inquietaron.

La gente le advirtió sobre él y su terrible reputación era un despiadado guerrero que podía sacarte los ojos antes de que pudieras parpadear. Lo más extra?o es que nunca se acercó a él para maravillarse con su divina persona o admirarlo como el resto, es más sino fuera por que no podía ser cierto ese mortal lo miraba con repugnancia.

?Cómo era posible que alguien en la tierra se sintiera así con él?

Además su reputación le fastidiaba aunque el hombre no quería la atención Apolo sí así que tomó una decisión.

Decidió desafiar a Uno en una competición.