París, mayo de 2014.

Luego de pagar el valor de un expreso doble en el mesón de atención, André se acercó a uno de los ventanales de Starbucks ubicado en la 90 Rue Saint-Dominique, dispuesto a esperar con paciencia que vocearan su nombre con el aviso del pedido listo. Como era esperable, el café estaba abarrotado de gente, pues los que no compraban, buscaban guarecerse de la imprevista lluvia que en esos momentos golpeaba intensamente los cristales. Alzó la vista y observó el cielo, pese a que aún no anochecía, el mismo estaba oscuro debido a las nubes, sin embargo, sonrió, amaba la ciudad de las Luces y su, a veces, cambiante clima.

Había llegado hace aos desde Roubaix, localidad del norte de Francia en la que había terminado de crecer cuando su familia emigró de Arras. Desde nio tuvo claro lo que quería de su vida, ser policía para proteger a la ciudadanía era su sueo, por eso, apenas cumplió dieciocho aos, ingresó a la escuela nacional de policías, de la cual, obviamente, egresó con honores.

Un empujón lo desestabilizó, provocando que a su vez empujara levemente a quien estaba a su espalda.

-Lo lamento, no fue mi intención…- musitó volteando.

Se encontró de frente con los ojos azules más espectaculares que había visto. Sintiéndose un imbécil apenas escuchó que la rubia y alta joven, desestimada cualquier problema antes de dar media vuelta para salir del café. Siguiéndola con la mirada y casi sin pestaear, la vio abrir un paraguas rojo y caminar en dirección al este.

Sin poner atención a que su pedido estaba listo, simplemente salió del café. Con la lluvia empapándolo, comenzó a seguir la rubia y larga cabellera que se resguardaba bajo el vistoso paraguas. La sensación de que ya había visto a quien lo tenía hipnotizado, apenas lo dejaba pensar con coherencia.

Caminó por la Avenue Joseph Bouvard mientras maldecía la moda de los paraguas rojos, se sentía buscando una aguja en un pajar. De pronto, fue aporreado contra un muro. Un firme antebrazo le presionaba la manzana de Adán.

-Por qué me sigues?

Pestaeó varias veces tratando de evadir el agua que le mojaba el rostro. Sin embargo, esa cercanía le ayudó a recordar todo perfecto.

-Te vi en las pruebas de ingreso a la BRI*- contestó rápido -En la última charla, estabas sentada dos filas más adelante que yo.

-A tu derecha o izquierda?- insistió ella sin soltar la presión, dejándole justo el espacio para respirar.

-Cuarenta y cinco grados a mi derecha.

Oscar lo soltó bruscamente y mirándolo fijo, repitió.

-Por qué me sigues?

-Quería saludarte, no conozco a mucha gente en París- mintió, pero no le importó, no iba a dejar pasar esa oportunidad. Además, tampoco era algo tan grave esa mentira blanca, pues estando en la institución de policía, tampoco había demasiado tiempo para la vida social. -Me agradó ver un rostro familiar, más aún cuando tenemos cosas en común.

-No me conoces, no sabes si tenemos cosas en común.

-Ambos postulamos a la BRI y para ingresar, debes ser policía. Eso ya nos asemeja en varios sentidos, además creo que tenemos la misma edad.

-No es así- ella sonrió de lado -Sí no mientes y estabas cuarenta y cinco grados atrás a mi derecha, eres André Grandier y tienes un ao más que yo, escuché cuando te nombraron y dieron tus datos- se colocó un mechón de cabello tras la oreja -No eres el único con buena memoria, aunque admito que me impresionaste, eres rápido para contestar, aunque lento para reaccionar. Muéstrame tu identificación y comprueba lo que dices.

André sacó del bolsillo trasero de su pantalón una cartera de cuero, la abrió y le enseó la identificación que se veía tras el plástico transparente.

-Me pillaste desprevenido…- murmuró devolviendo el porta documentos a su bolsillo.

-Y eso que eras tú quien me seguías…- se burló y extendió la diestra presentándose -Oscar Jarjayes.

-Te llamas Franoise- estrechó la enguantada mano -No Oscar, también escuché tu nombre.

-Me gusta que me digan Oscar, así me tratan como a un igual cuando pido información a desconocidos.

-Eso, si no te ven…- bromeó.

-Siempre trato que no me vean, a menos que sea necesario- lo miró a los ojos -Y ahora qué? Tu plan es que permanezcamos bajo la lluvia? Yo tengo paraguas, pero tú… pareces un gato mojado- sonrío divertida al ver la chaqueta de cuero pesada por el agua y los oscuros jeans en las mismas condiciones, el sweater que llevaba abajo al parecer era lo único que no estaba maltrecho.

-Tengo la ropa interior y los pies secos- contestó él ante el escrutinio. Comenzó a reír cuando ella se puso colorada, se levantó un poco el chaleco -Me refería la camiseta…

Oscar lo ignoró un tanto avergonzada y miró hacia un lado. Su sentido común le indicaba irse, pero sus pies no le obedecían y, en el fondo, tampoco quería alejarse.

Y aquella noche caminamos juntos, sin importar la lluvia
Aquella prisa por saber quién eras, y por rozarte un poco
Dónde estabas, habías ido antes por ese lugar?
Creo que sí, te había visto, y no me atreví a hablar
Y como si esto fuera un sueo, te encuentro aquí conmigo
Y parecía que ya lo había vivido

-Te invito un trago…- al ver duda en los ojos que lo tenían hipnotizados, André insistió rápidamente -Abandonarías bajo la lluvia a alguien que acabas de aporrear sin razón?, al menos, acompáame hasta que me seque un poco.

-Puedes irte a tu casa y secarte ahí.

-Me acompaas a mi casa?

-No te pases de listo…- Oscar miró primero a su alrededor y luego su reloj de pulsera, aún era temprano y en realidad no tenía nada que hacer. Además, le había prometido a Marie, su amiga del colegio y, en realidad la única que conservaba, ser más sociable y no repetir la experiencia del cuerpo de policías, institución en la cual le llamaban "la comandante" y todos le rehuían debido a su seriedad, aunque, en realidad, era más bien timidez... pero antes muerta que confesar algo así.

-Está bien, un trago y estamos.

André sonrió dejando ver los dos adorables hoyuelos que se le formaban en las mejillas y sus perfectos dientes blancos. Gesto cuidadosamente estudiado, pues sabía que era una de sus mejores cartas a la hora de conocer una chica. De inmediato recordó a su abuela materna, agradeciéndole llevarlo a empujones al ortodoncista.

Caminaron uno junto al otro por las calles de París, Oscar, que acostumbraba a avasallar a todo el mundo aún sin proponérselo, guió los pasos de ambos hacia el bar 9th Arr. Inclinó el paraguas hacia el centro.

-Sólo pretendo evitarte una pulmonía- se justificó cuando André la miró sonriendo. Carraspeó incómoda al notar como esos impertinentes ojos verdes brillaban suspicaces.

Aquellas frases que yo ya había oído
Aquellas manos que ya había sentido no, no!
Juro que esto ya lo había vivido
En esas noches que soé contigo
Sin tú saberlo te había poseído no, no!
Juro que esto ya lo había vivido

Al llegar al bar, André tragó fuerte, pues supo de inmediato que la cuenta de ese sitio tan turístico y exclusivo, le iba a costar bastante más de lo que acostumbraba pagar en una noche de copas, pero no le importó. Sabía que valdría la pena.

Debido a que no era tan tarde consiguieron mesa de inmediato, con las chaquetas colgadas en los respaldos de las sillas ambos apenas aguantaron una carcajada al ver que estaban vestidos casi iguales, sweaters de cuello alto color negro y jeans azul oscuro un tanto ajustados. Ella con botas negras hasta la rodilla y él, botines de cuero del mismo color. André pidió una cerveza y Oscar también. Cuando les ofrecieron vasos, ambos los rechazaron al mismo tiempo. Con los botellines en la mano se miraron a los ojos.

-Supongo que deberíamos brindar por ser compaeros.

-Nadie ha dicho que aprobaremos, de cien postulantes solo quedarán veinte- dijo Oscar mirándolo fijo y tratando de entender por qué estaba tan cómoda con él. Recién estaba conociéndolo y sentía que podía decirle cualquier cosa. Un sentimiento de familiaridad la envolvía cada vez que lo miraba.

-Tú y yo sabemos que lo haremos- André chocó el cuello de su botellín con el de ella -Seremos los nuevos integrantes de la Brigada de Investigación e Intervención de París- fijó la vista en los rosados labios que tenía al frente y sonrió.

-Deja de sonreír así- le dijo ella con las mejillas sonrojadas -Pareces un chiquillo bobo y ya no tienes edad para eso.

André soltó una carcajada sonora y contagiosa, ambos terminaron riendo sin saber muy bien por qué.

Las horas pasaron volando mientras ambos relataban sus historias. l siendo hijo único de una familia de clase media, con una infancia tan normal, que lo único que encontraba destacable era el cambio de ciudad debido al trabajo de su padre, aunque, en realidad, eso no significó ningún tipo de dificultad, pues así como jamás tuvo problemas en el colegio con los deberes, tampoco lo tenía para hacer amigos. También le comentó que además de ser policía desde hace casi siete aos, había estudiado los tres aos de derecho que lo facultaban para postular a la BRI, mas no para ejercer, pues para eso necesitaba una maestría y no se veía trabajando en tribunales u oficina, lo suyo era el trabajo de campo. En idiomas, dominaba el inglés a la perfección y bastante de espaol. Ella, la quinta hija de una familia muy acomodada, menor por varios aos de la hermana que la antecedía, por lo que había crecido bastante sola y rodeada del personal de servicio. Sin embargo, a diferencia de André, su vida sí tenía momentos complicados, destacando el ser suspendida de varios colegios de élite los primeros aos por siempre andar arreglando todo a los golpes y, además, tener una relación demasiado ambivalente con su padre, un hombre autoritario contra el que se revelaba cada vez que podía.

Ni siquiera aos de terapia habían solucionado eso, aunque obviamente no lo dijo, así como tampoco comentó que próximamente el jefe de su familia, también sería director de la Fuerza Nacional de Intervención Policial, organismo que se encargaba de coordinar y comandar el funcionamiento de las distintas ramas de la BRI y RAID* en casos de emergencia, y que la principal razón para postular tan anticipadamente, era evitar murmuraciones de nepotismo. En lo profesional, había asistido a la academia de policías de París y en paralelo, estudiado psicología durante cinco aos y varios cursos de análisis computacional, además de saber inglés gracias a su educación básica, sumándose los idiomas ruso y arabe siendo adulta. Todo a fin de entrar lo más joven posible a la institución encargada de combatir el crimen organizado y terrorismo, lo cual, por cierto, no tuvo problemas en mencionar, pues estaba más que orgullosa de su curriculum.

Y como siempre el tiempo pasa deprisa, amaneció de pronto
Oh! Nos sorprendió la luz de la maana, abajo del portal
Con tus manos en mis manos, y con las ropas húmedas
Con el sueo en los ojos, pero feliz de estar allí
Y todo fue como un instante, ni tiempo tuve de decirte
Que parecía que ya lo había vivido.

Aún riendo salieron del bar y sólo cuando les pidieron que se marcharan sin ningún tipo de protocolo, pues habían hecho caso omiso a todas las peticiones anteriores. Lo estaban pasando tan bien, que a ambos les dolían las mejillas de tanto reír, carcajadas que gracias al alcohol, eran cada vez más persistentes y ruidosas. Lo único que no hicieron fue bailar, ya que, pese a la insistencia de André, ella no se atrevió a tanto. Estaba dispuesta a relajarse, pero no a ese extremo, por lo que se dedicaron a hablar de sus sueos en la institución a la que postulaban, compararon sus marcas en las pruebas de ingreso que consistían en desafíos físicos, de tiro, entrevistas psicológicas, disparos con discernimiento en ambientes hostiles y simulacros de detención a individuos peligrosos. Más rieron cuando Oscar debió reconocer que André era tan bueno como ella, pues sus puntajes eran bastante similares.

Ella caminaba con las manos en los bolsillos de su impermeable, hasta que él le ofreció un brazo y, después de dudar unos segundos, aceptó. Siguió caminando en silencio mientras André encendía un cigarrillo, sonrió mientras observaba los adoquines que de a poco, se iluminaban con la luz del alba, la humedad mojándole la suela de las abrigadas botas y las gotas de lluvia que quedaban rezagadas en las cornisas, cayendo de vez en cuando sobre los hombros o la cabeza. Disfrutando del cómodo silencio que se instaló entre los dos, se mordió el labio inferior al pensar en Marie aguantando una infantil sonrisa, pues cuando le contara lo que había hecho esa noche, sabía que haría ese baile ridículo de la victoria que tanto le gustaba realizar.

-La próxima vez me dejarás invitarte, promételo- dijo André haciendo alusión a que no le permitiría pagar nuevamente a medias.

Oscar levantó la vista y sonrió a quien le había dado una noche llena de risas e historias. Una de las mejores noches de su vida, tan inesperada e intensa, que se sentía como si un huracán la hubiera remecido de los pies a la cabeza.

-Ya veremos si habrá una próxima vez…- se detuvo -Llegamos.

André miró el elegante edificio frente al que se habían detenido, silbó impresionado.

-Sí que tienes dinero… porque que de policía no se gana tanto.

-Esto es de mi familia, por eso postulé a la BRI… pagan más- guió un ojo.

-Eso es verdad- él sonrió ampliamente.

-Te dije que dejaras de sonreír así…- desvió la mirada.

-Me darás tu número de teléfono?

La voz que sonó ronca la hizo mirarlo de frente nuevamente.

-Para qué?- sonrió -Nos veremos nuevamente en dos meses más, cuando ingresemos a la preparación.

-Y cómo sabré de ti durante ese tiempo?

-No sabrás- está vez sonrió ella, tanto, que sintió las mejillas tirantes y los ojos entrecerrados.

-Ok, me parece bien… pero desde ya te digo, soy de los que prefiere pedir disculpas a permiso- colocó una mano en la mejilla de ella y se inclinó para besarla, pues medía al menos diez centímetros más.

Oscar abrió los ojos un tanto sorprendida ante esa acción tan espontánea, sin embargo, enseguida un hormigueo le recorrió la espalda y sin siquiera proponérselo, cerró los ojos, entregándose al beso que no esperaba pero que tampoco quiso rechazar. En segundos, mandó al diablo todos los pensamientos que le decían que eso era impropio y quizás mal visto, olvidó que recién lo venía conociendo y que siempre existía la posibilidad de que él le hubiera mentido en todo lo que le contó de su vida. Nada le importó y, pese a que ya había besado en otras ocasiones, supo de inmediato que lo que estaba haciendo era diferente, pues esta vez no era un beso imberbe ni nervioso como los de su adolescencia, tampoco torpe ni apurado, como cuando cedía a alguna invitación de quienes le presentaban sus hermanas o Marie. Era un beso que le hizo hormiguear la piel debido al calor que sintió y que le dobló las rodillas, más aún cuando sintió la tibia lengua enredándose con la suya. Percibiendo el sabor a la cerveza y tabaco, gimió de gusto y enlazó los brazos el cuello de quien había conocido sólo horas atrás.

Aquellas manos que ya había sentido
Aquellas frases que yo ya había oído no, no!
Juro que esto ya lo había vivido
En esas noches que soé contigo
Sin tú saberlo te había poseído no, no!
Juro que esto ya lo había vivido

Se separaron jadeantes y acalorados, miradas verdes y azules brillantes por el deseo que había despertado entre los dos.

-Invitame a subir a tu departamento- dijo André al tiempo que la tomaba de la cintura y se disponía a besarla nuevamente.

-No- respondió su beso -Ya he roto demasiadas normas por hoy.

-No soy de los que insisten.

-Eso está bien, porque no soy de las que cambian de opinión- contestó la pícara sonrisa que él le brindaba.

Se besaron otra vez, en esta oportunidad, refugiados en un recoveco del portal.

-Me iré a Roubaix maana… mi familia me espera para pasar el verano.

-Lo sé, ya me lo dijiste… y yo me iré a Grecia…

-Lo sé, me lo dijiste también, con Marie…

Otro beso, esta vez más ardiente que el anterior.

-Sí, con ella- confirmó Oscar sintiendo que los labios le quemaban.

-Y pese a que no hay ninguna posibilidad de vernos durante ese tiempo, no me darás tu número de teléfono?

-Dijiste que eras de los que no insisten- sonrió contra sus labios -Puedes buscarme en Instagram y enviarme un DM.

-No tengo redes sociales, las detesto- la besó nuevamente.

Oscar finalizó el beso y se separó de él lentamente, mirándolo a los ojos sonrió, ocultando que ella tampoco tenía, pues, qué policía serio postearía su vida para que cualquier persona la viera?

-Nos vemos en dos meses- dijo caminando de espaldas hasta la puerta de cristal. Enseguida el portero abrió dejándola entrar.

André dio un paso para seguirla.

-Te dije que no soy de las que cambia de opinión.

l sonrió y le guió un ojo mientras se detenía antes de hablar.

-Entonces, supongo que nos veremos en dos meses- metiéndose las manos en los bolsillos, se mordió el labio inferior.

Ella asintió y dio media vuelta para entrar. Volteó cuando él la nombró.

-Olvidamos tu paraguas en el bar…

-No importa, era de Marie, jamás compraría algo tan vistoso por opción propia- sonrió por última vez y cerró la mampara.

Caminó hacia el ascensor sin atreverse a voltear, pues sentía que la mirada de André le quemaba la espalda y también sabía que, si lo miraba una vez más, iba a terminar invitándolo a su departamento, pues no entendía por qué le parecía una acción de lo más natural a pesar de casi no conocerlo y eso, sumado a no tener más experiencia que unos cuantos besos locos, era demasiado para su siempre estructurada cabeza. En fin, sólo el tiempo le indicaría si esa decisión estuvo bien o mal, después de todo, dos meses pasaban rápido, o no?

Continuará…


Y bueno, llevaba tiempo dándole vueltas a esto y un día, como ocurren las mejores cosas, es decir, sin buscarlo, escuché a Franco de Vita y listo… todo tomó forma en mi cabeza y aproveché el impulso, así que este prefacio se transformó en un songfic además (escuchen "Ya lo había vivido" y me entenderán) y aprovecho que en Chile ya es 26 de Agosto, para publicarlo en honor a André, complejo personaje jejejejeje.

Como ya se dieron cuenta, la historia principal ocurrirá en la actualidad y los personajes tienen algunos rasgos OoC, es decir, André es bastante seguro de sí mismo y Oscar, mucho menos formal (entre otras cosas que irán viendo a medida que avancemos)... Ah! a no olvidar que los tiempos son otros, en pleno siglo XXI las cosas ocurren de manera muy diferente al siglo XVIII, así que pónganse en contexto.

Para dejar establecidas fechas, Oscar nació en 1990 (diciembre) y André en 1989 (agosto). Dato a considerar más adelante.

IMPORTANTE: No crean que dejaré inconcluso lo que estoy haciendo en paralelo, lo haré, aunque tarde, juro que lo haré XD.

Agradezco profundamente a mis marginales del beteo (Cilenita79 y Krimhild) y especialmente a Moi Gaudin, que me ayudó con la investigación base.

En fin, espero les haya gustado esto y se animen a seguir leyendo cuando publique lo que continúa. Un abrazo a cada una y ya saben… Dejen review, que esa es la paga de cada fanficker que se quema las pestaas para entretenerlas (No hay es necesario estar registrada para comentar, solo basta con presiona el botón correspondiente, aunque siempre es mejor que se registren, aunque sea con su perfil de fcbk, ya que así les puedo comentar)

Un abrazo a cada persona que lee y por fa, cuídense mucho!


Notas:

BRI / BRI-PP: Brigada de Investigación e Intervención (BRI), cuando tiene además las siglas PP, es porque pertenece a la rama parisina y la diferencia principal, es que hay menos cupos de postulación y sus integrantes entran a servicio activo de inmediato, en cambio en la BRI, que es a nivel nacional, sus integrantes están en reserva durante tres aos. Esta brigada es también llamada "antigang" y es la unidad de investigación e intervención de la policía judicial francesa. Luchan contra el crimen organizado y el terrorismo, mediante la realización de investigaciones e intervienen durante las grandes crisis. Trabajan con armas, propios vehículos terrestres (coches y motos), aviones y hélicopteros. Está compuesta por hombres y mujeres, y habitualmente visten de civil.

Para postular a esta institución se debe tener menos de treinta y cinco aos, y ser policía durante al menos tres, además tener estudios superiores, de preferencia, derecho. Las pruebas físicas y de habilidades con armas son arduas, hay un estricto control psicológico y muchas evaluaciones de reacción frente a estrés. Sólo se abren las postulaciones una vez cada ao.

RAID: Unidad de élite de la policía nacional francesa, su nombre significa Recherche, assistance, intervention, dissuasion (Investigación, asistencia, intervención, disuasión). Interviene principalmente en situaciones de máxima gravedad cuando se requieren técnicas y medios específicos, para neutralizar individuos especialmente peligrosos bien negociando con ellos o interviniendo directamente. Su papel es mayor en situaciones de crisis, como secuestros con rehenes, fugitivos atrincherados o detenciones de delincuentes peligrosos. También contribuyen con las unidades dedicadas a la lucha antiterrorista, especialmente en labores de seguimiento e información de grupos o personas susceptibles de cometer actos terroristas en suelo francés.

Ambas instituciones actúan en conjunto cuando la Fuerza Nacional de Intervención Policial así lo indica. Esta es es una estructura operativa que coordina diversas unidades especiales de respuesta de la Policía Nacional. Cuando se activa, se compone de RAID y sus siete sucursales regionales, BRI-BAC, la brigada de la Anticomando Paris y los tres GIPN (unidades basadas en el extranjero). El comandante de la operación asume el mando operativo de FIPN tras la activación.