Antes de empezar, aclarar que ninguno de los personajes del show me pertenece, son propiedad de Cartoon Network y Daniel Chong.

He estado fuera mucho tiempo, nuevamente he tenido ciertas dificultades en el ámbito profesional y además faltaba inspiración, pero ya tengo y tengo una idea nueva sobre cómo van a ir los fanfics relativos al Universo Dos (ver mi perfil para más información sobre esto)

Espero que les guste.


Agosto de 2015

Después de la carrera desde el parque bajo la lluvia, los osos estaban cansados y mojados, pero satisfechos de que la chaqueta mágica, como la llamaba, no se hubiese estropeado.

"Chaqueta, bienvenida a casa" le dijo Pardo a la prenda mientras la acunaba como si de un bebé se tratase "A partir de ahora nuestra vida va a ser maravillosa"

"Esto es lo mejor que nos ha pasado nunca" comentó Panda.

Polar no dijo nada, pero también estaba feliz de haberla encontrado.

Los osos habían encontrado aquella vieja chaqueta en un contenedor. Era bastante grande con unos adornos brillantes y el dibujo de un enorme y rugiente tigre de bengala.

Al principio pensaron en deshacerse de ella, pero luego se dieron cuenta de que les traía suerte, cada vez que uno de ellos se la ponía, les ocurrían cosas buenas. Cuando Pardo la usaba, la gente que habitualmente pasaba de él, le prestaban atención; cuando lo hacía Panda, la gente lo seguía en redes sociales; en cuanto a Polar, encontraba revistas con descuentos para aspiradoras y otros materiales del hogar que el oso valoraba con fervor.

"Bueno, ha sido un día muy duro, me voy a dormir. Al sobre" comentó el oso de color marrón, pero la voz de su hermano menor lo detuvo.

"?A dónde te crees que vas?"

La pregunta le pilló por sorpresa, pues la respuesta era bastante obvia.

"A dormir, con la chaqueta"

La voz de Pardo no estaba alterada lo más mínimo, pues bajo su punto de vista él no había hecho nada malo, pero al parecer, Panda no estaba de acuerdo.

"Eso no es justo. Es de todos nosotros, no puedes llevártela a tu cuarto sin más"

"Polar quiere ver una prueba de propiedad" a?adió el oso blanco.

"Técnicamente fui yo quien la encontró, debería quedármela yo"

Pero el oso blanco y gris se cruzó de brazos y puso una cara de pocos amigos.

"?No! ?Es de todos nosotros!"

Y la voz indicaba que no iba a dar su brazo a torcer. Polar, no dijo palabra alguna, pero igualmente se cruzó de brazos, si bien su rostro no reflejó cambio.

Pardo no estaba de acuerdo, pero se temía que decir algo fuese a causar una discusión; quería mucho a sus hermanos y odiaba cada vez que se peleaban; alguna pelea era inevitable de vez en cuando, como aquella vez, que de peque?os habían tenido una discusión en la fábrica de cajas o la vez que Pardo quiso presionar a sus hermanos para ser estrellas de internet; aunque siempre se reconciliaban, él prefería hacer la convivencia lo más amena posible.

Una idea cruzó por su mente, de modo que le pasó la chaqueta al oso blanco mientras comenzaba a buscar algo. Panda no se fiaba, y miró ce?udo a su hermano mayor mientras este revolvía las cosas.

"Lo que sea que tenga en la cabeza no puede ser nada bueno" pensó.

Después de mirar en dos sitios, el oso de color marrón miró debajo del sofá.

"?Aquí está!" exclamó con júbilo mientras en su pata sostenía lo que parecía un trozo de cartulina plastificada "?La máquina de decidir!"

Aquel había sido un sistema que Pardo se había inventado; se trataba de una cartulina que tenía una flecha de plástico en torno a la cuál estaba dibujado torpemente un círculo con sus nombres, cada trocito llevaba escrito Pardo, Panda y Polar. Ahora bien, los trozos no eran simétricos sino que el del hermano mayor, ocupaba casi todo el espacio.

"?Odio esa máquina!" exclamó Panda con fastidio.

Pardo principalmente usaba aquel invento cuando no se ponían de acuerdo sobre qué película ir a ver al cine o cuando debían decidir a quién le tocaba la última porción de una comida.

"Esta preciosidad nos ayudará a decidir de forma justa quien duerme hoy con la chaqueta"

Pero el tono de voz del hermano mayor sonaba arrogante y condescendiente.

"Polar no se fía un pelo" comentó el oso blanco quien era consciente de que a la hora de decidir las labores domésticas, esa "máquina de decidir" nunca era usada.

Pardo giró la flecha de plástico para gran fastidio de sus hermanos y, como era de esperar, ganó.

"Qué suerte, ?verdad?"

Y a sus hermanos, quienes trataban de contener su enfado, les pareció que se estaba recochineando. Hizo un gesto al oso blanco para que le diera la chaqueta, pero este no movió un músculo, así que Pardo casi se abalanzó sobre él para arrebatársela y colocar en su lugar aquella "máquina".

"?Gracias!" exclamó Pardo mientras se alejaba.

Aquello fue la gota que colmó el vaso y Panda estalló y lo siguió protestando. Polar dejó caer al suelo la cartulina con enfado.

"?Pardo, sal del cuarto de ba?o! ?También es nuestra chaqueta!" protestaba el hermano mediano dando golpes en la puerta, pero no hubo respuesta "?Pardo? ?Voy a entrar!"

A pesar de que ellos iban desnudos, sus partes íntimas no sobresalían; en el ba?o era la excepción y, a raíz de una vez que Panda pilló a Polar saliendo de la ba?era, con las partes íntimas de este sobresaliendo, por no llamar primero (cosa que molestó mucho a su hermano menor) habían impuesto la norma de avisarse unos a otros para que tuvieran tiempo de taparse.

Resulta que el oso marrón había estado mirándose al espejo todo el tiempo, se tocaba la chaqueta una y otra vez mientras su mirada parecía perdida en el espejo, no había oído una palabra de lo que sus hermanos le habían dicho.

Lo que estos no ignoraban, era que Pardo había visto un extra?o rostro rojo en el reflejo nada más mirarse… aquel extra?o rostro que casi le causa un ataque al corazón había desaparecido casi al instante, y el oso se tocaba la chaqueta una y otra vez para ver si podía volver a verlo o si por el contrario, su mente le había jugado una mala pasada.

La voz de su hermano menor lo sacó de su concentración, cosa que lo molestó bastante.

"?Es hora de que nos des la chaqueta, la has tenido mucho rato!"

?Y qué pasaba si lo de ese rostro rojo no era una fantasía? ?Tenía que cerciorarse! De modo que el oso protestó, pero Panda estaba decidió.

De mala gana, su hermano mayor le pasó la chaqueta y, el oso de color blanco y gris suspiró aliviado… pero apenas tuvo tiempo de disfrutar de aquella sensación cuando Pardo le dijo que se había acabado su turno; y, de mala gana, le pasó la chaqueta a Polar… el oso blanco se la puso… y, algo cambió en él, si bien su rostro no se alteró y salió corriendo con la chaqueta puesta.

"?Vuelve aquí!" le exigió Pardo mientras él y Panda echaban a correr detrás de su hermano menor.

Ninguno de los osos vio a aquella entidad maligna que, estaba a su espalda, aquella entidad los observó sonriendo malignamente mientras estos perseguían al oso blanco por toda la casa y la sonrisa de este maligno ser se ensanchó aún más cuando los dos osos dieron alcance a Polar en la cocina y la persecución terminó en pelea.

Pero aquella pelea se cortó de raíz cuando se oyó un sonido de bofetada… y, los otros dos osos observaron a Panda el cual tenía el rostro surcado de lágrimas y una marca de pata en la mejilla; durante la pelea Polar accidentalmente lo había golpeado. El oso blanco lo abrazó arrepentido mientras le susurraba palabras de disculpa.

"Tíos, no controlamos la chaqueta, ella nos controla a nosotros" comentó Pardo con horror. "Tenemos que tirarla, ?vale?"

Y sus hermanos asintieron, pero la entidad maligna pareció furiosa.

Los osos pusieron la chaqueta en una bolsa de plástico y la tiraron en el cubo de basura, los del servicio se la llevarían al día siguiente. Panda y Pardo volvieron adentro.

"`Polar"

El oso blanco se dio la vuelta al oír su nombre, pero no vio a nadie… ?había venido aquella voz de dentro del cubo? Pero aquello no podía ser, los cubos de basura no hablaban… debía habérselo imaginado; sí, tenía que ser eso… y finalmente también Polar se metió en casa.

Para animar a sus hermanos, el oso blanco preparó galletas caseras y chocolate caliente, estaba seguro de que al día siguiente aquello sería solo un mal recuerdo. Polar iba a advertirle a Pardo que el chocolate estaba demasiado caliente y que debía esperar a que se enfriara, pero no tuvo tiempo y su hermano mayor se quemó la lengua.

En ese momento, llamaron a la puerta… ?Quién sería? Hacía un rato que había empezado a llover, era raro que alguien estuviera fuera con ese clima… al abrir la puerta vieron un coche de reparto de pizza y, un joven con un paraguas y tres pizzas familiares en la mano estaba allí con semblante sonriente pese al mal clima.

"Traigo las tres pizzas familiares con extra de carne que han pedido"

Los osos se miraron confundidos los unos a los otros y los tres negaron con la cabeza; definitivamente ninguno de ellos había sido.

"Es igual, quédenselas. Por cierto, he encontrado esto en el porche, ?es suya la chaqueta? ?Es muy chula!"

Pardo dio un respingo, ??Cómo podía aquel objeto inanimado haberse movido del cubo de basura?! El repartidor había dicho que estaba en el porche, ?acaso había mentido?

Antes de tener tiempo de preguntar nada, el repartidor ya se había montado en su coche y se alejaba.

Pardo corrió a contarles lo ocurrido a sus hermanos.

"Esa chaqueta es malvada" sentenció Polar.

"Sea como sea, no debemos permitir que…" comenzó a decir Panda, pero se quedó a media frase "?Pardo!"

El oso marrón había abierto una de las cajas y comía la pizza con rostro inocente.

"Si te comes la pizza aceptas su malvado regalo" le recriminó el oso de color blanco y gris.

Comprendiendo que llevaba razón, el mayor de los osos tiró la pizza al suelo e instó a sus hermanos a deshacerse rápido de aquella maligna prenda.

Polar abrió la ventana y la lanzó con todas sus fuerzas. El oso blanco era sin duda el más fuerte de ellos, podía cargarlos a su espalda sin problema y levantaba el doble de peso que sus hermanos (el triple en el caso de Panda). Pero el viento cambió misteriosamente de dirección de una manera violenta, abriendo otra ventana por el cual la prenda entró y no lo hizo sola, un montón de lo que parecían recortes de periódico también se habían colado en la cueva.

Panda los miró de cerca.

"?Un montón de descuentos para clases de baile!"

Una extra?a voz pareció susurrar al oído de Polar.

"Acéptalos, sé que los quieres…"

Polar miró a sus hermanos, y, supo que no había sido ninguno de ellos… allí estaban solo ellos tres, pero no podía dejar de sentir que era la misma voz que lo había llamado desde el interior del cubo de basura… no podía ser, ?acaso se estaba volviendo loco? Sacudió la cabeza tratando de sacarse de encima el sonido de aquella voz.

"?Se acabó!" sentenció Panda.

Agarró la chaqueta y, con furia la arrojó al retrete y tiró de la cadena… aquello definitivamente debía poner fin a la pesadilla. Pero no fue así, esta volvió como si nada.

Panda estaba atónito al igual que sus hermanos; en ese momento, sonó una notificación del móvil; era de una aplicación de citas… ?Tenía catorce matches! ??l! El cual nunca había conseguido que ninguna chica se fijara en él.

"Esas chicas están deseando conocerte" susurró entonces la voz a Panda.

Este en un impulso trató de agarrar la chaqueta del retrete, quería ponérsela y salir corriendo a conocer a alguna de aquellas catorce chicas, quizá por fin consiguiera novia y pudiera dejar la soltería atrás… pero sus hermanos se lo impidieron y comprendió lo que había estado a punto de hacer.

"?Basta ya!" gritó el oso blanco y gris con angustia.

Comprendieron que no importaba de qué manera intentaran deshacerse de ella, no se iría.

"Debemos devolver la chaqueta donde la encontramos" sentenció Pardo.

Los osos formaron la su particular "torre de osos" y salieron pese a que llovía a cántaros y no se percataron de que la presencia maligna que había estado susurrando los seguía.

Fuera la lluvia empapaba sus pelajes y un viento helado azotaba sus caras, pero estaban decididos a llegar a aquel callejón; la chaqueta no dejaba de adularlos con regalos: al pasar cerca de una máquina expendedora cayeron dulces, un tendero les ofreció pasteles gratis… todo era muy tentador, pero no podían dejar que aquella chaqueta acabara con su amistad fraternal… habían llegado al contenedor que, a causa del viento no dejaba de abrirse y cerrarse.

"?A la de tres la tiramos!" les indicó el mayor de los osos a sus hermanos "Uno, dos y… ?Tres!"

Corrieron al contenedor y tiraron la chaqueta, pero la entidad maligna hizo de las suyas e hizo levitar aquella prenda, que salió volando, casi como si tuviera vida propia y se lanzó contra los osos.

"?Cogedla!" exclamó Pardo.

Polar trató de atraparla, pero la chaqueta lo esquivó… ?o era el viento? El oso blanco ya no sabía ni qué pensar.

Panda también lo intentó, pero falló y quizá a modo de castigo por tirarla al retrete le dio un golpe en el trasero.

Acto seguido atrapó a Pardo y se colocó en él mágicamente… ?Pero cómo era aquello posible? ?De verdad tenía vida propia?

Una voz maligna susurró al oído de Pardo.

"Es tuya, toda la buena suerte del mundo, ahora no hay nada que no puedas hacer, tienes el mundo a tus pies"

Las palabras parecían calar hondo en el oso.

"?La chaqueta me ha elegido a mí! ?Debo protegerla!"

Los otros dos observaron a su hermano el cual tenía una expresión extra?a, con la mirada fija en la chaqueta y una extra?a sonrisa.

"Pardo, no. Recuerda todo lo que nos ha hecho"

"?No le escuches!" le susurró la voz con autoridad "?Es solo un oso bobo!"

Pero la voz de Panda era más importante para él.

"Es verdad, no pienso con claridad"

"Es la chaqueta, no nos dejará. Y no podemos hacer nada" sentenció Panda con tristeza.

La entidad maligna vio su oportunidad y susurró al oído del hermano mayor.

"?Los quieres, verdad? Entonces dame tu vida y dejaré que estén tranquilos. ?Salta al cubo de la basura y entrégate a mí!"

"Acepto" pensó el oso de color marrón, para a continuación dirigirse a sus hermanos en voz alta "Sí, hay algo. Perdonadme, hermanos"

Aquello pilló por sorpresa a los otros dos.

"?Qué vas a hacer?" preguntó el oso blanco y gris.

"Os quiero, tíos"

Y, una vez dicho esto, Pardo echó a correr hacia el contenedor y saltó dentro, seguido por la influencia maligna.

En lugar de dar con su cuerpo en el fondo del contenedor, Pardo cayó y cayó hacia un pozo que parecía casi infinito; gritó casi hasta quedarse sin aliento hasta, finalmente dar con sus huesos en la tierra.

Miró a su alrededor, había un enorme río de lava donde flotaban varias personas cubiertas de oro que emitían gritos llenos de dolor mientras el olor a carne viva impregnaba el ambiente mezclada con el olor a azufre; cerca de él, un montón de personas bailaban alrededor de lo que parecía una pila de monedas; Pardo decidió entonces acercarse para preguntarles donde se encontraban, pero antes de poder decir palabra alguna, estos sacaron unas hoces y se rebanaron sus propias cabezas, una de ellas cayó rodando a los pies de Pardo el cual soltó un grito de terror puro y cayó al suelo.

"?Te divierte lo que ves?"

El oso reconocía aquella voz, era la misma que había estado susurrándole hacía un rato; entonces la entidad maligna finalmente hizo acto de presencia.

Parecía un anciano con una barba muy larga pero llevaba puesta una máscara hecha de oro macizo que ocultaba su rostro; no obstante, desde ella se podían ver dos ojos rojos que brillaban con maldad.

"?Quién eres? ?Dónde estoy?"

"No eres más que un oso estúpido, tienes suerte que me digne si quiera a mostrarme ante ti. Pero bueno, ya que has frustrado mi brillante plan te lo diré. Soy Mammon, y soy quien gobierna el círculo de la codicia que ves"

Al oso le llevó un breve momento comprender donde estaba.

"?Estoy en el Infierno?"

"?Bingo!" y rio "Otra de mis brillantes ideas, la gente se arruina en eso fruto de su codicia"

"Pero yo no quiero estar aquí, no soy codicioso, yo…"

"Me has ofrecido tu alma a cambio de la libertad de tus hermanos, ?recuerdas? La chaqueta mágica era mi plan más brillante. Algo que da buena suerte y fortuna, eso es lo que todos quieren, pero corrompe a quien la posee e impulsa a hacer lo que sea por ella" acercó su malvado rostro al de Pardo, el cual retrocedió asustado cosa que pareció complacer al demonio "?Crees que fue casualidad que la encontrarais vosotros? ?No! Siempre hago que la encuentren grupos de amigos, me encanta ver como destruye lentamente su vínculo, ?quieres ver qué les pasó a los últimos propietarios?"

Mammon movió sus manos y apareció un portal donde los tres anteriores propietarios eran trasladados a la morgue; mientras que el Oficial Murphy, un policía de la ciudad al que los osos conocían, mencionaba que uno de ellos había asesinado a los otros dos, y luego se había suicidado. El demonio rio malignamente.

"Tú tampoco has sido un santo, Pardo. ?Recuerdas todas esas veces que querías poseer tanto como Nom Nom? Su destino es este círculo y al parecer tú también querías seguir sus pasos, ?no? Es por ello que ya tenía un ojo puesto en ti. Y por fin tu alma es mía, Pardo. ?Es hora de que comienza tu castigo eterno! Has destrozado mi obra, ella te destrozará a ti"

Y, con un chasquido de dedos, la chaqueta que Pardo llevaba puesta comenzó a apretarle, hasta casi cortarle la respiración, pero las mangas de esta se alargaron y comenzaron a tirarle del pelaje provocándole un intenso dolor. Mammon reía complacido ante el tormento que estaba sufriendo su víctima.

Pero cuando la cosa parecía ir peor, una luz muy brillante apareció.

Mammon parecía aterrado pero furioso a la vez y gritó furioso:

"?ES M?O! ?ES M?O! ?NO PUEDES VOLVER A ARREBATARME LO M?O!"

Una voz que sonaba como un enorme eco replicó:

"Ha dado su alma por la de sus hermanos, un acto de amor puro. Mientras exista amor y pureza en su corazón jamás será tuyo"

La chaqueta pareció perder su poder y desprenderse del cuerpo de Pardo.

Después de eso, la visión del oso se nubló, le pareció ver a un joven que acariciaba su pelaje para calmarlo, su rostro era lo más bello que hubiera visto, tanto que no podía ser humano lo más mínimo. Este le sonrió y le dijo:

"Sé que estás asustado, pero ya ha pasado todo. Solo recuerda, pase lo que pase jamás pierdas el amor que tienes por tus hermanos ni dejes que cualquier cosa se interponga entre vosotros"

Cuando Pardo recuperó por completo la visión se encontraba en el fondo del contenedor, su cuerpo le dolía muchísimo así que a duras penas pudo salir.

"?Pardo!" exclamó Panda con alegría al verlo "?Creímos que no volverías!"

"Polar lloró, pero por dentro" a?adió el oso blanco.

Ambos sostuvieron a su hermano mayor.

"?Qué ha pasado ahí dentro?" preguntó con curiosidad Panda.

Pero Pardo prefirió callarse, no sabía si le creerían y aun en caso de hacerlo, sus hermanos no necesitaban participar de sus pesadillas.

"Eso no importa, la chaqueta no volverá a molestarnos. Vámonos a casa"

Los tres hermanos se alejaron.

Entretanto, tres amigos caminaban alegremente por la calle, cuando, a sus pies la chaqueta cayó y, ninguno oyó la risa de Mammon.


Espero que esto les de una pista sobre el rumbo que van a tomar los futuros fanfics de este universo.