Hola gente, ya esto yo aquí de nuevo abriendo una historia nueva cuando aún tengo cinco pendientes .-. dos en este fandom, en mi defensa tendré que decir que no me viene la inspiración y que posiblemente este esperando para navidad... no se desesperen conmigo.

Y en segundo lugar estaba intentando poner orden a mis documentos y a mi proyectos cuando de repente abro este archivo, me encuentro las primeras dos líneas escritas y la verdad las ideas empezaron a surgir en mí.

Con está historia quiero cambiar un poco mi narrativa y... no sé... cambiar un poco e ir directa en lugar de ir enredando el rizo (cosa que no se sabe si aún voy a hacer).

Dejenme (si quieren) en los comentarios si les gusta está idea o prefieren que me concentre en las otras.

N.A: No soy due?a de Dude that?s my ghost.


Capítulo 1:

A veces me pregunto ?Cómo alguien como él puede estar con alguien como yo? Vamos, somos como el día y la noche, como el frío y el calor. Expiro y siento como se acurruca más cerca de mí, acaricio su cabello, es hermoso.

?l ha tenido una vida sencilla, yo una más complicada, él es un chico normal y corriente que sue?a en convertirse en un director de cine, yo soy un fantasma, el fantasma del gran cantante Billy Joe Cobra. Tal vez está historia no este destinada a acabar bien, ni tan siquiera nos deberíamos haber cruzado si no fuera porque…

Abre los ojos y me mira, me sonríe, tiene una mirada so?olienta.

-?Qué hora es?- me pregunta.

-Van a dar las seis.- le respondo.

Hace una especie de ronroneo y vuelve a cerrar los ojos.

-Te quiero.- me susurra.

-Y yo a ti.-le doy un suave beso en la mejilla.

Dentro de una hora y media se levantará e ira a la escuela a cumplir un castigo que Ponzi le ha impuesto durante está semana, hoy por suerte llega a su fin ya que es viernes. Normalmente las clases no comienzan hasta las nueve, yo iré con él, principalmente porque lo quiero y en segundo lugar para no estar solo, Spencer tiene a Rajeev y a Shanilla, no tiene mis problemas. Le acarició el pelo, cuando yo estaba vivo me la pasaba rodeado de tanta gente, cuesta creer que en realidad no tuviese a nadie. Cuando fue mi funeral recuerdo que había cientos de personas, en cambio a partir del día siguiente pareció que todos se habían olvidado de mí, de que estaba muerto, nadie regresó nunca.

Hay veces en el las que siento envidia de Rajeev y Shanilla, no sé porqué, pero es un sentimiento de rabia y de odio que después desaparece cuando Spencer y yo volvemos a estar solos, supongo que será porque no soporto que alguien más haga feliz a mi Spencer porque no me gusta compartirlo, me hace sentir prescindible en su vida que puede cambiarme por cualquiera como por ejemplo por Shanilla que aunque Spencer no se dé cuenta ella está completamente enamorada de él.

Cuando me convertí en fantasma me quedé como un a?o rondando mi tumba, supongo que siempre tuve la esperanza de que alguien apareciese para llorar mi ausencia, pero no fue así. Después me fui a vivir a mi antigua mansión y para mi sorpresa, sorpresa bastante desagradable, descubrí que está la estaban habitando unos tíos míos, pero no Spencer y su familia, ellos llegarían mucho después.

No soportaba la idea de que anduviesen toqueteando mis cosas y fue el colmo cuando decidieron que era el momento de hacer algunas reformas en la mansión, pero ?quien les daba derecho a hacer lo que se les diera la gana con mi casa!

Entonces comencé a hacer ruidos a medianoche, a abrir y cerrar puertas, a encender y apagar luces, y todo eso que había visto que hacían los fantasmas en las películas. No pillaron la indirecta hasta que empujé a uno por las escaleras.

Después de eso por fin se dieron cuenta de que la casa estaba encantada, o más bien que le rondaba un fantasma y se fueron, pero a los pocos meses volvió a aparecer otra persona, esta vez era un futbolista…

Spencer me da un suave beso en los labios:

-?En que piensas?- me pregunta.

-En lo hermoso que estás cuando duermes. -Esboza una tonta sonrisa al oírlo

-?Hoy no duermes?

-No, ya sabes que en realidad los fantasmas no necesitamos dormir, tan solo lo hacemos para recordar que en una vida pasada también fuimos humanos. ?Y tú? ?Por qué no descansas más?

-Hace un rato que te notó cepillándome el cabello, me preguntaba si te ocurría algo.

-No, nada, ?Es qué no puedo?- elevo una ceja.

-No es eso, es que te temblaba la mano al hacerlo.-me da un beso en la mejilla y mira hacia el despertador que tiene de espaldas, son las seis y media, le queda una hora.-?Hacemos algo?

-Mejor descansa, a saber que estará so?ando Ponzi para hacerte en la escuela.

Asiente y entierra su cabeza en mi pecho.

Spencer cumplirá dentro de poco los quince a?os, se está haciendo mayor y cuando lo haga puede que prescinda de mí y encuentre a alguien más, a alguien que no sea un fantasma... o puede que tan solo me recuerde como un recuerdo feliz de su adolescencia, que tan solo me recuerde como un amigo imaginario… o puede que sencillamente no me recuerde.

Yo no puedo volver a ser un humano por mucho que lo intente, no hay ninguna pócima mágica, ni ningún hechizo porque ser un fantasma implica estar muerto y no hay ningún tipo de magia tan fuerte como para revivir a los muertos, en cambio Spencer si podría ser un fantasma… lo malo es que tendría que morir, ?Podría renunciar a vivir por mí?

Bajo mi mirada y lo veo, su abdomen se mueve arriba y abajo a causa de su respiración, siento su aliento en mi pecho… No, jamás podría hacerle renunciar a una cosa así, a vivir su vida.

Suena el despertador, marca las siete y media de la ma?ana, Spencer se estira un poco y mira hacia el despertador:

-Definitivamente odio a Ponzi, podría estar una hora más contigo en la cama si no fuera por él.-se levanta de un salto.

Noto la ausencia de su cuerpo en la cama:

-Sí, creo que yo también lo odio.

Se quita la parte de arriba de su pijama y se pone su típica camiseta con el fantasma rojo. Después me lanza una rápida mirada.

-Ey, no mires.- me dice al ver que no le quitó la vista.

-?Y qué vería que no he visto ya?- le sonrió con una sonrisa picara.

-Nada, pero no me hace sentir cómodo.- dice.

Recuerdo cuando llegó aquel futbolista a mi mansión, intentó sustituir mis hermosas fotos y estatuas por las suyas, pero tan rápido como se iba a dormir yo las cambiaba de nuevo y tiraba las suyas a la basura.

No duró mucho tiempo, puede que tres meses o menos, después de que le tirase una bola de bolos al píe, casi terminó con su carrera de futbolista.

Y luego poco después había venido a vivir una famosa actriz con su marido, pero para entonces yo ya me encontraba de mejor humor y con ganas de no abandonar mi casa jamás.

Ya que entre esos meses en los que estuvo vacía la casa ocurrido un acontecimiento muy importante para mí.