CAPITULO 2

CONFRONTACI?N

Eran ya las tres de la tarde, era la hora de salida, Kenji Ohgami, el joven maestro Ninja se encontraba recostado en la azotea del colegio, pensando sobre una carta de amor inesperada, la cual según todo lo que sabía había sido escrita por la única joven que ha llamado su atención y ha obtenido su cari?o: Uriko Nonomura.

?Qué debo de hacer?

Vacilo el joven en su fuero interno mientras sus dorados ojos se fijaban en el amplio cielo, el día era muy hermoso, hacia muy buen clima y el sol irradiaba con fervor, entonces una sombra cubrió los rayos del astro rey que caían sobre el joven que yacía en el suelo. Kenji ni siquiera se preocupo por mirar la causa de la sombra, sus sentidos estaban demasiado desarrollados y a demás de que el bien conocía aquellos sonidos.

— Uriko... ?Qué ocurre? —Pregunto Kenji sin mirar a la recién llegada quien sin contestar se sentó a su lado sobre el techo del colegio.

—Hola Kenji

Aclamo ella muy entusiasta mientras clavaba su alegre mirada en el rígido rostro de Kenji, quien con un hilo de voz respondió al saludo.

—Bueno Kenji, yo... deseo hablar contigo... si puedes claro

Kenji no dijo palabra alguna, su rostro pareció volverse de piedra y por un momento fingió que no le importaba nada, mientras respondía con un movimiento de cabeza de forma negativa.

Esto no está bien, pero es lo único que puedo hacer...

La joven le miro con tristeza, mientras el cerraba tranquilamente sus ojos, entonces ella le sonrío con cierta dificultad y con una voz claramente quebrada aclamó:

—Bueno comprendo... estas ocupado... yo...perdón

La joven no pudo resistir el rechazo, así que se incorporo velozmente y se dirigió hacia la puerta, mientras tanto Kenji seguía en el techo, acostado con los ojos fuertemente cerrados. Le dolía mucho el saber que había lastimado a la joven que amaba, pero también el no podía perdonarse los horrores del pasado que aún le perseguían.

?Es tan difícil de comprender Uriko?

Dijo Kenji para sí, mientras deseaba con todas sus fuerzas poder hacer que la joven entrara en razón, el ya tenía muchas preocupaciones y penas en su vida, y no deseaba que el sufrir de ella fuera algo más en su oscura lista.

Mientras tanto en el pasillo de los casilleros, la joven de largos cabellos casta?os sollozaba en silencio, tratando de ocultar sus lágrimas a los demás jóvenes que por allí pasaban, alegres del término de las clases.

?El ya lo sabía?... claro que sí, el nunca se habría negado de ser así, y además, desde hace rato está muy extra?o, esta tan... distante...

Uriko tomó todas sus cosas entre sus dos delicados brazos y salió de la estancia a toda prisa, no quería aceptar lo inevitable, el nunca le correspondería, para él, ella solo era una compa?era, y punto. O al menos eso era lo que podía pensar, ahora que la respuesta estaba demasiado clara.

Uriko salió por la enorme puerta principal, con la cabeza agachada, la mirada perdida en el suelo y con el corazón oprimido por la decepción, cuando de pronto una cálida voz llamo su atención.

—Uriko

La joven por pura reacción alzo la mirada al oír su nombre, aunque al ver a quien el había llamado, ella preferiría pasarle de largo, pero aún así, no lo hizo.

—Kenji

Aclamo ella con cierto desgane, mientras una sonrisa forzada aparecía en su entristecido rostro. Frente a ella, el joven Ohgami estaba con el morral al hombro y una expresión indescifrable en su rostro, más sin embargo en sus ojos dorados se denotaba una enorme tristeza. Con cierta dificultad Kenji regreso la sonrisa.

—Uriko perdóname, yo no pude atenderte hace unos momentos por que... tenía algo de que ocuparme

—No hay problema Kenji

El joven al ver que ella parecía más tranquila, le dedico una enorme sonrisa para después extender su mano hacia a ella. Uriko le miro desconcertada, jamás había a Kenji sonreír de esa forma, o al menos no desde que salio del trance en que lo tenía Buzusima.

Se ve tan... ?lindo!

Pensó Uriko mientras sus ojos volvían a brillar.

— Dame tu mochila

Pidió Kenji con la sonrisa todavía en su rostro, La joven accedió entonces, para después encaminarse ambos hacia sus casas, la verdad era una suerte que sus hermanos tuviesen una relación más o menos formal, y que fueran prácticamente vecinos.

Durante el camino ninguno de los dos dijo nada, pero por alguna razón la sonrisa en el rostro de Kenji seguía presente, lo que llamaba mucho la atención de la joven Uriko.

— ?Y a que se debe tanta felicidad?

Pregunto Uriko mientras le daba un ligero golpe en el hombro al joven, quien se volvió hacia a ella sonriente.

—Por nada en especial, es solo que... me da mucho gusto el haberte conocido

—No comprendo

—No es necesario... Uriko, sé que me he comportado muy mal, pero... necesito hablar contigo, aquí y ahora

El joven Kenji se detuvo entonces, por lo que la joven hizo lo mismo. Estaban a dos calles de la suya, frente a un gran parque recreativo. Demasiado solitario para el gusto de los dos.

Uriko no deseaba retomar el tema de la carta, que era seguramente el que Kenji trataría, por lo que su rostro nuevamente se torno entristecido, y bajo la mirada al suelo, al tiempo en que decía con una voz muy tenue.

—?Y de que deseas hablar?

Kenji dejo de sonreír, y con toda la delicadeza del mundo tomo el mentón de Uriko entre su mano derecha, para después hacer que ella le mirara a la cara.

—Uriko, yo... sé que ye he lastimado, y no sabes como me siento por ello; Eres mi mejor amiga

—Lo sé —Aclamo ella con cierta desilusión

—Espera un momento, ?si? Mira Uriko, yo recibí una cartita de amor, que supongo es tuya...bueno mira, la verdad es que... bueno yo no creo poder llevar una relación con una chica.

La voz de Kenji se entrecorto mientras terminaba la frase, al mismo tiempo los ojos de Uriko se abrieron como platos, como si hubiese visto un fantasma en ese preciso momento. Kenji le miro confundido tratando de descifrar lo que ella pensaba en esos momentos, cuando de repente la respuesta le llego de golpe.

—Uriko... no soy gay

Aclamo Kenji totalmente apenado, mientras su rostro se tornaba de color carmesí.

—?Entonces por qué...?

Espera déjame terminar, Mira Uriko se bien lo que tú sientes por mí, o al menos eso creo, y quisiera decirte que... bueno yo... no dese herirte, ?comprendes?

—No, no lo entiendo

— Escucha Uriko, por tu bien... y por el mío, no creo que debamos de ser algo más, simplemente no me perdonaría si te volviese a causa algún da?o; Tiendes que comprender, YO SOY UN ASESINO

—No, Kenji tú ya no lo eres

Aclamo la joven con una voz tan dulce, que el chico no pudo evitar mirar con gran interés el inocente rostro de la muchacha. Mientras tanto ella tomo el rostros de él entre sus manos, y sin previo aviso acerco su rostro al suyo, para presionar dulcemente sus labios, de momento el no reacciono, no sabía si quiera que hacer, pero tampoco la detuvo.

—Te amo Kenji

Dijo al fin ella, después de separar sus rostros. El la miraba con melancolía, pues sabía que a pesar de que él sentía lo mismo por ella, no podría decirle la verdad y mucho menos aceptarle.

—?Por qué me haces esto?

Aclamo Kenji mientras sus ojos dorados se clavaban en los de ella, y no pudiendo soportar más el dolor que le provocaba el verla tan triste, la brazo con fuerza, tratando de que el momento fuese eterno para ambos.

—Escucha Uriko... tú eres la única por la que mi corazón ha aprendido a sentir, la única que me ha devuelto la alegría a mi vida, y es por eso mismo que no puedo darme el lujo de... tenerte a mi lado

Ella comprendió de inmediato a lo que el joven quería llegar, más no por ello le aceptaba, no quería que terminase su frase, no deseaba detener el momento. Sin saber qué hacer, la joven de largos cabellos casta?os se refugió en el pecho de su compa?ero, como era de esperarse de un luchador como Kenji, su cuerpo aunque delgado y juvenil, estaba por demás muy bien desarrollado, lo que provoco cierto rubor en el rostro de la chica, al tener contacto con los músculos del joven.

—?Todo bien?

Pidió él mientras acariciaba con delicadeza los cabellos de la joven

—No deseo que te vayas, no quiero perderte

Aclamó ella en un sollozo, mientras tanto Kenji sentía que el dolor le quemaba por dentro, no podía perdonarse los horrores del pasado, pero tampoco se perdonaría el ser la causa de las lágrimas de su tan amada Uriko, así que con delicado movimiento la aparto de su cuerpo, tomó su rostro entre sus manos y le miro fijamente.

Kenji sonrió entonces al tiempo en que Uriko le miraba desconcertada, y con lágrimas en sus enormes ojos.

—Uriko, yo también te amo...

Aclamo él, mientras limpiaba las lagrima del rostro de la joven, quien sonrío al oír la grata noticia. Más sin embargo, el rostro del joven se volvió a tornar rígido, y se aparto delicadamente de la joven, de tal manera que quedara un buen tramo entre los dos.

—Te amo Uriko... pero no puedo permitirme estar a tu lado, se que no me entenderás, y está bien, pero es que yo no soy como todos, fui un asesino y estuve a punto de arrebatarte la vida, y jamás me lo voy a perdonar

La joven comprendió al fin, más de a fuerzas que queriendo, y una amplia sonrisa se dibujo en su rostro, para después arrebatar de un momento a otro su mochila del hombro de Kenji, quien permaneció estático y sin expresión alguna en su rostro.

—Está bien Kenji, no tienes que fingir ser una roca —Aclamo ella sonriente, mientras colocaba su mochila en su espalda. Mientras tanto Kenji no dijo nada, siguió tan rígido como antes.

— Kenji Kun

Aclamo ella mientras apretaba las mejillas del joven, quien parecía un poco molesto por la acción. Pero Uriko seguía apretándoles las mejillas a Kenji.

—OK, está bien, ?ya Basta!... ?Uriko ya!

Grito Kenji al tiempo en que tomaba con fuerza las manos de Uriko evitando que le jalase más las mejillas. Entonces ella le miro como asustada, y con la cabeza agachada.

—Lo...siento, Kenji Kun

—No, no, tranquila...

Pidió Kenji mientras le tomaba por los hombros, si había algo que le dejaba sin defensa alguna, eran las lágrimas de Uriko, entonces el trato de calmarle, pero ella se alejaba paso a paso de él, hasta que repentinamente, la joven zoantropo gato se abalanzo contra el joven airándolo al suelo, con ella encima suyo.

— ?Caíste Kenji Kun!...Miau

Aclamo la joven al tiempo en que el chico le dedicaba una enorme sonrisa, para después ponerla debajo de él y hacerle cosquillas. Todo estaba bien de nuevo, y de hecho parecía estar mejorando.

Es cierto que él no quiere nada conmigo por ahora, pero no me daré por vencida, quien sabe, tal vez algún día pueda convencerle, pero por ahora... esto es más que suficiente

Pensó la joven mientras dejaba llevarse por las risas y la alegría del momento; Esta vez el no cedería, pero ella tampoco, estaba más que convencida de que lo que sentía por Kenji sería algún día más que solo una amistad, algún día.

Pero por el momento, el sentía y afirmaba algo que lo hacía sentir peor que mal.

Uriko, en verdad perdóname pero no puedo amarte, como tu lo haces