SEMILLA INCORRUPTA

La oscuridad impera en el submundo de Necromunda, todos sus habitantes sin excepción soportan condiciones de vida más que infrahumanas, delito, violencia y contaminación rampante es la regla; en sus lóbregas calles y corredores se libran incesantes guerras entre sus poderosas casas criminales, quienes rigen el submundo con sanguinaria crueldad. Un peque?o grupo de Escher, una casa criminal conformada casi enteramente por mujeres, emboscaron un camión mercante de la casa Orlock, no era más que un simple robo, en el que sus jóvenes pandilleras pudieran pulir sus habilidades para los negocios y escaramuzas que enfrentarían en un futuro muy cercano.

-Malditas, zorras- masculla el conductor de cara contra el suelo con el tabique de la nariz torcido -Se supone que tenemos vía libre.

Una mujer de piel oscura con un peinado mohicano de color rosa se ríe del desdichado.

-Nadie se va enterar que se rompió el trato, si nadie lo cuenta, ?no crees?

La mujer con una se?a envía a una de sus subordinadas a encargarse, esta con su rodilla le aplasta el cuello con toda la intención de ahogarlo, el pandillero forcejea, su cara se raspa contra el abrasivo suelo.

-Felicity, deberías dejar que las novatas se encarguen- profiere una mujer con un peinado de cresta doble.

Felicity aprieta los labios, sacude la cabeza al tiempo que se cruza de brazos y levanta la mirada hacia las húmedas paredes del submundo.

-Bien. Déjalo, Lirio.

La mujer retira la rodilla, pero con sorna le levanta la cabeza y lo golpea contra el suelo, un par de dientes y sangre manchan el mugroso suelo, mezclándose con restos ferrosos y el aceite de vehículos.

-De esta no te salvas- le dice al hombre sentándose en su espalda.

Felicity mira a sus neófitas, apenas superaban el metro cincuenta de estatura y ninguna cumplía los quince a?os, pero sus brazos eran fuertes y sus piernas rápidas, dispararon sin problemas contra el transporte, ocasionaron un par de muertes, no obstante no lo hicieron intencionalmente, ni sintiendo la cercanía, debían probar que su sangre era fría y que podían arrebatar una vida sin remordimiento, solo así serían miembros útiles de las Escher.

-?Qué opinas, Dany? ?Cuál debería mancharse las manos?

-Deja que tu reto?o lo haga, si quieres que mande, pues que aprenda rápido el negocio.

Felicity asiente, mira a su descendiente, sangre de su sangre, tenía el cabello largo amarrado en una cola de caballo, su rostro era ancho, como el de su padre, su mirada estaba perdida en sus pensamientos, saludable e inteligente, no podría haber deseado más como una caudillo de la casa Escher.

-Ven Alexis, tarde o temprano tendrás que hacerlo, y es mejor temprano.

-Madre... Yo.

-Silencio, no quiero balbuceos, ni lloriqueos, este será tu futuro, y me harás sentir orgullosa en ese futuro.

El joven rostro parecía consternado, sus ojos se movían de un lado a otro como buscando una ruta de escape, su madre lo agarraba fuertemente del brazo mientras lo llevaba frente al pandillero Orlock.

-Levántalo, Lirio- dice Felicity cuando están a unos pocos metros del sujeto.

-Arriba, muchachote- su voz era burlona -Quédate justo ahí, igual vas a morir así que mejor no intentes huir.

-?Hijas de puta! ?Zorras mal paridas!

Lirio lo golpea con la culata de su rifle automático, más sangre brota desde la ceja del Orlock manchando el arma.

-Muere con un poco de decencia, hombre.

Alexis frente al hombre con un rifle de munición sólida en sus manos, temblaba, su estómago se arremolinaba, su saliva se sintió agria y repulsiva.

-Escúpelo- dice su madre.

Traga en su lugar, su madre suspira y le golpea en la cabeza con sus nudillos, no fue una caricia, ni una reprimenda, fue un sonoro golpe lleno de rabia materna.

-Más te vale que hagas exactamente lo que te diga a continuación.

Alexis se tocaba la cabeza, le duele y siente que se le había formado un chichón.

-Sí, madre.

-Dispárale, no importa si no le das a una zona letal- profiere con calma -Le disparas de nuevo hasta que esté muerto.

-Carajo, malditas locas- masculla el hombre, sangra y llora, pero ya había aceptado su destino -?Háganlo rápido, ya no lo soporto!

Alexis apunta, su respiración se acelera como un motor, su piel arde y sus manos sudan mientras aprieta el gatillo. La bala sale disparada con un fogonazo, atraviesa el tórax quebrando un par de costillas, el hombre cae hacia adelante golpeándose la frente, su cuerpo aún se movía y se le escucha sollozar.

-De nuevo- ordena Felicity con total frialdad.

Esta vez Alexis dispara sin temor varios tiros en la espalda, hasta que el Orlock deja de moverse permanentemente. Alexis sostiene su mirada igual que su rifle, apuntando firmemente al cuerpo inerte.

-Lo hizo bien para su primera vez- se?ala Dany.

-Aún está muy verde, quizás lo que necesite de verdad sea una noche con una mujer, eso me sirvió a mí- menciona Lirio con una sonrisa socarrona.

Dany la golpea en el brazo -No me lo recuerdes.

-Basta de cháchara, recojan todo, nos vamos- ordena Felicity.

-?Uhm? Jefa- profiere Lirio con un evidente tono de preocupación.

-?Qué pasa ahora?- inquiere molesta.

Lirio se?ala con su dedo hacia una plataforma en lo alto, una figura oscura que se confunde con las sombras y cuya única parte claramente visible era su cabeza, un cráneo blanquecino de ojos rojos penetrantes.

-Lo que no se haya cargado déjenlo, suban al camión- habla con cautela pero de manera firme.

-Mierda- susurra Dany mientras empujaba a las novatas dentro del vehículo -?Kioko, mueve este traste!

El grupo iba dentro del camión junto con bombas de fusión magnéticas, rifles automáticos, munición, baterías y un solitario ca?ón láser para infantería.

-La puta madre que me parió- gru?e Felicity.

-Oye, la Se?ora Nurem me cae bien- menciona Lirio.

-Cállate.

-Sí, jefa.

-?Qué era eso?- indaga Dany, su corazón palpitaba descontrolado.

-No estoy completamente segura, pero me parecía...

-?Co?o!- clama la conductora al ver una figura blindada atravesarse en su camino.

El vehículo choca brutalmente, Kioko sale dispara por el parabrisas rompiéndose el cráneo contra el suelo; el camión se vuelca sacudiendo violentamente el cargamento y a las ocupantes, una novata se rompe la cabeza al caerle encima una caja de munición. Dany mareada por la sacudida tarda en recobrar el equilibrio y ser plenamente consciente de la situación, Lirio sacaba a las jóvenes; Felicity no se veía por ningún lado.

-?Dany, muévete, es un puto marine espacial!- clama Lirio, sale corriendo fuera de la vista de Dany junto con las novatas.

-Mierda- masculla Dany.

Angustiada pero con el deseo de luchar recoge el ca?ón láser, y le coloca una de las baterías. Su peso era demasiado, tan solo un tiro, sería suficiente para atravesar una servoarmadura de ceramita, solo uno.

-Ojalá sea uno solo.

Con dificultad logra salir, ahí lo ve, el aire se evapora de sus pulmones, un monolito de ceramita negra, una criatura de leyenda de la cual solo se oye hablar, disparaba su arma hacia las sombras; por un momento piensa en no dispararle, podría ser que hubiera un enemigo del que no estuviera enterada, pero logra ver el objetivo del marine, Felicity, que huía junto con Alexis. No hay nada más que saber, le apunta al instante y respira profundo para estabilizar su tiro. Antes de poder apretar el gatillo siente como su espalda le arde por un instante para luego explotar, la mitad de su torso se destroza desde dentro, todos sus órganos son destruidos y su cuerpo inerte cae apenas notando su muerte.

Un grupo de astartes de armadura amarilla se reúnen con la figura de negro. El marine de negro les hace se?as tácticas con las manos y el grupo se divide, él continúa solo, siguiendo el rastro principal de su objetivo.

Felicity corre con desesperación, Alexis va por delante; no podía quitarle la mirada, si la mitad de lo que se decía de los astartes era real su única oportunidad era escapar, llegar hasta su base y esperar que las Escher en ella fueran suficiente para ahuyentarlos o darle tiempo para perderlos en la inmensidad del submundo. Sus zancadas eran largas y ágiles, su cuerpo esbelto estaba hecho para la velocidad, las oscuras calles se sentían en un silencio anormal, ni mutantes, ni pandillas, ni siquiera pobres desdichados alucinando por estupefacientes, solo estaba ella contra su perseguidor sobrehumano; no, tenía a Alexis, esa era su razón para pelear, y lucharía hasta que su último aliento se escapara de su cuerpo.

-Madre, lo escucho- profiere Alexis con una voz grave.

-Sigue corriendo, maldita sea.

Mira hacia su izquierda, una mancha amarilla se movía por los callejones de forma veloz, ni siquiera podía distinguir que era, a su derecha igual, la estaban acorralando, no podía seguir por las calles; con su rifle dispara contra una vieja cerradura de un edificio, ingresan y corren por sus estrechos y malolientes pasillos, el humo de químicos, sudor y orines impregnan el lugar; adictos escapaban de la realidad entre esas paredes, drogados y perdidos miraban a sus visitantes pasar como si fuesen algún tipo de bufón que les hiciese gracia.

-?Alto ahí!- un hombre alto y fornido se les presenta con una escopeta apuntándoles.

Alexis no duda, dispara antes de que él lo hiciera, una ráfaga de disparos derriban al tipo.

-Ese era uno de nuestros proveedores- menciona Felicity -No importa, podemos conseguir otro. A correr.

Escuchan gritos de terror de los drogadictos que dejaron atrás, llantos de desesperación seguidos por atronadoras descargas de armas de fuego; fuertes pisadas resuenan sobre el rococemento, debía apresurarse, suben por unas escaleras llenas de envoltorios y papeles húmedos y malolientes. Había estado ahí antes, muchas veces y no solo por negocios, conocía muy bien el lugar; atraviesan una ventana hacia unos andamios que conectan a los edificios circundantes, en el interior de los callejones, abajo en el suelo y entre las ventanas se veían, ahora sí, a los habitantes, miraban extra?ados, con desinterés, demasiado ocupados con su propia vida miserable como para preocuparse por otros. Felicity toma un segundo para voltear, ahí está, por la ventana observaba, una criatura de cráneo huesudo, revestida de negro, no se movía, su peso era demasiado para los frágiles andamios; Felicity sonríe, en breve se desharía de él. Llegan al otro edificio, suben más escaleras, en la azotea encontrarían tuberías que transportaban agua reciclada que improvisarían como puente para marcar aún más distancia entre sus perseguidores, esa era la idea; una que no se materializa al llegar. De frente se topan con el monolito de ceramita negra, sus ojos rojos brillan incandescentes, inmóvil, impasible como un muro, su presa está al alcance, la cacería terminó.

Alexis abre fuego, seguidamente lo hace su madre, las balas se despedazan al impactar con la dura armadura.

-Inútil, pero valiente, muchacho- profiere el marine espacial con una voz distorsionada y grave.

-No es un hombre, no tienes nada que hacer con ella- le dice Felicity colocándose al frente.

-Hicieron un buen intento por ocultarlo, no lo niego- profiere al rodearlos -No me había percatado hasta hace unos a?os.

-Hay bastantes hombres aquí abajo, ?por qué vienes por él?- inquiere con su voz quebrándose.

-La genética Escher está corrompida, sus hombres son enclenques y cortos de mente- pronuncia con serenidad -Sin embargo, él no.

En un súbito movimiento empuja a la mujer y agarra al muchacho por la cintura, cabe en su palma como si se tratase de un juguete en las manos de un ni?o.

-?No! ?Suéltame!- clama Alexis forcejeando con todo lo que su joven fisonomía le permitía.

-Estás en buen estado, ni?o. Intenta mantenerte así, al menos hasta las pruebas- profiere estoicamente.

Un grupo de figuras imponentes en servoarmadura amarilla llegan al lugar, rodean a la mujer que se vio significativamente empeque?ecida entre tanto sobrehumano.

-Capellán Ofidius, la ca?onera viene de camino- informa uno de los astartes.

La mujer con valor aunque con sus ojos derramando lágrimas se acerca hasta el capellán.

-No se lleven a mi hijo- suplica Felicity -Usted lo dijo, es sano, sin mutaciones, y yo le di la vida; le he criado, es mi orgullo.

-Exacto, su genética nos servirá, ayudará a mantener la semilla del capítulo incorrupta- sentencia -Debería sentirse orgullosa, no toda madre puede decir que sus hijos han sido seleccionados para el honor de aspirar a ser un hijo de Dorn y por extensión del Emperador.

-?Que se pudra Dorn y el Emperador, en su trono de Terra!- replica con rabia, ella sabía que sería su última acción.

Ofidius en un movimiento imparable golpea a la mujer con su palma, se escucha el cráneo romperse y a las vértebras crujir, un suspiro después Felicity con la mandíbula desencajada yacía muerta en el piso.

-?NOOO!- gru?e Alexis, sus cuerda vocales inmaduras hicieron sonar su grito casi como un graznido gutural -?Lo mataré, se lo juro! ?Juro que no olvidaré!

-Lo harás.