Una buena madre

Disclaimer: Nada me pertenece.

Esta historia participa en el reto multifandom del foro Alas negras, palabras negras con la tabla de personajes. Me tocó personaje femenino y hacía tiempo que no escribí de este fandom, así que se me ocurrió esto. No estoy del todo convencida porque el tema de la maternidad no es mi fuerte, pero aquí está.

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Puso una mano sobre su vientre. No sintió nada especial. Sin embargo, sabía que algo en su cuerpo estaba cambiando, aunque esos cambios aún no fueran perceptibles a simple vista. Dentro de ella estaba creciendo un bebé, su bebé.

Allison llevaba tiempo deseando ser madre. Realmente era algo que siempre había deseado. Siempre había querido formar una familia, una familia feliz y perfecta que no se pareciera en nada a la suya propia.

Ahora por fin ese sue?o se estaba cumpliendo. Se había hecho el test y luego su ginecólogo se lo había confirmado: iba a ser madre. Era una palabra muy bonita, pero también muy grande y un poco aterradora. Llevaba desde que el test había dado positivo sintiéndose como en una nube, pero en ese momento comenzó a pensar en las implicaciones que todo aquello tenía. Iba a ser la madre de alguien.

Se preguntó si sabría hacerlo. Nunca había tenido contacto real con un bebé más allá de coger en brazos por un rato al hijo de alguno de sus amigos. Había muchas cosas que desconocía sobre los ni?os y cómo cuidarlos. Tendría que aprender. Sintió deseos de hablar con alguien, de contarle sus miedos y preguntarle sus dudas a alguna persona que pudiera ayudarla.

La opción más lógica para cualquier persona hubiera sido su madre, pero su madre la había vendido a su padre cuando ella era un bebé. Casi nunca pensaba en ella, aunque a veces de peque?a había so?ado con que se arrepentía de su decisión e iba a buscarla para sacarla de la academia, igual que el resto de sus hermanos.

También estaba Grace, pero Grace no era su madre. Grace era un robot y solo Diego había seguido tratándola como a una madre al crecer. Sería estúpido llamar a un robot en busca de consejos maternos y, no obstante, la dulce voz de Grace se le antojaba a su cerebro como la solución perfecta a todos sus males.

Sacudió la cabeza como intentando quitarse de encima el pensamiento. Ella era una mujer adulta y racional. Encontraría a una persona de carne y hueso a quien acudir. Sus hermanos no eran una opción, por supuesto. Ellos sabrían tan poco como ella sobre la maternidad y, además, no tenía manera de localizar a los que ya no vivían en la academia, o a los que ya no vivían. Sintió una punzada de dolor al pensar en Ben. ?l siempre fue el más sensible de sus hermanos y quizá hubiera sabido, si no aconsejarla, sí al menos escucharla y comprenderla.

Patrick también quedaba descartado. Era tan primerizo como ella en el asunto y había ido a ver a sus suegros para darles la noticia. Ella había preferido no acompa?arlo. Nunca se había llevado bien con ellos. Podría haberlos rumoreado para que la quisieran si hubieran supuesto un impedimento en su relación con Patrick, pero como no lo eran y además a ella tampoco le caían bien, no había hecho nada al respecto.

Su mejor opción eran sus amigos. Algunos de ellos tenían hijos y la sabrían aconsejar. Seguro que la llenarían de sugerencias y que podrían responder a todas sus cuestiones, pero Allison sabía que no era eso lo que necesitaba realmente. Otro día sí que necesitaría una conversación fría y racional sobre el cuidado de los bebés, pero ese día quería otra cosa: quería una voz dulce que le asegurara que iba a ser buena madre incluso si no había certezas de que eso fuera a ser así; quería palabras de consuelo ante sus miedos y, aunque sabía que sus amigos podrían proporcionarle eso, no eran las palabras que necesitaba oír. Sí, por muy estúpido que fuera, necesitaba oír a Grace con esa voz cálida que la transportaba a su infancia diciéndole lo mucho que se alegraba por ella, lo orgullosa que estaba y lo estupenda madre que sería.

Marcó el teléfono de la academia. Grace era un robot, pero era la única madre que había conocido y era, paradógicamente, la persona a la que necesitaba. Colgó veinte minutos después sintiéndose mejor. Grace siempre tenía ese efecto tranquilizador en ella. Sus palabras eran como un abrazo, uno que Allison realmente necesitaba en ese momento. Grace la hacía sentir segura y querida, sentimientos que en su infancia no habían abundado. Se prometió a sí misma que así es como ella haría sentir a su hijo o hija, solo que ella sería de verdad. No habría para su bebé nada de robots, misiones o entrenamiento, solo una vida normal y una madre que iba a cuidarlo y a quererlo, una buena madre.