Bienvenidos a un nuevo one-shot de JJBA, queridos lectores!

Como un comentario en el fic previo lo sugirió, la idea de una secuela ya estaba en mente. Por eso, hoy les traigo la conclusión de lo que habría pasado doce a?os después a los eventos de Butterfly.

Realmente escribo para divertirme, y debo confesar que lo hallé gratificante al hacer esta historia. Principalmente porque podía demostrar que con ciertos personajes el escenario cambiaría rotundamente.

En fin, no quiero retrasarlos más. Solo voy a decir que ningún personaje me pertenece, todo corresponde a su respectivo creador.

Disfruten el fic!


VERTIGO

El paisaje de Cabo Ca?averal anticipaba la conclusión de una gran catástrofe provocada por los utópicos sue?os de Enrico Pucci al intentar conseguir su propia epíclesis en el plano terrenal mediante una específica postura donde pudiese tocar el cielo. La tergiversada doxología que poseía para alabar al deceso Dio Brando había alcanzado su punto máximo cuando aquel Stand, que tantos inconvenientes ocasionó, terminó resquebrajándose para dejar paso a una antropomórfica figura de un jinete alado.

Tal era el dominio sobre la gravedad, adquirida por el trastornado sacerdote fanático, que él mismo se había convertido en el eje del universo, manipulando dicho concepto a voluntad para generar una perceptiva aceleración temporal que lentamente iba haciendo mella en el paisaje, para pronto atentar contra todo lo no-vivo que existiese.

Debido a ello, cinco personas trataban de no sucumbir ante el desespero cuando notaban que el cielo se oscurecía por breves minutos antes de dar paso al día, alterando totalmente los efectos climáticos como tormentas, o imposibilitando la curación de algunas heridas ya que la aceleración incitaba la irrigación hemorrágica.

Agitados estaban todos, asegurándose de colocarse espalda contra espalda bajo la idea de omitir cualquier punto ciego que existiera entre ellos mientras eran acechados por el desquiciado hombre empecinado en probar que el Destino era irrevocable para todos por igual. Sin perder más tiempo, una joven adulta de cabello negro con tintes verdes estableció un improvisado perímetro de cuerdas en la azotea del edificio donde estaban actualmente, cruzando líneas entre sí para reducir las chances de su enemigo en caso de querer hacerles más da?o.

-Dudo mucho que esto funcione…- entre dientes musitó furiosa una fémina de tez morena y trenzado cabello.

-No podemos verlo, Ermes. Esta es la mejor solución que tenemos de momento! – la ideóloga del perímetro replicó nerviosa, tomándose del muslo diestro por el dolor que aún padecía junto a varias heridas sangrantes.

Por mero reflejo instintivo, y debido a una poco disimulada e incómoda plática previa, un adulto de gorra tomó por los hombros a la due?a de las cuerdas aleda?as y la abrazó contra su pecho de manera protectora, igual a cuando lo hacía varios a?os atrás. La mente del hombre no estaba funcionando al cien por ciento como para lidiar con un sentimentalismo fatal, y mucho menos cuando este incluía a su hija, con la cual poco a poco fue recuperando la relación familiar que perdió por decisión propia, al igual que lo hizo con su esposa.

-Todos escuchen…Puede que parezca que estamos acorralados, pero subir hasta aquí nos ha dado una leve ventaja. La habilidad de Pucci es "acelerar el tiempo", lo cual le permite moverse libremente en dicho estado, pero no significa que sea invisible a nuestros ojos en su totalidad- el pelinegro explicó, sin dejar de mirar en diversas direcciones para tratar de dilucidar alguna remota pista.

-Pero no sabemos qué tan rápido es, Sr. Jotaro- un ni?o rubio con uniforme de baseball declaró, intentando emular las acciones del nombrado.

Aquella expresión causó pavor en Jotaro Kujoh, mas para no contagiar al resto con dicha emoción se decidió en alzar el brazo izquierdo con la finalidad de observar minuciosamente las agujas del reloj, notando la impresionante velocidad que adquirieron.

-Una hora es equivalente a dos minutos según mi reloj. Es decir, si una persona que puede correr diez kilómetros por hora, en este mismo momento lo veríamos correr a la misma velocidad que un tren bala- notificó el antiguo Stardust Crusader, bajando apenas el brazo para que su hija comprobase que era verdad lo que decía.

-Si es por ello, podemos ver un tren de alta velocidad si nos esforzamos- el varón de cabello rosáceo comentó, separándose apenas del grupo para tratar de ver por el borde del edificio.

Acción que rápidamente fue corregida por Ermes Costello al jalarlo del brazo para que no repitiera de nuevo dicho movimiento y los exponga a los ataques del hombre que no podían ver.

-Cálmate, Anasui. Observa desde aquí para poder ver los movimientos de Pucci- alegó la morena, suprimiendo lo mejor que podía su tremor.

-Si es que podemos…- farfulló él, respirando agitadamente por el tumulto de pensamientos que le invadían.

-Todavía no sabemos si puede seguir evolucionando su Stand. Lo último que queremos es verle conseguir algo mucho más peligroso que su actual- teniendo los movimientos más limitados que el resto debido al abrazo de su padre, Jolyne pronunció lo que todos temían siquiera imaginar.

Las nubes en el firmamento continuaban su apresurado curso, oscureciendo el paisaje en lapsos de minutos, los cuales parecían acortadas cada vez más. La situación solo empeoraba con cada segundo malgastado, y el grupo lo sabía, no obstante estaban a merced del sacerdote pagano, quien fácilmente los estaba vigilando desde un lugar recóndito o uno muy cercano a ellos.

Una gota de sudor se deslizaba por la sien siniestra de Jotaro, compenetrado en el objetivo de saber dónde el seguir de DIO se hallaba para acabarlo de una vez por todas. Temía por su hija, por su esposa, y por toda su familia, rogando internamente a que la llamada realizada un día atrás hubiese conseguido advertirles del posible peligro. Que un milagro ocurriera y toda la pesadilla en la que se encontraban, cesara.

-Star Platinum: The World! – exclamó sin dudarlo, el nieto de Joseph Joestar.

Acto seguido, el flujo temporal de todo lo que existía se halló en un impasse, donde solo él era capaz de moverse a ritmo continuo por escasos segundos. Aprovechando ese determinado detalle, el hijo de Holy Kujoh junto a su Stand se posicionaron cerca de la cornisa, realizando un panorámico vistazo a todo el terreno del establecimiento semi destruido.

Monocromático percibía su mundo el antiguo Stardust Crusader, denotando apenas algunos colores en la persona que deseaba hallar en la pesquisa. Pese a todos sus esfuerzos, apenas borrones fue capaz de captar, perdiéndolos de vista en menos de un segundo, incrementando el agobio interior.

Antes de percatarse, el límite de cinco segundos llegó a su final, ocasionando que el flujo se reanude al ritmo que Pucci estableció para todo el mundo, demostrándose claramente con el movimiento de las nubes en el cielo que se oscurecía. Nada dijo al respecto cuando varias manos se aferraron a su larga chaqueta y lo jalaron para retomar su postura en el grupo, dedicándose solo a respirar de manera agitada mientras flexionaba imperceptiblemente las rodillas en caso de tener que saltar a un costado.

Las pupilas dilatadas, el respirar errático, gotas de sudor deslizándose por sus caras, el temblor involuntario en las extremidades, el sentimiento de miedo en el aire que les rodeaba. Todo aquello era compartido equitativamente por las cinco personas sobre la azotea de cemento, abrumados por el aleatorio final que pudiese aguardarles, como si la muerte estuviese en el centro del quinteto y eligiera pacientemente a quién llevarse primero.

-Dónde está? Dónde está!? – desesperándose, Jolyne exclamó luego de tener nulos avistamientos del sacerdote.

-Pareciera que nada ha cambiado a nuestro alrededor excepto el estado del clima…- Emporio Alni?o parló, al borde del quiebre emocional.

-Se habrá marchado? – esperanzado en aquello, Anasui inquirió a nadie en particular.

-Después de repetir incontables veces su deseo por acabar con el linaje Joestar? No lo creo- incapaz de contener la sorna de su voz, contestó Ermes.

En silencio se mantenía el hombre con mayor edad entre los tres presentes, concentrado para no distraerse con el diálogo mantenido a sus espaldas. En otra ocasión, indudablemente les hubiese callado de la manera más brusca posible, como cuando era un adolescente. Sin embargo, la situación no lo ameritaba.

No cuando de soslayo, a su izquierda, logró atestiguar la presencia de Enrico Pucci.

A numerosos metros de distancia, sujeto a la copa de una palmera con ayuda de Made in Heaven, el seguidor de Dio Brando se localizaba. Escondido entre las verdes hojas anchas y torciendo el flexible tronco del árbol, este mismo se preparaba para efectuar un impulso rebote directo a ellos. Un lanzamiento que sería más que perfecto gracias a la habilidad de "acelerar el tiempo", convirtiéndolo en una saeta perfectamente mortal.

El férreo asir al brazo de Jolyne le advirtió a esta que algo estaba muy mal, obligándola a seguir el curso de visión que su padre tenía, perdiendo consecuentemente la facultad de respirar al divisar el impasible rostro perteneciente al hombre que intentaba asesinarlos al instante de dejarse llevar por la fuerza cinética del tiro.

Desapareciendo de la vista del dúo familiar.

Aun así, a diferencia del patriarca Kujoh, ella no vio un peculiar vórtice negro formándose a poca distancia del hombre que anhelaba matarlos. Fue por causa de esto, que nadie supo el motivo real de Jotaro cuando extendió ambos brazos en paralelo al suelo y se lanzó hacia atrás, llevándose a todos consigo fuera del rango de visión que Pucci tenía en ellos.

-Papá…? – atinó a pronunciar la usuaria de Stone Free, confundida por lo que ocurría, así como viendo el alzamiento en las comisuras de los labios del interpelado.

Mas toda palabra que pudiese seguir expresando la joven mujer murió en el momento que oyó un característico silbido agudo cortando infinitamente el aire, seguido inmediatamente de un agonizante grito de dolor que se provocó ante la desgarradura de carne y hueso en un tiro certero. Siendo Enrico Pucci el actual herido, siendo derribado de su Stand contra el suelo desde varios metros de altura, lesionándole el mismo brazo herido.

-Pero qué…!? – claro fue el grito que dio el sacerdote, atisbando sorprendido cómo de un obscuro remolino en el suelo se asomaba una mano.

Extremidad que realizaba la gesticulación de emular un arma, para que a continuación dejara salir de dicha brecha una delgada figura masculina de cabello rubio, la cual se arrastraba por el suelo.

-Sorprendido, Padre Pucci? – sin dejar de apuntarle con el dedo mientras una u?a giraba continuamente, un irónico Johnny Joestar cuestionó.

La imagen un hombre carente de fuerza motriz en las extremidades inferiores dejó atónito al acólito de DIO, pero esto no duró mucho pues su resolución todavía era la misma, llamando a Made in Heaven para arremeter contra el jockey.

Acto que valió muy poco, ya que en la espalda Johnny cargaba a una tortuga que lucía una peculiar llave enjoyada en el caparazón. Piedra preciosa que expelió dos rostros desconocidos para Enrico, uno perteneciente a una joven adolescente que rápidamente desapareció de su visión con la tortuga, y otro correspondiente a un adulto de blondo cabello trenzado que le daba la espalda.

Entrelazamiento que poco a poco fue desarmándose cuando la reyerta del Stand evolucionado se detuvo a centímetros de una humanoide figura dorada, defendiendo en dicha acción al par rubio.

-Qué pasa? – musitó el moreno hombre con indumentaria eclesiástica.

Viéndose a sí mismo retroceder involuntariamente, oyendo un eco de sus últimas palabras mientras repetidas visiones de su persona se plasmaban delante a medida que regresaba al punto de origen donde recibió el disparo, incapaz de reaccionar con Made in Heaven.

-Estás bien, padre? – la barítona voz del rubio en pie se oyó claramente en el complejo, dirigiéndose específicamente al parapléjico que se sostenía de su pierna izquierda.

Movimiento sutil de cabeza que le permitió al sacerdote ver por primera vez la fas del desconocido, obteniendo a cambio una perpleja respuesta física, pues creyó ver nuevamente a un muerto.

-Dio…? – obnubilado con la imagen que se reproducía en tiempo real frente a él, Enrico susurró.

Como si aquella voz le molestara en los más hondo de su ser, el rubio en pie dedicó una muerta mirada al moreno de corto cabello blanco, como si sencillamente fuese una mera mota de mugre en el precioso aire que respiraba. Como si tratara con alguien que pronto perecería a sus manos por tratar de atacar algo querido para él.

-Ese…- de manera lenta, el poseedor de largos cabellos áureos comenzó a pronunciar.

Solo para que un inesperado disparo conectara en la mejilla siniestra de Pucci, atravesándole de lado a lado y dejando únicamente dos perfectos orificios mientras sangre empezaba a fluir, todo producto de un pistolero que se localizaba en la misma azotea que previamente estaba ocupada por Jotaro y su hija.

-…no es mi nombre, signor Pucci- finalizó su sentencia el varón de acento italiano.

Haciéndose a un lado segundos luego, permitiéndole al inválido disparar en dirección al suelo, donde tres vórtices se manifestaron e inmediatamente dieron caza al sacerdote. Hombre que no se hizo de rogar y emprendió nuevamente un ataque, excepto que esta vez apuntaba al pistolero. El instinto fue todo lo que pudo ejercer Guido Mista, virando su cuerpo hacia la derecha, evitando así ser perforado por el Stand, y recibiendo a cambio una extensa laceración en el pecho.

Realizando un hastiado gesto de malhumor, el desquiciado asesino notó la falta de gente en el techo del edificio, llevándolo a suponer que era por causa de la muchacha que previamente divisó y su misteriosa habilidad.

-Aún si desconozco quienes son, tengo que eliminar cualquier obstáculo de mi camino- comentó el eclesiástico pagano, parándose en una alejada esquina acompa?ado de Made in Heaven, amamantando el ardor inconmensurable que invadían las mejillas.

-Eres un bastardo, lo sabes? – siseó Mista desde el punto opuesto a su contendiente, tomándose el pecho para retener el flujo de líquido vital carmesí.

-Dime algo, crees en la gravedad? – esbozando apenas una condescendiente mueca, Padre Pucci inquirió antes de volverse un borrón en el paisaje.

Acelerando su paso en la corta distancia y reduciendo al máximo las oportunidades que Mista tenía para defenderse. No obstante, algo notó en el momento previo a conectar un mortal golpe. El pistolero no mostraba se?ales de temor o resignación, sino que sonreía burlonamente, como si supiese de algo que él no.

Siendo ese algo la perturbación en el aire a un costado de la cabeza, donde se materializó de forma espontánea un pu?o de coloración celeste y rosa, conectado contra la cabeza del caballo blanco. Ocasionando que el rebote sacudiera al sacerdote mientras caía por el borde del establecimiento en compa?ía de su manifestación vital.

-DORA! – claro fue el grito que pudo oír Enrico, viendo que detrás de la figura perteneciente a Crazy Diamond se materializaba un japonés de peculiar peinado extravagante.

Así como también el quinteto que planeaba matar minutos atrás para culminar sus planes.

El cuerpo le dolía, principalmente por la pérdida de sangre, mas esto no impediría la finalización del designio proclamado por el difunto Dio Brando. Dejándose llevar por la impotencia de ser retrasado por factores aleatorios, el clérigo se sujetó al prístino torso humanoide y desapareció ante la vista de todos tras "acelerar el tiempo", en un vano intento de tomar desprevenidos al dúo de rubios, quienes estaban todavía en el suelo cerca de las palmeras.

Pese a su intento, Pucci fue derribado de su montura cuando uno de los vórtices, que parecía no verse afectado por habilidad que el Stand evolucionado manipulaba, liberó el disparo que anteriormente le vio realizar al parapléjico. Con su ahora pierna sangrando de la misma manera que su brazo y rostro, el sacerdote hizo un ademán a querer erguirse durante unos segundos para alejarse del lugar, pues cerca veía un segundo vórtice.

-MUDA! – gritó repentinamente Golden Experience Requiem, seguido del contundente golpe al rostro de Made in Heaven, hizo retroceder varios metros al moreno.

Quien no pudo contenerse y soltó un sonoro quejido de dolor mientras se sujetaba el rostro, sintiendo que varios huesos se habían lesionado. Era indefectible el sufrimiento que sentía a nivel corporal. Nada de lo que ideó estaba siguiendo el curso correcto, llevándolo a maldecir en su interior a los culpables. Gente cuyos Stands le eran desconocidos, lo cual servía a la perfección en su contra, principalmente el de los rubios.

En un acto desesperado, Enrico permitió que la nariz sangrante llenara la palma de su mano con dicho líquido viscoso, arrojándosela luego a los ojos de Giorno Giovanna. Satisfecho con verlo cegado de momento, rodeó con su brazo sano el torso del Stand que poseía y se abalanzó directo al Don mestizo.

Ignorando completamente que el segundo de tres vórtices se posicionó exactamente bajo él y un par de robóticas manos negras con detalles rosas empezaron a expandir las dimensiones del remolino.

-CHUMIMIN! – el grito sobrenatural, en una amalgama de felicidad psicótica, se hizo eco en todo Cabo Ca?averal.

Procediendo después a conectar un firme golpe en la mejilla diestra de la parte humanoide que Made in Heaven poseía, lo cual fue la antesala para la infinita secuencia de reyertas propinadas a todo el cuerpo del blanquecino ser evolucionado, transmitiendo dicho da?o a su usuario en cierta medida. Finalizando con un pu?etazo que directo al pecho del Stand, no sin antes mantenerse adherido a este y girar con toda la energía recopilada en el rectángulo dorado.

Incapaz de controlar su cuerpo, Pucci sintió que cada poro, cada célula de su cuerpo, había entrado en una infinita rotación que lentamente distorsionaba su ser, algo que sucedía en simultáneo con el evolucionado Stand, aquel que creyó por encima de todos con su habilidad de "acelerar el tiempo".

Fuera de control, tanto físico como mental, el hombre de tez morena solo vio que debajo suyo un hombre con sombrero de ala ancha sostenía a un varón de baja estatura, el cual fue lanzado contra él mientras aún se hallaba suspendido en el aire en un afanoso anhelo de no caer junto a su Stand.

Algo poco concebible al atestiguar la proyección de una nueva figura humanoide gris con protuberancias verdes, posicionando ambas manos en una clásica postura de artista marcial previo a asestarle un único golpe en la pelvis. Generando así un descomunal incremento de peso en su baricentro, alterando totalmente el centro de gravedad y da?ando temporalmente la habilidad que tanto caracterizaba a Made in Heaven, conllevando a que Enrico cayera inevitablemente sobre el tercer vórtice disparado por Johnny Joestar, hundiendo la mitad del cuerpo allí mismo junto al ente evolucionado.

-Q…Qué es esto…? – intentando escapar de su aprisionamiento, Padre Pucci habló con temor impregnado en sus ojos, percatándose que incluso su habilidad se detuvo.

Estableciendo el principio de un nuevo amanecer.

Paisaje que era acompa?ado por el sonido de caballo caminando sobre el suelo de cemento, llevando en su lomo a un blondo jinete que portaba una indescifrable mirada neutra. El eco repetitivo que provocaba un invasivo escalofrío reptante en el interior del sacerdote, al mismo tiempo que no fallaba en eludir la mortal mirada del jockey, quien paulatinamente era acompa?ado por varios rostros conocidos y otros que llegaron a último momento.

-Todo esto…fue por la…voluntad de Dios…- en el límite de su vida, debido al masivo da?o físico que su Stand recibió y continuaba padeciendo por la succión del vórtice, el sacerdote espetó molesto al blondo que montaba un caballo real.

-Pues salúdalo de mi parte y dile que lo siento por fallarle con su pedido de matar a Funny Valentine- respondió al instante Johnny, haciendo girar por última vez la u?a del dedo índice derecho y apuntándole a Made in Heaven.

Disparando directamente al centro del velocímetro en su frente, atravesándole de lado a lado la cabeza con una rotación infinita que, sin detenerse ni un segundo, acertó también entre los ojos de Enrico Pucci. Quitándole la vida en el acto y finalizando así toda la pesadilla desencadenada por el fanatismo hacia Dio Brando.

Un minuto de silencio se produjo en el lugar, donde observaban inmutables el lugar donde restaba la parte superior del sacerdote, inamovible e inexpresivo.

-Se terminó? – la joven usuaria de Achtung Baby pregunto, pues llevaba los ojos cubiertos por la mano de un adulto con uniforme de oficial policíaco.

-Sí, ha terminado- pronunció el blondo con acento italiano, hincándose frente al cuerpo y usando su propio Stand para tocar el suelo y transformarlo en arbustos que ocultaron el cadáver.

Apenas si pudo erguirse el líder de Passione antes de ser engullido en un férreo abrazo femenino, borrándole por un instante el característico semblante serio para mostrar una suave sonrisa, seguido de la devolución de cari?o físico.

-Ya, tranquila…- susurró Giovanna al sentir cómo la joven mujer empezaba a temblar.

Por otro lado, Jotaro desconocía cómo reaccionar cuando recibió palmadas simpáticas por parte de Josuke, Johhny y Shizuka, siendo que esta sostenía una tortuga parlante. Definitivamente se hallaba aliviado, por esto mismo fue en relajó su cuerpo y se dejó abrazar por su tío más joven, feliz de que no hubiese repetido el mismo trauma de pérdida que tuvo hace más de dos décadas atrás.

-Hey! Te dijimos que llegaríamos, no? – sintiendo que las manos del Stardust Crusader mantenían un fuerte asir a su uniforme, el hijo de Joseph Joestar mencionó.

-Tu madre y esposa estaban preocupadas por ti, Jotaro. Sabían que mantendrías a Jolyne sana y salva, pero temían por ti- el rubio parapléjico dijo, sonriendo apenas cuando Emporio se aproximó para tocar la cabeza del equino.

-…- algo inentendible musitó el patriarca Kujoh para quienes estaban más alejados.

Sin embargo, el trío que le rodeaba al hombre si le oyó con claridad, bastándole con ver un solo ademán tácito con la cabeza por parte del jinete a la joven para que se una al abrazo.

-Disculpa, pero quiénes son ustedes? – a pesar de ser salvados en un momento decisivo, ellos desconocían quienes eran, lo que incentivó a Ermes por cuestionar.

-Amigos de la familia- desestimó Zeppeli, sonriente y mostrando sus áureos dientes.

-Amigos? – con incertidumbre, Anasui repitió aquella simple palabra.

-Así es. Aunque ellos son familiares del Sr. Jotaro y Jolyne- quien tomó la voz resultó ser Koichi, inclinándose levemente por educación ante el dúo de ex presidiarios.

Tomando nota de lo último, el par divisó cómo Kujoh parecía recomponerse y escuchaba lo que un peque?o fantasma, proveniente de la llave que cargaba la tortuga, le decía. La usuaria de Stone Free, por su lado, parecía renuente a separarse del rubio mafioso, lo cual empezaba a molestarle a alguien.

Consiguiendo que la fémina de cabello negro con tintes verdes dejara de abrazarlo, Giorno se quitó el saco blanco que colgaba de sus hombros y lo colocó sobre la delgada figura de ella, como si de una coraza se tratase, a lo cual la misma agradeció con una sonrisa mientras era empujada con suavidad para caminar a donde el resto estaba.

-Gyro, Koichi, Mista…gracias por venir- dirigiéndose al grupo más cercano que tenía, Jolyne pronunció de manera genuina.

-Olvídalo. Eres una de las personas más importantes para Giogio, él nunca se lo hubiese perdonado si algo te sucedía- el pistolero, quien no presentaba herida alguna luego de ser tratado por Crazy Diamond, replicó.

Un nuevo esbozo de gratitud hacia el rubio realizó la usuaria de Stone Free, para luego abrazar a quienes previamente estuvieron con su padre, aunque con Johnny tuvo que ponerse en puntas de pie ya que sería muy incómodo si este descendía.

-No sé si mi hija se los dijo, pero muchas gracias por ayudarnos- anunció el hijo de Holy Kujoh con una sutil inclinación de cabeza hacia el cuarteto restante.

-Dile eso a Fugo cuando volvamos. ?l fue quien nos ayudó en deducir lo que Pucci quería conseguir con su Stand. De otra manera habríamos terminado mucho peor- en un tono tranquilo alegó Giovanna, viendo que a lo lejos se aproximaban varios vehículos luego de que Guido usara su teléfono.

-Espera, cómo que ustedes dedujeron lo que ese maldito quería? Nosotros estuvimos a punto de morir y solo sabemos que aceleraba el tiempo! – el varón de cabello rosáceo gritó.

-De hecho, manipulaba la gravedad. Al convertirse en el centro de todo, redujo al máximo su magnitud, alterando el concepto de tiempo y ocasionando que todo avanzara sin control- ignorando el aumento de voz hacia su persona, el líder mafioso vio cómo el resto se unía para escuchar, sonriendo apenas al ver que Jolyne cuidaba a Emporio.

-En resumen, tenía el mismo tipo de Stand que Star Platinum. Excepto que tú usas la gravedad para detener el tiempo en lugar de acelerarlo- bromeó Higashikata mientras palmeaba la espalda de su sobrino.

-Y cómo explican que él haya sido capaz de dispararle mientras Pucci se movía rápido? También tiene un Stand similar? – quiso saber Ermes mientras se?alaba al jockey.

-Abuelo Johnny? No, él y Tusk pueden moverse por el vacío, así que no eran afectados- intercedió Shizuka, quien iba sentada delante del rubio.

No obstante, el título empleado para Joestar causó diferentes reacciones en la gente, siendo que la mayoría contenía una mueca lúdica, y una menor cantidad trataba de entender por qué le había llamado de tal forma.

-Abuelo? – incapaz de contenerse, el joven con uniforme de baseball repitió la palabra a Jolyne.

-Es más simple que decirle tátara tatarabuelo- desestimó la hija de Jotaro.

-Espera, qué!? – abriendo grande los ojos, Costello miró anonadada a su amiga.

-Larga historia…- sin deseos de relatarla por cómo se burlaban los demás, el americano proveniente de una dimensión diferente respondió, moviendo con suavidad las riendas del caballo y guiándolo a donde los automóviles con logotipos de la Fundación Speedwagon aguardaban.

-Oh vamos, solo dices eso para que nadie se burle de ti- jocoso, continuó Josuke.

-Recuérdame algo, a quien tiene Tomoko su cuenta bancaria congelada? – de inmediato replicó el jinete, silenciando al policía y ocasionando que el resto de conocidos se riera a su costa.

-…El viejo era mejor padre que tú- farfulló entre dientes el pelinegro de peinado extravagante, siguiendo de atrás al dúo en caballo.

Tanto Emporio como Ermes observaron anonadados el intercambio de palabras, girando en consecuencia sus cabezas para buscar una mejor explicación por parte de Jolyne. Esta última, negó divertida con la cabeza mientras se aferraba a las solapas del saco que la cubría, demostrando que a pesar del cansancio todavía era capaz de disfrutar la ganada paz.

-Vengan, les contaré mejor en el camino- la joven mujer comunicó, marchando en dirección a los vehículos motorizados, para que posteriormente le siguieran el paso.

En vísperas de que todos iban directos a los transportes brindados, cierto usuario de Diver Down quiso acercarse al ex Stardust Crusader que escuchaba en forma serena una animada plática que Polnareff le daba a través de la tortuga que poseía. La acción del antiguo recluso acaparó curiosas miradas pertenecientes a los integrantes de Passione y Koichi, pues más que clara tenían la conducta normal de Jotaro Kujoh, siendo bastante antisocial e inclusive arisco con aquellos que desconocía.

-Y bien, Sr. Jotaro? Qué ha pensado de mi petición? – como si estuviese ansioso por algún motivo que el resto desconocía, Narciso Anasui increpó al sereno hombre adulto.

-Disculpa? Qué es lo que acabas de decir?! – fallando en recordar específicamente la razón por la cual le molestaba la presencia del ex preso, Kujoh replicó con otra interrogante.

-Quiero pedirle permiso aquí y ahora para casarme con su hija- confesó el varón de extenso cabello rosa, seguro de su voluntad.

Todos, en el peque?o grupo que restaba, guardaron silencio por un minuto, pudiéndose oír nada más las voces de Jolyne contándole a sus amigos sobre el complicado árbol genealógico de la familia Joestar, como así también el rumor de las palmeras que se mecían ligeramente por la brisa del amanecer.

-Mista. Gyro- el Capo solo los nombró, retomando su estoica fas.

Como si comprendiesen lo que comandaba, el dúo se posicionó detrás de Anasui, tomándolo por sorpresa cuando el pistolero le propinó un culatazo en la nuca y el jinete lo sujetó antes de que cayera al suelo, procediendo a continuación a llevarlo hasta el maletero de un vehículo que les aguardaba.

-Pensaba regresarlo a la cárcel, pero tu idea es mejor- concluyó Jotaro para gran sorpresa de Koichi, pues desconocía lo que harían con el desmayado hombre.

-En el otro maletero tengo a Romeo Jisso. El que sobornó al abogado de Jolyne en su juicio- Giorno mencionó, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón y retomando su andar en dirección a los transportes.

Imperceptible para el mestizo mafioso, Kujoh ense?ó una divertida mueca ante las ocurrencias del rubio, agradecido internamente por haberlo invitado a?os atrás al cumplea?os de su hija, pues de no haber sido por ese hecho dudaba que su pelea contra Pucci hubiese terminado bien para ellos.

-No me digas que después intentarás reclutar al ni?o en Passione, Giogio- la tortuga Polnareff dijo.

-Bueno…- alzando las comisuras de los labios, Giovanna comenzó a hablar.

-Genial, eres igual a Bucciarati! – entre ofuscado y jubiloso, el francés exclamó.


Fin del one-shot, gente!

Qué les pareció?

Se esperaban una secuela de Butterfly?

Les gustó la pelea contra Pucci?

Entendieron la explicación dada con respecto a las habilidades de este sacerdote?

Alguien más piensa que Golden Experience Requiem y Tusk Act IV son demasiado OP?

Hay algo acaso entre Giorno y Jolyne?

Josuke se llevará bien con su nuevo padre?

Anasui saldrá vivo de la tortura que los mafiosos le darán?

Emporio será integrante de Passione en el futuro?

Por favor dejen sus comentarios, opiniones, dudas, etc. Solo así sabré como mejorar en el futuro.

Saludos, hasta la próxima y no se olviden de dejar una review!