Capítulo 1: El destello en la noche

Antes de comenzar mi historia, debo decir que es una de las que más dolores de cabeza me dio. Claro está, haber combatido a grandes mazoku como Fibrizzo o a dos de las partes de Ruby Eye Shabranigudú, el Rey Demonio, no fueron dar un paseo por el parque. Todo lo contrario: si soy honesta, varias veces pensé que no sobreviviría. Pero aquí me ves: vivita y coleando…

?Es que, después de todo, la gran Lina Inverse es toda una prodigio!

Sí, me refiero a mí, así que deja de hacer esas caras…

?Qué decía? ?Ah, sí! Que esta historia me dio dolor de cabeza… o más bien, esa ni?a era un dolor de cabeza...

Era el comienzo del oto?o y junto a Gourry iba por el camino que va desde Ralteague hacia Lyzeille. Es un camino que atraviesa algunas sierras y peque?os bosques. Aunque habíamos conseguido una espada decente hacía ya meses para Gourry, la Blast Sword, aún tenía en mente encontrar espadas de las que hablaban en las leyendas… no es que me guiara la avaricia, ?lo juro!, es solo que el no tener mayor información de la nueva espada me empujaba a seguir adelante (bueno, y si lograba conseguir otra legendaria para poder vender, ?qué mejor!).

No sé si sabías, pero Gourry fue due?o de la Espada de Luz, una espada que su hoja se activaba con la voluntad del portador… o eso creí, hasta que descubrí que era una de las armas demoníacas de Dark Star, Se?or Oscuro de otro mundo…

Ahora que lo pienso, Sherra, general de Dynast, también tenía una espada demoníaca. Y los talismanes que compré hace un tiempo a Xellos también puede que hubiesen tenido relación con los Se?ores Oscuros de otros mundos… ?qué? ?no te lo dije? Perdí mis talismanes al destruir una de las partes de Shabranigudú, pero no me gustaría hablar de eso. No por ahora, al menos. Aún es... muy reciente.

En fin, la ruta estaba resultando bastante pacífica: llegamos a eso del mediodía a un peque?o pueblo cerca de la frontera con Lyzeille. Desde allí estábamos a un poco más de dos semanas de viaje a la ciudad de Telmord, lugar al que quería ir para tener noticias de Atlas antes de decidir si seguir camino hasta esa ciudad, o seguir por el camino de la costa hacia la Alianza de Estados Costeros. Esta última me tentaba más: existía la posibilidad de poder atracar, digo, erradicar a los grupos de bandidos del sector.

El pueblo solo tenía una posada, un peque?o edificio de dos pisos ubicado justo en el centro, frente a una plaza que servía de punto de reunión para el mercado local. Sentados junto a una ventana del restaurante del primer piso que daba a la plaza, podíamos ver el ir y venir de la gente con sus compras. Pronto apareció un grupo de cuatro hombres con aspecto tosco, y al cabo de unos segundos, los hombres entraron y se ubicaron en una mesa cercana a la nuestra. Por el rabillo del ojo los vi un tanto inquietos mientras esperaban que el due?o de la posada les llevara la comida.

Estaba terminando mi tercer plato de pescado con patatas, cuando las palabras "hechicero", "bandidos" y "recompensa" llegaron a mis oídos. Disimuladamente, solté mi tenedor y tomé mi vaso de jugo.

- … los soldados dijeron eso, por lo que creo que deberíamos intentarlo – dijo uno de los hombres.

- Pero si es cierto lo que dicen, no podremos emboscarlos. Ellos nos matarán antes de que los veamos.

- ?Tan poca confianza tienes? Somos cazadores: conocemos mejor el bosque incluso que los soldados. Podemos tender un par de trampas y los tendremos – dijo nuevamente el primer hombre golpeando su pu?o contra la mesa.

- Creo que tienes razón. Esos bandidos vienen huyendo desde Lyzeille, por lo que tenemos la ventaja del terreno – dijo el tercero.

- Oye, Lina, ?te vas a comer eso? - preguntó Gourry acercando su tenedor a mi comida. Lo sujeté por la mu?eca y le hice un gesto airado para que se quedara callado. ?l masculló algo y retiró su mano.

- ?Pero y el hechicero que los acompa?a? - preguntó la voz del segundo hombre. - Dicen que puede percibir a sus enemigos a medio kilómetro a la redonda – tuve que contener la risa – no podremos emboscarles si tienen a alguien así con ellos.

Los hombres se quedaron en silencio. Mientras, Gourry intentó nuevamente meter su tenedor en mi comida, iniciando un forcejeo en el que solo los tintineos de nuestros cubiertos marcaron el ritmo del tiempo.

- Tendremos que buscar a alguien que pueda con él – dijo de improviso el cuarto hombre que no había hablado.

Gourry y yo nos detuvimos al escuchar su voz, nos miramos y reímos divertidos. Para el aspecto de ese hombre en particular (que era más robusto que sus compa?eros), la voz no era una buena compa?era. Si lo hubieses escuchado, habrías creído que era un ni?o el que hablaba, o quizás que le habían cortado las…

?Eh! ?Esta bien! ?No lo diré! ?Pero debes admitir que pensarías lo mismo si lo hubieses escuchado! ?Y si vuelves a interrumpirme, no respondo!

… Los hombres voltearon hacia nosotros.

- ?Qué es tan divertido? - exigió saber el hombre de la voz graciosa.

- Oye, amigo, no te lo tomes a mal – comenzó Gourry con una lágrima de risa – pero tienes una voz un poco… peculiar…

- Nadie se ríe de Rhod y vive para contarlo – amenazó el primer hombre.

- Déjalos – dijo Rhod – solo los tontos pueden reír de una voz tan varonil.

Eso hizo que nos desternilláramos de la risa.

Claramente el grupo de hombres estaba bastante incómodo con nosotros, por lo que hice un esfuerzo para hablarles.

- Está bien… nos tomó de improviso – admití –, pero tampoco es para tanto…

- ?Te refieres a mi voz? - preguntó Rhod.

- Bueno, sí – respondí nuevamente tentada de reír -. Pero también de los bandidos.

Hubo un silencio en el que los cuatro se miraron sin entender.

- Explícate – exigió el primer hombre.

- Quieren capturar a un grupo de bandidos, ?no? Yo tengo experiencia en eso. Puedo hacerlo si me dan algo a cambio.

- ?Algo a cambio? ?Te refieres a la recompensa?

- Claro – lo apunté con mi tenedor - ?o tienes algo mejor que ofrecer?

Nuevamente silencio para cruzar sus miradas.

- No hay trato – dijo Rhod.

- Entonces vean ustedes cómo se las arreglan con ese hechicero…

- ?Acaso tú podrías?

- ?Es que acaso no me has visto bien?

- Solo veo a una jovencita menuda metiendo sus narices donde no le incumbe – dijo el primer hombre.

- Pues, estás hablando con la gran Lina Inverse, bella hechicera y genio – respondí haciendo gala de mi paciencia.

Otro silencio. Ahora que lo pienso, desde un inicio me pareció que eran un poquito cortos de entendimiento.

- Para la de cosas que se hablan de ti, pensábamos que Lina Inverse sería más alta, o que era una vieja, o al menos, un demonio…

Mi tenedor voló y se enterró en la pared de madera tras el hombre. Los otros tres dieron un respingo y voltearon a ver el tenedor que oscilaba amenazador.

- Oigan, chicos, no debieron decir eso – comentó Gourry despreocupado -. Es casi como si le dijeran que tiene el genio corto o busto peque?o…

La cabeza de Gourry terminó enterrada en lo que quedaba de su plato.

- Mu-muy bien, entendí la idea – dijo Rhod levantándose de su asiento -. Pero no queremos contar con vuestros servicios, mi se?ora – dijo en un educado tono de temor -. No queremos inoportunarla más. Solo déjenos salir de aquí con vida…

?Por qué habrán pensado aquello…? No me respondas.

Se marcharon raudamente de la posada.

- Las cosas que una tiene que soportar – comenté al aire.

Volví a poner atención a mi mesa. Normalmente no hablo de negocios mientras como, pero ya que había sucedido todo tan rápido, había dejado en pausa mi almuerzo. Pero al voltear no encontré ni pescado al vapor ni el guiso de verduras que minutos antes había llevado el posadero a mi mesa.

- Gourry… - siseé.

- ?Qué sucede, Lina? - su expresión vaciló al ver mi cara.

- ?Cómo te atreves a comerte mi pescado! ?Era mio! ?MIO!

Creo que está demás decir que tuve que pedir un almuerzo nuevo y pagado por él. Y que tuve que pedir que lo llevaran a mi habitación. Y que el due?o de la posada me pidió que evitara seguir arrojando los cubiertos como si se trataran de armas. Y… bueno, suficientes "y" por ahora.

En fin, había decidido que nos quedaríamos en ese pueblo a pasar la noche para seguir el trayecto al día siguiente. No tenía muchas ganas de caminar y acampar por tercera semana consecutiva. Los pueblos que habíamos visto hasta entonces eran tan peque?os que no disponían de lugar donde alojar. En uno incluso nos ofrecieron dormir en las pesebreras del alcalde… no fue una noche muy cómoda que digamos. Aunque disponía de paja para poder acomodar y dormir sobre ella, el aire frío de la noche se colaba por las rendijas. Desperté con dolor de cuello y un poco congestionada.

Aparte de las razones de comodidad, tenía en mente dar una vuelta por los alrededores apenas cayera la noche. No creía que aquellos hombres del almuerzo tuviesen éxito en emboscar a los bandidos fugitivos de Lyzeille, pero también existía la posibilidad de que junto a la recompensa lograra algún botín. Tampoco me hacía muchas ilusiones: si estaban huyendo, entonces debían cargar con muy poco. Pero si mi intuición era correcta, las pocas cosas que llevaran consigo tendrían algún valor. Algo que pudiera compensar unas horas de arduo esfuerzo, porque acabar con bandidos es un servicio muy sacrificado con la comunidad… Ya sabes, me gusta ayudar al prójimo…

?...Que si lo conseguí? Déjame primero narrarte lo que hice esa noche.

Gourry estaba convencido que no haría nada "extra?o" (eso dijo) convencido de que mi idea de partir temprano significaría dormir de un tirón. A veces es tan ingenuo, y más de lo que normalmente es…

Si supieras tan bien como yo que bajo esa larga cabellera rubia no hay cerebro, entenderías entonces por qué normalmente lo llamo "cerebro de medusa". Podrá ser un excelente espadachín, pero su habilidad es proporcional con su inteligencia… proporcionalmente inversa. Siempre hace comentarios fuera de lugar y que me sacan de quicio. O pregunta cosas que hasta un ni?o sabría. No entiendo cómo logré soportar que viajara conmigo tanto tiempo. Incluso sin su Espada de Luz, permití que viajara conmigo. Claro que lo hice con la intención de encontrarle una, porque fue en parte mi culpa que se quedara sin la suya. Y también he de admitir que ya era sumamente natural luchar a su lado. Fue asombrosamente rápida la manera en que logramos acoplarnos el uno con el otro al momento de pelear, y no solo con bandidos o hechiceros perversos, si no que también contra demonios. Además, tenía esa absurda forma de ser caballerosa que le impedía separarse de mí. ?Sabías que una vez dijo que me acompa?aría… para toda la vida? Por favor, o sea, ?vamos...! No sé qué sería de mí si...

Un momento. Creo que me desvié un poco. Volvamos a esa noche.

La cosa es que esa noche llamaba a buscar los bandidos fugitivos y Gourry dormía. El pueblo estaba tranquilo y la noche estrellada, ?qué mejor! Todo indicaba que sería provechosa. Incluso había visto pasar al grupito de Rhod el Agudo (así le puse, ?a qué me invento nombres geniales?) volver de su aventura derrotados y con un hombre menos, por lo que la recompensa solo tenía un nombre a esas alturas, y era el mio.

Saltemos la parte obvia, esa donde ocupo el Levitation para escapar de mi habitación y corro al bosque, rumbo a la sierra.

Si yo fuera la líder de un grupo de bandidos que estuviese escapando de la justicia, lo más probable es que buscaría un lugar donde resguardar mi retaguardia. Y eso lo ofrecía la pared de la sierra cercana al pueblo. Además, los árboles comenzaban a ralear mientras me acercaba allí, lo que a ellos les daría mayores opciones de divisar a sus perseguidores. Debía buscar una forma para caer de sorpresa sobre ellos. La pregunta era ?cuál treta usaría? Se me ocurrieron diversas opciones: la joven perdida y perseguida; caer desde el cielo en medio del campamento... Esa la descarté de inmediato. Seré poderosa y ágil, pero tampoco me gusta ser una presa fácil.

Todavía tenía otra opción y mi favorita: lanzar una Fire Ball justo cuando estuviesen todos sentados alrededor de una fogata.

Ahora debía pensar en el hechicero que los acompa?aba. ?l era la prioridad.

?Si era tan hábil cómo dijeron? Déjame decirte que nadie es capaz de sentir a alguien en medio kilómetro. No un humano, al menos. Así que lo más seguro es que se tratara de alguien que había inflado mucho su ego.

No fue difícil ubicarlos. Dioses, apestaban bastante.

Me escondí tras un árbol e intenté escalarlo para vigilar desde su copa. Pude contar a doce individuos junto al fuego, algunos sentados y otros de pie. El hechicero supuse que sería el hombre que llevaba una barba a medio afeitar y guantes con talismanes en las mu?ecas. Todos los demás usaban el típico traje que un bandido común utilizaría, así que solo él resaltaba con esos talismanes. Gracias al silencio de la noche y mi gran oído pude distinguir fragmentos de sus conversaciones, hasta lograr distinguir lo que esperaba: el botín.

- ?… deberíamos haber seguido a esos hombres?

- Si lo hacíamos, los habríamos alcanzado llegando a alguna aldea, y eso nos habría expuesto.

- ?Pero lograron huir!

- ?Sí, lo sé! ?Idiota! ?Pero debes admitir que con un demonio en su camino no se fijarían en nosotros!

"Bien, el hechicero puede invocar demonios".

- ?Y dónde quedó el botín?

- Quedó en la cueva, allá arriba.

- ?Cree que deba ir allí y vigilar?

- ?Para qué? Nadie se atrevería a venir a la sierra de noche.

"Yo sí, je, je, je".

Elevé mis ojos para intentar vislumbrar la entrada de la cueva que habían nombrado. Al hacerlo pude ver nubes cubriendo rápidamente el cielo. "?Acaso se aproximaba una lluvia?", pensé con desgano. No tenía intenciones de mojarme, así que decidí actuar rápido. Ya podrás imaginar que mi plan era la Fire Ball rápida en la fogata. Estaba a punto de lanzarla cuando sucedió.

?Un poderoso destello iluminó la noche!

Sonó un trueno como una gran explosión. Pero lo que me dejó helada fue la descarga de energía que sentí correr por mi cuerpo. ?Me había alcanzado el rayo…?

Caí del árbol con un golpe sordo.

Luego de un segundo que me pareció eterno, me di cuenta que no fue así. Me incorporé torpemente sujetándome del tronco y respirando entrecortado. La lluvia comenzó a caer suavemente mientras los relámpagos parecían tímidas luces luego de aquel destello. Mi corazón se aceleró tan bruscamente que me dolía el pecho y el sudor se confundía con la lluvia en mi frente. Noté mis manos heladas y un leve temblor me recorría las piernas.

- ??Qué fue eso?!

?Mierda! ?Me había olvidado también de los bandidos!

Pero, por suerte, no se habían percatado aún de mí. El que lanzó la pregunta a grito pelado fue el hechicero que también había caído a la tierra. Eso significaba que no se trataba de algo normal lo que había sucedido, si él también se vio afectado.

- Yo… yo también lo sentí… - dijo el hombre a su lado – Pero fue como un balde de agua fría. Quizá el trueno nos asustó a todos… - recorrió con la mirada a los hombres que parecían confundidos.

- No, no fue eso – dijo el hechicero -. Algo más ocurrió. Pude sentirlo. Es extra?o, jamás había sentido algo así… - dio vueltas sobre sí mismo buscando el origen de la descarga. Otro relámpago iluminó la noche.

De pronto, el hechicero me vio.

"Ups".

- ?Intrusa!

"?Muy bien! ?hora de actuar!".

- ?Dill Brand! - hice explotar el suelo bajo los pies del hechicero. Si el podía invocar demonios, no debía darle la oportunidad de hacerlo.

- ?Atrápenla! - gritó un hombre.

Saqué mi espada corta y detuve al primer hombre que me dio alcance. Mientras había murmurado un hechizo que lo solté en su propio cuerpo:

- ?Van Reil!

Consejo: nunca lo hagas sobre una persona. Normalmente uno lo ocupa desde una pared o un árbol, creando distintos filamentos de hielo, como una enredadera. Aunque cumplió su función y atrapé con ella a tres hombres (contando a mi amigo de la espada), el primero en realidad fue atravesado por el hielo. Si te soy sincera, no esperaba algo así. Era primera vez que me sucedía algo como aquello.

Pero no tenía tiempo para asquearme con la visión.

- ?Flare Arrow!.

El hechicero estaba de pie y me atacó. ?Agh! ?Había alcanzado a saltar antes de que le explotara el Dill Brand! Bueno, pero no era el único que sabía lanzar flechas.

- ?Freeze Arrow! - le devolví luego de esquivar las flechas de fuego y preparé enseguida otro en caso de que él también las evadiera.

No fue necesario. Después de todo, el hechicero nunca fue la gran cosa; vaya decepción. Logré darle de lleno, y se congeló, por lo que lancé mi hechizo sobre otro desgraciado, me deshice de otro más con mi espada y corrí tras los que decidieron huir. ?Y pensar que le dieron problemas a Rhod el Agudo!

Corrían rodeando la pared de roca de la sierra. Sería pan comido…

- ?Mierda! - algo agudo y frío pasó silbando en el viento, rozando mi rostro.

No estaban huyendo: ?habían hecho distancia para dispararme con unas cerbatanas!

Me escondí rodando tras un árbol y escuché peque?os golpes en el tronco. Me revisé rápido por si me habían dado, y para mi tranquilidad, no lo consiguieron. Entonces me asomé por un segundo y alcancé a divisar que de los seis bandidos que habían corrido delante mio, tres se quedaron a intentar detenerme.

"Parece que les gusta dividirse por la mitad…".

No tengo los reflejos de Gourry, así que no sacaba nada con intentar desviar los dardos con mi espada. La situación me daba pie para otro Van Riel, pero no sería divertido lanzar el mismo hechizo. Así que opté por recitar otro:

- ?Burst Rondo!

Con eso los distraje, pudiendo pasar con mi espada entre ellos. ?Jamás te metas con la gran Lina Inverse!

- ?Ay! - mi cara comenzó a tensarse. Las cerbatanas tenían alguna especie de veneno que hacía que se me paralizara la mejilla.

Cómo les di alcance a los que faltaban fue muy aburrido, así que no esperes que te lo cuente, pero al menos me quedé con el botín. Por suerte, el veneno que usaban no era nada que un buen Dicleary no sanara. Amarré a los que seguían vivos y los dejé bajo la lluvia mientras revisaba la nada despreciable bolsa de monedas de oro y joyas. Si sumaba la recompensa por los bandidos que pensaba cobrar al día siguiente, se podría decir que era una buena noche. Pero entonces, volvió a ocurrir.

Esta vez pude ver un rayo que bajó del cielo a la cima de la gran pared de roca que daba inicio a la sierra. Algunas rocas se desprendieron y rodaron por lo que corrí alejándome lo más que pude. Y nuevamente una descarga, más potente recorrió mi cuerpo. Incluso sentí algo familiar en ella, pero en ese momento no supe de qué se trataba.

La lluvia cayó con mayor intensidad.

Mi curiosidad estaba al límite, por lo que (y como podrás imaginar) decidí echar un vistazo.

Me elevé casi pegada a la roca usando el Ray Wing. La lluvia parecía resbalar por mi barrera de viento, así que veía un poco difuso, como si estuviera mirando por un vidrio empa?ado. Por culpa de eso, me costó distinguir que ya había alcanzado la cima y fue cuando me di cuenta que no había más pared que decidí cancelar mi hechizo. Aterricé suavemente sobre la roca, instante que otro relámpago hizo recortar mi silueta contra el cielo. Entonces, di un respingo al ver el cráter humeante dejado por el rayo.

?Piensas que me sorprendí por un cráter? Oh, no pienses así, que te hace parecer a Gourry (si te ofendiste, cosa tuya, amigo/a). Lo que me sorprendió fue lo que vi allí. Y no, no se trataba de seres venidos del espacio ni cosas raras.

Lo que había en el fondo del cráter era una ni?a.