Red Velvet

(I)

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El irritante sonido de esa inconfundible alarma se escuchó por el altavoz ubicado en la esquina del techo de mi celda. Las luces debieron prenderse casi automáticamente, pero mi antebrazo cubriendo mis ojos evitó que eso me molestara tanto como el ruido que martilleaba la sensibilidad de mis oídos. Bloqueé cualquier resonancia que distorsionara mi calma gracias a la práctica que los a?os me brindaron al controlar mis poderes, los cuales iban muy de la mano con mis sentidos. Cuando el pitido se fue disipando, me di el lujo de quedarme en mi cama por unos segundos más, aún tapando mi vista de los focos blancos.

No me encontraba dormido antes de eso. Un inquietante sue?o me había obligado a despertar pero permanecí sin mover un músculo por mera pereza. El timbre sólo hizo que perdiera la concentración en las imágenes que repasaba una y otra vez para tratar de dar con una explicación lógica. Era mi costumbre porque no era común que yo recordara mis sue?os y cuando eso ocurría, se debía más que nada a las preocupaciones, excitaciones, temores o cualquier otro sentimiento fuerte que me estuviera agobiando bastante para llevarlo hasta mi subconsciente. Entonces, un cosquilleo en mis extremidades me hizo moverme para levantarme y enfrentar la luz golpeando las cuatro paredes. Tuve que buscar la explicación a ese sue?o mientras me despabilaba estirándome con toda la tranquilidad que se me permitía.

Afuera, a unos cuantos metros de mi zona, podía imaginarme el golpeteo de los pasos que algunos presos daban al caminar, seguidos de algunos guardias que los custodiaban para llevarlos a sus tareas diarias a primera hora del día. Era fácil suponerlo cuando no hay muchas novedades en las cárceles del estado, especialmente, de esta ciudad que no se caracteriza por ser eficiente en temas de seguridad, pero aún así, ciertos delincuentes ocupaban sus tiempos en labores que el mismo programa de la prisión ofrecía para distraerlos de sus encierros.

Lavé mis manos y mojé mi rostro con ayuda de estás, agradeciendo internamente que el lavamanos se encontrara decente para usarlo. Ya llevaba aproximadamente dos meses desde que me arrestaron para poder cumplir con una condena de seis meses más. Entonces, observo el espejo que me permiten tener a causa de un trato preferencial, y sonrío instintivamente luego de recordar la expresión taciturna de esa mujer.

Hagamos un trato, querida: Yo me dejo arrestar y procesar, pero tú deberás escuchar lo que tengo que decir después.

Su silencio acompa?ado de una mirada inquisitiva me permitió continuar con mi siguiente movimiento, antes de que varios hombres me rodearan y se lanzaran con la idea de someterme en el suelo y así esposarme. No obstante, la calma con la que los recibí y la cooperación que les obsequié aquel día, los hizo proceder con torpeza y lentitud para que yo pudiera dirigirme a la chica quien se mantenía levitando sobre nosotros. Le lancé la peque?a caja que había mantenido guardada y la atrapó sin mucho problema por sus veloces reflejos. Le dedicó apenas una fugaz mirada pues acto seguido la ocultó de los posibles ojos curiosos.

Ambos sabemos que saldré en poco tiempo—le mencioné mientras llevé mis mu?ecas a mis espaldas para sentir el metal de las esposas al rededor de éstas. No dejé de mirarla con una media sonrisa, aunque lejos estaban mis intenciones de hacerla enfadar todavía más con mi mueca en apariencia altanera, pues no podía evitar acudir a esa expresión para darme los ánimos de soltar lo siguiente—; pero si logro salir en cuatro meses por buena conducta, te probaré que yo voy muy en serio.

Pude leer su cara aún si no me dirigió la palabra en ese instante. Mis palabras sólo parecieron amenazas ante el contexto donde ella me entregaba a la ley, mas detrás de todo ese caótico evento, la realidad era que mis intenciones iban ligadas a una honesta proposición.

Blossom Utonio —la nombré cuando la cabina del auto blindado de la policía comenzaba a abrirse—, estaría dispuesto a cumplir cualquiera de tus demandas si las tienes luego de mi juicio, pero deberás aceptar condenarte conmigo... por siempre.

No pude ver completamente su reacción. A decir verdad, me hubiera gustado estar presente justo en el instante que abriera la peque?a caja negra, pero los contratiempos ocurren, supongo.

Las puertas se habían cerrado frente a mí y nuestra cita después de eso no me permitió tener una conversación directa con ella, pues verla testificar en mi contra en la corte no era precisamente la idea que tenía para contemplar mi atrevida propuesta. Solo sé que mi impulso me llevó a conseguir ese anillo junto con la idea de dar ese paso. ?Qué me había motivado a pensar en ese tipo de compromiso con Blossom? No lo sabía. Intuía la misma razón por la que empecé a salir con ella en primer lugar. ?Curiosidad?, ?nuevos aires en mi estilo de vida?, ?búsqueda de adrenalina? Quizás era un poco de todo eso sumándole más emociones abrumadoras e irracionales. Después de casi tres a?os llevando una relación, los sentimientos se moldean y bueno, esa bruja era posesión de mis mayores afectos; le amaba.

Pero, ?matrimonio? Acepto que esa parte fue para darle gusto y en lo personal, no me molestaba. Conocerla de modos más íntimos me trajo el saber de sus deseos y sue?os más fantasiosos como ella misma decía. Tratarla me hizo aprender un poco de su perspectiva de las cosas, pues Blossom aunque súper heroína, intentaba a toda costa tener una vida normal como cualquier otro ser humano que desea superarse. Estudiar algo que le apasiona, compartir sus logros con un compa?ero, uno especial... Quererla como lo hacía me hizo replantearme ciertas cosas, ?qué se sentiría tener todo eso que ella tiene y desea seguir conservando? Una vida estable, con las obligaciones y preocupaciones banales de un humano ante las peque?as tareas diarias.

Todos esos pensamientos siguieron fijándose en mi cabeza luego de que Boomer se convirtiera en padre. Verlo intentándolo, saber que ese ni?o con el que crecí se volvía en una importante persona para un peque?o individuo, me mostró nuevas posibilidades para seres como nosotros. Por supuesto, no podía renunciar a mis viejas costumbres y tampoco quería hacerlo. Era contradictorio el hecho de desear caos y bienestar para mí, lo sabía a la perfección, sin embargo, en mi osadía por acaparar siempre todo lo que llamara mi atención, no podía dejar una cosa por otra. Tan codicioso como soy, me atrevo a desear ambos lados, a sí mismo, tan impertinente y necio como siempre fui y seré, me parecía posible cumplir con eso y de ahí mi costumbre de apostar en toda acción que hago. Adicto a las apuestas de cualquier clase y siendo un jugador compulsivo, insistí en mi deseo de juntar mis metas como criminal y como simple hombre que se ha enamorado de una mujer. Creía que mis sentimientos por Blossom me harían aceptar las cosas a las que no estaba acostumbrado, como al mismo tiempo confiaba que no me olvidaría de mis propios propósitos. Estaba dispuesto a limitarme dentro de lo adecuado para mí.

Aún así, por más confianza que tuviera, no estaba completamente seguro si Blossom pudiera aceptarme. Confrontarla directamente y decirle entre líneas que no planeaba alejarme de mi criminalidad como tampoco de ella, era una de mis formas para dejarle en claro que tal vez era un idealista y uno muy estúpido... aunque sincero. Consideré como último recurso pedir que se casara conmigo para demostrar que aceptaba ese lado so?ador que con frecuencia disimulaba, pero no adornaría nada porque si algo se merecía también, era la verdad.

Mi ego se negaba a pensar que pudiera rechazarme, pero no era imbécil para depositar todo mi temple en resultados favorecedores. Desde luego existía la posibilidad de recibir un "no" como respuesta, cosa que también entendería pero mi obstinación me impediría dejarla en paz. No, ya era tarde para eso cuando habíamos estado viviendo juntos en su departamento luego de que Butch se quedara con el nuestro mientras Boomer se las apa?aba en otro lugar con su inesperada nueva familia. Justo ahí estaba otra razón por la que sería complicado para Blossom y para mí negar una cercanía significativa luego de que nuestros hermanos menores se atrevieran a tener un bebé. De ese modo, sin contar nuestro noviazgo como un lazo que nos unía por el momento, indiscutiblemente nos comprometía la ni?a que ambos podíamos llamar sobrina, pues, ?no era ella la prueba de que podíamos tolerar nuestros roles naturales como la justiciera y el canalla?

En mi sue?o, precisamente se relacionaba con todo este hilo de pensamientos. Lo que lo volvía inquietante y hasta cierto punto angustioso, era el escenario donde Blossom se volvía mi esposa pero no nos habíamos conformado con nuestros estados civiles para cumplir una de sus idealizaciones tradicionales.

Nos vi con hijos. En plural. Como si la imagen de uno solo no fuera ya de por sí algo agobiante. Mi mente sacudió mis convicciones y me obligó a presenciar a Blossom teniendo ni?os míos que me llamaban padre... No supe identificar si aquello podía tratarse de una advertencia, una amenaza, o un deseo muy oculto. Así pues, las explicaciones con las que traté de dar antes de que sonara la alarma para levantar a los reclusos, concluyeron en la respuesta que en apariencia era la más obvia o la que más me tranquilizaría por el momento; Anette. Esa cría tenía la culpa. Me había involucrado demasiado sin darme cuenta que su ingenuidad infantil se había metido en mi normalidad. No hallaba otra razón, pues si no había pensado en tener hijos antes, fue más que nada porque relacionaba a los ni?os con esa pureza que simplemente no podía darse en mi contexto. Mas la hija de mi hermano y de Bubbles me ense?ó lo que se sentía ser querido por un ser tan dependiente y cautivador.

Ver el semblante de Boomer cuando le llama padre... ?cómo se suponía que eso se sentía?

La intromisión a mi celda me hizo dirigir mi vista al guardia que me custodiaba en su turno matutino luego de que el anterior finalizara con la labor. Ya las voces de los presos eran imperceptibles, el barullo de esos sujetos y los insultos de siempre podían pasar desapercibidos hasta donde me encontraba, pues mi celda yacía ubicada en un área restringida en la que solo unos cuantos podían acceder dependiendo del nivel que tengas como criminal.

—Mira nada más, si es la sabandija que prometió portarse bien para salir al patio y jugar con el resto de la basura que tenemos que soportar—su tono displicente lo acompa?ó con esos aires de superioridad que todo oficial nuevo tiene con nosotros; los criminales de mayor nivel de peligrosidad. Los novatos piensan que así no serán humillados por nosotros y la autoridad les da una mayor confianza.

—Buenos días, se?or guardia —me mofé imitando el saludo de un crío que obedece a los adultos ciegamente—, qué amable de su parte venir a recogerme para llevarme con las demás lacras.

—Corta el rollo —respondió incisivo mientras me golpeó duramente en la mandíbula con la porra y me ponía esos brazaletes especiales que controlaban mis poderes—, ?crees que por ser quien eres tienes el derecho de portarte como quieras, eh, gusano? Te dije que me empezaras a tratar con más respeto y no toleraría ninguna impertinencia contigo. Asqueroso Rowdy... No eres tan intimidante sin todo el potencial de tus poderes, ?verdad, fenómeno?

Sonreí aún sin levantar mi rostro, por lo que no pudo apreciar lo poco que me importaba lo que hacía. Mi celda tenía una función y eso era incapacitarme de la mayor parte de mis habilidades, así que esperaban maltratarme con la certeza de que eso pudiera dolerme. Por supuesto, era un error muy común en los novatos. Los guardias más veteranos que me conocían sabían que eran movimientos inútiles, pues la resistencia a los golpes, aún sin toda la capacidad de mis dones, era algo innato.

Escupí un poco de sangre para darle gusto, no iba a burlarme, no era Boomer para jugar con sus carceleros provocándolos, y tampoco era Butch para mandarlos a la mierda y que me sancionaran por romperle la nariz a uno de ellos luego de un fuerte cabezazo, tal como la última vez que nos encerraron a los tres. Yo tenía otra forma de entretenerme, por lo regular, me gusta actuar sumiso hasta que logro lo que busco una vez que se creen con total potestad, luego, me aseguro de sorprenderlos con un giro de trama. Era entretenido ver la sorpresa en sus caras cuando se veían sometidos ante la fuerza que los artefactos no habían podido quitarme. Escucharlos disculparse mientras suplican que no los quiebre es todo un espectáculo, hasta que un pu?ado de compa?eros suyos viene a su rescate y me sentencian con alargar mi estancia en prisión. Al final, son mis gélidas palabras las que terminan por darme la satisfacción de joderme a esos hombres que abusaron de su posición.

Que nos tengan encerrados no los hace tener ventaja sobre nosotros. No es que realmente nos puedan contener, simplemente vemos la cárcel como ese antiguo hogar que solemos visitar cada que nos entra la nostalgia o esperamos descansar un poco del mundo de allá afuera.

Parece que los de tu tipo olvidan que nacimos en prisión, que regresamos del infierno y que hacemos lo que queremos porque podemos—después de eso, sustituyen a los sujetos y no los volvemos hasta nuestra siguiente visita y pueden hacer la "novatada" al siguiente oficial primerizo.

No había puntos medios en el mundo tras las rejas. O nos odiaban o nos agarraban el modo para llevar la fiesta en paz. Así, el resto de nuestra estadía en este lugar se ve conformada por comodidades y ventajas, porque los custodios nos respetaban o nos temían... o ambas a la vez. Sin embargo, hoy no podía darme el lujo de entretenerme con este guardia. El plan era seguir con esta farsa del buen comportamiento en su presencia porque, bueno, para el resto y para el director, yo ya tenía asegurada mi salida dentro de dos meses como acordé en secreto.

Resultaba fácil sobornar al hombre y su precio era muy barato. Era parecido a ese viejo alcalde que podía pedirte las cosas más estúpidas pero a cambio ganabas mucho más. Por alguna razón me había ganado su simpatía y le agradaba lo suficiente para dejarme salir al patio central cuando así me diera la gana. Lo de mi "buena conducta" era más que nada una formalidad, yo prometía no liquidar a nadie aquí dentro, y mi expediente podía quedarse limpio. Pero si este sujeto quien ya me conducía a empujones por los pasillos hacía el patio exterior, se quejaba y mandaba un reporte, todo mi plan se podría ir al demonio.

Blossom terminaría revisando por su cuenta mi registro y comprobar si logré seguir al pie de la letra mi promesa. No era tonta, pero llevo a?os siendo un tramposo y esperaba salirme con la mía aún con esta piedra en el camino con la capacidad de delatarme.

En pocas palabras, el nuevo era un obstáculo real... por ahora.

—No intentes nada estúpido —si su semblante despectivo logró cambiar después de eso, fue únicamente para recordarme su regla favorita—: Las torres tienen permiso de disparar si les hago la se?al y no te conviene hacerme enojar.

Sí, generalmente, este tipo de guardias no duraban mucho. Luego de descubrir la cruda realidad de su adorado sistema corrupto, renunciaban y se dedicaban a odiarnos hasta que se cansaran de eso. Los más avispados seguían los protocolos mientras recibieran su buena paga.

Cuando al fin se largó y dispersó algunas miradas burlonas sobre nosotros con una orden firme y clara, me dispuse a caminar hacia uno de los rincones del extenso patio. Sentí, muy acostumbrado, el tenso ambiente formado por el resto de delincuentes silenciados por mi presencia. La mitad me quería muerto. Orgulloso portaba el record de mantener tratos con cada una de las pandillas de la ciudad, aunque no muchos de ellos habían salido bien parados luego de hacer tratos conmigo. Digamos, que no hay un código genuino entre alima?as y, de hecho, muchos de esos hombres amenazadores habían terminado aquí porque los traicioné con alevosía y ventaja. Básicamente son mis chivos expiatorios desde que empecé a salir con Blossom... Siempre debe haber un culpable en un crimen, ?no?

— ?Así que era cierto! —Escuché una exclamación a mis costados y me giré tranquilo para dar con el susodicho enfadado—, ?Brick, el mal nacido hijo de puta y líder de ese jodido trío de súper villanos por fin vuelve a esta mierda de lugar, qué novedad!

Oh, vamos, el lugar no estaba tan mal a comparación de 20 a?os atrás... Pero eso, obviamente, no lo saben.

—No esperaba una cálida bienvenida—mascullé con altanería ladeando mi cabeza.

—El resto de los hombres no dejaron de hablar sobre ese peligroso criminal en las celdas del Ala Este, no pensábamos que lo dejarían salir con el resto de nosotros.

—Me sonrojas con tus halagadoras palabras, bestia—continúo sin inmutarme por la amenazante se?al de sus pu?os cerrados y su barbilla alzada—. Me he portado bien para venir a jugar con ustedes.

— ?Y una mierda, maldito maricón! —Gritó otro entre la bola que se amontonaba a nuestro al rededor—, ?nos jodiste la vida!, ?por tu culpa la banda de "Peque?o Arturo" se disolvió!

—Ah, formabas parte de esos mediocres—me encogí de hombros restándole importancia, entonces las voces de desdén comenzaron a avivarse y tuve que elevar mi tono para que todos ellos me escucharan con claridad—. No sé qué esperabas tú y los demás de alguien tan incompetente quien dedicó la mayor parte de su tiempo en mamarle las bolas a Ace.

Dos de los chicos tuvieron que sujetarlo antes de que se lanzara para golpearme. Sonreí con una falsa ternura.

—?Sólo sabes escupir mierda, cabrón? —Cuestionó el primer en hablarme con coraje—, parece que también es verdad eso que no puedes usar tus poderes. Lindos brazaletes, marica.

—Aw, gracias—levanté mi mu?eca izquierda provocando que los de ese lado se asustaran y se pusieran alerta. Sus estremecimientos repentinos me provocaron una leve risa—. Es un nuevo modelo. Más cómodos que los collares de la última vez.

—Ja, sólo un estúpido como tú se atrevería a salir de su celda sabiendo que la mitad aquí te quiere joder. ?Sabes qué es lo que dicen? Que un Ruff no es tan fuerte si no están los otros dos con él cuando los incapacitan. Sin sus poderes no son más que unos perdedores presumidos que dependen de su falsa fama.

Apenas terminó de decir aquello, me limité a silbar para fingir estar sorprendido. También estaba acostumbrado a esa clase de discursos por el lado de los criminales frustrados.

—Vaya, sí que les fascina hablar sobre nosotros. ?Esta charla es para convencerme que les firme sus traseros? Porque están tan atentos conmigo que empiezo a creer que no se diferencian de mis fanáticos más acosadores...

—Sigue creyéndote superior, bastardo, sólo nos das más motivos para darte la golpiza de tu vida. Ahora que estás condicionado para salir de aquí no te convendría meterte en una pelea. Te vigilan y perderías más que nosotros si te atreves a defenderte.

Miré por el rabillo de mi ojo y me percaté que mi ni?ero estaba observando todo desde el otro lado bajo la sombra en compa?ía de otros tres oficiales. Ya entendía todo. Ese tipo... ?incitando a un linchamiento? Um, debo decir que su falta de creatividad me decepcionó.

—Pues te estás tardando—reté aburrido y posé mis manos atrás de mi cabeza, entrelazando mis dedos para mostrar una postura relajada—. Aunque antes debo darte la razón, es una lástima, si mis "hermanitos" estuvieran aquí, la diversión sería mayor.

— ?Ustedes son una vergüenza para la villanía! —Corearon a destiempo dos o tres con rabia entre el alboroto que crecía cada vez más.

—?Lo único relevante que han logrado es meterse entre las piernas de las zorras de esas Superpoderosas!

No me inmuté. Cuando las metían en colación implicaba que ya había llegado el turno para los fracasados de soltar sus fantasías reprimidas. Y tras ese apoyo de envalentonados cobardes, el más grande de todos ellos sería el primero en acercarse para intentar noquearme.

En unos segundos, casi en cámara lenta pero demasiado deprisa en tiempo real, el tipo de complexión robusta ya estaba en el suelo, con su cara debajo de la suela de mi zapato y su brazo extendido en una posición bastante incómoda y riesgosa para que éste fuera dislocado.

—?Cómo te llamas, basura? —Pregunté sin perder la fuerza en mi agarre y la presión de mi pie en su mejilla ya rojiza.

—Puto ímb...écil...

—Te queda—gocé con su expresión, las maldiciones eran su único sostén ahora y significaba que había perdido el poco respeto que le tenían. Esa falta de energías por verse sometido me deleitó un rato más hasta que un silbato se escuchó tan cerca de los reos que no se atrevieron a avanzar cuando el "más fuerte" de ellos fue humillado tan fácil.

—Suelta a ese hombre, Brick—advirtió una voz que me sonó bastante familiar—. No quieres que reportemos esta enfrenta...

Cuando di con su mirada deshice mis sospechas. Se trataba de ese molesto ex-agente a quien tenía la desgracia de ver siempre que terminaba encerrado... Entonces solté sin delicadeza al sujeto a mis pies y rápido los obligaron a tomar distancia. El descanso había terminado justo cuando me llevaron de regreso a mi celda. La diversión o lo que pudo servirme de entretenimiento por un rato se cambió por la abrupta reunión que demandaba aquel hombre. Durante el camino permanecí en silencio, mirando la nuca levemente canosa de ese conocido que parecía guiarme. Atrás estaba el guardia novato, y aunque no lo mirara, ya podía sentir su sonrisa de gusto a la espera de mi castigo y por ende, de mi sanción por escrito.

—No esperaba volver a lidiar contigo de esta manera, muchacho—me dijo apenas nos encontramos con más privacidad ya dentro de mi celda—. Casi le rompes el brazo.

— ?Por qué estás aquí? —Me encogí de hombros y pregunté sin querer dar tantos rodeos. Si él estaba aquí sería porque deseaba lo mismo de siempre y este era otro de sus intentos.

—Deseaba visitarte.

—No es hora de las visitas y no autoricé la tuya—dije sin conmoverme un poco.

—"Autoricé" —repitió animado—, siempre he encontrado muy llamativa la forma en la que te expresas. Hablas como si tuvieras el control de todo el penal.

—Porque lo tengo—Aclaré sin importarme que el novato escuchara y quisiera usar su tolete nuevamente. Sin embargo, fue detenido tan pronto como el otro presente averiguó sus intenciones.

—Está bien, desde aquí puedo encargarme yo—le avisó el hombre de no más de cuarenta y tantos a?os al oficial.

—Pero, se?or, tengo la autorización de amonestar al preso cuando sea necesario.

—Se agradece su labor—interrumpió—, pero este villano es responsabilidad mía ahora. Y si es posible, te pediré que no levantes un reporte sobre lo sucedido en el patio con aquel reo.

Su sorpresa en sus ojos representó perfectamente la mía aunque yo no quise mostrar una reacción en mi rostro para no darle se?ales equivocadas a ese hombre. Si acaso quería ayudarme en mi plan corrupto y así me obligara a deberle un favor, estaba equivocado.

—?Pe-pero se?or!

—Haz lo que te digo. También es una orden del director del penal. Ahora, quítale esos brazaletes y cuida la puerta. Cualquier intromisión podría costarte una destitución de tus actividades—obedeció a rega?adientes y aunque me hubiera gustado disfrutar su derrota, no lo hice porque no fue producida directamente por mí.

Una vez que quedamos a solas me limité a tumbarme en mi camastro e ignorarlo.

—Mi respuesta sigue siendo "no" —solté directamente sabiendo que él captaría a qué me refería aunque no me lo haya mencionado esta vez.

—Lo sé—dijo sin una pizca de asombro en su tono—. Pero tus opciones dicen lo contrario.

Arqueé una ceja y lo miré genuinamente confundido.

—Estoy al tanto de tus intenciones por salir antes de este reclusorio. Ciertamente desconozco los motivos pero no requiero saberlos. Mis informantes me han dicho que es complicado retenerte en las prisiones generales como esta y has sabido escaparte de las de alta seguridad. El gobierno sabe que la única forma de acabar la amenaza que representas tú y tus hermanos es, bueno, eliminándolos. Aunque, eso tampoco es certero. Saben cómo volver.

—Entonces asumo que has venido a verme personalmente porque has descubierto como controlarnos y usarás eso para que me una a tu grupo de soldaditos.

Sonrió plenamente y no evité ponerme internamente ansioso y alerta.

—Las Chicas Superpoderosas—dijo y rodé los ojos.

—Por favor, John—expresé hastiado—, ?a estas alturas decides apoyarte en ellas? Nunca las necesitaste en el pasado para intentar reclutarnos en tu prototipo de organización.

—Porque antes no eran tan cercanos a ellas. Ahora que tu hermano tiene una hija con una de las tres y, si no me equivoco, tú y el otro no son precisamente ajenos a los encantos de Blossom y Buttercup... Me atrevo a sacar mis propias conclusiones. Son el tema de debate más usual en las redes, muchacho; Villanos y heroínas en un contexto sentimental. Si ustedes tienen intenciones ocultas con ello o no, es lo de menos para mí. Por ahora, ellas funcionan de referente a que no son tan indomables como parecen.

Genial. Es un mal momento para contradecirlo cuando, irónicamente, quiero casarme con mi contraparte heroica. ?No es acaso el matrimonio una muestra de amaestramiento para ellos, los humanos?

—Escucha, Brick, el asunto es este: el gobierno no puede seguir permitiendo que ustedes pasen sobre él y quieren ajustar las medidas necesarias. Eso haría que tu estancia aquí se prolongue indefinidamente.

—?Intentas asustarme, John? Tú lo explicaste, no pueden simplemente encerrarnos. Además, su orgullo patriótico se vería ridiculizado si comienzan una caza de brujas con nosotros pues demostrarían que sus fuerzas armadas son débiles frente a tres individuos que ni humanos son. Incluso la Asociación Mundial de Súper Héroes tiene límites bajo sus propios acuerdos. Al final, saben muy bien que no vale la pena tanto lío sólo por tres súper villanos.

—Tienes un punto—dijo sin borrar su sonrisa—, pero insisto, no tienes más opciones. Me enfoco en el ahora, tú buscas desesperadamente salir de aquí bajo un término inusual. ?Buena conducta? Eres tan obvio, muchacho. Nada me costaría mejorar la oferta que le diste al director y dudo puedas recuperar su favor duplicándola cuando no te quedan recursos luego de tu último delito. No eres todo poderoso, Brick, eres peligrosamente astuto e inteligente pero hasta alguien como tú tiene sus limitaciones. Al estar dentro no puedes operar del todo tus contactos como te gustaría y por extensión no tienes tantas fuentes de ingreso para comprar el apoyo en este lugar. Eres joven, pero te las has apa?ado para hacerte de un lugar importante en esto del mundo del crimen organizado, no obstante, ?de qué sirve un mafioso encerrado? No puedes explotar todas tus posibilidades en estas cuatro paredes y sabes perfectamente que los subordinados son volubles. Tu intimidante presencia es tu mayor ventaja. Requieres de tu libertad para seguir prosperando en el negocio.

—Me estudias—declaré, atónito pero queriendo disimularlo.

—A los tres. Si los voy a tener en la A.I.R.I., debo conocer el potencial de cada uno.

No quería admitirlo, pero me había sorprendido. Por primera vez el hombre me mostraba su verdadero rostro. No era solo un ex-agente de la CIA con fuertes relaciones con el FBI y otras fuerzas especiales del país, encaprichado con armar su propia agencia para operaciones especiales utilizando villanos como principal estrategia. Tenía que reconocer que tenía un propósito que comenzaba a interesarme luego de escuchar la forma en la que trabaja. En sí, su amenaza pasivo-agresiva me hizo considerar la opción que me ofrecía. Usando a su favor mis propios negocios, me obligaba a cooperar con él. Y aunque no lo supiera, el muy desgraciado podía convertirse en el mayor contratiempo para mis intenciones de estar con Blossom. ?No es eso patético?

—Vuelvo a repetir la oferta—continuó muy confiado—, puedo seguir frustrando cada movimiento que hagas, o puedo dejarlo pasar con la condición de que lo pienses para formar parte de mi organización.

—?Eso es una oferta?

—Te doy a elegir y además te brindo la opción de ingresar cuando estés listo y de preferencia, en libertad.

—Adivinaré, sólo lo haces para que no parezca que me forzaste, dándome esa supuesta oportunidad de "pensarlo" —su mirada extra?amente apacible me lo confirmó.

—Bueno, creo que es un trato. Un gusto saludarte, estimado líder—y dicho eso, se marchó.

Me quedé unos segundos recostado, analizando con mucho cuidado lo que acababa de ocurrir. Cerré mis ojos y suspiré fastidiado. No, John no me había vencido, no me sentía acorralado por él explícitamente, si no por las razones que utilizó sin ser del todo consciente, pues apenas tenía una vaga idea de mis interacciones con Blossom, pero astutamente se colgó de eso para llegar a mi punto de flexibilidad. Me acorraló con mis deseos de estar con ella, quién lo diría.

Ah, Blossom... ni siquiera me has dicho que sí pero ya comienzas a ser el centro de mis conflictos y anhelos.

Bruja tenías que ser.

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La melodía que cautelosamente se camufla con los tenues focos de la sala, traen consigo la paz que necesitaba después de una ardua jornada de labores médicos. Mis labios reposan en la taza de té de manzanilla al mismo instante en que el saxofón se volvía apasionado por el clímax de la canción de fondo. Mis pensamientos no poseían un rumbo fijo incluso si mi mirada descansa estoica en el ventanal del apartamento el cual reflejaba los edificios aleda?os y la sobriedad de una noche oto?al. Sentada en el sillón más grande, me permití reposar de mis horarios de estudio mientras esperaba el perceptible sonido del cerrojo. Tomé un respiro que duró unos segundos antes de soltar el aliento lentamente. Crucé mis brazos sin dejar de contemplar el panorama luego de asentar la porcelana en la mesa de la sala.

Sabía que estaba intranquila porque mis pulgares se movían a un ritmo rápido, era una manía que inconscientemente desarrollé a lo largo de los a?os que me servía para exteriorizar mis ansias o preocupaciones cuando éstas me abrumaban demasiado. De alguna manera, me ayudé de ella para a identificar mis emociones en caso de ser poco razonable con éstas. Suspiré de nuevo con una calma tortuosa, el ritmo de mis ideas seguía sin ser preciso o calculador, ya que mis pasiones se anteponen como prioridades a cualquier raciocinio; lo que quiere decir que divago en puntos para no llegar al motivo principal de mi impaciencia.

?Cuántas veces mi cerebro había contado los minutos exactos para la hora de su llegada?

La paciencia de la que me jactaba en mi adolescencia, él la ponía a prueba en cada situación criminal indiscreta que cometía y mi trabajo me potenciaba atraparlo sin remordimientos. Era cierto que olvidábamos nuestros roles cuando nos convertíamos en una pareja, mas éstos nos recordaban quienes éramos fuera de nuestro idilio. Mi sentido de justicia, el enojo y mis ideales favorecieron a mi actitud distante con él durante su primer mes de estadía en el sitio donde muchos rufianes me odiaban y no me sorprendería que a él igual.

No di riendas a sus frases hasta pasadas unas semanas, estaba colérica, aunque no sabía si era con él o conmigo. No hacía falta darle muchas vueltas al asunto porque sus propósitos son muy claros. Abrir esa caja una sola vez, fue la prueba sólida para acrecentar la seguridad de Brick sobre lo mencionado. No podía negar que sentía nervios por sus palabras las cuales proclamó tiempo atrás en su arresto voluntario luego de que lo atrapara en un acto delictivo. Después de lanzarme el estuche de terciopelo, que en estos momentos yace en el primer cajón del nochero, el pelirrojo entró a la patrulla sosegado como si sus declaraciones no hicieran mella en mí... ?A quién enga?aba con negar el cosquilleo que el diamante causó cuando lo vi por primera vez? Acepté entonces, que tácitamente estaba participando de su treta al considerar una respuesta afirmativa.

Entiendo que soy una figura no exenta de las habladurías de la gente. Detrás de mi profesión, estaba el historial heroico que me había definido siendo tan sólo una ni?a. Al igual que los cambios en mi cuerpo supe que las sendas que había escogido para mí también estaban cambiando. El volar por los cielos para combatir el crimen era una vocación que deseaba cumplir a tiempo completo, mas no sabía si era mi curiosidad por experimentar esa normalidad que todos poseían; uno de los motivos que me condujo a buscar alternativas nuevas para alguien con mis capacidades. Sin embargo, en algún punto de mi vivir, tenía la sensación de contradecirme, porque la parsimonia de los días llegaba hastiarme y la adrenalina me servía como un escape. Ahora, con los a?os pasando tan rápido, es que sigo trabajando en aquello que me impulsa ayudar a los demás y hacer el bien para ellos, de la misma forma en la que busco hacer el bien para mí. Hay días en los que discernía sobre el esfuerzo exagerado que estaba haciendo por esos mis mismos aires de control, y aun comprendiendo aquello, era lo bastante necia para no desfallecer en lo que había construido.

Más de 24 horas continúas era lo que debía pasar en mis guardias como interna y estudiante de una especialización. El color blanco de las paredes, así como las voces que alertaban una nueva emergencia o a un paciente con cita previa, me mantenían ocupada sobre mi vida personal. Entonces, la línea directa sonaba y como era la más cercana al conflicto- al tener ciertas licencias como heroína-; se me facultaba el salir rápidamente del hospital, combatir el crimen y volver a retomar las tareas y reponer el tiempo de ausencia. Como resultado de ello, a veces había días en los que ni siquiera miraba a Brick aun viviendo en el mismo apartamento y cuando lo hacía, llegaba agotada, estresada y adormilada. Las migra?as eran frecuentes y el estrés también… En los momentos que podía compartir una agradable cena con mi pareja, Brick no se limitaba en sus opiniones cuando veía en mis acciones más cansancio que descanso. No era grosero, pero sí brutalmente honesto. Estábamos en discordancia en muchos aspectos, pero habíamos logrado tolerarlo sin da?ar al otro.

Me rememoro como aquella ni?a de mo?o rojo quien observaba en la televisión una de las tantas películas románticas, su tema; el matrimonio o más bien, la idea de una gran fiesta en donde se dicen los votos y los novios disfrutan la velada en compa?ía de sus seres queridos. Bubbles lloriqueaba sonriente que en sus sue?os sí estaba casarse mientras que Buttercup no le daba importancia alguna en lo que se terminaba el tazón de palomitas. Mi curiosidad infantil me hizo cuestionar si esto era tan fantástico como lo pintaban y traía esa "verdadera" felicidad a los protagonistas. No pude quedarme con la duda de tan llamativa premisa. Tal vez me apresuré a investigar sobre el tema, pues experimenté una desagradable percepción al estudiar lo que implicaba el matrimonio. El significado detrás de cada simbolismo era tan arcaico como demandante, aquello poco o nada tenía que ver con un vínculo amoroso… Y eso me decepcionó, mucho más de lo que me hubiera gustado.

?Por qué quieres casarte Bubbles? —Mis ojos dejaron de ver la pantalla de la laptop para apoyarse en la imagen mi hermana menor. Ella se encontraba frente al espejo peinando su rizado cabello después de un ba?o. Aunque el matrimonio, a mis trece a?os, ya era un anhelo desechado-no del todo-, no significaba que a veces no tuviera curiosidad de saber el por qué otros sí codiciaban casarse. No era porque pensara mucho al respecto, pero aquel día había escuchado como una de mis compa?eras alardeaba de la reciente boda de su madre con un hombre encantador.

Por el vestido —respondió simple y tranquila como si aquello fuera razón suficiente para estar con otra persona. Sus impulsos llegaban a ser superficiales, pero antes de que pudiera argumentarle, interrumpió el hilo de mis razones, a?adiendo—, y porque se me hace muy bonito hallar a alguien que me ame de la misma manera en yo lo ame. Sería como un grito al mundo de que tengo a alguien que me desea a su lado para toda la vida.

Cada persona gozaba de una autonomía, pero me dejaba con un mal sabor de boca que Bubbles se guiara por sus fantasías. Muchas veces peleábamos porque yo quería que fuera más crítica, procuraba no molestarla mucho, sin embargo, mis aires de hermana mayor tanto con ella como con Buttercup, me hacían insufrible ante sus ojos. Era entrometida en mi adolescencia, verdad, confundía verbos como guiar con mandar, instruir con criticar y mi ego me hacía creer que estaba haciendo lo mejor para ellas, aunque esto no fuera así. Tal vez era una horrible forma de ser cercana a mis hermanas por el poco tiempo que pasábamos juntas a inicio de nuestra juventud. Cometí errores y estaba arrepentida por ellos. Era innegable la conexión que teníamos y conforme fue pasando el tiempo yo fui madurando al igual que ellas, poco a poco con nuestras diferencias cimentamos la relación amistosa y fraterna que tenemos en la actualidad. Peleábamos, pero ya no eran tan frecuentes ni trascendentales como antes. Ahora, ni tan descabellada me parecía la idea de Bubbles de casarse solamente por el vestido si al menos eso la hace feliz.

Era curiosa, sigo siendo curiosa. No desaprovechaba la oportunidad de inquirir a mis más cercanos o conocidos sobre sus anhelos y pensamientos profundos, pues me gustaba ver la realidad del mundo desde diferentes perspectivas. A veces preguntaba sobre sue?os, banalidades, tristezas, claramente si había confianza de por medio, ya que ansiaba entender a los demás y quién sabe, entenderme a mí también. Por eso, la espinita del matrimonio seguía punzando a pesar de que había analizado su contexto. Pero, si se daba el espacio para hablarlo, lo mencionaba sin presura o demanda.

?Se?orita Keane, por qué se casó con el Profesor? —pregunté después de saludarla al llegar de la preparatoria un mes después de hacerle la misma pregunta a Bubbles.

La pelinegra estaba descansando en el sofá por un día largo de trabajo. Me observó lo suficientemente mientras tomaba la posición más adecuada para hablarme. Sus iris azules inundaron los míos y me advirtieron de la convicción de sus palabras mucho antes de oírlas, había en ella cierta certeza que me hacía valorar cada frase que salía de su boca; la se?orita Keane, era una de las personas que más admiraba.

Mi antigua maestra formalizó su relación con mi padre al entender que sumirse en un compromiso amoroso no significaba un desapegue de las responsabilidades. Las estaciones que estuvieron distanciados los ayudó a sobrellevar todo lo que habían aprendido del otro en su instantáneo romance. Se dieron una segunda oportunidad a?os después, siendo más maduros y centrados. A palabras precisas del profesor: "Al comienzo no estábamos listos, pues debíamos descifrarnos y descifrar el mundo para confirmar si queríamos uno juntos" Abriles habían pasado y ellos conservaban esa chispa viva.

Bueno, querida, porque tu padre me lo pidió—respondiendo a lo obvio, rió simultáneamente contemplaba como mi rostro formaba una mueca graciosa—, bueno ya, siempre quise casarme, así de sencillo, me gustaba la idea desde que era una ni?a. —la respuesta me sorprendió puesto que no creí que ambicionara dicho ritual—. ?A qué viene la pregunta?

?Usted sabe el contexto histórico del matrimonio? —pregunté.

Por supuesto, lo estudié antes de ejercer mi profesión. —atinó con calma entretanto su pierna izquierda se cruzó con la derecha pacientemente, esperando mis aportes y motivos de la charla.

Y si lo sabía, ?por qué decidió casarse? Disculpe si insisto en el tema, pero no pensé que creyera en ámbitos religiosos. —afirmé certera y realmente azorada por sus respuestas.

No creo en ellos. —Me observó con la misma actitud de antes, nada sorprendida o alterada.

?Entonces por qué? —volví a preguntar más curiosa.

Porque amo a tu padre, este anillo demuestra nuestra alianza. —Levantó su mano derecha indicando la argolla de oro que rodeaba su anular. Me le quedé mirando fijamente antes de escucharla continuar—. Yo anhelaba que las palabras no se quedarán perdidas en la brisa, no buscaba compartir mis bienes con él o viceversa, no quería una gran ceremonia, solo pretendía que ese amor tan puro perdurará con hechos. No obstante, una chispa me hizo el querer una prueba palpable de que nos pertenecíamos en alma y pensamiento.

?Quiere decir que se casó por el papel? —pregunté divertida y enternecida por la forma en cómo ella proyectaba un longevo futuro junto al profesor.

?Absurdo no?

Entonces, no le importaron las tradiciones y realizó dicho ritual únicamente por ese detalle. —Puse mi pulgar en mi mentón sopesando la información dicha de su parte y afirmando en voz alta mis palabras más para mí que para ella.

No. Hay tradiciones en las cuales el significado puede ser cambiados a tu propia conveniencia, si éstos traen algo bueno consigo. ?El vestido blanco en honor a la pureza de la mujer? No, el blanco en honor a la paz que experimento conmigo misma y que puedo compartirla con mi pareja. ?La caminata nupcial? Mírenme, soy el centro de atención. —Movió su cabello en un ademán coqueto—. Cada cosa puede ser ajustada a tu gusto en las bodas porque al final, eso no definirá tu compromiso. Lo harán tus valores y acciones, tus ganas de que la relación mejore, tu decisión por escogerlo a él y nadie más. Por eso es que es importante saber la distinción de la fiesta y el matrimonio en sí.

?Y si no funciona? ?y si me apresuro y escojo mal? —Mis mejillas se tornaron de carmín, pues con esas preguntas le confirmaba a la se?orita Keane, quien me observó con un aire cómplice, que, sí deseaba casarme por amor.

Está el divorcio y con él no significa que has perdido o has fallado, significa que al menos lo intentaste, pero no funcionó. Significa que prefieres avanzar y crecer cuando las cosas fallan… Es como si cayeras, y sabes que tienes que levantarte con más fuerza. La vida se reanudará. —Ella me regaló una sonrisa que esparcía cari?o, le dediqué el mismo gesto antes de acercarme y brindarle un abrazo en agradecimiento. A veces, se necesitaba comprensión.

Esa mujer a quien consideraba como una madre, me brindaba ese optimismo que perdía cuando las situaciones de la vida oscilaban entre la desconfianza y el infortunio. Verme descubierta aquella vez, me tranquilizó porque así pude ser más honesta conmigo misma y aclarar las confusiones que surgieron en anta?o. Mi actitud controladora me avecinaba a construir planes a futuros que pudiera cumplir a corto o largo plazo. No me cerraba a la idea del amor, me acoplaba al de una relación sin papeleo o anillos de por medio. Pero, ?por qué primaba ese sentimiento negativo? Porque en el fondo, al igual que los sue?os de Bubbles, aun sin saber si algún día podría hacerlo, quería casarme. Era una ni?a idealista, que creaba escenarios que bien sabría no lograría por la incertidumbre de los tiempos. De esa forma, enfoqué mi energía a otras actividades.

La demanda de mis quehaceres nulamente me regocijaba de conocer el mundo, ?me había encerrado ante él por libros de estudio? Sí. Conocía ambientes y actitudes, mas, ?era suficiente? Eso no quiere decir que no me divirtiera, pero en mi mal sano vicio de comparación, era poco lo que en mi adolescencia pude disfrutar si lo pongo en una balanza con Bubbles y Buttercup. Mientras ellas terminaban la preparatoria, yo iba en mitad de carrera y mientras ellas entraban a la universidad, yo ya estaba especializándome. ?Cuánto pude haber aprendido si respetaba cada etapa?

Ah, de nuevo desviándome… Mis dedos se posan en mis sienes para hacer una presión leve y amortiguar la punzada que repentinamente emperimenté, podría tomar una pastilla, pero no es una migra?a que pueda apaciguar con analgésicos; estos piquetes son otra alternativa de mi cuerpo para advertirme que debía tranquilizarme. Abro y cierro las manos cuando siento el cosquilleo correr por las palmas y muevo en círculos cuidadosamente mi cabeza esperando que dichas acciones puedan serenarme. El cansancio se estaba manifestando. Respiro hondo otra vez, mis divagaciones tampoco ayudaban mucho, entre recuerdos y contrariedades, a veces me sentía en un limbo del que no tengo control. Mas pongo mis esfuerzos para apa?ármelas, porque me disgusta no estar en sintonía con mi mente y mi cuerpo.

Ruedo los ojos cuando irónicamente el estero me hace una mala pasada y reproduce en sus parlantes la voz de Etta James. ?Him jugaba conmigo al saber mis preocupaciones? Porque no encuentro otra razón a que justamente At last, esté reproduciéndose. Esa canción que en mis pocos supuestos bailaba con alguien sin rostro en una boda. Vaya día. Suspiro fuerte, la impaciencia seguía vigente y con ella el devenir de pros y contras para entonar el monosílabo que desde hace mucho quería entonar. Cada letra que evoca esa cantante me crispa la piel por el significado que le he dado.

Aquella tarde veraniega de Julio fue el escenario en que abiertamente narré a Brick mis deseos de casarme entretanto mi cabeza reposaba en su hombro y él acariciaba mis brazos. Mis ojos estaban perdidos en las cometas fluorescentes del cielo, cada oración que pronuncié era una retahíla que no esperaba causar un sentimiento o algo parecido en mi pareja. No quería presionarlo con mis sue?os, por la misma inquietud de esta relación, pero dentro mí, de mis ilusiones, ya no había un alguien sin rostro, sino que poseía uno de las miradas más inquisitivas y hermosas que había conocido. Y para ventaja o desgracia mía, sin propósito alguno de caminar hacía un altar en el que se hallará él, me propone que nos casemos con el término que más se adecuaría a un largo tiempo a su lado. Sabía que cualquiera, podría reírse por la metáfora de una condena. No obstante, yo entendía que explícitamente el hombre que amaba me estaba hablando con la verdad.

De ahí comenzaron mis dudas ante su propuesta matrimonial.

?Cuánto tendríamos que ceder para estar con el otro, para no perder ese equilibrio que había logrado con tanto esfuerzo? El vivir juntos era sólo el inicio. Si me atreví a tanto, ?podría atreverme a más? ?Y si no funcionaba y todo lo que habíamos creado se salía de nuestras manos? Estábamos jóvenes, conociéndonos y de alguna manera me atemorizaba lo que ciegamente podría soportar por el hecho de estar enamorada. La poca experiencia que tenía en ciertos ámbitos me asustaba porque no aspiraba a lastimar ni tampoco ser lastimada. ?Podría lidiar con ello? Mi carácter fuerte me hacía renunciar a aquello con lo que no estuviera de acuerdo, pero desde hace algunos a?os estaba con quien representaba lo contario a mis ideales. Cuántas contradicciones, me cuestiono todo al mismo tiempo y no hay respuesta fija que no se resuma en mis sentimientos.

Soy una romántica de primera.

Observo el reloj nuevamente como si no lo hubiera hecho antes. Desde hace semanas había formado un patrón de contar inconscientemente los segundos para ser exacta con el horario. Cada dos horas, sin equivocarme, ojeaba los relojes cercanos, confirmaba la cuenta e iniciaba otra vez. Los números trabajaban de tanto y tanto y me alertaban para estar al pendiente. De cada dos horas, se convirtió en treinta minutos, luego, cinco minutos y en estos instantes… solo segundos. Impaciente, seguía impaciente.

Me levanto del sofá y me dirijo a la recamara principal para tomar el joyero. Me quedo apreciando el detalle de su composición antes de abrirlo y pasar mis yemas por el resplandeciente diamante. Si lo usaba, no habría marcha atrás, estaría otorgándole la razón al ego de ese hombre que poco dudaba en que le respondiera una negativa. Así me lo dejó en claro cuando después de pasada mi furia por sus crímenes, dos meses después de su arresto, tomé la iniciativa para visitarlo, no queriendo acostumbrarme a ese tipo de encuentros.

Me le quedé observando unos instantes. El silencio no era incómodo, pero tampoco es que existiera una placidez completa, al menos de mi parte, pues Brick se encontraba sereno mientras se acercaba a tomar el teléfono que nos comunicaría. Comencé hablando yo, independientemente que haya nacido en donde haya nacido y esto haga parte de su vida, sí quería saber su estado. Me respondió jocoso como usualmente era cuando estudiaba el fruncir de mis cejas en desaprobación por sus andanzas. Así hablamos, hasta que trajo a colisión el tema de importancia… Para ese entonces estaba segura de la decisión que había tomado, pero no se la dejaría tan fácil.

Sabes Brick, lo tentativo de poner en juego las decisiones… apostarlas—aclaré mi garganta para precisar los vocablos y enfocarme en su método—, es que muchas veces el ego no permite ver cuando se apuesta al lado perdedor. —Mis ojos seguían fijos en los de él, la curvatura de sus labios me confirmó que seguía tan firme con su propuesta como aquella vez en la que, en el peor de los escenarios, pidió mi mano—. No sé qué más me molesta, si tu confianza ciega o que dentro de mí le tenga fe a esta apuesta —admití, dándole un implícito sí a un posible para siempre.

Mi cuerpo respinga cuando oye el cerrojo abrirse, siento el cosquilleo pasándose a través de mis brazos, piernas, desde la punta de mis dedos hasta mi abdomen. Sostengo la caja y salgo quietamente del cuarto. Lo hallo parado en la sala, expectante de mi reacción al verlo… Había cumplido su palabra. Allí estaba ese criminal, ese malhechor, ese rufián que había robado mi aliento incontables veces. Era el mismo ladrón que usurpaba mis labios y complacía mis caprichos nocturnos. El primero en decir te amo en esta relación. De qué me servía suavizar las cosas si el caos fue su mejor atractivo.

Me le acerco con cautela y extiendo el estuche a su dirección, lo toma sin preámbulos. Puedo apreciar su gesto confundido al divisar la carencia de la gema dentro de la caja. Alza su vista e inmediatamente sonríe triunfante, presenciando como lentamente subo mi mano izquierda con el anillo rodeando mi dedo.

—Eres un imbécil, Brick, pero creo que ya puedo afirmar que eres mi imbécil. —Sostiene sus ojos con los míos mientras acaricia mi mano, aproximando sus labios en donde el diamante está brillando.

Encontré un sue?o, con el que podía hablar
Un sue?o que puedo llamar mío

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Mortem al teclado…

Siento que ha pasado mucho desde la última vez que publicamos aunque fue apenas hace unos meses, tal vez fueron las ansias de mostrarles este nuevo proyecto lo que me hizo pensar así, xD. De todos modos, junto con Lenore, espero que disfruten de esta nueva historia que estaremos subiendo en los próximos días y que tanto nos divertimos haciendo.

Ahora, aunque quisiera explayarme en mis notas, voy a las prisas (nada nuevo, jaja) porque es día festivo para los mexicanos y pues ya saben, tirar desmadre es la pasión (?). Por lo pronto, si existen dudas ya las iremos resolviendo en las entregas venideras. De la misma forma, si hay alguna pregunta que les surja con Brick, ya saben que con gusto les aclararé todo en lo que me sea posible.

En fin, nos estamos leyendo. :D

Hello hello! ?Hemooooos vueltoooo!

Que la vida los esté tratando de maravilla.

Para quienes nos siguen desde el inicio, ?recuerdan que hicimos un apartado de las historias individuales de los nenes? Pues aquí será parecido, solo que se enfocará en las parejas. Y para los amantes de los rojos, damos su inicio con su especial de bodas.

?Es oficial!

Wiuwiuwiuwiuwiu!

(Oigan, estoy hiperactiva, jaja)

Fue bien gracioso como nos pusimos de acuerdo en esto, varias videollamadas e inspiraciones a tener en cuenta, ya que prácticamente estábamos planeando una boda. Teníamos premisas generales de cada uno de estos eventos, pero profundizar en ellos es otra cosa.

Admito que me gusta tocar este sentido contradictorio y romántico de Blossom. Hablando desde la perspectiva de mi headcannon, es alguien completamente emocional, aunque bien trata de tomar las mejores decisiones para sí misma, termina cediendo ante lo que siente, puesto que se limitó bastante durante a?os. Además, es agradable desenvolverse en ese aspecto con ella.

Espero que disfruten estos capítulos del mismo modo en que Mortem y yo lo hemos disfrutado escribiéndolos.

Por si gustan, pueden seguirnos en nuestra cuenta de Instagram, Idilios Nocturnos, ahí hacemos dinámicas y compartimos datos curiosos de este universo, etc.

Me despido porque me invitaron a comer taquitos e ir a cine así que voy aprovechar el bug.

?Saludos!

Lenore.