Apenas comenzaba el día, Goku salía a entrenar. La monta?a Paoz era un buen lugar para tener tranquilidad y seguir sus entrenamientos diarios. Desayunaba con su esposa y su hijo, entrenaba y luego, había quedado en ir a pescar el almuerzo. Y Goku se solía tomar muy en serio su trabajo cuando de comida se trataba. Mantuvo su rutina y cuando terminó, se tomó un descanso y fue a buscar un gran pez para que Milk lo cocinara.
Llegó a casa casi al mediodía con le pez a cuesta sobre sus hombros, un pez que triplicaba el tama?o de Goku fácilmente, gritando antes de cruzar la puerta que había llegado. Gohan salió a recibirlo, pero fue el único que lo hizo y le pareció extra?o siendo que su esposa sería la primera en salir a darle la bienvenida.
—?Dónde está Milk? —le preguntó a Gohan mirando a su alrededor.
—Mamá salió a hacer unas compras temprano —dijo su hijo mirando hacia el interior de la casa, buscando el reloj con la mirada. ?l estaba estudiando, poco se había fijado en que había pasado tanto tiempo desde que su madre le dijo que iba a hacer las compras.
—Mmm… —Goku se frotó la barbilla y se elevó unos centímetros del suelo— iré a buscarla. Gohan, consigue le?a para el almuerzo —le encargo a su hijo revolviendo sus cabellos para luego, elevarse al cielo y volar en busca de su esposa.
Goku sintió el ki de Milk y se apresuró a volar a su encuentro.
A mitad del camino, a Milk se le había roto el coche. No supo las razones por la que empezó a fallar, pero comenzó a salir humo del capó y no tuvo más remedio que parar. Ella no sabía nada sobre coches… de ningún tipo, así que revisarlo era un poco al vicio. Lo único que hizo fue cerciorarse de que nada se hubiese quemado en el interior y luego, presionó el botón del auto volviéndolo una capsula y guardándolo de nuevo en su bolsillo.
—Así demoraré demasiado —dijo pensativa la mujer mirando el camino. El pueblo estaba a varios kilómetros y volver no era opción. Necesitaba abastecer su alacena y no quería esperar más tiempo para hacerlo. Pensó en volver y pedirle a Goku que fuera por ellos, pero se negó a retrasar más todo, pues, sin las especias que quería, su comida iba a estar insípida. Goku jamás se había quejado de su comida, pero no quería que sucediera por primera vez, así que con determinación la mujer comenzó a caminar.
A ella le agradaba hacer largas caminata y el día estaba especial para dar un paseo. Y mientras andaba, pensó que estar en ese momento con Goku sería perfecto.
?Si ma?ana está así de lindo, le diré que hagamos un picnic en el lago? pensó sonriente mirando el cielo. Disfrutaba esos días de paz en dónde podía tener a su esposo en su casa, su hijo y no tener que preocuparse de que se enfrentarán en un combate a muerte y ellos no regresaran. A veces, le asaltaba ese horrible miedo de que la hermosa familia que había construido con Goku se esfumara y Milk se estremecía: no estaba dispuesta a pasar otro a?o sola, llorando, rezando y esperando a que su esposo y su hijo volvieran a casa con ella; sin saber si estaban bien, si acaso iban a volver… Milk se dio unas palmaditas en la cara esquivando esos pensamientos horribles de su mente.
—Tranquila. Ahora hay paz, no hay de qué preocuparse —se dijo sonriendo y dejando atrás los malos recuerdos. Era mejor pensar en su hogar. Goku ya debería estar por terminar de entrenar y si lo conocía tan bien como ella lo hacía, al ver que no volvería pronto a casa se llevaría a Gohan a entrenar. Ella se negaba a permitirlo no solo porque vivían en un tiempo pacífico, sino porque Gohan no estaba hecho para las batallas. ?l era un ni?o noble, amable y bondadoso. Y aunque supiera defenderse, Milk no quería que su único hijo pusiera en riesgo su vida como lo hacia su padre. ?l, su peque?o, estaba destinado a grandes cosas y a diferencia de ellos dos en quienes las artes marciales y los combates los habían marcado, Gohan tendría un futuro diferente y ella se aseguraría de darle todo para que lo lograra.
Después de media hora de andar, finalmente, Milk vio la entrada al pueblo. Sonrió contenta caminando hacia la casa del se?or Okina, quien era su proveedor de especias, las mejores y más variadas que había visto en su vida. En la parte posterior de su casa, había un jardín enorme dónde cultivaba de todo. Ella quería tener un jardín tan grande y precioso como ese y en cuanto consiguiera las semillas que quería, iba a poner a Goku a trabajar.
—Se?or Okina —golpeó la puerta y al ver que no salía nadie, Milk rodeó la casa y lo encontró en el otro extremo del jardín, trasplantando unos tomates— ?se?or Okina! —Lo saludó agitando la mano y con una enorme sonrisa en los labios.
?l la invitó a pasar y Milk, aceptó amablemente, abriendo la reja de madera y dirigiéndose por el camino de piedras que iba separando los diferentes cuadrantes del jardín.
—?Qué agradable sorpresa, Milk! —Y miró detrás de ella— hoy no has traído a tu peque?o.
—Se quedó estudiando en casa —y lo agradecía o hubiese tenido que caminar con ella y no quería exigir más de la cuenta a Gohan— hoy necesito de sus especias y condimentos —dijo ella entrelazando sus manos con ilusión. El granjero asintió y la guío hacía el cobertizo dónde tenía grandes bolsas etiquetadas con diferentes contenidos.
—He terminado de cosecharlas hace poco. Están frescas —se?aló las bolsas que despedían fragancias muy fuertes. A Milk le gustaba eso, le daba carácter a su comida— tengo algunas conservas también. Carne, de las que te gustan —y le mostró una repisa dónde estaban las conservas selladas. Milk tomó uno de los frascos y antes de que pudiera hablar, sintió gritos fuera. Dejó el frasco de nuevo en su lugar y salió junto con el se?or Okina a ver qué pasaba y vieron una terrible escena: una ni?a era perseguida por tres lobos. Milk, corrió con la ni?a, la saltó y le dio una patada en el hocico a un lobo. Hizo lo mismo con el segundo y al tercero, le dio un golpe en el cuello, dejándolo inconsciente.
—?Te encuentras bien? —preguntó a la ni?a y en cuanto ella asintió, le corrió las lágrimas y le pidió al se?or Okina que la cuidara. La princesa Son siguió el alboroto y vio que había cinco lobos más en el pueblo. Aún así, el número no era problema para ella, usando solo sus pu?os y sus pies, podría detener a todos aquellos animales de que hicieran da?o a los habitantes del poblado.
Milk peleó a la perfección con ellos. Solo quedaban dos lobos en pie: uno corrió hacia la hierba y el otro, saltó hacia ella. Milk se agachó, esperó al lobo y le dio un pu?etazo en las costillas, dejándolo inmóvil en el suelo. Ella ya daba por terminado el problema, más, el que se escondió en la hierba volvió por ella. Alerta, iba a darle un golpe rápido, más, terminó golpeando algo mucho más duro: a Goku. ?l se había metido en medio de ella y el animal salvaje y había recibido el golpe en vez del lobo. Aunque Goku no había sido más amable con el animal, lo sostenía del hocico mientras volteaba a ver a su esposa.
—?Te encuentras bien? —preguntó examinándola rápido con la mirada, comprobando que no estaba herida.
—Sí. Yo… —estaba a punto de disculparse con Goku por haberlo golpeado cuando él tomó a todos los lobos y los cargo desapareciendo de ahí, dejándolos en una cueva, al otro lado del bosque. Luego, volvió a aparecer de la misma manera, con la sonrisa brillante y la actitud despreocupada de siempre.
—Ya no serán más problemas —dijo el Saiyajin sacudiendo sus palmas— ?Vamos a casa? Gohan me dijo que saliste de compras, pero no veo que traigas nada.
—?Cierto! Se?or Okina —volteó Milk apresurándose para conseguir todo y volver con Goku. Estaba sorprendida y agradecida: no esperaba que su esposo fuera a buscarlo y eso, alegró su corazón de una manera que nunca esperó.
El granjero preparó las cosas para Milk y se las entregó, aunque se negó a recibir algo de dinero de parte de ella por lo que había hecho por el pueblo ella y su esposo. Milk insistió un par de veces y terminó resignándose a qué no iba a ganar. Goku sonrió y cargó todo y luego, fue con su esposa hacía la entrada del pueblo y encontró a sus habitantes con varias cosas que, apenas la vieron, se acercaron a entregarle. Comida, fruta, carne, ropa ?De todo! Agradecidos por liberarlos de los lobos, le dieron todos aquellos presentes.
—No necesitamos todo esto —dijo ella mirando sus manos llenas y a Goku luego, quien estaba igual que ella encogiéndose de hombros.
—Lo aceptaremos. A cambio, si necesitan ayuda una vez más, pueden buscarme y estaré aquí para lo que sea —intervino Goku con ánimos de pagar su deuda quedando a disposición de los pueblerinos si el peligro volvía a acecharlos.
Un poco más aliviada con esa promesa de su esposo, Goku cargo los fardos de cosas en su espalda, tomó a su esposa en brazos y volaron de nuevo a casa.
—Gracias, Goku —dijo ella dándole un beso en la mejilla— ?Cómo me encontraste?
—No importa dónde estés, siempre estoy al pendiente de tu ki —le contó— lo elevaste y temí que estuvieras en problemas.
Milk se sorprendió y agradeció que Goku fuera así. Podría no ser el esposo más cari?oso del mundo ni el que entraba en los canones románticos: Goku era mucho mejor que ello.
—Haré un delicioso almuerzo con todos estos regalos.
—?Qué bien! Porque muero de hambre —se rio y miró un poco más serio a su mujer— la próxima vez… dime y te acompa?aré.
El corazón de Milk no se saltó un latido ?sino varios! Goku le sonrió y le dijo aquellas palabras que llenaron su pecho de amor y no tardó en abrazarlo y darle un beso en la mejilla mientras estaba en sus brazos: no hacía falta que le dijera que la amaba a cada momento, en esos gestos tan sutiles y cotidianos, estaba el verdadero amor. Sonrió complacida y pensó en hacer la mejor comida de su vida.
?Hola, mis amores! ?Cómo están? Hace muchísimo que quería escribir algo de Goku y Milk/Chichi. La verdad, es que hace unos días vi el juego de Dragon Ball: Kakarot y de ahí, surgió esta idea de darle un poquito más de protagonismo a Milk más que como ama de casa y como guerrera ?me encanta! Espero que ustedes también hayan disfrutado de ver a Milk de esta manera.
Me harían muy feliz si me dejan un comentario contándome qué les ha parecido. Espero subir más de este fandom.
?Un abrazo!