Crónicas del Agua


Una noche de Invierno en la Aldea Oculta entre la Niebla, a unas horas de haber nacido.

En el País del Agua las noches suelen ser calurosas, incluso durante el invierno, la brisa que entra por las ventanas se percibe caliente y húmeda. Pero ese 27 de diciembre, la Mansión Uchiha se sentía fría, junto con la luz de la luna que se colaba tras las delgadas cortinas de la habitación principal.

Una peque?a recién nacida dormía en su cunita, custodiada por dos pares de ojos negros curiosos.

-Está muy arrugada. Parece una pasita. - unos deditos tocaron un cachetito de la bebé haciendo que respingara un poco la nariz.

-No la toques menso- le apartó la mano- la despertarás y es normal que luzca así, acaba de nacer. – rodó los ojos el menor de ellos, aunque a veces parecía al revés.

-No me digas qué hacer tarado- ambos chicos intercambiaron miradas de odio y se apretaron el cuello el uno al otro. La bebé emitió un suave sonidito gutural, aún agarrados la miraron esperando no haberla despertado. Cuando vieron que seguía durmiendo los dos suspiraron tranquilos.

-Obito-kun…Shisui-kun…

- ?Mama! - corrieron junto a la mujer que descansaba en la gran cama frente al cunero. Con cuidado se sentó entre las almohadas y les indicó que se acercaran. Cada uno quedando bajo el resguardo de un brazo.

- ?Ya han conocido a su hermanita? - los dos asintieron- Su nombre es Hinata y de ahora en adelante será su deber protegerla. Estoy segura que serán hermanos mayores grandiosos. -sonrió

-?Cuenta con nosotros! Nunca correrá peligro mientras Super Hermano Mayor Obito esté aquí- El pelinegro ajustó sus goggles y levantó su dedo pulgar en se?al de victoria. Shisui solamente la abrazó más fuerte conteniendo las lágrimas.

-Escuché lo que dijeron los doctores ?Es verdad? - susurró este último.

La mujer de cabello largo negro azulado y ojos lilas lo miró con ternura. –Si, es verdad mi amor, lo siento. - Obito parpadeó sin entender.

-Escuchen bien Obito, Shisui, ustedes siempre serán mis hijos, sin importar que no hayan salido de mi vientre, ustedes son mis queridos hijos ?lo saben verdad? - algunas lágrimas abandonaron sus ojos cayendo sobre las cabecitas negras de los ni?os. – Fui bendecida con dos varoncitos y una mujercita. Quiero que recuerden que ser su madre ha sido el mayor privilegio que he tenido y si hubiera alguna forma, daría lo que fuera para permanecer un minuto más a su lado. Fui realmente feliz gracias a ustedes, por favor, cuiden a Hinata en mi lugar.

-Te amo mamá- lloró en silencio Shisui aferrándose a la mujer que lo había cuidado desde que podía recordar. Obito lloró a moco tendido apretando la cintura de su madre, quien por alguna razón había perdido el color y se sentía como una marioneta, tenía los ojos cerrados y una dulce sonrisa adornaba su rostro.

De pronto toda la calma se volvió un caos. La puerta de la habitación se abrió de golpe, muchas personas entraron, hubo gritos, golpes, reclamos. Obito aferrándose al cuerpo de la mujer inerte, Shisui tratando de apartarlo. Hinata comenzó a llorar a todo pulmón.


Una muy cálida ma?ana de Verano en la Aldea Oculta entre la Niebla, a los 5 a?os de edad.

Actualmente eran recuerdos un tanto borrosos, habían pasado 5 a?os desde aquél triste día. Shisui Uchiha veía desde el balcón de su habitación el vaivén de las olas del mar, ahora que contaba con 12 a?os, casi 13, y finalmente era un shinobi, estaba listo para ir al País del Fuego a tomar el examen para convertirse en un chunin. O al menos su sensei lo había recomendado junto con su equipo genin.

Tenía que admitir que estaba nervioso, después de todo le había tomado tres intentos a Obito pasar dicho examen…pero bueno, todos sabían que su hermano mayor no era el más brillante del Clan. Y aun así tampoco se le podía considerar débil.

Con 17 a?os su hermano mayor vivía en Konoha, y era miembro del equipo del famoso rayo amarillo. Conformado también por el reconocido Kakashi Uchiha, quien era medio Uchiha medio Inuzuka. Todo un prodigio.

- ?Oooniii-chann! - Su hermana menor se encontraba en la playa agitando fuertemente su mano para saludarlo. Llevaba su cabello suelto que ya llegaba a sus hombros y un lindo vestido blanco hasta los tobillos. El sol resplandecía en sus hermosos ojos lilas.

Sonriendo saltó del balcón hasta al jardín y de ahí avanzó hasta la orilla del mar donde se encontraba la peque?a quien corrió hasta él dándole un gran abrazo. Acariciando su cabello se percató que estaba temblando.

-?Hina?- alzó la cabeza sin soltarlo. Tenía los ojos llenos de lágrimas. -?Es cierto lo que dice Otou-san? ?Te irás al igual que Obito-nii-chan?

-Hina…solo será un par de semanas. Luego del examen volveré a casa. - siguió acariciando su lacio cabello negro azulado tratando de consolarla.

-Obito-nii-chan dijo lo mismo, y solamente volvió por sus cosas. Si tú te vas, estaré completamente sola- enterró la cabeza en su cintura.

-Chibi…no será así lo prometo. Además, Papá seguirá aquí, nunca has estado sola- infló sus cachetes en puchero, siempre lo hacía cuando la llamaban de esa forma.

-Papá está ocupado todo el tiempo, lo veo muy poco..y no me digas chibi- infló aún más sus cachetes carmesí.

-No te preocupes, te prometo que volveré, además pronto entrarás a la Academia y harás muchos amigos. Y algún día, tú también irás a hacer tu examen para convertirte en Chunin.

Sonriendo ambos ni?os se tomaron de la mano y caminaron a la casa. Al llegar atravesaron los grandes pasillos de la Mansión. En el recibidor había una pared donde estaba pintada una gran flama elogiando al Clan Hyuuga. En la pared contigua se encontraba el Abanico rojo y blanco de los Uchiha sobre una ola azul de mar representando el País del Agua.

Siguieron caminando hasta llegar a la sala donde su padre leía el periódico. Eran grandes sillones de ratán y tela blanca. Había helechos, enredaderas en macetas colgantes y palmeras por todos los rincones.

-?Otou-san!- la peque?a soltó a su hermano y saltó directo al cuello de su padre. ?ste apartó su periódico y la acomodó sobre sus piernas.

-Shisui siéntate un momento-

El joven se acomodó en un sillón frente a su padre. Casi podía adivinar las palabras que utilizaría, el speech de los clanes, la importancia de la sangre, los ancestros….

-Los Uchiha hemos sido el clan...- Si no estuviera frente a su padre hubiera rodado los ojos. No es que no le interesara, pero después de escuchar 3 veces el mismo discurso con Obito…pues…

El clan Uchiha poseía una historia milenaria. ?Y vaya que había leyendas al respecto! Desde que descendían de seres mitológicos, demonios, dioses y hasta de seres del espacio. Nadie sabía a ciencia cierta de dónde provenía el Sharingan pero había registros desde siglos atrás, incluso había teorías que provenían del famoso Byakugan de los Hyuuga, el clan amigo/rival de su familia.

Uchiha Madara, su padre, era el nieto de uno de los fundadores de la aldea más fuerte entre Shinobis: Konoha; por diferencias políticas y existenciales decidió retirarse y formar su propia aldea en el País del Agua. Una gran cantidad de miembros del Clan lo siguieron, fue así como los Uchihas se dividieron. Durante varios a?os hubo rivalidades y muchos conflictos, entre los Uchihas del País del Fuego y los del País del Agua, los cuales escalaron entre sus respectivos Se?ores Feudales.

Fue entonces cuando Hyuuga Hikari, heredera y próxima matriarca de dicho Clan, desposó a Madara. Logrando sellar un acuerdo de paz entre Países y sobre todo entre los Uchihas. Ahora eran fuertes aliados. El Clan Hyuuga por su parte mantenía su distancia y toleraba su existencia, ya que el matrimonio no había sido aceptado del todo ni tan beneficioso para ellos, al final de cuentas habían perdido un miembro de la rama principal.

Shisui no tenía recuerdos de su madre biológica, ya que al igual que Hinata, la había perdido el día que llegó a este mundo. Obito apenas contaba con 5 a?os, y era…Obito; por lo que sus memorias eran difusas. 1 a?o después Madara contrajo nupcias con Hikari, quien los acogió y cuidó con amor puro. Tanto para él como para Obito, la madre de su hermana menor había sido para ellos lo que jamás sería para ella. Los había cuidado con tanto amor y dedicación que, si alguien le preguntaba, él siempre diría que Hikari Uchiha era su madre, en toda la extensión de la palabra.

Por eso, perderla era una de las cosas más dolorosas que había experimentado. De hecho, aquella noche despertó su Sharingan.

-A pesar de sus fracasos, Obito logró colocarse en un importante equipo y cerca del que se rumora será el próximo Hokage. Tu siempre has sido más maduro que él por lo que espero mucho de ti. He escuchado que el hijo mayor de Fugaku es muy talentoso- colocó sus dedos bajo su barbilla- sería buena idea que te acercaras y le conocieras.

- ?Te refieres a Uchiha Itachi?- Madara asintió. –Se convirtió en genin a los 7 a?os y la única razón por la que no lo habían dejado aplicar para Chunin es por su edad. Será un gran reto para ti hijo.

-Está bien, lo haré si crees que es importante Padre.

-Además quiero que lleves a Hinata contigo- ambos chicos lo miraron con sorpresa

- ??De verdad puedo acompa?ar a onii-chan?!- gritó con ojos ilusionados

-Sí, me parece que es buena oportunidad para que vayas relacionándote, después de todo te convertirás en emisaria de los Uchihas del Agua, qué mejor que vayas relacionándote con los futuros líderes. En esta generación han ingresado a la Academia los hijos de los Clanes más poderosos de Konoha, el hijo de Minato Namikaze, de los Nara, los Akimichi, Inuzuka, un Aburame, la princesa de los Yamanaka y el hijo menor de Fugaku. Y por si fuera poco el llamado genio de los Hyuuga también se encuentra uno o dos a?os adelante.

-?Nos quedaremos con Obito-nii-chan para siempre?-

-No princesa, solo será durante los exámenes Chunin, pero tu tarea será hacer amigos en aquél lugar. ?Crees que puedas ayudar a tu padre con eso?- Hinata sonrió con inocencia y determinación. Si su padre quería que hiciera amigos, sería amiga de todos en aquel País.

Shisui por su parte no estaba tan feliz. Conocía las dobles intenciones de su padre, nunca imaginó que comenzaría a usar a su hermana tan pronto.

-?Será buena idea que vaya Hina? Yo no creo poder estar con ella para protegerla todo el tiempo. Aunque somos Naciones Aliadas, me preocupa que vuelvan a atentar contra ella.

La peque?a se estremeció en el regazo de su padre. Dos a?os atrás, varios hombres, ingresaron a la mansión durante la madrugada e intentaron secuestrarla. Afortunadamente su padre los había detenido, la visión de aquellos cuerpos inertes en el suelo aún le causaban pesadillas.

-No te preocupes- sobó la cabecita de su hija- asignaran un jounin totalmente capacitado para protegerla para que tú puedas tomar tu examen con tranquilad. Y Fugaku me prometió que los alojaría en una casa de seguridad del Distrito Uchiha, muy cerca del departamento de Obito.


Una calurosa y emocionante noche de ese mismo Verano...

Hinata no pudo dormir por la emoción. La mucama de la casa le había ayudado a empacar y aunque trató de llevar lo indispensable, quería lucir impecable, por lo que cargaba kimonos, vestidos, shorts, faldas, medias, calcetas, chamarras, bufandas, todo su guardarropa completo. Desde siempre su padre había sido muy estricto en cuanto a su imagen.

Cuando por fin cerraron las maletas y después de rodar en su cama por horas, salió al balcón de su alcoba. Las estrellas adornaban el cielo nocturno. Se respiraba aire puro y el chocar de las olas eran melodía para sus oídos. Se preguntaba qué sonidos y sensaciones le regalarían las noches en Konoha. En la Mansión siempre estaba sola y no había convivido con otras personas de su edad. ?Serían amables con ella? ?Tendría al fin amigos además de sus hermanos?

Con el corazón latiéndole a mil por hora bajo a hurtadillas al salón del té. En la pared colgaba un hermoso retrato gigante de su familia. Su padre, Uchiha Madara, portaba un kimono azul oscuro, su gran melena negra caía como cascada. A su lado su madre sonreía, su cabello en un chongo alto adornado con un lirio blanco, algunos mechones caían por sus mejillas. Vestía un hermoso kimono blanco con detalles rojos. Frente a ellos los peque?os, Obito con sus ridículos goggles naranjas y su enorme sonrisa, con una mano sobre el hombro de Shisui quien lucía una sonrisa más discreta y los brazos cruzados. La mano de su padre descansaba sobre una de las de su madre, ella tenía ambas manos en su vientre. Tú ya te estabas cocinando en la barriga de mamá cuando nos hicieron esa pintura. Le había dicho Obito muy sonriente en una ocasión.

-Madre, ma?ana iremos a tu Ciudad natal, por favor guíame ?sí? Ayúdame a cumplir con la tarea que me ha asignado Papá.- juntó sus manos emitiendo una plegaria.

Y como siempre que platicaba con el retrato de su madre, sintió que aquella sonrisa era para ella, alimentando su corazón de fuerza y esperanza.